Morella, Castellón

La Lloma Comuna, Castellfort
Necrópoñis de San Joaquín de la Menarella
Mucho antes de que el primer soldado romano pusiera un pie en la tierra que
llamarían Hispania, y antes de que la primera nave griega arribara a las
costas del lugar que conocían como Hesperia o Iberia, en la península más
occidental del continente europeo existía una desarrollada red de culturas
autóctonas.
En la comarca de Els Ports, «donde las obras de los
parques eólicos pusieron al descubierto yacimientos como el ibérico
amurallado de los siglos VII al II, de La Lloma Comuna, de Castellfort; o en Portell de Morella, otro de la Edad del Hierro, del s.
VII,
En Balaguer, donde las excavaciones han considerado
que se trata del tipo conocido como casa-torre.
Vale la pena visitarlos. Están muy bien conservados».
Índice
1. Como llegar a Morella, Origen de nuestra Ruta
Morella se encuentra en el interior de Castellón, siendo la única forma de llegar es en coche o en autobús.
La localidad está bastante lejos de las principales ciudades del
Mediterráneo.
De Valencia está a 172 kilómetros (2 horas aprox.) por la CV-10, la CV-132 y
la N-232, carreteras que han de tomarse para llegar a Morella.
De Peñíscola la separan 78 kilómetros por la N-340 hasta Vinaroz, y luego la
N-232.
También hay servicios de autobuses que comunican la localidad morellana con
ciudades como Vinaròs, Castellón de la Plana y Peñíscola.
2. Croquis de nuestra Ruta
3. Algo de Historia
A partir del primer milenio a.C., un factor clave en la evolución de las
tribus de Hispania fue el grado de contacto que tenían con otros pueblos de la
cuenca mediterránea, en especial griegos y fenicios. Los pueblos ibéricos
comerciaban con ellos y, además de importar productos -mayoritariamente
objetos de prestigio para las élites-, absorbían influencias culturales como
el alfabeto y los dioses orientales.
A la vez, los productos que estos demandaban influían en el desarrollo de la
economía de los pueblos autóctonos: algunos proporcionaban grano y otros
alimentos, mientras que otros comerciaban con los recursos naturales que
poseían, en particular metales como el oro, la plata y el cobre.
Los griegos entablaron contacto principalmente con las tribus íberas del
levante peninsular. Su motivación era distinta a la de fenicios y
cartagineses: los helenos buscaban principalmente una fuente de abastecimiento
de alimentos, ya que su patria no era tan productiva para la agricultura y la
ganadería.
No obstante, aquella nueva tierra les permitió solucionar uno de sus problemas
más graves, la sobrepoblación, fundando colonias permanentes dedicadas al
comercio.
A medida que estas se iban emancipando de sus metrópolis, la sociedad íbera y
la griega tendían a fundirse en una sola, como relata el geógrafo Estrabón.
Conquista romana de Hispania
Lo que se inició a finales del siglo III a. C. como una invasión estratégica
para cortar las líneas de abastecimiento cartaginesas que sostenían la
invasión de la península itálica por Aníbal durante la segunda guerra púnica,
pronto pasó a ser una invasión de conquista que en unos doce años había
expulsado por completo a las fuerzas cartaginesas de la Península.
Sin embargo, Roma aún tardaría casi dos siglos en dominar la totalidad de la
península ibérica, debido principalmente a la fuerte resistencia que los
pueblos del interior (celtíberos, lusitanos, astures, cántabros, etc.)
ofrecieron a los invasores.
Dos siglos de guerras intermitentes aunque extremadamente violentas y crueles,
tras los cuales las culturas prerromanas de Hispania fueron casi por completo
exterminadas.
Poco después de derrotar a los cartagineses en la península, Roma decidió
incorporar a sus dominios los territorios entonces bajo su control militar,
que por entonces incluía todo el levante desde Ampurias a Cartago Nova y la
casi totalidad de Andalucía, tanto el valle del Guadalquivir como la zona de
las cordilleras béticas y Sierra Morena al norte.
