miércoles, 24 de agosto de 2022

Una Ruta por las Villas Medievales de Navarra : De Ujué a Los Arcos


Palacio Real de Olite, Navarra

Ujué, Navarra

Cerco de Artajona, Navarra

Tafalla, Navarra

Estella, Navarra

Puente la Reina, Navarra

Los Arcos, Navarra

Visitar la Zona Media de Navarra es como pasear por un libro de historia. A cada paso salen al encuentro fortalezas, palacios y castillos que relatan su importancia estratégica en la Edad Media. En cada página se descubren iglesias, monasterios y pueblos nacidos en torno al Camino de Santiago. 

Así, en Puente la Reina confluyen las dos vías del Camino Francés procedentes de Roncesvalles y Sangüesa.

La Navarra Media es tierra de fortalezas y castillos construidos por los reyes navarros frente a los árabes y otras monarquías. Aquí descansan pueblos medievales, yacimientos romanos, dólmenes prehistóricos y un sin fin de monumentos a través de los cuales el visitante puede adentrarse a la historia del Reyno, conocer sus gentes y degustar la gastronomía típica del lugar en un ambiente acogedor y festivo.

La Zona Media de Navarra, lugar de transición entre los Pirineos y la ribera del Ebro, encrucijada de caminos, también recogió muestras de ese fenómeno. Un legado, que sin duda hubiera sido distinto, de no ser por la influencia del Camino de Santiago.

Es en Navarra, donde se unifican las diferentes vías del Camino, convirtiéndose en una sola, a partir de Puente la Reina. También es loable la actitud que tuvieron los monarcas navarros en lo referente al Camino. Eso se puede ver a través de las donaciones y de las distiantas construcciones, civiles y religiosas, que realizaron para suerte de los antiguos peregrinos y de los actuales visitantes de Navarra.

Pero no solo se nos acerca el románico, sino también el gótico en todo su esplendor, tanto en edificios civiles como eclesiásticos. La Navarra Media, “el corazón del Reyno”, alberga joyas como el Castillo de Olite, el cerco medieval de Artajona, la iglesia-fortaleza de Ujué, y otros muchos que te invitamos a descubrir y conocer.

Conociendo la Navarra Media se puede comprobar la importancia del Corazón del Reyno a la hora de vertebrar Navarra y atenuar los contrastes entre el norte y el sur.

La Zona Media de Navarra se erige como punto de encuentro donde confluyen culturas, tradiciones, paisajes e historias. Una diversidad que no podrás olvidar.


Indice:

1. Como llegar a Ujué, origen de nuestra ruta

Ujué es un pequeño pueblo medieval lleno de encanto, situado en la zona media oriental de Navarra, a 53 Km de Pamplona y 20 Km de Tafalla.

2. Algo de Historia Medieval sobre el Reyno de Navarra

Romanización

Los primeros contactos de vascones y romanos pueden situarse en el siglo II A.C. La intensidad de los contactos aumenta durante las Guerras Sertorianas, Pompeyo se retira a estas tierras como retaguardia, lo que indica la confianza en su control, y funda Pompaelo (en el alto que actualmente ocupa la catedral) en 79 A.C., junto a un asentamiento indígena (en el alto que hoy ocupa el archivo de Navarra que en la edad media se conoció como Burgo de San Miguel).

La construcción de calzadas, como Ab Asturica Burdigalam de Burdeos a Astorga, el establecimiento de pesos y medidas, y en general, el orden romano, fomentó el comercio. 

El hecho de emitir moneda, no frecuente en la península, denota la existencia de una civitas, que en el derecho romano da idea de una unidad organizada autónoma. En agricultura se inició el cultivo de la vid y el olivo y se implantaron nuevas tecnologías como el arado romano.

En general la romanización fue intensa como lo acreditan los vestigios arqueológicos de Pamplona, Andelos, Liédena, Santacara, Arellano, Santa Cruz y otros, denotando el nivel de integración cultural y, en muchos casos, la prosperidad económica. 

No hay noticias de conflicto en el contacto de ambas culturas, a diferencia de lo ocurrido con otros grupos étnicos. Los quinientos años de romanización supusieron  un gran desarrollo, expansión geográfica, demográfica y económica. 

Visigodos

Históricamente se relaciona a los vascones con el fenómeno de los bagaudas. 

Los bagaudas son descritos por los hispanorromanos, en el siglo V, como bandoleros y saqueadores a lo largo del valle del Ebro. Fueron combatidos por el general romano Asturius en 441 y 442 en tierras de aracelitanos, saquearon Turiassone (Tarazona) y asesinaron al obispo en 449; en 455 el rey suevo Requiario realizó un ataque contra bagaudas y Federico, hermano del rey godo Teodorico, los derrotó en 456.

Los reyes visigodos emprendieron campañas contra los bagaudas: Recaredo (590–601), Gundemaro (610–612), Suintila (621), Recesvinto (653), Wamba (672) y Rodrigo (710), que se mencionan, entre otras crónicas, en las de Isidoro de Sevilla. 

La estrategia de dominación visigoda creó una línea de fortificaciones como Fitero, Olite (Oligito fundada por Suintila como "civitas gothorum"), Pamplona y Vitoria, defendidas militarmente y legitimadas en el cristianismo episcopal. 

Pamplona fue sede episcopal de la iglesia visigoda, el obispo Liliolo suscribe las actas del III Concilio de Toledo en 589.​ El texto De laude Pampilone se corresponde a este periodo de fortificación visigoda en tierra de bárbaros.

Están documentadas necrópolis visigodas en Pamplona, siempre en extramuros, en la zona de la calle Leyre, excavada a finales del siglo XIX por Iturralde y Suit, en la Plaza del Castillo, excavadas durante las obras del aparcamiento, y en el solar de la Casa del Condestable, excavadas en las recientes obras de rehabilitación.

El carácter episcopal de Pamplona durará toda la Edad Media.

Invasión musulmana de la península ibérica en el siglo VIII

El rey de los visigodos, Roderico, estaba en tierras de Pamplona cuando recibió la noticia del desembarco en Algeciras.​ Durante el invierno de 713 los ejércitos califales alcanzaron el valle medio del Ebro, que se encontraba gobernado por el Conde Casio; este pactó someterse al califa Omeya y convertirse al islam a cambio de mantener su poder en la región, consiguiendo así continuar señoreando esa zona del valle del Ebro y prolongando este poder entre los de su estirpe (los Banu Qasi), que, durante generaciones, afirmarán su poder en el sur del actual territorio navarro, aliándose con los Arista en diversas ocasiones en contra del poder central del emirato cordobés, o del afán expansionista del Imperio carolingio.

Los Banu Qasi, desempeñarán el gobierno de la cuenca del Ebro como frontera norte del Califato de Córdoba. Su centro geográfico estaba en Calahorra; pertenecían a una estirpe de señores locales romanizados. Mantenían estrechas relaciones, incluso de parentesco con los Íñigos de Pamplona. Casan en 784 a Musa ibn Fortún con Onneca, viuda de Íñigo Jiménez y madre de Íñigo Íñiguez, que más tarde sería el primer rey de Pamplona . Hasta el año 1000 su poder se extendió hasta Zaragoza y Huesca. Fueron los fundadores de Tudela.

Pamplona fue finalmente ocupada, tras oponer resistencia, en torno a 718 y obligada a pagar tributo a los gobernadores musulmanes; a cambio conservaron heredades, tradiciones jurídicas, culturales y religiosas, e incluso, con el mantenimiento de sus propias autoridades locales. Esta situación fue inestable y en periodos sucesivos se vio a Pamplona pagando tributo, siendo gobernada por carolingios como Velasco, o simplemente sin poder reconocido.

Los condados de la Marca Hispánica.

La derrota musulmana en la batalla de Poitiers en 732 frente a los francos de Carlos Martel debilitó la posición musulmana, pero el valí Uqba recondujo la situación instalando una guarnición militar en la ciudad de Pamplona entre 734 y 741. 

El Imperio carolingio organizó el territorio ganado a los musulmanes, al sur de los Pirineos, en la Marca Hispánica como frontera político-militar, mediante guarniciones militares que se extendían de Pamplona a Barcelona. 

Pronto los condados occidentales alcanzan gran independencia y mantienen relaciones equidistantes con el Imperio y el Califato.

Carlomagno aprovechó la rebelión del valí de Zaragoza o Saraqusta para intervenir en la Península y apoyar a Sulaymán al-Arabi, que pretendía alzarse como emir de Córdoba con el apoyo de los francos, a cambio de entregar la plaza de Saraqusta. Atravesó con su ejército el territorio y Pamplona le recibió capitulando.

Al llegar a las puertas de Zaragoza, un cambio de alianzas entre musulmanes, negó la entrada al ejército carolingio a la ciudad, y los francos le pusieron cerco. Por la complejidad que suponía un largo asedio a una plaza fortificada, con un ejército alejado de su centro logístico y dado que llegaron noticias de la sublevación de los sajones, Carlomagno desistió. En la retirada, al pasar por Pamplona destruyó sus murallas y la ciudad.

Muerte de Roldán, en las Grandes Crónicas de Francia, hacia 1455-1460.

El 15 de agosto de 778, entre el collado de Ibañeta y la hondonada de Valcarlos el ejército imperial sufrió una emboscada por partidas de  pamploneses y calagurritanos, de su retaguardia, en la denominada batalla de Roncesvalles. 

La acción provocó un descalabro general de esa parte del ejército, mandada por Roldán, sobrino del Emperador, que murió en la batalla. 

Siglos después la Chanson de Roland, inmortalizó el evento. La independencia de los condados occidentales respecto del Imperio Carolingio se decidió en el fracaso de la toma de Saraqusta.

Reino de Pamplona / Reino de Navarra

Los Íñigos de Pamplona afianzaron su poder en una ciudad sin control extranjero estable y con el apoyo indirecto de los Banu Qasi, ya que, encargados de la frontera norte del Califato nunca emprendieron una conquista sistemática de Navarra. La derrota Carolingia en la batalla de Roncesvalles por la alianza de Ínigos y Banu Qasi acabó con la amenaza del Imperio sobre el naciente reino.

Hacia el año 900-1000 desaparece el poder Banu Qasi y también el de los Íñigos de Pamplona. A partir de ese momento comienza la conquista de los territorios musulmanes y las campañas de castigo por parte del Califato de Córdoba como las realizadas en 911 por Al-Tawil desde Huesca, en 920 por Abd Al-Rahman III (campaña de Muez), en 924 Abd Al-Rahman III (campaña de Pamplona), en 937 Abd Al-Rahman III y en 998 y 1002 Almanzor.

Es a principios del siglo XI cuando aparecen en Navarra las primeras manifestaciones del románico, como el Monasterio de Leyre o Eunate, entre otros muchos. El arte románico, que se puede considerar como un de los fenómenos culturales más importantes de la Edad Media.

Dinastía Íñiga

La estirpe de los Íñigos estaba territorialmente vinculada a Pamplona, zona donde desde antiguo mantenía relaciones de poder

Iñigo  (810-851) es considerado como primer monarca. La identidad propia del reino nace entre tinieblas que nunca se lograrán despejar totalmente, en las crónicas musulmanas aparece como señor, conde o príncipe considerándolo como tributario del emir cordobés.

La dinastía solo cuenta con tres miembros; a Arista le sucedió García Íñiguez (851-882) que en 859 es secuestrado por los normandos y liberado tras pagar un rescate; en 860 es derrotado por el emir Muhammad I y debe entregar a su hijo Fortún Garcés, quien es llevado a Córdoba para ser educado. En 882 Fortún Garcés sucede a su padre como rey de Pamplona.

En 905 Sancho Garcés I se alzó como rey de Pamplona (surrexit rex in Pampilona) destronando al último Íñigo y cambiando de dinastía, como consecuencia de una conspiración .

El periodo de los Íñigos fue el del germen de la nación y su principal logro consistió en la resistencia y consolidación del nuevo reino. 

Desde el reino Astur-Leonés venía una nueva forma de pensar más militante y de reconquista que no coincidía plenamente con la actitud Íñiga de contemporización con los musulmanes, ni con la superficial cristianización que representaban.

Dinastía Jimena

Finalizada en el 905 la dinastía Íñiga con el destronamiento de Fortún Garcés, se inicia la dinastía Jimena con el reinado de Sancho Garcés I, la dinastía continuaría con su hijo García Sánchez I.

Sancho Garcés II de Navarra (970–994), es el primero del que existe constancia escrita de que se denominara "Rey de Navarra" con motivo de la donación de la villa de Alastué hecha por el rey de Pamplona al monasterio de San Juan de la Peña en 987:

Sancho II.Codex Vigilanus

"reinando Yo, D. Sancho, rey de Navarra, en Aragón, en Nájera y hasta Montes de Oca ..."

En su etapa de mayor expansión territorial, durante el reinado de Sancho Garcés III el Mayor (1000–1035), el reino ocupaba casi todo el tercio norte peninsular, desde Astorga a Ribagorza; incluyendo territorios atlánticos y territorios situados en las comunidades autónomas contemporáneas de Aragón, Cantabria, Castilla y León, 

La Rioja, País Vasco y las regiones administrativas francesas de Aquitania y Mediodía-Pirineos, en las antiguas provincias de Gascuña y Occitania. 

Este rey fue el gran impulsor de la ciudad de Nájera, convirtiéndola en la capital. 

En ella celebró Cortes y le otorgó el famoso fuero de Nájera, origen de la legislación navarra. Durante su reinado en Nájera se acuñó la primera moneda de la Reconquista con su efigie y la palabra "IMPERATOR" en su anverso y "NAIARA" junto a una cruz en el reverso. Favoreció las peregrinaciones a Santiago de Compostela, estableciendo albergues y hospitales, y convirtiendo a la ciudad en punto clave de la ruta jacobea.