Dicho territorio fue dividido en dos provincias separadas por una frontera que
discurriría desde el oeste de Cartago Nova hacia el norte, debiéndose repartir
los territorios conquistados desde entonces entre ambas provincias. A una
provincia la llamaron Ulterior (la más alejada de Roma) y a la otra, Citerior
(la más cercana a Roma). El territorio que cada una de estas englobaba fue
variando con el tiempo, a medida que Roma conquistaba nuevos territorios
ibéricos.
La dominación romana perduraría hasta la entrada en Hispania de las primeras
tribus bárbaras, ya en el siglo V, formando durante los siete siglos de
influencia romana una población homogénea en Hispania conocida como
«hispanorromana».
Los iberos1 o íberos fue como llamaron los antiguos escritores griegos a la gente del levante y sur de la península ibérica para distinguirlos de los pueblos del interior, cuya cultura y costumbres eran diferentes.
Fueron mencionados por Hecateo de Mileto, Heródoto, Estrabón, Avieno y
Diodoro Siculo citándolos con estos nombres (al menos desde el siglo vi a.
C.): elisices, sordones, ceretanos, airenosinos, andosinos, bergistanos,
ausetanos, indigetes, castelanos, lacetanos, layetanos, cossetanos,
ilergetas, iacetanos, suessetanos, sedetanos, ilercavones, edetanos,
contestanos, oretanos, bastetanos y turdetanos.
En realidad, lo que llamamos cultura íbera es más bien un conjunto de
culturas hermanas con un elemento unificador: la lengua que hablaban, e
incluso esta presentaba variantes, una septentrional y una meridional.
Entre los pueblos prerromanos de la península Ibérica, los íberos son uno
de los que conocemos mejor, gracias a la gran cantidad de restos
arqueológicos y a su relación comercial con otros pueblos del Mediterráneo
La heterogeneidad es la marca característica de los íberos, que más que
por sus rasgos comunes se definen en oposición a los pueblos de influencia
celta que ocupaban la mayoría de la península. Esta diferencia apoya la
tesis de que su origen se encuentra fuera de la península, aunque se
desconoce dónde exactamente.
La teoría más aceptada los relaciona con la cultura llamada “de los campos
de urnas”, por las necrópolis formadas por urnas que contenían los restos
cremados de sus difuntos: esta se extendió desde el Danubio hasta el este
de la península Ibérica y su penetración al sur de los Pirineos explicaría
el predominio del factor celta en el resto de la península.
Por su parte, los griegos entablaron contacto principalmente con las
tribus íberas del levante peninsular. Su motivación era distinta a la de
fenicios y cartagineses: los helenos buscaban principalmente una fuente de
abastecimiento de alimentos, ya que su patria no era tan productiva para
la agricultura y la ganadería.
No obstante, aquella nueva tierra les permitió solucionar uno de sus
problemas más graves, la sobrepoblación, fundando colonias permanentes
dedicadas al comercio. A medida que estas se iban emancipando de sus
metrópolis, la sociedad íbera y la griega tendían a fundirse en una sola,
como relata el geógrafo Estrabón.
Desde el punto de vista arqueológico actual, el concepto de cultura
ibérica no es un patrón que se repite de forma uniforme en cada uno de los
pueblos identificados como iberos, sino la suma de las culturas
individuales que a menudo presentan rasgos similares, pero que se
diferencian claramente de otros y que a veces comparten con pueblos no
identificados como iberos.

Mapa de yacimientos arqueológicos visitables por comarcas
.
De los más de 2.000 yacimientos arqueológicos de asentamientos con que
cuenta Castellón, una veintena de villas romanas, poblados íberos o una
mezquita andalusí de las más antiguas en yacimientos de la Península se
han acondicionado para su visita al turista,
Las condiciones de visita de cada yacimiento se pueden consultar en la web
Castellón Arqueológico
(www.castellonarqueologico.es),
4. Que ver en Morella

Morella, Castellón
Aunque la Costa del Azahar es, quizás, el atractivo más
conocido de Castellón, la provincia es mucho más que eso.
Castellón es mar, pero también es naturaleza, gastronomía
y pueblos pintorescos y medievales.
En uno de los cerros del Maestrazgo se asienta Morella, y aún más arriba, precisamente sobre una mola, su viejo castillo del siglo XIII.
Si desde ese punto Morella se asemeja a una visión de
ensueño, cuando se alcanzan sus interiores la villa se
convierte en una caja que guarda unos cuantos tesoros,
entre ellos estrechas y enlosadas callejuelas como la
porticada de Blasco de Alagón.
Esta localidad de interior es muy probablemente el
destino más conocido de Castellón.
Y es que nadie puede resistirse a ver con sus propios
ojos la clásica estampa del pueblo coronado por su
imponente castillo de la Mola.
Desde los iberos hasta los árabes, pasando por
los griegos y romanos, todas estas civilizaciones han
dejado huellas visibles en este lugar, así como los
dinosaurios.
la iglesia arciprestal de Santa María la Mayor un cuenco medieval donde conviven leyendas y recuerdos de su historia
En Morella hay que visitar

, de fachada gótica y un interior que en la penumbra esconde otro tesoro: la hermosa escalera de caracol que sube al coro y que también parece invitarnos a ascender a un inquietante mundo de fantasía.

Así es Morella, como el rumor de la cabalgadura de aquel mítico guerrero del siglo XIX que fue Cabrera, apodado el Tigre del Maestrazgo.
5. Comer en Morella
Daluan
Callejon Carcel, 4,
12300 Morella, España
+34 964 16 00 71
+34 964 16 00 71
Vinatea
Calle Blasco de Alagon, 17,
Calle Blasco de Alagon, 17,
12300 Morella, España
+34 964 16 07 44
+34 964 16 07 44
Restaurante Marqués de Cruilles
Calle Hospital 19 | Enfrente de la Puerta de Entrada Al Castillo de Morella,
Calle Hospital 19 | Enfrente de la Puerta de Entrada Al Castillo de Morella,
12300 Morella, España
+34 608 03 53 31
y algo mas económicos
Restaurante Que de Que
Calle Segura Barreda 16,
+34 608 03 53 31
y algo mas económicos
Restaurante Que de Que
Calle Segura Barreda 16,
12300 Morella, España
+34 964 16 07 29
+34 964 16 07 29
La Parrilla Del Rincon
Lugar barrio Hostal Nou S/N,
Lugar barrio Hostal Nou S/N,
12316 Morella, España
+34 964 16 03 91
+34 964 16 03 91
6. Yacimiento de Portell de Morella
En la localidad de Portell de Morella se encuentra un asentamiento del
Hierro Antiguo, datado en el siglo VII a.C. llamado En Balaguer, cuyas
excavaciones han considerado que se trata del tipo conocido como
Casa-Torre.
El yacimiento de En Balaguer se sitúa en una zona montañosa, entre la
sierra de Gúdar y la costa del Maestrat, dentro del término municipal de
Portell de Morella, en la comarca de Els Ports.
En Balaguer no se puede definir como un poblado sino como un conjunto de
núcleos rurales de hábitat de pequeña extensión que aprovechaban los
recursos de la zona y se dedicaban a la explotación agropecuaria y
almacenaje.
La primera ocupación del yacimiento se identificó en la zona suroeste
del área de estudio (el llamado Sector 2) cuyos restos eran poco
visibles debido al elevado nivel de deterioro de sus estructuras. No
obstante, se define claramente un edificio denominado Casa-Torre, de
planta rectangular que termina con un extremo absidal que le confiere
ese aspecto semi-fortificado.
Por otra parte, esta construcción es el eje central de un posterior
proceso de urbanización evidenciado por la presencia de varios
departamentos adosados a sus costados norte y sur. La Torre tiene 45 m2
de superficie y se supone que tuvo dos plantas (teoría evocada por el
grosor de sus muros).
En la parte interior de la estructura, se conservaba un importante
conjunto de piezas cerámicas, en su mayoría, vasos de almacenamiento de
alimentos, ollas, cazuelas de cocina y algunos objetos más finos
utilizados como vasijas y utensilios de la Edad del Hierro I.
Posiblemente este ajuar estuvo situado en un banco junto al muro —lo que
puede sugerir que en ese mismo lugar se instaló un primer hábitat hacia
el siglo VII a.n.e.—.