 Dominios musulmanes

Tras su muerte correspondió al primogénito García Sánchez III el Reino de Navarra y la gestión personal de los territorios patrimoniales de Nájera y Pamplona, así como la hegemonía política sobre los demás, cuya administración se encargó a sus demás hijos Fernando I de Castilla, Ramiro I de Aragón y Gonzalo Sánchez. El testamento paterno no fue respetado y cada hijo se hizo dueño de los territorios que le fueron concedidos entablándose disputas territoriales entre ellos.

En 1083 es nombrado obispo de Pamplona Pedro de Roda (Pierre Rodez) monje benedictino de Toulouse con el encargo de extender la reforma del papa Gregorio VII o Reforma gregoriana. Consolida y dignifica el solio obispal y promueve una colonización del reino desde el Languedoc y la Provenza. 

Cambistas y mercaderes se instalaron extramuros de la ciudad dando origen al Burgo, por excelencia, el de San Cernin, conociendo un pujante desarrollo junto al Camino de Santiago que en ese momento estaba en pleno auge. 

En esta periodo histórico se gesta la leyenda de San Fermín, primer obispo de Pamplona, convertido al cristianismo, precisamente, por San Saturnino (Saint-Sernin) de Toulouse. Son muchas las concesiones y encomiendas a religiosos del Mediodía francés, pero cabe destacar la donación de Artajona cuyo cerco e iglesia de San Saturnino pasaron a ser detentadas por los canónigos de Toulouse. 

El prestigio y poder de estos mercaderes provenzales se extendió toda la Edad Media, hasta el punto que muchos siglos después toda la documentación mercantil y contractual de Pamplona se redactaba en lengua provenzal.

Alfonso I el Batallador (1104-1134) emprendió un gran ofensiva contra los reinos musulmanes, llegando a duplicar la extensión de su reino y conseguir la conquista clave de Zaragoza. Temporalmente, y gracias a su matrimonio con doña Urraca, posteriormente anulado, forzado por la oposición nobiliaria, gobernó sobre León, Castilla, Toledo, Navarra y Aragón haciéndose llamar entre 1109–1114 «emperador de León». 

Por el sur conquistó hasta Teruel y por el este hasta Tortosa como salida al mar. En su intento de conquistar Lérida entra en conflicto con Ramón Berenguer III conde de Barcelona. Por el norte acudió en ayuda de sus vasallos del Bearne, Foix y Cominges en contra del Duque de Aquitania, conquistando Bayona en 1131.

Alfonso I el Batallador dejó testamento a su muerte a favor de las órdenes militares de Templarios, Hospitalarios y Santo Sepulcro. El reino y las propias órdenes militares consideraron el testamento irrealizable abriendo negociaciones. 

Ramón Berenguer, conde de Barcelona, aprovechó la situación de interinidad para apoyar al hermano del rey fallecido Ramiro II el Monje entronizado en Jaca como rey de Aragón por los partidarios del Conde de Barcelona, paralelamente García Ramírez (1134-1150) se convertía en rey de Pamplona, con lo que los territorios de Alfonso I de Aragón se volvieron a dividir en dos reinos.

Reino de Navarra a la muerte de Sancho III 

Al inicio de su reinado, Sancho VI el Sabio (1150-1194), debió enfrentarse a dificultades que lo impulsaron a realizar reformas jurídicas y administrativas destinadas a mejorar la hacienda real. Castilla estaba empeñada en la conquista del territorio de La Rioja desde el siglo X. 

En 1176 Sancho VI y Alfonso VIII de Castilla, tras firmar una tregua, admitieron al rey de Inglaterra Enrique II como árbitro, éste emitió el Laudo arbitral del Rey Enrique II de Inglaterra en marzo de 1177, por el cual Navarra perdía casi todo lo que actualmente es La Rioja, pasando a poder de Castilla. Sancho VI funda con fuero de villa la ciudad de San Sebastián en 1180.

En 1212 Sancho VII participó en la Batalla de Las Navas de Tolosa junto a otros monarcas peninsulares con la intención de conseguir prestigio entre los reinos cristianos y poder negociar la devolución de sus territorios perdidos. 

En esta batalla se fraguó siglos después la leyenda del rey cortando las cadenas que protegían la tienda del rey Miramamolín y que se asocian a las cadenas del escudo de Navarra. Durante su reinado recibió el vasallaje de la nobleza de los valles de Baja Navarra incorporándose ese territorio a Navarra.

Dinastía de Champaña y Capeta

A la muerte sin descendencia de Sancho VII, subió al trono en Tudela el 7 de abril de 1234 su sobrino Teobaldo I el Trovador, iniciando la dinastía de Champaña. Selló pactos con Castilla, Aragón e Inglaterra, que le permitieron consolidarse en la corona.

Teobaldo II de Navarra

Ante la imposibilidad de establecer su corte en Pamplona por ser ciudad episcopal, construye un castillo y establece su residencia en la población de Tiebas. 

Los abusos e incumplimientos de fueros y usos realizados por su antecesor crearon un ambiente hostil, de prevención, a su llegada. 

Los infanzones, ricohombres y nobles, organizados en las Juntas de Infanzones de Obanos lograron del monarca la firma de la ratificación de sus derechos, fueros, usos y costumbres en el Fuero General, vinculando la libertad de sus gentes a la propia libertad del reino en el famoso lema: Pro libertate patria, gens libera state. Estos hechos son similares al proceso que obligó al rey de Inglaterra Juan sin Tierra a firmar la Carta Magna.

Teobaldo II el Joven, heredó el trono en 1253 con tan sólo catorce años de edad. Continuó con la mejora de la administración de ingresos y gastos del reino ya iniciados por su antecesor, realizando el primer censo de población del reino, cuya cifra aproximada se situó en más de 30.000 fuegos, unos 150.000 habitantes. 

Participó en la octava Cruzada contra Túnez promovida por su suegro San Luis de Francia donde murió.

Su sucesor Enrique I el Gordo tuvo un corto reinado entre 1270 y 1274, y la corona pasó a su hija Juana I, que sería reina de Francia entre 1285 y 1305 por su boda con Felipe el Hermoso rey de Francia. 

Reina con apenas tres años de edad, actuó de regente su madre y esta situación supuso un aumento de las presiones de castellanos, aragoneses y franceses por casarse con la heredera, finalmente se concertó matrimonio con el heredero de Francia. 

Su primogénito, Luis I de Navarra, comenzó la dinastía Capeta en Navarra. Según otras versiones, fue su esposo quien siguió como rey de Navarra, no gobernando el hijo hasta la muerte de su padre en 1314, cuando se convirtió en Luis I de Navarra y X de Francia. 

Los tres hijos de Juana y Felipe:Luis, Felipe y Carlos fueron sucesivamente, y a un tiempo, reyes de Francia y Navarra, ya que todos murieron sin descendencia. Al morir Carlos, se planteó en Francia un problema sucesorio que llevaría al estallido de la Guerra de los Cien Años; sin embargo, en Navarra no tenía vigencia la ley sálica, es decir, que las mujeres no quedaban excluidas de la sucesión al trono, lo que permitió que una hija de Luis I, Juana II fuese Reina de Navarra entre 1328 y 1349.

Los Capetos no residieron en Navarra y su forma de gobierno fue mediante gobernadores con plenos poderes, no siempre respetuosos con los fueros, usos y costumbres del Reino. Fueron continuas las protestas de agravio de las Cortes e incluso consideraron a la dinastía aragonesa como alternativa para trono de Navarra. El capítulo más sangriento fue la Guerra de la Navarrería en 1276 narrada por Guilhem de Anelier donde este Burgo de Pamplona quedó completamente en ruinas por más de cincuenta años.

Dinastía Evreux

Juana había contraído matrimonio, a los seis años, con Felipe de Évreux, con doce años, de manera nacía una nueva dinastía: Casa de Evreux. 

En su reinado se "amejoró" el fuero y tuvo lugar la creación de algunos órganos de gobierno, como el Consejo Real que colaboró con el rey en tareas legislativas y judiciales como tribunal superior de justicia, así como la Cámara de Comptos encargada de la recaudación de impuestos y de la hacienda regia.

Carlos II de Navarra

Carlos II el Malo, rey de Navarra de 1349 a 1387, fue protagonista de una desmedida política internacional que desbordó los limitados recursos del reino. 

Carlos III de Navarra

Carlos III el Noble Su matrimonio con Leonor de Trastámara, hija del rey Enrique II de Castilla, en 1375 puso fin a los conflictos entre ambos reinos y creó una relación de amistad que continuó en tiempos de los reyes de Castilla Juan I y Enrique III. 

Procuró la distensión de relaciones con Castilla, Aragón, Francia e Inglaterra mediante una política de colaboración, apoyo al papado de Aviñón y relaciones matrimoniales. Instituyó el título de Príncipe de Viana en 1423 para los herederos al trono del reino navarro, siendo el primero su nieto Carlos.

Destacó como impulsor de las artes, pues concluyó la catedral gótica de Pamplona e hizo edificar los palacios reales de Tafalla y de Olite, donde murió en 1425. Fue el unificador de Pamplona bajo el llamado "Privilegio de la Unión" en 1423 que puso fin a las guerras de Los burgos de Pamplona.

Heredó el trono su hija Blanca I, en 1402 contrajo matrimonio con Martín el Joven, rey de Sicilia y heredero de la Corona de Aragón. Muerto éste en 1409 pasó a gobernar dicha isla, regresó a Navarra y contrajo matrimonio en segundas nupcias con Juan II de Aragón.

De la unión con Juan II de Aragón nació su hijo Carlos, príncipe de Viana, quien, según las capitulaciones matrimoniales de 1419, debía heredar el reino de Navarra a la muerte de su madre. Pero al morir doña Blanca, su esposo usurpó el trono navarro, alegando entre otras razones el testamento en el que la reina recomendaba a Carlos que no se hiciese coronar sin consentimiento de su padre.

Carlos de Viana, declaró la guerra a su padre, lo que supuso una guerra civil en Navarra, Carlos reclutó el apoyo de Luis de Beaumont (Beaumonteses) y del propio condestable castellano, Álvaro de Luna. Juan II era apoyado por los Agramonteses, ambas facciones disfrutaron del apoyo de las facciones guipuzcoanas de Gamboínos y Oñacinos respectivamente. Dicha guerra interna persistió a la muerte de Carlos en 1461 y también a la de Juan II en 1479.

Pero Juan II le derrotó una y otra vez, al tiempo que se casaba con la castellana Juana Enríquez en 1447 que le daría un hijo, el futuro Fernando el Católico.

Dinastía Foix

Guerra Civil de Navarra

Leonor de Foix, por casarse en 1441 con Gastón IV de Foix, pasa a ser instrumento del rey aragonés en contra del resto de sus hijos. Al desheredar Juan II a su hijo Carlos, Príncipe de Viana y caer en desgracia la otra hija, Blanca, hizo proclamar herederos del reino a Leonor y a Gastón, e instituyó gobernadora general del reino a Leonor, que se estableció en Sangüesa. 

Leonor en su testamento dispuso que fuera heredero Francisco I de Foix ("Febo"), su nieto, recomendándole que adoptara la protección del rey de Francia. Durante su breve reinado ejerció la regencia su madre Magdalena de Francia, hermana del rey Luis XI de Francia. 

Al principio de su regencia (1479) consiguió que Agramonteses y Beaumonteses firmasen la paz en Aoiz, la regente creyó haber conseguido la paz definitiva, sin embargo resultó efímera. Este es el origen del escudo de Aoiz, las dos banderías, simbolizadas por espadas que quedan debajo de la corona real.

La prematura muerte de Francisco (1483) convirtió a Catalina de Foix, su hermana, en reina de Navarra. Doña Magdalena continuó en la regencia los primeros años. Hubo fuertes presiones del rey católico para acordar la boda de Catalina con Juan príncipe de Asturias recién nacido. El matrimonio de Catalina se convirtió en cuestión de delicada diplomacia en una coyuntura de ambiciones territoriales sobre Navara, tanto de Francia, como de la unión Castellano-Aragonesa. Finalmente la opción fue Juan III de Albret (1484), que contaba con el beneplácito del rey de Francia.

La guerra civil de Navarra estaba en su fase más cruenta. Ya nadie recordaba cómo había empezado, ya no existía un enfrentamiento dinástico entre el Rey Juan y su hijo Carlos el Príncipe que la originó. 

Ahora los Beaumonteses, liderados por Luis de Beaumont, Conde de Lerin, Condestable de Navarra,  y los Agramonteses que rodeaban a los reyes de Navarra, ocupando los más importantes cargos del reino como Juan de Jaso, Señor de Javier, presidente del Real Consejo o el Mariscal Pedro de Navarra, con claro apoyo del rey de Francia.

La guerra civil asolaba campos y villas, como Rada que resultó destruida y abandonada; se practicaba el sabotaje con talas de arboledas y viñas, quema de aldeas; los cargos públicos se concedían por bandería y reinaba la corrupción moral con traiciones, deslealtades, robos y crímenes.

La guerra quedó abierta entre el Rey Juan Albret y el Conde de Lerín, decretándose el embargo de todas las haciendas del Conde que salió exiliado a Castilla.  

Sin embargo el de Lerín continuó el acoso al Rey con conquistas y sitios de pueblos y ciudades. En el sitio de Viana murió César Borgia, duque de Valentinois, hijo del Papa Alejandro VI, que debiendo huir de Roma por la persecución del Papa actual, se había refugiado en Navarra bajo la protección de Juan de Albret su cuñado.

El difícil equilibrio internacional de Navarra se vio definitivamente roto al declarar la guerra a Francia la coalición de Castilla e Inglaterra que suponía para Navarra, tanto neutral como beligerante, una guerra que le iba a afectar.

Fernando el Católico, tras pedir permiso a las Cortes de Aragón, invadió el Reino el 21 de julio de 1512. Un ejército castellano entró en Navarra desde Álava, al mando de Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez, segundo duque de Alba.