Yacimiento con vestigios de frecuentación desde la época protohistórica,
iberorromana y post-medieval
En una fase sucesiva, esta Torre se engloba con otras estructuras de
formas cuadrangulares realizadas en un primer momento hacia la parte
occidental y posteriormente extendiéndose hacia el sur. De hecho, en las
proximidades de esta zona se ha documentado una ingente cantidad de
restos cerámicos, óseos e incluso fragmentos de adobes que presentan
todavía improntas vegetales (testimonio de una posible utilización de
este material para levantar las paredes y el techo de las habitaciones).
Este fenómeno de crecimiento estructural está asociado a una nueva fase
de ocupación hacia la primera mitad del siglo VI a.n.e. detectado
gracias al hallazgo de otro ajuar de cocina descubierto en el
departamento 3 que ha permanecido in situ. Sin embargo, hay todavía
mucho que investigar pues en superficie se ven indicios de otros
espacios que completarían el complejo en cuestión.
Segunda fase: Iberorromana
En la zona sur de la loma de En Balaguer también se halló otro conjunto
arqueológico relacionado con la aparición de vivienda y almacén de época
iberorromana y fechado desde el siglo III a.n.e. hasta el siglo II
d.n.e. Inicialmente, los sondeos revelaron la existencia de un pequeño
granero sobreelevado e integrado en un edificio más grande.
En la parte oeste se halló una trama de muretes paralelos al edificio
que probablemente formaban parte de un sistema de ventilación del
ambiente para evitar la acumulación de humedad en su parte
inferior.
Además, en la zona central se hallaron tres losas colocadas
verticalmente y apoyadas unas en otras creando una cista. Durante la
prosecución de los trabajos arqueológicos se definió el perímetro de
este sector —que resultó bastante amplio (600 m2)— y dividido en ocho
departamentos, aunque en algunos casos es complejo establecer sus
funciones reales.
Granero sobreelevado con posible sistema de ventilación del ambiente
para evitar la acumulación de humedad
Según un análisis estructural, parece ser que en principio se crearon
zonas designadas a hábitat (Edificio 0) y posteriormente otros espacios
destinados a labores agropecuarias, almacenaje y también para
alojamiento.
Tercera Fase época post-medieval: Masía Mas de Joan
La última fase de ocupación de En Balaguer está bien representada por la
masía Mas de Joan. Probablemente se realizó aprovechando las estructuras
de las épocas anteriores y también afectó los niveles arqueológicos.
Este inmueble —utilizado como casalicio— era destinado tanto a hábitat
como a trabajo. Tiene una planta rectangular de unos 220 m2 divididos en
cuatro habitaciones y en el lado oeste de la casa está adosado un horno
moruno de leña.

En 2005, antes de llevar a cabo las obras para realizar un parque eólico
en esa zona, los investigadores realizaron una prospección intensiva
para identificar la presencia de testigos arqueológicos y efectivamente
se recuperaron numerosos materiales en superficie; se marcó el perímetro
del yacimiento y se documentaron restos de diferentes estructuras.
Hacia la mitad del año siguiente comenzó la primera campaña arqueológica
en la que estudiaron cómo la obras afectarían la zona y comprobar las
hipótesis sobre la cronología del complejo.
y una vez en Portell de Morella si queremos acercarnos al pueblo:
Trama urbana de Portell de Morella
Su mayor atractivo es conservar el mismo trazado que en sus orígenes
medievales, el cual invita a “callejear”.
Se trata de un núcleo urbano con una estructura accidentada con calles
estrechas y largas que siguen las curvas de nivel y otras
perpendiculares de mayor pendiente, en ocasiones escalonadas y más
cortas.
Las edificaciones responden mayoritariamente a la tipología
tradicional de...
Puente de la rambla
Puente Medieval que cruza la Rambla Celumbres accidente geográfico que
divide los términos de Portell y Castellfort, situado a tres kilómetros
del casco urbano, en un entorno de gran belleza paisajística en el
antiguo camino que une ambos municipios.
Según documentación histórica ya existía en 1212 con la referencia
mozárabe “alcantarilla”, que puede traducirse por “el lugar del
puente...
7. La Lloma Comuna Castellfort
Un paisaje con mucha historia
La Lloma Comuna es un poblado fortificado que se halla en el municipio
de Castellfort (Castellón), en la comarca de Els Ports. Ocupa una
superficie de 6.000 m2 a 1.295 m de altitud en el extremo occidental del
paraje conocido como Les Llomes de Folch.
Los trabajos en el yacimiento han consistido en dos campañas
arqueológicas y una fase de conservación de las estructuras. Estas
intervenciones se centraron sobre todo en la zona sur de la Lloma y
gracias a ellas se evidenciaron varios paramentos defensivos que
permitieron demostrar cuál fue el principal rol de este asentamiento y
cómo era la organización urbana de su poblado.
La Lloma Comuna, Castellfort
El sistema defensivo está delimitado al este y al oeste de la Lloma
Comuna por dos grandes líneas de muralla que protegía de alguna manera
su hábitat. En algunos de los sondeos efectuados salieron a la luz
tramos de este perímetro y se documentaron restos de estructuras y
espacios habitacionales ubicados en la parte interior del yacimiento;
otros relacionados con la muralla y un bastión curvilíneo denominado
Torre Sur.
En el 2009, las labores arqueológicas se centraron en la parte sur del
yacimiento y revelaron un sistema urbano muy articulado y subdividido en
dos sectores: uno más al este, con una disposición paralela a la muralla
a la que se adosa y donde la mayoría del material hallado pertenece a la
época del Hierro Antiguo. El otro sector está constituido por un tejido
urbano más irregular dispuesto en torno a la Torre Sur y en él se
encontraron restos cerámicos de la época ibérica.
Las murallas
Mediante los sondeos y excavaciones realizadas se evidenció el perímetro
del poblado y su estructura defensiva. Las murallas siguen una
orientación N-S, con anchura variable entre 2-3 metros y los muros están
realizados de manera irregular con lajas y piedras de diferente tamaño.
Se observa cierta diferencia de construcción entre el paramento externo
y el interior —que parece mantenerse en un mejor estado de
conservación—. La orientación divergente de los dos lienzos crea un
recinto fortificado con planta trapezoidal que se va cerrando a medida
que desciende hacia el sur.
En la parte mediana de estas murallas se ha detectado una pequeña
interrupción, lo que podría conducir a la hipótesis de la existencia de
un sistema de acceso de puertas frontales aparentemente afectado por la
vía pecuaria que recorre el yacimiento de este a oeste. Este hecho ha
sido corroborado por la documentación de dos antemurales (justo en
correspondencia con estas aberturas) construidos en el mismo momento que
la muralla.
La Torre Sur
Como hemos visto, en la época ibérica se produce una fase de
remodelación del poblado y de su sistema defensivo hacia la vertiente
meridional aunque se siguen aprovechando los tramos del cerco como
principal forma de defensa. Añadieron una torre de planta ovalada (90
m2) con mampostería de gran y mediano tamaño que se distribuye en dos
anillos murales paralelos.
El estudio realizado muestra cómo su edificación se produjo en dos fases
diferentes. Posiblemente, durante el periodo del Hierro Antiguo o en los
primeros momentos de la época ibérica, se empieza a levantar una Casa
Torre. Posteriormente, se documenta una fase de integración de esta
estructura con la trama urbana ibérica y su conexión con el trazado
sureste de la muralla, lo que confirma aún más su función estratégica
defensiva del control de este acceso. Fue un cambio muy ventajoso que
favoreció la protección del camino de la entrada.
Dentro del espacio del hábitat de la Edad del Hierro hay un par de
elementos que merece la pena mencionar. En primer lugar, el hallazgo de
un enterramiento infantil asociado a un ritual funerario ceremonial. Se
caracteriza por el depósito del cadáver de un recién nacido entre 2 y 6
meses que fue colocado debajo de un pavimento de losetas al lado de una
pared y directamente sobre el suelo.
En segundo, el descubrimiento de un posible sacrificio funcional dada la
presencia de un fragmento de ovicáprido por debajo de la muralla
perimetral y que, según los investigadores, tendría que ver con un
ritual celebrado por la fundación del poblado.
Los espacios y los departamentos localizados presentan diferencias
sustanciales dependiendo de la zona descubierta y también de su
funcionalidad. Por ejemplo, está documentado un espacio destinado a un
granero situado en posición sobreelevada junto al acceso oeste del
yacimiento.