Para esta acción, se argumentó que los reyes de Navarra habían firmado el tratado de Blois con el rey de Francia, por el que se afirmaba «ser enemigos de mis enemigos», habiéndose convertido por tanto Navarra en un estado beligerante y no neutral en la guerra de Castilla e Inglaterra contra Francia. 

El papa Julio II excomulgó a los reyes de Navarra, en las bulas Exigit Contumacium y Pastor Ille Caelestis, y por tanto quedaban desposeídos del reino, por las connivencias de la casa real navarra con el protestantismo que se estaba extendiendo por el sur de Francia y su alianza con el monarca francés, declarado cismático en el V Concilio de Letrán. A ello se sumaron a las negociaciones para casar a su primogénito Enrique, Príncipe de Viana, con una hija de Luis XII de Francia.

El hecho de que Pamplona, la capital, se rindiera en tres días (cayó el 25 de julio), determinó el control total en el reino. En otros lugares, la resistencia fue mayor: Lumbier hasta el 10 de agosto, Estella hasta agosto, Roncal hasta el 9 de septiembre, al igual que Tudela, que fue el mayor bastión agramontés.​ 

Los reyes navarros Juan y Catalina se refugiaron en sus dominios del Bearne.

En 1513, las Cortes de Navarra, convocadas en Pamplona por el virrey castellano, nombraron al rey de Aragón Fernando el Católico rey de Navarra. El 7 de julio de 1515 las Cortes de Castilla en Burgos,​ anexionan el Reino de Navarra al de Castilla. 

El nuevo rey se comprometió a respetar los fueros del reino.

Catalina de Foix y Juan III de Albret, y posteriormente Enrique II, apoyados por los monarcas franceses, hicieron hasta tres intentos militares de recobrar el reino.

El primero lo realizaron ese mismo año, en noviembre, cuando un ejército de navarros Agramonteses, franceses y mercenarios se adentraron en el reino con 15.000 hombres al mando de Juan de Albret y el general La Palice.  

Ante la llegada de refuerzos castellanos por el Perdón, se realizó un asalto precipitado el 27 de noviembre de Pamplona, que fracasó. Debido a la proximidad del invierno, las tropas franco-navarras iniciaron la retirada hacia el Baztán. En el puerto de Velate, la retaguardia fue sorprendida por fuerzas castellanas, en las que predominaban guipuzcoanos al mando de López de Ayala. 

La batalla de Velate terminó con la derrota y pérdida de más de mil hombres y doce piezas de artillería de los franco-navarros.​ Hasta fechas recientes han figurado en el escudo de Guipúzcoa las doce piezas de artillería en recuerdo de la gesta.

La segunda tuvo lugar en 1516, aprovechando la muerte de Fernando el Católico y la complicada sucesión castellana. El ejército, al mando del mariscal Pedro de Navarra, mal pertrechado y equipado, fue derrotado en el Roncal por el coronel Cristóbal Villalba. 

Para evitar posteriores problemas, el cardenal Cisneros, regente de Castilla, ordena eliminar todos los lugares defensivos de Navarra, exceptuando los estratégicos, debido a la imposibilidad de defender con el ejército castellano todos los castillos.​ Orden que fue cumplida salvo en el caso del castillo de Marcilla por la férrea oposición mostrada por Doña Ana de Velasco, marquesa de Falces.

Al no prosperar la vía militar, se intentó la diplomática. Así tuvieron lugar dos encuentros entre las partes, en Noyón (1516) y Montpellier (1519), que no arrojaron ningún éxito, por lo que los reyes navarros, apoyados por Francia, realizaron un último intento bélico.

En 1521, aprovechando la Guerra de las Comunidades que asolaba Castilla, y reinando Enrique II, que contaba con el apoyo incondicional de su cuñado Francisco I de Francia, deseoso de debilitar a toda costa a Carlos I de España, tuvo lugar un alzamiento en Navarra, al tiempo que un ejército franco-navarro que vino por el norte, consiguió reconquistar toda Navarra.

Sin embargo, el ataque se había demorado demasiado, no produciéndose hasta mayo, cuando en abril los comuneros habían sido aplastados por las tropas reales. Además, en vez de consolidar la victoria, el ejército navarro quiso entrar en Logroño, lo que permitió que el ejército castellano se reorganizara con tres cuerpos de ejército. Finalmente, el ejército navarro se constituyó en un ejército de ocupación de facto, impidiendo el retorno del rey Enrique a Pamplona, lo que causó el descontento popular.

Íñigo de Loyola herido

El enfrentamiento se produjo en la cruenta batalla de Noáin (30 de junio de 1521), a las afueras de Pamplona, donde no menos de 5.000 combatientes perdieron la vida. Tras esta derrota, los restos del ejército franco-navarro se dispersaron, aunque hacia octubre algunos combatientes se hicieron fuertes en el castillo de Maya (valle de Baztán), donde resistieron hasta el 19 de julio de 1522 y en Fuenterrabía, que resistió hasta marzo de 1524.

​ En diciembre de 1523, Carlos I decretó un perdón para los sublevados, excluyendo a unos setenta miembros de la nobleza navarra. Tras la caída de Fuenterrabía, el emperador decretó un nuevo perdón, incluyendo a los excluidos del anterior, a condición de que se le prestase juramento de fidelidad. Así terminaron los intentos tanto por recobrar la independencia de la Alta Navarra como de consolidar la influencia sobre ella de la corona francesa.

En mayo de 1521, defendiendo Pamplona de la sublevación de los habitantes de la ciudad, cuando fuerzas navarro-gasconas entraron en la Alta Navarra para recuperar el reino, resultó gravemente herido Íñigo López de Loyola, encuadrado en el ejército de Castilla que ocupaba Navarra. 

En 1528, siendo ya Ignacio de Loyola, en la Universidad de París tuvo como alumno aventajado a Francisco de Jaso y Azpilicueta, Francisco Javier, que llegaría a ser copatrón de Navarra en 1622. 

Alta Navarra

En 1513 las Cortes nombran rey de Navarra a Fernando y en 1515 las Cortes de Castilla incorporan Navarra a la Corona de Castilla. El gobierno es ejercido por un Virrey, se mantiene,a todos los efectos, la condición de reino, en unión principal, esto es, siendo reino distinto con el mismo rey que Castilla. 

La política seguida por el Emperador Carlos de conceder indulto  apaciguó los ánimos. Un primer perdón, en 1523, excluía a unos setenta nombres y un segundo perdón, tras la caída de Fuenterrabía, fue general y sin excepciones.

El rey Carlos I de España y V de Alemania manifestó escrúpulos morales sobre la posesión de Navarra, si bien defendía la actuación de su abuelo en la conquista, no tenía tan claro la retención y posesión del reino. Así en el testamento oficial sugiere a su sucesor, Felipe, que contraiga matrimonio con la heredera Juana de Albret, para solucionar la cuestión dinástica

Escudo de Carlos I en la muralla de Viana.

En un codicilo aparte del testamento manifiesta expresamente sus dudas sobre el mantenimiento de reino y pide a su sucesor: “para la mayor tranquilidad de nuestra conciencia, haga examinar y acreditar, lo más pronto posible y con sinceridad, si en razón y justicia está obligado a restituir el mencionado reino, o si debe dar por él una compensación a quien corresponda. 

Lo que fuere hallado y declarado justo, se efectuará, a fin de que mi alma y conciencia queden tranquilas sobre este particular”.​

Este encargo, y los reparos que contiene, se trasmitieron de Felipe II de España a Felipe III de España sin resolver, y este último, finalmente, convoca una junta de testamentarios para resolver el asunto. 

En el informe que se eleva al rey se resuelve la cuestión, afirmando, sin dudas, la legitimidad moral de la conquista, basada en la excomunión de los reyes legítimos, en la unidad que ya existió con los godos y en la prescripción habida por el tiempo transcurrido de cualquier ilegalidad.

Después de 1529 la situación se estabiliza. La asimilación por Castilla, que en ese momento era potencia mundial emergente, tuvo grandes ventajas para las clases dominantes navarras. La aristocracia tenía nuevas posibilidades en una nueva corte, no tan estrecha como la de Pamplona: Los matrimonios convenidos con la aristocracia castellana, la colonización americana, las guerras de España en Europa, fueron factores que permitieron a muchos navarros encumbrarse socialmente.

El esquema social vigente en Castilla en ese momento, donde la superioridad social la daba la acreditación de limpieza de sangre o hidalguía, no era problema para ningún navarro, ya que la nobleza colectiva, de villas o valles, era práctica común desde hacía siglos en Navarra. La sola acreditación de ser natural del Baztán, por ejemplo, bastaba para que cualquier tribunal castellano reconociera hidalguía.

Este periodo del Reino de Navarra, entre 1513 y 1839 se caracteriza por una institucionalización y dirección burocrática de altos funcionarios. Se constituyó un Virreinato para la representación real y se desarrollaron instituciones como las Cortes de Navarra, la Diputación del Reino, la Cámara de Comptos, formadas exclusivamente por navarros y el Consejo Real máximo órgano judicial y administrativo, de constitución mixta: navarra y castellana. Tras la conquista castellana el estado navarro pierde su soberanía en la política internacional y en la capacidad de declaración de guerra.

En 1571 comienza la construcción de la Ciudadela como moderna fortaleza para la defensa de la ciudad, dentro de una remodelación general de las murallas de Pamplona y el derribo de las defensas medievales.

3. La Zona Media de Navarra

La Zona Media es una de las comarcas geográficas en que se encuentra dividida la comunidad Navarra. El río Arga la divide en dos partes, conocidas como Navarra Media Occidental o Tierra Estella y Navarra Media Oriental.

Situada en la zona del centro de la comunidad, como podemos deducir por su nombre, puede ser considerada como una zona de transición entre la zona del norte de Navarra, donde se encuentra la cordillera pirenaica, y la del sur, un territorio más bien llano. 

La Zona Media recoge parte de ambas, y se caracteriza pues por ser montañosa al norte, mientras que en el sur son abundantes las llanuras. 

En su paisaje abundan los valles, así como las extensiones de viñedos y de olivos, que se alternan con los campos de secano.

Rodeada por sierras como la de Urbasa o la de Andía, es un destino idóneo para el turismo rural, un enclave con bellos parajes muy apropiados para el senderismo y las excursiones, así como para un gran número de actividades al aire libre.

Zona Media de Navarra

Al igual que es una comarca que entusiasmará a los amantes de los bellos paisajes, también va a satisfacer enormemente a los aficionados al Arte, ya que posee un gran número de fortalezas, palacios y castillos, muestra evidente de la importancia que la zona tuvo durante la Edad Media.

 Además, al formar parte del Camino de Santiago, podremos también ver un gran número de iglesias y monasterios, así como de pequeños pueblos que fueron fundados alrededor de dicho Camino.

En las localidades pertenecientes a la Zona Media de Navarra, encontraremos importantes legados arquitectónicos, ya que la historia ha dejado en esta zona del país una profunda huella. Dejamos a continuación una pequeña muestra de ello.

Muy cerca de Tafalla encontraremos el municipio de Olite, que posee obras como el Palacio Real, una parte del cual se encuentra actualmente convertida en Parador Nacional. También encontramos el Palacio Nuevo, y las iglesias de Santa María y San Pedro. Cabe comentar además que en este municipio se halla el Centro de Exposición de la Viña y el Vino.

Estella, una localidad situada a orillas de un meandro del río Gea, es otra de las que no debemos dejar de visitar, Entre sus muchas obras, sobresale la Iglesia de San Pedro de la Rúa, con un maravilloso claustro, o la Basílica de Nuestra Señora del Puy. Podremos ver su Castillo Mayor, que se supone levantado entre los siglos X y XI, así como el llamado Palacio de los Reyes de Navarra.

En la localidad de Los Arcos se halla la Basílica de San Gregorio Ostiense, y muy cerca, en Torres del Río, el Santuario de Nuestra Señora de Codes. En San Martín de Unx veremos el Templo de San Martín de Tours y la Ermita de San Miguel, aunque también es muy atractivo su casco urbano medieval.

Y  fuera de nuestra ruta, no muy lejos, hacia el Sur, en la localidad de Carcastillo, se halla el Monasterio de la Oliva, casi una visita obligatoria. Se trata de un majestuoso monasterio cisterciense de mediados del siglo XII, considerado como una de las construcciones más relevantes del románico navarro.

Monasterio Cisterciense de Santa Maria la Real de la Oliva

Si el patrimonio arquitectónico de la comarca es de una gran riqueza, el natural no se queda atrás, con espacios protegidos como el Parque Natural de Urbasa-Andía, con una gran riqueza en cuanto a fauna y flora, 

Tambien fuera de nuestra ruta, y hacia el norte,  encontramos parajes tan importantes desde el punto de vista ecológico como la Reserva Natural del Nacedero del Río Urederra, que vierte sus aguas en el Ega. 

Se trata de un paraje de excepcional belleza, en el que las aguas del río forman al nacer una cascada de unos 30 metros, y donde podemos ir siguiendo la llamada Ruta de las Cascadas de Baquedano, que parte del aparcamiento de la población que lleva este nombre, Baquedano.

Nacedero del Río Urederra, Navara

Tambien hacia el Sur, y fuera de nuestra ruta, existe otra atractiva visita , Reserva Natural de la Laguna de Pitillas, un gran humedal en el que hay un observatorio de aves. 

Es conocida también como Laguna de Sabasán, y está considerada como el más importante humedal del valle del Ebro. 

Reserva Natural de la Laguna de Pitillas

Su extensión es de 300 Hectáreas, y su profundidad no supera los 2 metros.

No debemos dejar de aprovechar la ocasión para disfrutar de la gastronomía de esta comarca, muy basada en los frescos productos de sus fértiles huertas, como los espárragos o los pimientos. 

Es de destacar su queso de Urbasa, que posee la denominación de origen Idiazabal. 

Entre sus dulces, destacan las pastas que se elaboran en Viana, las rocas del Puy o las llamadas alpargatas. Todo ello sin olvidar sus excelentes vinos, que se encuentran formando parte de las denominaciones de origen Rioja y Navarra.

4. Croquis de nuestra Ruta



Comenzamos nuestra ruta en :

5. Ujué

Ujué, Navarra

Su enclave es único, ya que está situado en la cima de una montaña dominando la sierra de Ujué.

Con una altitud de 815 metros sobre el nivel del mar Ujué constituye una autentica atalaya desde la que en los días claros se dominan desde la codillera Pirenaica por el norte hasta la ribera del Ebro y la silueta del Moncayo por el sur.

Está situada al este de Tafalla en la sierra de San Pedro y se estratifica en el cerro de la Guerinda. La zona más elevada, como era de esperar, la ocupa su iglesia fortificada y en torno a la misma el caserío se dispone en forma concéntrica. Lugar documentado desde antiguo. Se cree que ya en los siglos VIII o IX estableció Iñigo Arista fortificación frente al enemigo islámico. 

El templo dedicado a santa María se halla documentalmente acreditada desde el X. El templo románico que se edificó en los S XI a XII se erigió sobre otro anterior prerrománico. Fue el monarca Sancho Ramírez "Rey de Aragoneses y Pamploneses" quien ordenó su edificación. 

En 1089 se documenta donación del monarca para su edificación. Al igual que hizo con su capital del reino, Jaca, dotó a Ujué de Fueros. (25 de agosto de 2004).

Santa Maria La Real de Ujué

Santa Maria La Real de Ujué, Navarra

El santuario de Santa María de Ujué se edificó sobre una iglesia románica del siglo XI, habiéndose encontrado testimonio escrito del siglo X, sobre la existencia previa de un templo prerrománico en el mismo lugar. 

Iglesia Santuario de Santa Maria La Real de Ujué, Navarra

Fue Sancho Ramírez (1076- 1094), quien ordenó su construcción y dotó a la Villa de Fueros propios.

Carlos II el Malo, ordenó el derribo de parte de las naves para construir una amplia nave central gótica.

La Villa Medieval

La visita a Ujué representa todo un viaje en el tiempo ya que el carácter Medieval y defensivo de la localidad permanece intacto.

Ujué, Navarra

Su casco urbano está formado por un abigarrado conjunto de antiguas casas dispuestas en torno a la Iglesia-fortaleza de de Santa María (siglos XI-XIV), la cual se encuentra en lo alto de Ujué. 

Paseando por las empinadas callejuelas empedradas que recorren el pueblo, aún parecen escucharse los sonidos metálicos propios de caballeros y soldados.

La Virgen de Ujué

La imagen de la Virgen de Ujué es una talla única elaborada en madera hacia 1190. 

Obra cumbre de la imaginería del románico en Navarra, Carlos II el Malo, de la Casa de Evreux, mandó forrarla en plata en el siglo XIV, como muestra de su especial predilección tanto por la Villa como por la adoración de la Virgen de Ujué. 

La Virgen de Ujué

En su testamento dejó escrito el deseo de que su corazón reposara junto a la imagen, como así se puede comprobar por el arca que lo contiene, a los pies de Nuestra Señora de Ujué.

El Paisaje de Ujué

El excepcional enclave de Ujué, situado en una de las cimas que componen la sierra del mismo nombre, constituye un lugar ideal para la observación, en los días despejados se divisan desde la cordillera pirenaica al norte hasta las llanuras de la ribera del Ebro y la silueta del Moncayo por el sur.

La vegetación que podemos contemplar es de tipo mediterráneo, rodales de pino carrasco, matorrales con gran densidad de plantas aromáticas, pastizales donde todavía pastorean alrededor de 2500 cabezas de ganado ovino, todo ello salpicado de tierras de labor destinadas al cultivo del cereal, el olivo, el almendro y la vid.


6. Comer en Ujué

Restaurante Meson las Torres
Calle Santa Maria 9, 
31496 Ujué España
+34 948 73 90 52

Restaurante Asador Uxue
Calle San Isidro 43, 
31496 Ujué España
+34 948 39 93 67

Casa Tomás Asador Restaurante
Calle 13 de Septiembre 1, 
31495 San Martín de Unx España
+34 948 73 80 34

Desde Ujeé partimos hacia 

7. Olite

Olite, Navarra

Olite, considerado como uno de los pueblos más bonitos de España, es uno de los conjuntos monumentales más importantes de toda Navarra. Su historia data de la época romana, cuyas murallas fueron construidas en el siglo I.

Ubicado en pleno centro de Navarra, a 45 km de Pamplona, es famoso por albergar el Palacio Real de los Reyes de Navarra, uno de los castillos más bonitos de España y su principal reclamo; Además del Palacio Viejo, la torre de Chapitel, las galerías medievales, el parador de Olite y muchos otros.

Palacio Real de Olite

El Palacio Real es la obra cumbre del rey Carlos III “el Noble” (1387-1425) y el emblema más representativo del viejo Reino de Navarra.

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Carlos III y su esposa doña Leonor van a ser los artífices de la construcción del Palacio Real “que tenía tantas habitaciones como días el año”. El derroche económico, creatividad y capricho va a convertirlo en un palacio de ensueño, uno de los palacios más esplendidos de Europa en su época.

El Palacio es un complejo conjunto irregular de torres, estancias, galerías, jardines y patios que le confieren un aspecto anárquico y una singular silueta que sobresale sobre el caserío de la ciudad. A pesar de esa aparente anarquía el aspecto exterior es majestuoso.

Destacamos en las obras a Martín Périz de Estella, maestro mayor de mazonería y director de la obra de cantería, y al moro tudelano Lope el “Barbicano” encargado de las obras de carpintería. 

Acompañaron al monarca y conocieron los castillos franceses de la familia de Carlos III y los castellanos de la familia de la reina Leonor. 

Mención especial merece Jehan Lome de Tournay, tallador de imágenes, que sería el escultor más destacado en las obras del palacio y en todo el reino de Navarra. 

Numerosos artistas y de muy diversa procedencia se encargaron de decorar elegantemente el Palacio: así, moros y franceses realizaron hermosas yeserías, moros tudelanos se encargaron de cocer ladrillos barnizados y azulejos, pintores catalanes decoraron las estancias, además de otros artesanos entre los que se encontraban vidrieros, tapiceros, bordadores, argenteros, relojeros y armeros.

Comienzan las obras a impulsos de doña Leonor en 1399, que mandó construir junto a la iglesia de Santa María la capilla de San Jorge y la “Cambra et morada” de la reina. 

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Iglesia de Santa María la Real, Olite

A partir de 1400 Carlos III continuará las obras y seguirá de cerca el proceso constructivo. 

Primero se levanta el núcleo central donde se alojaba la gran cámara del rey y a partir de él se fueron añadiendo las principales construcciones: las cámaras del Rey y de la Reina, la galería de yeserías mudéjares, el Mirador del Rey de elegante tracería gótica, la torre del Homenaje, la torre del Aljibe, la torre Ochavada o de las Tres Coronas, la torre de los Cuatro Vientos y la torre de la “Joyeuse Garde”, atalaya, o del vigía.

 Especial cuidado se pone en la adecuación de cuidados jardines, como el Jardín de la Reina adosado a las cámaras reales, los patios inferiores de los Toronjales y la Pajarera, y amplios jardines exteriores con vides, frutales y exóticas flores.

Destaca el complejo hidráulico que dotaba de agua a los jardines.

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 El agua venía por conducciones desde el Cidacos y era remontada a la Torre del Aljibe por medio de un mecanismo con cangilones para ser distribuida por tuberías de plomo a las fuentes y jardines.

Jardines colgantes, toronjales (naranjos), gayolas (jaulas) de pájaros y ardillas, el estanque de la “taillada” con cisnes, aves de rapiña (azores y halcones) y jaurías de perros para las cacerías, y un verdadero zoológico: leones, un lobo cerval, un camello, varios gamos, un avestruz … incrementándose en tiempos del Príncipe de Viana con jabalíes, lobos, una jirafa, un papagayo y varios búfalos, completaban la imagen colorista y llena de vida y agitación de la Corte del rey Noble dándole un toque exótico.

Durante el reinado de Carlos III Olite gozó de paz, prosperidad y fastuosidad palaciega. Se celebraron varias veces Cortes del Reino. Aquí muere la reina doña Leonor en 1415 y diez años más tarde su esposo Carlos III. 

Grandes fiestas con muchos comensales y suculentos manjares, amenizadas por músicos y juglares, tenían lugar en las estancias del Palacio. 

El Archivo General de Navarra – sección de Comptos Reales conserva los libros de cuentas de las obras del Palacio que nos hablan de los artistas y artesanos, materiales empleados, motivos decorativos, precios y salarios.

Además de Carlos III y doña Leonor otros personajes ligados a la vida en palacio fueron su hija Doña Blanca y su nieto Carlos Príncipe de Viana. El Príncipe pasó su infancia y aquí se celebró con suntuosidad su boda con la joven flamenca Agnes de Clèves. 

Una bella estampa nos proporciona el viajero alemán Muncer que se detiene aquí al tiempo de contraer matrimonio el Príncipe de Viana con Agnes de Clèves (1439).

“Caminando pues por dicho reyno, llegue a una buena ciudad llamada Olite en la cual estaba el principe que por entonces era Rey de Nabarra, puesto que el reyno entero le obedecia mas que a su mismo padre el cual andaba siempre enemistado con su pueblo. 

Llebome un heraldo ante dicho principe o Rey el cual era muy joben; tratome amistosamente; hizo lo que yo le pedi y mando que me condujesen al aposento de su mujer, que era de nacimiento de la casa de Clebes. 

El heraldo me hizo ber el palacio; seguro estoy que no hay rey que tenga palacio ni castillo mas hermoso, de tantas habitaciones doradas. Vilo yo entonces bien; no se podria decir ni aun se podria siquiera imaginar cuan magnifico y suntuoso es dicho palacio”.

El Palacio fue residencia ocasional de don Francisco Febo y su madre doña Magdalena, así como la de don Juan de Labrit y doña Catalina, los últimos reyes de Navarra. En 1512 se entregó al Duque de Alba.

EDAD MODERNA:

Tras la conquista de Navarra en 1512 el palacio se convertirá en residencia de los virreyes al cuidado de un conserje o alcaide, según lo acordado en las cortes que Fernando el Católico convocó en Burgos en 1515. Durante la Edad Moderna fue mansión ocasional de los virreyes y escala esporádica de los monarcas españoles en sus visitas a Navarra.

Por merced real se había autorizado (1556) a los marqueses de Cortes para ocuparlo por una renta anual de 50.000 maravedís y los oportunos gastos de reparación; su alcaldío fue concedido luego por juro de heredad a los Ezpeleta de Beire, que lo ostentaron hasta el siglo XIX.

Con el declive de la importancia política de Olite su uso va a ser menor y le va a llevar a una fase de deterioro continuo debido al abandono y lo costoso de su mantenimiento. Muchas de las notas de ésta época se refieren a los gastos de las reparaciones y arreglos sucesivos.

En 1542 para en Olite el propio Emperador Carlos, en momento delicado para las fronteras, amenazadas por Francia. Posteriormente hará estancia en Palacio Felipe II (1592) y otros monarcas visitarán la ciudad en sus desplazamientos por el norte: Felipe IV en 1646 y Felipe V en 1719. Alfonso XII y Alfonso XIII conocieron el Palacio en ruinas.

En 1718 el virrey de Navarra hizo la propuesta de enajenar los palacios de Olite y Tafalla con sus tierras anejas. Su objetivo era recaudar fondos debido a la gran penuria de la hacienda después de la Guerra de Sucesión. Ofrecía como aliciente los privilegios de los palacios de cabo de armería, exención de cuarteles, asiento en cortes y demás beneficios de que gozaban estos solares. La venta no prosperó.

En 1739 con motivo de la visita de la reina viuda doña Ana de Neoburg se realizan diversas reparaciones. A los pocos meses llega a Navarra la infanta francesa Luisa Isabel de Borbón, hija de Luis XV, que, en virtud de uno de los pactos entre ambas monarquías, iba a casar con el infante don Felipe y ser futura Duquesa de Parma.

Durante la Guerra de la Convención el Palacio es utilizado como almacén por el ejército y contribuye a su deterioro. Un incendio, provocado durante la preparación del rancho de los soldados instalados en la Torre de la Prisión (Torre de las Tres Coronas), destruye buena parte de los ricos artesonados y techumbres. Es el preámbulo de próximas desgracias.

EDAD CONTEMPORÁNEA:

Es en la Guerra de la Independencia cuando recibe el golpe de gracia que le llevará a su casi completa destrucción.


En febrero de 1813 el general Francisco Espoz y Mina ordena prenderle fuego y destruirlo con pretexto de que los franceses no se hicieran fuertes en él. El parte que dirigió al general Mendizábal en 16 de febrero de 1813 dice:

“Así ha fenecido el sitio y la plaza de Tafalla, y tal ha sido el resultado de su guarnición, después de tres años de pacífica posesión, a la que jamás pude oponerme por falta de artillería. Concluida esta operación he mandado demoler el fuerte y destruir todas las obras de fortificación, así un convento inmediato que fue de recoletas y un palacio contiguo por considerarlo el enemigo.

Lo que igualmente he execuitado con otro Convento y palacio de Olite, a fin de tener expedita la carretera desde Pamplona a Tudela, y obviar que el enemigo pueda cobijarse”.

Por espacio de más de un siglo el palacio estuvo expuesto al abandono y buen número de sillares pasaron a formar parte de edificios y obras particulares. El conde de Ezpeleta siguió en posesión del Palacio Real y su administrador Señor Lacalle, con un taller de carpintería, un granero, dos bodegas y un corral de ganado lanar en su interior.