Necrópolis
En la parte norte del poblado se realizaron varios sondeos que sacaron a
la luz restos de una necrópolis. Se documentó la planta de dos túmulos
con cista (cuadrangulares de lajas clavadas en la parte central)
situados a una distancia de ocho metros el uno del otro.
En el sedimento que cubría la primera, se hallaron restos de un
individuo incinerado con un pequeño ajuar y partes de otro inhumado. En
la segunda se encontró un individuo adulto incinerado junto con restos
de material.
A poca distancia del túmulo también se identificó una fosa donde estaba
depositado un difunto inhumado en estado muy alterado. Además, en la
parte sudoeste de la necrópolis, hay evidencias de una tercera
construcción sepulcral ya que apareció otro túmulo cuyo relleno estaba
compuesto por restos incinerados.
Asentamiento fortificado por un sistema defensivo compuesto por dos
lienzos de murallas y una Torre que lo protegían en su perímetro
Tras un análisis más detallado de todos los restos óseos se puede
concluir que correspondían a unos 3 o 6 individuos (cada uno asociado
con su rito y espacio sepulcral). Según los investigadores, esta
necrópolis tiene una fuerte relación con el poblado fortificado pero
habría que profundizar en el tema y sobre todo en la cronología de los
diferentes ritos documentados.
Según el material cerámico hallado, la datación de su uso se ubica en un
momento del Bronce Final-Campos de Urnas1 y por su proximidad tan
reducida con el yacimiento, nos hace pensar que hay una coetaneidad
entre ambos espacios, al menos durante la Edad del Hierro Antiguo.
Restos cerámicos
Como hemos visto, la cerámica encontrada jugó un papel muy importante en
la determinación de los procesos de ocupación de la Lloma. Este material
abarca la época del Hierro I ( siglo VII a.n.e. ) y el Ibérico Pleno
(siglos V y III a.n.e ).
En su mayoría se trata de restos de cerámica hecha a mano y elaborada
con arcilla local. Hablamos fundamentalmente de contenedores de tamaño
grande o mediano donde muchos presentan decoraciones simples y otros más
complejas. Hay algunas formas abiertas (fuentes y cuencos que tienen
algunas decoraciones con impresiones circulares en los bordes).
También aparecieron grupos de vasos realizados a torno, de tamaño
mediano o grande que corresponden a tinajas, tinajillas y orzas que
presentan motivos decorativos pintados. Por último, destacan unos restos
de ánfora ibérica pintada y los de una pátera2 y un oinóchoe3. Aparte de
algunos fragmentos de la época romana situados en un marco temporal
entre el siglo II y I a.n.e., no hay cerámica de importación.
Restos metálicos
Finalmente, constatamos la presencia de restos metálicos en un estado de
conservación muy deteriorado. Se encontraron numerosos objetos en
bronce: eslabones, láminas, fragmentos de brazalete, fíbulas, colgantes
y agujas.
Otros de hierro: clavos, remaches, cuchillos, punzones, puntas, un
hacha, una pequeña hoz, una azada con argolla y un peso de hierro
macizo.
También destacamos el hallazgo de algunos utensilios en piedra como
diversos molinos de vaivén, molinos rotativos y piedras de afilar,
además de dos ídolos, una fusayola hecha con una epífisis y una aguja de
ojo.
A poca distancia del conjunto se descubrió una necrópolis con dos tipos
de rituales funerarios:
1 Campos de Urnas: Cultura difundida en Europa entre el final de la Edad
del Bronce y principios de la Edad del Hierro caracterizada por un nuevo
ritual funerario: la incineración de los difuntos y su depósito dentro
de urnas cerámicas.
2 Pátera: Plato de poco fondo de la época romana.
Se usaba durante los ritos de sacrificios.3Oinochoe: Procede del término
griego oinochòe que significa verter vino.
Definición utilizada para designar un contenedor de líquidos como puede
ser una jarra o un cántaro. Su cronología abarca los siglos VIII a
principios del VI a.n.e.