El pintor Jenaro Pérez Villaamil plasma en sus grabados el Palacio en ruinas y anota la saca diaria de ocho carretas de piedra por él presenciada.

El palacio fue adquirido en 1913 por la Diputación Foral de Navarra. En 1923 convocó un concurso entre arquitectos resultando ganador el proyecto de los hermanos José y Javier Yárnoz Larrosa y en 1937 comenzó su reconstrucción de la mano José Yarnoz.

Fue declarado Monumento Nacional (conjuntamente con la iglesia de Santa María) el 17 de enero de 1925.

Jardines del Castillo de Olite, un must que ver en Olite


Justo en frente dell Convento de San Francisco se encuentra otro de los lugares más bonitos que ver en Olite, los jardines del Palacio Real, ubicados en la calle Ronda del Castillo.

Se encuentran en la parte exterior de la muralla y desde aquí se tienen unas vistas inmejorables del Castillo y a una de sus torres. Nosotros nos entretuvimos un buen rato por aquí tomando fotos en los diferentes niveles.

En la parte baja hay unos jardines con un bonito paseo lleno de cipreses y unas mesas donde los turistas y locales se sientan a hacer un picnic mientras disfrutan de las vistas y la tranquilidad de la zona.

Si subís las escaleras llegaréis a un segundo nivel donde se tiene otra perspectiva del palacio.

Plaza de Carlos III «El Noble», la más bonita que ver en Olite

Plaza de Carlos III El Noble, Olite

Esta es la plaza principal y la más importante que visitar en Olite. Se extiende desde la entrada del Palacio Real y llega hasta una de las salidas de la muralla del «Cerco de fuera». En sus alrededores, alberga alguno de los monumentos más importantes de la villa como el propio Palacio Real, las Galerías Medievales, la Torre del Chapitel (que era una de las entradas al recinto Romano) y el Ayuntamiento.

Junto al Castillo, hay un pequeño paseo muy agradable con banquitos desde donde se tienen bonitas vistas a las torres. En esta zona de la plaza tiene también una pirámide como las del Museo de Louvre del París pero en miniatura.

A sus alrededores hay muchos bares donde podéis comer y tiendas donde comprar algunos souvenirs. También es el punto de encuentro principal de sus habitantes.

 Palacio viejo o Palacio de los Teobaldos

El Palacio Viejo, ubicado en la plaza de los Teobaldos al lado de la Iglesia de Santa María, se construyó antes que el Palacio Real y era parte de la fortaleza romana.

Palacio viejo o Palacio de los Teobaldos, Olite

Con la llegada de los monarcas navarros a Olite fue utilizado como palacio y residencia de los mismos. 

Del Palacio Viejo solo quedan las murallas y las torres, ya que en su época sufrió las destrucciones de la guerra de la independencia en 1814 y más tarde, en el siglo XIX, sufrió varios saqueos.

En 1923 fue restaurado junto al Palacio Real. En la actualidad no se puede ver por dentro ya que es un hotel.

 Iglesia de Santa María, un imprescindible que ver en Olite

Iglesia de Santa María, Olite

Después de hacer algunas fotos en el Palacio Viejo fuimos a la Iglesia de Santa María, otro de los lugares que ver en Olite imprescindibles.

Fue construida en el año 1300 y su arquitectura tiene influencias de la Catedral de Notre Dame de París. Su fachada tiene un estilo gótico y es una de las representaciones más importantes de la escultura navarra.

En el interior de la iglesia encontraréis una arquitectura de estilo renacentista y unas pinturas con influencia italiana, flamenca y alemana.

Torre del Chapitel o Torre del Reloj

La Torre del Chapitel es conocida también como torre del reloj, ya que en el siglo XIV se construyó en la parte superior el primer reloj de campana de la península.

Torre del Chapitel o Torre del Reloj, Olite

La torre se encuentra en uno de los laterales de la Plaza de Carlos III y, en su momento, fue usada como un puesto de venta de productos; años más tarde fue sede del consejo de Olite. Hoy en día es una de las entradas a la plaza.

En la parte baja de la torre se ubican un grupo de músicos que tocan melodías de la zona para animar a los turistas a cambio de unas monedas.

Galerías Medievales, lo más tradicional que ver en Olite

Las Galerías medievales se encuentran en medio de la Plaza de Carlos III y en frente de la torre del Chapitel. Tendréis que bajar unas escaleras para verlas.

Galerías Medievales, Olite

Allí encontraréis un museo donde se exponen obras se la antigua corte de Olite. A día de hoy se desconoce el motivo de su construcción, solo se sabe que datan del siglo XIV.

Iglesia de San Pedro

Ya eran más de las 15 horas así que decidimos comer en uno de los bares de la plaza y luego proseguimos nuestra visita. 

Iglesia de San Pedro. Olite

Caminando por la plaza en dirección al castillo paseamos por la Rúa Villavieja y llegamos a la Iglesia de San Pedro.

Se trata de un templo de estilo románico que llama la atención porque su torre es la más alta y se puede apreciar desde varios puntos de la villa. En la época medieval muchos peregrinos que recorrían el camino de Santiago se desviaban para visitar Olite, no solo por el Palacio Real, sino también por sus iglesias y entre ellas la de San Pedro.

En su interior se puede apreciar una figura de Santiago con su bastón de peregrino. Su arquitectura es una mezcla de estilos románico, gótico y barroco.

Monasterio de Santa Clara

Desde la iglesia de San Pedro cruzamos por la plaza de El Fosal y caminando por la Rúa Hospital nos topamos con la plaza de San Antón que alberga el Monasterio de San Clara, ubicada ya en el parte exterior de la muralla o del «Cerco de fuera».

En este convento se solía atender a los antiguos peregrinos del camino de Santiago. La iglesia data del siglo XIII, pero en los siglos XVII y XVIII fue reformada y es como la vemos actualmente.

Convento de San Francisco

Monasterio de San Francisco, Olite

Cuando terminamos de ver el Monasterio de Santa Clara aprovechamos para visitar la parte exterior de la Muralla de Olite así que continuamos nuestro paseo por la Rúa Alcalde de Maillata, la Rúa Romana y la Calle de la Estación donde nos encontramos con el Convento de San Francisco, ubicado en las afueras de la muralla.

Este convento data del siglo XV pero en el siglo XVIII sufrio algunas reformas aunque la puerta se mantiene. Cuenta la leyenda que este convento fue fundado por el mismo San Francisco de Asís, que mientras hacía su peregrinación a Santiago de Compostela se detuvo en Olite.

Museo del vino y la Viña de Navarra

Museo del vino y la Viña de Navarra, Olite

Entramos nuevamente a la villa hasta llegar a la plaza de Teobaldos. Frente al Palacio Viejo se encuentra el Palacio del Santo Ángel, que data del siglo XVII.

Este edificio es un museo dedicado netamente al vino y consta de 4 plantas. Cada una de ellas está dedicada a un aspecto distinto del mundo vinícola: historia del vino, viticultura, enología y mucha información sobre cómo catar el vino correctamente.

Olite es conocido como la capital del vino de Navarra por su amplia tradición vinícola y la gran cantidad de viñedos y bodegas que hay en los alrededores. Tanto es así que el Gobierno de Navarra fundó en 1982 la Estación de viticultura y etnología de Navarra (EVENA) dedicado al estudio, experimentación y promoción de distintas técnicas para el cultivo dela viña y la elaboración del vino.

Así que si os gusta el vino este museo es una de las paradas obligadas que visitar en Olite.

Pasear por las calles medievales de Olite

Calles Medievales de Olite

Lo mejor para visitar Olite es guardar los mapas, el GPS y perderse por sus calles medievales como la Rúa de San Francisco, la Rúa Mayor, la Rúa del fondo y visitar sus plazas como la plaza de Teobaldos, la plaza del Fosal, la plaza de la Cantarería, la plaza de la Rueda y la plaza de Carlos III. 

Además de todos los monumentos, hay muchos rinconcitos muy agradables e instagrameables que iréis encontrando por el camino.

El pueblo es muy pequeño por lo que no tardaréis más de 2 horas en visitarlo, sin incluir el Palacio Real de los Reyes de Navarra que es una visita aparte.

Nosotros estuvimos en Olite unas 3 horas por lo que no pudimos pasar la noche ahí ya que debíamos continuar nuestra ruta hacia Pamplona.

Ermita de Santa Brígida

Ermita de Santa Brígida, Olite

Otro de los lugares que ver en Olite es la Ermita de Santa Brígida. Está ubicada fuera de las murallas, en el Monte Encinar, a unos 3 km de Olite. No pudimos visitarla por falta de tiempo, pero leímos que dentro se pueden ver frescos y pinturas.

Además por los alrededores de la Ermita hay un encinar, considerado uno de los paisajes más bonitos que ver en Olite.

Las Fiestas Medievales 

son una de las celebraciones más importantes de Olite. Sus calles y castillos son el entorno perfecto para revivir la Edad Media.

Estas fiestas se celebran uno fin de semana de agosto y se congregan miles de personas. 

Fiestas Medievales de Olite

Cada una de las calles está decorada con escudos y espadas y las personas se disfrazan de caballeros, mercaderes, artesanos, malabaristas y jinetes que van alegrando cada una de sus rúas.

Uno de los lugares más importantes que ver en Olite, durante las fiestas, es su mercado ambientado en la Edad Media. Ahí se pueden encontrar muchos productos de la zona preparados artesanalmente. 

En las fiestas medievales también se elaboran cenas y comidas de la época en cada uno de sus restaurantes. Además hay pasacalles de reyes, princesas y exhibiciones de arqueros.

  

8. para Comer cerca de Olite

Restaurante Túbal Tafalla
Plaza Francisco de Navarra, 6, 
31300 Tafalla, España
+34 948 70 08 52

Restaurante Merindad de Olite
Rua de la Juderia, 11, 
31390 Olite, España
+34 948 74 07 35

Parador de Olite. Restaurante Teobaldos
Plaza Teobaldos 2, .
31390 Olite, España
+34 948 74 00 00

y algo mas económico

Meson El Sol en Olite
Plaza Carlos III El Noble S/N, 
31390 Olite, España
+34 948 74 03 25

9. Tafalla

PLaza de Navarra, Tafalla

Tafalla es una ciudad de más de 10.000 habitantes que ejerce de capital en la Navarra Media. Asentada a los pies del cerro de Santa Lucía, desde donde se extiende su casco antiguo hasta las orillas del río Cidacos.

Cabeza comarcal y centro de servicios de la zona, Tafalla se encuentra 37 km. al sur de Pamplona, muy próxima a Olite. Atravesada por el río Cidacos, la ciudad mantiene el sabor medieval en su zona alta y ofrece un aire más moderno en la zona céntrica, dedicada al comercio y los servicios.

La Plaza de los Fueros es punto de reunión de los tafalleses y escenario de los principales acontecimientos. 

La original fuente es casi un símbolo de la ciudad.

Calles de Tafalla

La tradición popular atribuye su fundación al primer poblador de la Península Ibérica, Túbal, que da nombre a una calle y al restaurante más afamado de la localidad. 

Las estrechas rúas medievales del casco histórico, flanqueadas por casas de piedra invitan a pasear sin prisas para descubrir su patrimonio.

Tafalla posee algunos conventos barrocos, como el de las Recoletas con un bellísimo retablo que anteriormente adornaba la iglesia abacial de la Oliva y que se considera la obra más destacada del manierismo navarro, unido al Palacio de los Mencos por un arco conforma una de las imágenes más representadas del lugar

Palacio de los Mencos, Tafalla

El convento comunica a través de un singular arco con pasadizo, con el Palacio de los Mencos (Condes de Guenduláin), del siglo XVII. 

También tienen interes algunos palacios renacentistas entre los que destacan el de los Mariscales, cercano a la iglesia de San Pedro, y neoclásicos, como el del Marqués de Feria junto a la Plaza de Navarra, porticada de estilo neoclásico y presidida por la Casa Consistorial.

10. Comer en Tafalla

Restaurante Túbal Tafalla
Plaza Francisco de Navarra, 6, 
31300 Tafalla España
+34 948 70 08 52

Bar Nuevo Hostaf
Plaza Fueros 1, 
31300 Tafalla España
+34 630 78 61 49

La Peña
Tubal, 14, 
31300 Tafalla España
+34 948 70 00 19

Brasas Asador
Avenida Sangüesa, 15-17, 
31300 Tafalla España
+34 948 70 31 48

11. Artajona

Adaptándose al dibujo de la loma sobre la que se asienta, la fortaleza de Artajona dibuja, desde lejos, el lomo de un dragón almenado.

Cerco de Artajona

Perfectamente adaptado al perfil que dibuja el cerro sobre el que se asienta, el Cerco de Artajona te ofrece la oportunidad de disfrutar de la fortificación popular medieval más importante de la Zona Media de Navarra.

Un paseo por su interior te descubrirá un conjunto amurallado del siglo XI que originariamente tuvo catorce torreones almenados, de los que sólo quedan nueve, unidos por el camino de ronda. Accede al recinto por cualquiera de los dos primitivos portales que se conservan, el de San Miguel y el de Remahua y retrocede en el tiempo hasta la Edad Media.

Imagina el espacio habitado por reyes, nobles a caballo, juglares, obispos y labriegos vestidos con pesados ropajes. Recrea épocas pasadas y trata de imaginar cómo se vivió en este recinto coronado por la iglesia-fortaleza de San Saturnino, un sólido e imponente edificio del siglo XIII, declarada Monumento Histórico Artístico.

En la parte más alta de Artajona se abre a la vista un impresionante lienzo salpicado de torreones almenados que se adapta al terreno dibujando un perfil arriñonado rodeado de campos. El origen de esta fabulosa fortificación, conocida como “El Cerco”, se remonta al año 1085, fecha en la que se iniciaron los trabajos encargados por los canónigos de Saint Sernin, de Toulouse, obras que finalizaron en 1109.

El lugar ha sido, a lo largo de los siglos, anhelado por reyes, señores y clérigos, lo que provocó numerosas luchas que hicieron necesarias varias reconstrucciones de la fortaleza, especialmente durante el reinado de Carlos II el Malo (XIV).

Tras superar las empinadas cuestas que llevan hasta la muralla, podrás acceder libremente al recinto a través de dos primitivos puentes, el de San Miguel y el de Remahua. Los robustos lienzos de sillería estaban vigilados por catorce torres, de las que se han conservado nueve de forma cúbica y almenada, unidas por la muralla del siglo XII y por un paseo de ronda.

Todo el conjunto protege a la iglesia-fortaleza de San Saturnino que, además de ejercer de campanario, supuso un importante punto de vigía. Construida en el siglo XIII sobre las ruinas de un templo románico, formó parte de la defensa del conjunto, y así lo evidencian sus robustos muros y contrafuertes, el paso de ronda sobre la bóveda de la nave que sirvió de calabozo, el pozo de agua, el uso que hicieron de la sacristía como cárcel y la torre prismática del siglo XIV utilizada como puesto de guardia en el siglo XV.


Iglesia-fortaleza de San Saturnino, Artajona, Navarra 

Destaca especialmente su monumental portada gótica de finales del siglo XIII; doce arquivoltas ricamente decoradas enmarcan el tímpano en el que están talladas las imágenes del martirio de San Saturnino y de la reina Juana de Navarra y su esposo Felipe el Hermoso.

Otra pieza curiosa es el aljibe medieval. Recientemente encontrado en el lado norte de la iglesia, tiene una superficie de siete por cuatro metros, así como tres metros de profundidad. 


Aparece cortado en su parte superior, pero se conservan las ménsulas de arranque de los arcos de las bóvedas de crucería que debió tener.

Si tu visita coincide con la apertura ocasional de la iglesia podrás contemplar un retablo gótico realizado entre 1505 y 1515 que alberga una talla sedente de San Saturnino, una talla gótica de la Virgen con el Niño, y un calvario de estilo gótico hispano-flamenco que se completa con pinturas y abundantes oros. Asimismo, en el ábside también podrás disfrutar de interesantes pinturas murales góticas.

Tras recorrer la fortificación asómate al imponente caserío de Artajona que desciende por la ladera del cerro y disfruta de una impresionante vista sobre el conjunto de este pueblo medieval.

12. Comer en Artajona

Asador El Cerco
Calle MAYOR, 3 BAJO, 
31140 Artajona España
+34 948 36 40 74

Restaurante Kutximangi
Calle Eugenio Mendioroz S/N,
31140 Artajona España
+34 948 36 48 86

13. Puente la Reina 

ETAPA 4 – Pamplona/Iruña – Puente La Reina/Gares | Camino GourmetLa presencia de pobladores francos en este privilegiado cruce de caminos que es Puente la Reina, cabría asimilarla en su cronología y en sus formas de acogida de población ultrapirenaica con el primitivo burgo de Estella.

Puente la Reina, Navarra

O dicho de otro modo, casi con toda seguridad antes de 1080 inmigrantes –en su mayoría franceses (francigenae)– habían constituido una colonia habitada junto al Ponte del Arga. 

Su rápido crecimiento estuvo ligado a su condición de cijada, donde convergen los peregrinos que, a través de las grandes arterias aquitanas, han hollado los pasos de Somport y Roncesvalles. 

No se conoce con exactitud el primitivo emplazamiento del barrio judío, aunque como el resto de sus compañeros de aventura debieron acomodarse en el poblado de Murugarren, al que, en 1122, Alfonso el Batallador le dotó de un término y licencia para edificar y al que extendió el fuero de los francos de Estella.

Archivo:Puente la Reina.jpg - Wikipedia, la enciclopedia libre
 Puente la Reina, Navarra

Los sucesivos aportes de población favorecieron su transformación –desde mediados del siglo XII– en una villa de planta rectangular, con cuatro portales (San Pedro, de Suso, el Mercantil y del Puente) y dos ejes transversales de calles, que seccionaban la rúa Mayor. 

En los extremos de esta arteria principal se localizan las iglesias del Crucifijo –llamada también de Santa María de los Huertos–, al este y al oeste la de San Pedro.

Esta villa-camino, que aparece tan bien planificada a juzgar por los elementos de su morfología, acoge a los distintos grupos sociales que la integran en cinco barrios: de la Navarrería o de la Población, que ampara a las gentes del lugar; los de Suso, los Cambios y la Carnicería agrupan a los emigrados venidos de otras tierras, generalmente francos; y, San Pedro, formado por labriegos del término de Murugarren, en cuyo extremo occidental, frente a la iglesia parroquial cabe situar la judería, cuyo vecindario podría estar constituido por unas 15 o 20 familias.

Entre ellas, los Ensabrut, Abolfaça, Leví y Bergerac, originarios de Francia en su mayoría, operan en los mercados de Puente y las aldeas vecinas como prestamistas, mercaderes y artesanos. Sin embargo, su nivel demográfico muestra cierto estancamiento. 

La movilidad es frecuente como se desprende del uso que de esta judería hacen los llegados de más allá de Ultrapuertos (Bona de Saint Maixent, viuda de Orcely, Leonet de Gerona o Orsel de Perpiñán), instalados en ella de forma provisional antes de marchar a tierras de Aragón.

Iglesia del Crucifijo, Puente la Reina

Así, en 1366 el vecindario de los distintos barrios antes citados era de unos 120 hogares, de los cuales algo más de un diez por ciento corresponde a los judíos.

Es decir, con valores muy próximos a los referidos un siglo atrás.

Esta circunstancia, unida a su estratégica situación, hacía que su comunidad basculase entre la jurisdicción de la aljama de Estella y la de Pamplona, hasta quedar definitivamente adscrita a este última desde el segundo tercio del siglo XIV. Idénticas oscilaciones de adscripción muestra, al menos en un principio, la judería de Monreal. 

Esta villa, situada a piedemonte de la Higa –máxima altitud de la Sierra de Alaiz–, sirve de unión, como etapa final del Camino de Santiago, entre las villas de Sangüesa y Puente la Reina.

Por ese eje transversal circulan los peregrinos que utilizan la ruta provenzal. Quizá para reforzar esa función de acogida, García Ramírez el Restaurador, en 1149, le concede el fuero de los francos de Estella.

Dónde dormir en Puente la Reina | Alojamientos | España Fascinante


Puente la Reina, Navarra

Semejante texto normativo pudo amparar la existencia, más o menos consolidada, de emigrados judíos y cuya posterior vinculación con la judería de Pamplona quedará ampliamente documentada.

Entre los elementos de su topografía urbana cabe destacar –además del Castillo, uno de los más importante del reino– las iglesias de San Martín, Santa María y San Juan; el puente sobre el río Elorz y la judería, situada intramuros, al pie del promontorio defensivo que se alza sobre el cerro que domina la villa. 

Además de la sinagoga y el fosal, de los que no se conserva resto alguno, el recinto de la judería casi llegó a figurar como una dependencia de esta especie de Burgo castral, verdadero guardián defensivo de la Cuenca de Pamplona.

Los portales del barrio judío, línea divisoria de ambos mundos, serían testigos mudos del vivir de sus moradores y espacio donde se dirimen conflictos de jurisdicción.

Dada su proximidad a la capital del reino, durante varios decenios albergó una de las casas de la moneda y desde comienzos del siglo XIV posee la condición de “buena villa”, es decir representación en las cortes o asambleas representativas del reino. 


14. Comer en Puente la Reina

Asador el fogón de etayo
Calle Cerco Viejo 78 78,
31100 Puente la Reina España
+34 948 34 05 12

Restaurante La Conrada
Paseo los Fueros 17, 
31100 Puente la Reina España
+34 948 34 00 52

y algo mas económicos

Vinoteca Ganbara
Calle Mayor, 86 86 Bajo,
31100 Puente la Reina España
+34 618 45 58 80

La Fonda de Tito
Calle Mayor, 50, 
31100 Puente la Reina España
+34 948 34 00 75

15. Estella 

Estella, Navarra

Una ciudad representada en su escudo con una estrella de ocho puntas. Quién sabe si la misma estrella de la Vía Láctea que guiaba a los peregrinos en su caminar. Y es que palpas su ambiente jacobeo por todas partes; peregrinos, símbolos, puentes, iglesias y palacios por doquier. 

 Además, su judería -fue la tercera en importancia después de las aljamas de Tudela y Pamplona-, envuelve toda la ciudad. 

La Plaza de los Fueros

La Plaza de los Fueros, Estella

Todo recorrido por Estella debe comenzar en la plaza de los Fueros, centro neurálgico de la localidad. Se trata de una plaza amplia con varios edificios a su alrededor que llaman tu atención. En especial una casa justo a la derecha de la Iglesia con muchos balcones de reja perfectamente en hilera, algunos de ellos con geranios.

Apunta estas tres joyas románicas: el Palacio de los Reyes de Navarra, el claustro de San Pedro de la Rúa y la portada de San Miguel.

Ponte en el medio de la plaza y mira a tu alrededor. Descubrirás que la plaza está llena de bares con historia: el Florida el Monjardín, La Terraza, etc. Son de esos bares con aire antiguo en los que ves mayoritariamente personas de edad sentadas en la terraza y disfrutando con sosiego del café mientras se entretienen viendo a la gente pasar.

En el centro destaca sobre el resto la Iglesia de San Juan Bautista una iglesia de piedra amarilla con tintes neoclásicos. Date una vuelta alrededor de ella y descubrirás que está sepultada a ambos lados por construcciones posteriores. 

Vimos viviendas, un bar e incluso un locutorio. Te prometo que tras el susto inicial no me atrevo a decir si el contraste entre las personas que entran al templo por la puerta románica y las que lo hacen por la puerta del locutorio, justo a la derecha de la misma, es puro feísmo o un ejemplo de integración que debe perdurar.

Palacio de los Reyes de Navarra


Palacio de los Reyes de Navarra, Estella

En Estella, en la plaza de San Martín, donde brilla con todo su esplendor el recuerdo de la ciudad medieval antiguamente poblada por francos y judíos, se encuentra el Palacio de los Reyes de Navarra, también conocido como Palacio de los Duques de Granada de Ega. Es el único edificio románico de carácter civil que existe en Navarra y fue declarado Monumento Nacional en 1931.

Levantado en el último tercio del siglo XII y orientado hacia la iglesia de San Pedro de la Rúa, nos descubre una magnífica fachada con dos capiteles historiados, uno de los cuales representa la lucha de Roldán y el gigante Ferragut. En la actualidad, alberga el Museo Gustavo de Maeztu.




Palacio de los Reyes de Navarra, sede del Museo Gustavo de Maeztu
En la estellesa plaza de San Martín, ocupando la esquina con la calle de San Nicolás, antigua rúa de los Peregrinos, se alza el Palacio de los Reyes de Navarra, una de las joyas arquitectónicas de la ciudad de Estella y único ejemplo del románico civil de la Comunidad Foral.

Palacio de los Reyes de Navarra, Estella

El elemento más significativo de este edificio de planta rectangular es su bella y armoniosa fachada, articulada en tres cuerpos y dos torreones. 

Su piso inferior presenta una galería de cuatro robustos arcos de medio punto, mientras que en el segundo cuerpo destacan sus cuatro grandes ventanales, divididos cada uno de ellos por cuatro arquillos apoyados en finas columnas encapiteladas. 

La parte superior, cuya ampliación fue realizada en el siglo XVII, es un ático de sillería provisto de tres saeteras y protegido en los ángulos por dos torreones.

La fachada está enmarcada en los extremos por dos columnas superpuestas con cuatro hermosos capiteles, dos vegetales y dos historiados. El capitel inferior de la columna izquierda, es el más famoso de los dos historiados y en él podrá distinguir la lucha de Roldán y Ferragut, siendo el primero paladín de Carlomagno, y el segundo, un gigante moro. El capitel recoge el momento en el que el héroe cristiano vence al musulmán al atacarle en su único punto débil, el ombligo.

En la columna de la derecha, el capitel superior recoge dos escenas sin conexión entre sí. En la parte izquierda, se representa la fábula del burro tañendo el arpa que escucha un león sentado sobre sus cuartos traseros, y en la derecha, aparecen dos avaros, de cuyos cuellos cuelgan las bolsas del dinero, que caminan hacia su castigo cogidos por un cepo. A su lado, los condenados se queman en una caldera vigilada por cuatro diablos.

El segundo cuerpo de la fachada está culminado por un tejadillo con retícula de rombos sobre canes, pencas y otros temas vegetales, además de volutas, lóbulos, puntas de diamantes y un pez.

La Plaza de Santiago

un doble triángulo

Está muy cerquita de la plaza de los fueros y se trata de una plaza de nueva construcción. 

Su forma triangular le da un aspecto curioso, sobre todo porque los árboles que rodean la fuente central tienen exactamente la misma colocación.

La Calle Mayor

epicentro de la vida de Estella

Una vez hayas visitado ambas plazas busca la calle Mayor y comienza a caminar hacia la izquierda. Encontrarás una calle animada con un gran número de tiendas. Nos encantó ver como en Estella el comercio tradicional resiste y esta calle es el mejor ejemplo de ello. Casi nadie daba la sensación de turista, solo vimos personas de allí paseando y haciendo sus compras.

Hay tiendas tan diversas como una de alimentación ecológica, varias tiendas de ropa, mercería, papelería y la que más nos llamó la atención; la tienda de vinos y licores de Hermenegildo Elcano que te teletransporta a los años 50 del siglo pasado. 