8. Para Comer en la Zona
Restaurante Casa Ramon
Calle Mayor 15 Ortells,
12318 Ortells España
+34 964 17 12 82
Plaza Mayor 4,
12165 Ares del Maestrat España
+34 629 48 81 90
Carretera Iglesuela 7,
12318 Cinctorres España
+34 964 18 10 75
9. San Joaquín de la Menarella
La necrópolis de Sant Joaquim de la Menarella se encuentra en la sierra
de la Menarella, entre las provincias de Castellón y Teruel. Fue
construida en un altiplano sobreelevado de 720 m2 a 1085 metros de
altitud y tiene una posición geográfica muy relevante porque es un punto
de cruces de caminos hacia Forcall (norte-sur) y la Sierra de Gúdar
(este-oeste).
Antes de realizar el parque eólico de esta zona se llevaron a cabo
diferentes intervenciones de prospección, excavación, estudio y
finalmente la puesta en valor de los yacimientos encontrados por parte
de un equipo multidisciplinal compuesto de profesionales del
patrimonio.
En esta zona en concreto se documentaron 28 estructuras y 20 depósitos
funerarios en los cuales fueron colocados un total de 90 individuos,
según el rito de la incineración1, durante los siglos VII y VI a.n.e.
En este yacimiento podemos ver cuatro tipos de enterramientos
diferentes: las cámaras funerarias, las cistas, los túmulos y los
lóculo.
Las cámaras funerarias son estructuras cuadradas construidas con muros
de mampostería a doble cara. En el espacio interior era donde se
depositaba la urna funeraria.
Las cistas son estructuras de forma cuadrada formadas por piedras o
bloques planos clavados en la tierra delimitando el espacio y que suelen
cubrirse con una losa encima. En su interior se depositaban los restos
funerarios.
Los túmulos funerarios son estructuras de piedra en cuyo interior se
deja un espacio para depositar los restos funerarios.
El lóculo son estructuras excavadas en roca donde se colocan los
enterramientos.
Cómo llegar:
Al peiró de San Joaquín de la Menadella
Desde el peiró de la Trinidad, se vislumbra la senda que continúa hacia
Refoyas hasta llegar a una pista forestal que pasa por el parque eólico.
Al llegar, el escenario que aparece a los ojos del visitante es
excepcional: el peiró de San Joaquín de la Menadella rodeado de un gran
número de molinos gigantes, a los pies de los que descansan los restos
de una necrópolis del final de la edad de bronce, principios de la del
hierro.
Para disfrutar de un paisaje aún más excepcional, se recomienda visitar
el peiró durante la puesta de sol. Y si se quiere completar la ruta con
una visita a la ermita construída también en honor a San Joaquín, hay
que seguir la pista forestal, un poco más abajo.
Datos
CV-120 Forcall a la Todolella
Teléfono: 964 359 883
10. Ciudad íbero-romana de Lesera
La Moleta dels Frares es también conocida con el nombre de ciudad
íbero-romana de Lesera
Sobre la muela de su nombre, a 895 m. de altura y a tres kilómetros al
Oeste del pueblo, cercano a la carretera de Todolella. Todavía hoy ocupa
un punto estratégico sobre la vía natural de penetración desde Aragón
hacia la costa. También es llamada Moleta dels Frares o de Liborio.
Muy mal estado. Apenas ha sido excavada arqueológicamente y los restos
que han salido a la luz son muy escasos.
Forma una larga y estrecha meseta, de unos 500 m. de longitud, orientada
de Norte a Sur, con paredes inaccesibles cortadas a pico, que la hacen
completamente inaccesible excepto por su extremo septentrional, lugar
donde se trazó, ya en la antigüedad un estrecho y difícil camino que
desciende a otra meseta defendida por una muralla con torreones de
planta cuadrada de trecho en trecho.
A esta plataforma inferior se accede por un camino íbero en el que
todavía se pueden observar las huellas de los carros marcadas en la
piedra. En las dos mesetas, además de aflorar muros de edificios y
tramos de murallas de sillarejo y mampostería, se encuentran
superficialmente numerosos fragmentos de cerámica ibérica y romana.
La Moleta dels Frares es un yacimiento ubicado a 2 km de la localidad de
Forcall, en la comarca de Els Ports.
Se asienta en una pequeña muela situada sobre el río Cantavieja, a unos
895 m de altitud, rodeada por escarpaduras que la dotan de una defensa
natural. Con una superficie próxima a las 8 ha, es uno de los
asentamientos más grandes de las comarcas castellonenses que fue ocupado
desde la Edad del Bronce hasta el periodo andalusí.
Entre los siglos I y III d.n.e. albergó la única ciudad romana conocida
en nuestras tierras. Por su situación junto a una encrucijada fluvial,
fue también un importante nudo de comunicaciones por el que pasaba un
camino mencionado por los itinerarios antiguos que desde la Vía Augusta
se dirigía hasta Caesaraugusta.
Las primeras noticias acerca de La Moleta son del año 1876 cuando Nicolás
Ferrer y Julve, catedrático de medicina de la Universitat de València y
aficionado a la arqueología, publicó en la prensa valenciana la noticia
del descubrimiento de una ciudad romana que entonces se identificó con
Bisgargis.
Esta atribución se mantuvo durante un siglo hasta que en 1977 el
investigador alemán G. Alfoeldy reinterpretó una inscripción romana
conservada en Morella (link): un altar dedicado a Júpiter en el año 212
d.n.e. por la salvación del emperador Caracalla, que fue erigido por la
res publica leserensis.
Así pues, Lesera debió ser una población privilegiada con el
estatuto municipal en época del emperador Augusto, que se mantuvo activa
al menos hasta principios del siglo III d.n.e. Junto a esta fuente
epigráfica, su topónimo también aparece mencionado en la Geografía que
Claudio Ptolomeo redactó hacia mediados del siglo II d.n.e.
La Moleta tiene una forma estrecha y alargada y está constituida por dos
plataformas superpuestas. Aunque la ciudad romana se encuentra bastante
arrasada, todavía pueden verse numerosos restos dispersos por casi toda su
superficie.
Debió de ser un enclave dotado de todas las infraestructuras propias de su
categoría, como una muralla, el foro, el templo, la basílica y la curia,
el mercado, unas termas, etc. Entre los restos conservados se encuentran
varios lienzos de muralla y la puerta de acceso en su lado este, un gran
muro de contención que posiblemente corresponde al foro, una casa que ha
sido excavada, restos de otras viviendas y numerosas construcciones de
función indeterminada.
Plataforma inferior
A la ciudad se accedía por un camino que discurría por la vertiente este,
junto al que se extendía la necrópolis. En este lado de La Moleta se
conservan varios lienzos del recinto amurallado y en la parte central del
escarpe se abre la puerta de acceso, de 2,25 m de luz. En el extremo norte
de la plataforma inferior debió estar situado el foro y la plaza pública
de la ciudad en la que se ubicaban los principales edificios civiles y
religiosos de Lesera.
En esta plataforma se conserva una gran terraza de unos 2.500 m2 que
posiblemente estuvo ocupada por el forum y está dotada de un muro de
contención de 74 m de longitud, orientado N-S y dividido en tres tramos:
los de los extremos norte y sur son de opus caementicium2 y tienen 1 m de
grosor, mientras que el central es de opus vittatum3.
En esta zona se han abierto varios sondeos que han permitido sumar nuevos
indicios de la presencia de este gran complejo arquitectónico, así como
conocer los procesos de transformación que afectaron a este sector tras la
desaparición de la ciudad romana —posiblemente entre el final del siglo
III y el principio del IV—.
Plataforma superior: la domus
La plataforma superior es estrecha y alargada y está completamente rodeada
por la inferior. Se accede a ella por el extremo norte, donde se
encuentran los restos de la única domus que ha sido completamente
excavada, así como restos de otras de parecidas características. A finales
del siglo I a.n.e., durante el reinado del emperador Augusto, se
regularizó una terraza en la roca en cuya excavación se identificaron tres
fases constructivas.
En un primer momento se construyó una vivienda muy sencilla con paredes de
piedras trabadas con barro, pavimentos de tierra batida y la fachada
orientada al este —donde abría un porche en el que había un pequeño horno
doméstico—. Un muro paralelo a la fachada divide la planta en dos partes,
en cada una de las cuales hay 3 habitaciones. Esta vivienda fue destruida
por un incendio a principios del siglo I d.n.e., entre los reinados de
Augusto y Tiberio.
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