Recuerda mirar también hacia arriba. A mitad de la calle a mano derecha hay un palacio barroco con unos balcones con forma de concha que a buen seguro llamarán tu atención.  También hay con arcos que aguantan unas casas con otras, el más bonito es la Calleja del Chapitel ya casi llegando a la Iglesia de San Miguel.

Iglesia de San Miguel 

Iglesia de San Miguel, Estella

Este templo aparece de repente ante ti a mano izquierda mientras caminas por la calle Mayor. Y es que la Iglesia de San Miguel está enclavada en lo alto de una roca por lo que da la sensación de que te encuentras ante un castillo. 

Se puede subir por la escalinata o acceder dando un rodeo por la calle que se abre ante ti. Te recomiendo lo primero, encontrarás un bonito patio con un olivo que le da un toque bastante bucólico en la parte de atrás del templo.

Fíjate en la torre. ¿No te parece que es un añadido un poco raro? Si sabes la historia me la puedes contar en los comentarios… Por cierto, también nos encontramos el templo abierto y sin nadie que lo cuide, algo que ya no se ve y que es una prueba de los tranquila que es Estella.

El Puente de la Cárcel 

Puente de la Cárcel, Estella

Continúa bajando hacia el río desde la Iglesia de San Miguel y te encontrarás con el Puente de la Cárcel. Parece antiguo, pero fue construido en los años 70 tratando de conservar un poco del estilo del primer puente que hubo en ese lugar. Un puente románico que fue destruido por los liberales en 1873 en el marco de la Tercera Guerra Carlista.

Al cruzar el puente tuerce la izquierda y ve a ver la Iglesia del Santo Sepulcro. Tiene una portada románica con varias escenas de la pasión entre las que destaca la última cena en la parte inferior de la misma.

Esa calle es la que da entrada a los peregrinos por lo que no será difícil que te cruces con alguno. También es la zona donde se va a hacer deporte y pasear. Si miras un poco hacia arriba verás el Convento de Santo Domingo, un bonito edificio que en la actualidad es una residencia de ancianos. No se puede visitar, pero desde fuera llama la atención.

Calle Curtidores y el Museo del Carlismo

Continúa imitando la entrada que hacen los peregrinos a la ciudad, recorre toda la calle Curtidores. Mientras caminas te irás encontrando albergues y otros negocios que dan servicio a los peregrinos a cada lado de la calle.

En esta calle también está el Museo del Carlismo, que te recomiendo especialmente. Un museo público, creado con rigor histórico, que hace un completo análisis de este movimiento. Te explico un poco… El Carlismo se originó con el nombramiento de Isabel II como reina tras suspender su padre Fernando VII la ley sálica que impedía reinar a las mujeres. 

Su primo el infante Don Carlos reivindico el trono como primer varón en la línea sucesoria lo que desencadenó varias guerras y enfrentamientos que llegan casi hasta nuestros días. De hecho, aún hay un descendiente de este último que reivindica el trono.

Iglesia de San Pedro de la Rúa 

Claustro de la Iglesia de San Pedro de la Rúa, Estella

La Calle Curtidores te lleva hasta la plaza de San Martín otro de los sitios más bonitos de Estella. Allí encontrarás la oficina de turismo en el edificio del antiguo ayuntamiento y justo a la derecha la Iglesia de San Pedro de la Rúa que es el edificio más imponente de la localidad y donde destacan sobre todo su gran escalinata y el claustro interior. Fue de los sitios que ver en Estella que más nos gustaron.

Justo enfrente de la oficina de turismo está el Palacio de los Reyes de Navarra que alberga el Museo Gustavo de Maeztu, pintor y hermano del conocido pensador. Este museo fue otro de los agradables descubrimientos que nos brindó Estella.

No dejes de caminar hasta el final de la calle para ver la Puerta de Castilla, es de lo poco que se conserva de la muralla medieval de Estella.

Parque de los Llanos y el Edificio de la Estación

Una vez hayas visto la puerta vuelve sobre tus pasos para cruzar el río por el puente del Azucadero, desde allí hay una vista del río muy chula. Para mí es la postal más bonita de Estella, de hecho es la vista que he elegido como foto de portada del artículo.

Al cruzar el puente tuerce a la izquierda y llegarás al Parque de los Llanos, auténtico pulmón verde de la ciudad.

Juderia de Estella

Poco después de superado el ecuador del siglo XI, ya se sabe que había presencia judía en la zona de Estella, pero la ciudad como tal no se funda hasta 1090, cuando el rey Sancho Ramírez decide asegurar la zona frente a las agresiones musulmanas y proteger el Camino de Santiago.

Recursos visitables Estella Otoño 2017 - Restaurante Navarra

Para ello eligió un lugar en el que hubo un poblado, en una franja de terreno entre el río Ega y la montaña, en un principio fue habitada sólo por ciudadanos francos, es decir, comerciantes y hombres libres de vasallaje, sin nobles, clérigos ni campesinos.

El rey dotó a la ciudad de un fuero a imagen del de Jaca y con el que trata de dirigirla hacia un desarrollo basado en el comercio y los servicios, para el que es propicio el lugar elegido en la fundación.

En Estella ocurre un suceso terrible: en 1328, aprovechando el vacío de poder tras la muerte del rey Carlos I, se produce un asalto a la judería en el que muchas casas son saqueadas y no pocos judíos asesinatos.

La reina Juana II multó a la ciudad por estos hechos y hubo también condenas -incluso de muerte- a los principales implicados, pero al parecer buena parte de estos castigos no se llegaron a ejecutar.

La judería logró, no obstante, recuperarse y tres décadas después tenía tantos habitantes como antes del asalto, si bien muchos de ellos eran judíos franceses e ingleses, ya que los que habían huido en el asalto no volvieron a la ciudad.

Una buena forma de empezar  es en la oficina de turismo, en la que una maqueta reproduce lo que debía ser la villa durante la época medieval, con su judería separada del resto del casco urbano por su propia muralla.

 Los lienzos de esta muralla que aún se conservan son, sin lugar a dudas, el resto más importante del pasado sefardí en Estella, además de ser bastante excepcionales en el conjunto de España, donde estas defensas internas no se han conservado prácticamente en ningún lugar.


Protegido por esa muralla se encuentra el espacio de la llamada judería nueva, en el que se han realizado excavaciones arqueológicas ya en el siglo XXI, en las que se han encontrado diferentes materiales de construcción y restos a partir de los cuales se puede asegurar que las viviendas de la judería estaban construidas en terrazas que se adaptaban a la inclinación de la colina.

Tampoco deben perderse la iglesia de Santa María Jus del Castillo, un templo románico levantado exactamente en el solar que tenía la primera sinagoga.


Por último, una curiosidad interesante son las dos figuras de hombres judíos que sostienen el dintel de la iglesia del Santo Sepulcro, probablemente imágenes hechas para representar un papel negativo de los sefardíes y un buen reflejo del ambiente que se respiró en la ciudad a finales del siglo XIII y que acabó llevando al asalto de la judería de 1328.

Estella: de la judería vieja de Elgacena a la “nueva” de Belmecher 

Como es sabido de todos, el primer burgo de francos en suelo navarro corresponde a Estella, enclave social inédito hasta ahora, regido por un texto normativo o fuero, otorgado por Sancho Ramírez –soberano con el que se inicia la unión dinástica de los reinos de Pamplona y Aragón– al poco de ceñir la corona, entre los años 1076 y 1077.

En dicho fuero se alude asimismo a los inmigrantes judíos, cuya instalación en este territorio debió de ser simultánea al de la población cristiana y, en cierta medida, quedaban equiparados ambos grupos sociales .

Ya en 1089, el rey de aragoneses y pamploneses, hizo uso de la pecha (paria), décima, pleitos y homicidios de los judíos de Estella –junto a la lezda de los de Lizarrarella– en la concesión de diversos derechos y propiedades a la iglesia de Santiago de Funes .

 Poco después, en 1093, se hace donación al monasterio de Montearagón del diezmo de los judíos de Estella y de los instalados en la villa que llaman Lizarrarella .

A tenor de estos textos, puede pensarse en la existencia de dos espacios –el castillo de Estella y la villa antes mencionada–, netamente diferenciados.

Diez años más tarde, en 1145, el obispo de Pamplona don Lope de Artajona consiguió del monarca navarro la cesión de la sinagoga y otras dependencias de la misma ya en desuso, con destino a la construcción de una cuarta parroquia –en este caso directamente vinculada a la sede iruñesa–, dedicada a Santa María y a Todos los Santos, conocida con el tiempo como Santa María Jus del Castillo o simplemente Santa María de la Judería8 .

Semejantes reajustes topográficos y de devoción obedecen a un claro propósito de la corona de contentar a la iglesia ante las evidentes muestras de amparo y protección dispensadas a los emprendedores judíos estelleses, dotándolos de un solar amplio y mejor protegido, acorde con el proceso acelerado de urbanización a que estaba siendo sometida la ciudad del Ega en la segunda mitad del siglo XII.

El favor dispensado por los soberanos de la dinastía “sancha” se manifiesta, entre otras actuaciones, en la confirmación del legendario Fuero de los judíos de Nájera a las aljamas de Tudela (1170 y 1211) y Funes (1171), al que se añaden otros privilegios, pero la judería estellesa no cambió su régimen jurídico, permaneciendo sujeta desde su inicio al fuero de francos, más real y acorde con las promesas de los monarcas repobladores

   

16. para Comer en Estella

Casanellas taller Gastronómico
Calle Espoz y Mina 3 Bajo,
31200 Estella España
+34 676 29 16 15

Bar Mundo
Calle La Rua 6, 
31200 Estella España
+34 948 55 45 38

La Cepa
Plaza Fueros 15 Esta Situado En Un Primer Piso,
31200 Estella España
+34 948 55 00 32

y algo mas economicos

Namasté
C/La Rua, 
31200 Estella España
+34 600 35 88 10

Simona´s Pizza
Calle Navarreria 4 Bajo, 
31200 Estella España
+34 948 55 09 28

17. Los Arcos


El pueblo navarro de Los Arcos, en el Camino de Santiago
Los Arcos, Navarra

La presencia de judíos en la villa, apoyada en este documento, la encontramos en el siglo xiii, si bien los más numerosos tienen su aljama en el siglo xiv, perfectamente afincados en sus labores mercantiles. 

La documentación manejada en este apartado está tomada, casi en su totalidad, de «Navarra Judaica».

En las múltiples y breves escrituras notariales transcritas en la monumental obra, se nos ofrece una nómina enorme de vecinos, tanto cristianos como judíos, lógicamente sin obedecer pautas de empadronamiento por calles o barrios.

Puerta de Castilla, Los Arcos :: Descubre Navarra, Turismo en Navarra
A los judíos los encontramos presentes desde el siglo xiii si bien, en esos primeros textos, no figuran en Los Arcos individuos concretos, excepto los citados por Juan Carrasco tomándolos del documento v de la catedral de Pamplona.

Puerta de Castilla, Los Arcos, Navarra

 En los Registros de Comptos se habla, por ejemplo, de impuestos cobrados en la villa del tributo de la «fossaderie prope tincture et scripture judeorum 1285». 

Otras veces señala «... de Arcubus per tributo fossaderie et omnibus caloniarum usque ad 60 s. et scriptura cartarum judeorum per annum... 1290»

El último judío localizado en la época estudiada es Simuel Algamiz. Consta su nombre en una comisión y mandamiento de Carlos III el Noble a Miguel de Igúzquiza, portero real, para que se embarguen los bienes del citado judío que había huido del reino sin permiso del monarca; pero este sujeto ya consta como prestamista en 1407. 

En todo ese tiempo, en torno a los dos siglos, los nombres distintos de otros tantos judíos registrados en Los Arcos rondan los 120. No quiere decir que no hubiese habido más; de esos, al menos, hay constancia documental.

Por otra parte, en cuanto a los nombres, no resulta fácil la identificación de los sujetos debido a la diversa grafía.

Dependiendo del escribano o notario de turno, hay variaciones.

Los Arcos, Navarra

A título de ejemplo, el nombre Abraham lo encontramos así: Abran, Abram, Abraham, Auran; si le acompaña el apellido, la cuestión se aclara solo en parte, porque hay un Abram Ambolat, mercader de 1381, y un Abram Embolat, también mercader, en 1366.

El apellido Benayon lo escriben así: Venayon, Uenayon y Euenayon.

Sirvan estos casos para indicar la dificultad de aclarar quién es quién, por cuestiones tan elementales. La fecha, más o menos próxima en que figuran con una u otra grafía, puede ayudar a identificarlos. 

La familia más numerosa es la de los Embolat o Enbolat, del que hemos localizado los siguientes personajes: Abraham, Elezer o Helezer, Gento, Jacob, Juce (el más frecuente) Mose o Mosse, Salamon o Salomon, Symuele y Ximuel. Con el apellido Leui o Levi, se cita a: Abram, Achac, Aya o Haya, Juce, Judas, Salamon y Salomone. 

Algunos llevan el calificativo don indicando cierta notoriedad. Los nombres de mujeres son escasos; algunas vienen citadas con su marido: Algoer, «judia muger qui fue de Juce Enbolant (sic) qui fue»; dona Jamila, mujer de Juce Benquis; Dueyna, mujer de Juce Embolat; dona Merian, probablemente identificada con Myrien; Solbeillita, «muller de Junez Enabez, judios morantes en Los Arcos», constando sus nombres por la pena impuesta de una carta iudeuenca de obligación. 

De otra mujer, Mesieylla, daremos noticias posteriormente. Si hablamos de la profesión u oficio de estos vecinos judíos, la mayoría vive como negociantes prestamistas, otras veces se implican en operaciones de compraventa de casas o tierras, frecuentemente de viñas. En estas operaciones, el prestamista o comprador suele aparecer acompañado por otro gionario como testigo u apoderado, ante el notario o guardasellos del rey en la villa.

Actúan con la característica crematística judía en todas las latitudes: comerciantes, sobre todo, con dinero, aunque en ocasiones también los encontramos traficando con trigo. Algunas de las mujeres citadas, como la de Juce Embolat, dona Dueyna, siguen las mismas ocupaciones laborales que el marido, si bien se diría hacerlo por cuenta propia, ya que ella es la acreedora.

Judería y sinagoga en el barrio de los Infanzones 

Al parecer, la zona de la villa ocupada por los judíos estaría situada en el barrio de los Infanzones.

Nos apoyamos en el inventario de los papeles del cabildo parroquial de Los Arcos, manuscrito en 1472. 

Al enumerar los censos, hallamos esta referencia: Yten, sobre las cassas de los Infanzones, que antiguamente fue la sinoga (sic) y al presente tiene por atenençias la casa que fue de Gil Soria y, a la otra parte, la casa de su padre de don Barriofrio (que fue uno de los beneficiados de la parroquia) y, sobre la pieça del losal de los judios, se pagan, en cada un año, treinta y seis groses. Item, compro Pero Sanchiz el peligero vnas casas de la nuera de Judas de Nauarrete, en el Barrio de los Infanzones, pueden valer12 libras. Paga a mi, Remon, 60 sueldos30. 

Más adelante conoceremos nuevas referencias sobre este barrio en relación con los judíos; pero la primera noticia con el nombre de ese barrio nos la da un documento de la catedral de Pamplona. 

En la actualidad, con transformaciones seculares en las viviendas, borradas las huellas de muros y probablemente de cimentación, el paraje se ubicaría, en su mayor parte, en la calle San Antón. 

El primitivo trazado de callejuelas, discurriendo en el espacio y patios interiores desde la actual calle Carramucera a la de Santa Eulalia (antes conocida como de Tejedores –con muy posible referencia a los tecedores judíos–) próximo a la muralla, sería el habitual escenario de los judíos artesanos y de su sinagoga.

En documentación del año 1381, por ejemplo, aparecen gran cantidad de transacciones mercantiles, afectadas por el gravamen que debía pagarse a la hacienda real por las mismas, carga que suponía un 25 %. Es muy probable que, para librarse de impuestos tan fuertes, muchos judíos emigrasen a los reinos limítrofes de Aragón y Castilla.

Como ejemplo de transacciones mercantiles en las que figuran: vecinos cristianos normales –incluido el alcalde– matrimonios, clérigos, con comerciantes judíos, transcribimos, un poco más adelante, relación de heredades que estos vendieron a cristianos en el año 1381. Se señala el gravamen que debían pagar a la hacienda real: hasta un 25 %. 

Carlos II introduce (había introducido años antes, decimos nosotros) una forma especial de «ayuda», conocida con el nombre de «alcabala», a imitación de lo que venía haciéndose en Castilla: el pago de ciertas cantidades por las transacciones comerciales; autorizada como una nueva «ayuda» o impuesto extraordinario, y por tanto, temporal y pasajero, acaba por generalizarse y renovarse periódicamente con tasas diversas.

De acuerdo con el Libro de fuegos o de la ayuda de los cuarenta mil florines otorgados al rey en la villa de Tudela (año 1366), a Los Arcos, que entonces contaba 124 fuegos, de los cuales doce eran de judíos, le supuso una ayuda impuesta de 310 florines.

Nos llama la atención porque, según Carrasco, en el Libro del monedaje de Tierras de Estella (1350), habla de los que en Los Arcos, moran «en el Mercado», o en el «quinnon del Castro» y, finalmente, en el «quinnon de Roytegui». Podríamos identificar a la Poblation Susana con Roytegui, la Poblation Jusana con la del Mercado, junto a la parroquia. 

El Castro –cuyo nombre figura en el fuero de 1176 otorgado por Sancho el Sabio con vocablo latino sinónimo del castillo– se mantiene con idéntico nombre. Las heredades más numerosas inventariadas son las viñas, no menos de sesenta y cinco. Resulta imposible determinar su superficie cultivada, ya que no se especifica las peonadas de cada una.

 Las tierras de pan llevar fueron las menos. Se desprende de los datos conocidos que la familia judía más adinerada en la villa era la de los Embolat, no solo en estas operaciones de compraventa apresurada, sino como prestamistas habituales. 

18. y para Comer en Los Arcos

Monaco Restaurant
Plaza Coso 1 Monaco Hotel, 
31210 Los Arcos España
+34 616 03 98 93

Bar Restaurante Iribia
Calle Parraldia 1, 
31281 Ancín España
+34 948 53 43 82

y en los proximidades,  siguiendo el Camino de Santiago encontramos 

19. Torres del Rio

Torres del Río (Navarra) - YouTube
Torres del Rio, Navarra

Torres del Río es un pueblo antiguo de casas de piedra apiñadas en torno a la iglesia parroquial de San Andrés y a la iglesia del Santo Sepulcro que es su monumento más singular y una de las joyas del románico navarro del siglo XII. 

Zona fronteriza entre los reinos de Castilla y Navarra, Torres del Río alcanzó prosperidad por su posición estratégica en el Camino de Santiago. 

Hoy en día mantiene el carácter hospitalario con varios establecimientos hosteleros y algún restaurante. Un corto paseo nos llevará hasta el antiguo lavadero y desde la vecina localidad de Sansol podremos disfrutar las mejores panorámicas de este bello pueblo.Leer más

IGLESIA DEL SANTO SEPULCRO. 

Torres del Río, Navarra, Camino Francés :: Guía del Camino de Santiago

Su originalidad viene dada por su planta centralizada, que nos recuerda mucho a la iglesia de Santa María de Eunate, pero que aquí adopta mayor monumentalidad y perfección arquitectónica. Este esquema tan simétrico y centralizado se explicaría por su advocación como Santo Sepulcro. 

El octógono de su planta se convierte en un módulo que se traslada y repite en todo el conjunto del templo, lo que da lugar a una extrema perfección constructiva. En la planta se marca el eje longitudinal formado por ábside, octógono central y torreón-escalera, destacando la cubierta estrellada que tiene claras reminiscencias de la arquitectura mahometana.

La fama de esta iglesia románica del Santo Sepulcro de Torres del Río viene determinado por ser uno de los templos poligonales de España y de Navarra.

También por su belleza y rigurosa calidad constructiva, de magnífica sillería, buenas proporciones y cuidada terminación en todos los detalles.

Frente al templo del Santo Sepulcro nos interrogamos por qué en algunos libros eruditos y no tanto, tildan el románico como un estilo horizontal y pesado. Basta con contemplar esta iglesia desde la fachada principal o, aún mejor, desde su interior, para darnos cuenta que su arquitectura orienta la mirada -a pesar de sus reducidas dimensiones- hacia la verticalidad.

Origen

Torres del Río ha sido atribuida tradicionalmente -como es habitual en las iglesias de planta centralizada- a la Orden del Temple, si bien no hay de ello ninguna prueba documental.

Se sabe que hubo en Torres del Río un monasterio dependiente de Irache, pero tampoco se puede establecer con seguridad un origen monástico de la iglesia.

Actualmente se piensa que pudo ser una construcción de la Orden del Santo Sepulcro y que su arquitectura peculiar evocase el Santo Sepulcro de Jerusalén.

Parece bastante aceptado que el uso de esta iglesia fue principalmente funerario. Su linterna superior se ha asociado con un "faro o linterna de los muertos".

Planta

Planta Iglesia Santo Sepulcro, Torres del Río, Navarra ...

La planta de la iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río es la de un octógono ligeramente irregular unido a un ábside de planta semicircular al este y una torre cilíndrica al oeste con escalera embebida.

Exterior

El cuerpo de la iglesia

Si miramos este templo desde el sur, de frente a su portada, observamos el citado sentido ascensional y de gran verticalidad del templo. El cuerpo principal es el de un prisma octogonal dividido en alzado en tres pisos.

El primero es liso salvo en el segmento de la puerta. El segundo nivel cuenta con arcos apuntados de descarga y cobija dos ventanales flanqueando la cabecera. El cuerpo superior es el más hermoso, con ventanales de arquivoltas sobre columnillas que rodean pequeñas celosías cuya función es iluminar el interior.

Este prisma octogonal está reforzado y embellecido por columnas en los vértices que llegan hasta su alero.

Iglesia Santo Sepulcro, Torres del Río: fotografía de Iglesia ...Los canecillos de esta cornisa son trilobulados, de influencia musulmana.

La puerta de ingreso se encuentra en el paño meridional. Es muy sencilla y bastante reconstruida como se aprecia en las columnas, cuyos capiteles son lisos.

La linterna

Emergente de este cuerpo principal se encuentra la torrecita superior que reproduce, en pequeño y de forma simplificada, los volúmenes y formas del cuerpo inferior. Es otro prisma de base octogonal, dividido en tres niveles por cenefas. En los lados correspondientes a los puntos cardinales se abre un ventanal. También tiene columnitas en las aristas.

La función de esta torrecita o linterna parece que es doble. Se mantenía encendido un fuego en su interior que permitía ser avistada desde largas distancias por los peregrinos.
Por otro lado, esta llama tenía el valor simbólico de fuego purificador que evoca la aspiración a la Resurrección. Tal era la función de las llamadas "linternas de muertos" que abundaron en los cementerios europeos medievales (especialmente en Francia).

Ábside y escalera

En el costado oriental, como es preceptivo, aparece el ábside que es un tambor semicilíndrico prácticamente liso salvo por una cenefa y un sencillo vano de iluminación en el centro.

En el lateral contrario -el occidental- aparece otro cubo cilíndrico más alto que es la torre con la escalera de caracol que conduce al tejado y al cuerpo superior o linterna. Exteriormente se aprecian algunas aspilleras de iluminación de dicha escalera.

Interior

El cuerpo con forma de prisma octogonal

La entrada por primera vez a la iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río genera un impacto inusual incluso para quienes estás acostumbrados a la diversidad del arte románico. Su verticalidad, cuidada construcción y equilibradas líneas logran que su recuerdo sea completamente imborrable.

Salvo el muro occidental, donde se abre el ábside del que luego nos ocuparemos, las siete paredes perimetrales restantes repiten la disposición de sus elementos decorativos (cenefas) segmentando los muros en distintos niveles semejantes a los vistos al exterior. También encontramos los mismos ventanales en el cuerpo inferior.

En las esquinas de este cuerpo prismático octogonal se adosaron columnas de las que surgirán unos breves nervios que se encajarán en la estrella de ocho puntos de la bóveda. Las correspondientes al muro del ábside se acortaron y auparon sobre ménsulas ubicadas en las enjutas del arco triunfal. En ellas se esculpieron cabezas de animales, una de las cuales devora a una presa.

Ábside

El ábside se abre al cuerpo octogonal por un arco triunfal apuntado y doblado. Hay que fijarse bien en sus dos capiteles pues su iconografía está muy relacionada con la función funeraria que se le supone a esta iglesia.

20- Dialogo y Canto de Estella a Torres del Río | Tradición JacobeaEn efecto, en uno de ellos aparece la escena del Descendimiento de Cristo, patético momento que representa el dolor de la muerte del Salvador y, en el otro, la Resurrección con las Tres Marías ante el sepulcro vacío, que simboliza la esperanza en la vida eterna y el triunfo sobre la muerte.

Este arco triunfal abre paso a la bóveda de medio cañón apuntado del brevísimo espacio presbiterial que sin solución de continuidad se une con la bóveda de horno del ábside.

En el hemiciclo absidal se abre una ventana con arco doblado de medio punto y gran derrame interior.

La bóveda

La Iglesia del Santo Sepulcro, Torres del Rio (Navarra) – A Guest ...Con todo, lo mejor de la iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río es su estructura vertical y, en especial, su abovedamiento.

La bóveda del cuerpo principal es de evidente raigambre califal, con ocho arcos apuntados que se entrecruzan sin unirse en el centro, de tal modo que se conforma una estrella de ocho puntas que deja en el medio un espacio ochavado que a su vez se cubre con bóveda cupuliforme y sirve de base a la torre o linterna superior.

Se ha relacionado esta peculiar bóveda con la de la iglesia soriana de San Miguel de Almazán. Ciertamente el juego de arcos es similar, aunque en este último caso, el octógono formado no está abovedado.

Hay que fijarse meticulosamente en estos nervios y en sus apoyos. Veremos que dichos nervios surgen por parejas del centro de cada cara del polígono. Entre ellos queda un espacio horadado mediante una celosía que corresponde a la luz de los ventanales exteriores del cuerpo superior. Estas aberturas van coronadas por lo que se viene considerando representaciones de castillos, aunque creemos que se trata de relieves alusivos a la Jerusalén Celestial.

En los citados nervios aparecen pintados los nombres de los Apóstoles, así como un texto alusivo a la autoría de la iglesia: "Me fecit".

Imagen de un Cristo románico

En la embocadura del ábside nos encontramos con una muy agradable sorpresa.

Si no nos dejamos embriagar sólo por la sabia arquitectura de la iglesia podremos apreciar una pequeña joya románica (en tamaño pero no en calidad)

Nos referimos al Cristo románico de cuatro clavos y corona que se conserva en perfecto estado. Es posiblemente la "guinda" de una iglesia que se hace inolvidable al viajero amante de este arte.


   

CASCO HISTÓRICO. Pasearemos por sus estrechas y empinadas calles donde en muchas de las fachadas de sus grandes casonas de piedra encontraremos interesantes escudos finamente labrados.

IGLESIA DE SAN ANDRÉS. En lo alto del pueblo, junta a una amplia plaza y un cuidad jardín encontramos esta obra gótico-renacentista de Juanes de Larrañaga constuirda hacia 1599-1629. Su planta en cruz latina se cubre con bellas bóvedas estrelladas de terceletes.

LAVADERO Y PUENTE. Llegando por el Camino de Santiago encontraremos un antiguo puente de piedra y el recientemente restaurando lavadero.

20. Otras Rutas Cercanas

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