
Cueva de San Genadio, Peñalba de Santiago
Monasterio de San Pedro, Montes de Valdueza
Uno de los mejores planes puede hacer, es visitar El Bierzo, en
León.
Ya os hemos contado que El Bierzo es un gran destino enoturístico, además de contar con otros atractivos. Unos de los lugares mas
interesantes del Bierzo son La Herreria de Compludo y el Valle del
Silencio.
Tenemos dos opciones para llegar a Compludo desde Astorga por el Camino de
Santiago, o bien desde Ponferrada, elegimos esta posibilidad por ser la
mas cercana.
Por tanto, una vez en Ponferrada, si queremos conocer todo sobre esta
ciudad
Índice:
- Cómo llegar a Compludo, inicio de nuestra ruta
- Herrería de Compludo
- Comer en la zona
- Reserva Ornitológica de Palacios de Compludo
- Valle del Silencio
- Algo de Historia sobre el Valle del Silencio
- Peñalba de Santiago
- Iglesia de Santiago
- Cueva de San Genadio
- De Peñalba a la cueva de San Genadio, ruta del Valle del Silencio
- Montes de Valdueza
- Monasterio de San Pedro, Montes de Valdueza
- Comer en Peñalba de Santiago
- Otras Rutas Cercanas
elegimos esta ruta de acceso , por estar bastante mas cerca
Cómo llegar a Compludo, inicio de nuestra ruta :
En esta ocasión, queremos que conozcáis un cachito del Valle de la Abadía
de Compludo, que cada vez atrae a más viajeros. En concreto os mostraremos
una antigua fragua, conocida como la Herrería de Compludo.
Si en tu visita quieres hacer un FreeTour, o necesitas comprar alguna entrada para algún Museo o para realizar alguna actividad, en este enlace te lo pueden solucionan, click aquí
El acceso a la propia Herrería de Compludo es ligeramente
complicado, ya que son carreteras de montaña.
Lo normal será llegar por la carretera LE-142 que es parte del itinerario
del Camino de Santiago Francés, que pasa por Lanjarín, el Acebo de San
Miguel, Molinaseca y termina en Ponferrada.
En Acebo de San Miguel deberéis desviaros, una población conocida
por estar en el Camino de Santiago Francés.
Compludo

Panorámica de Compludo dentro del Valle de la Abadía
Las actuales calles de la población, algunas sin asfaltar aún, son un
ejemplo de arquitectura popular de las montañas bercianas, con sus
detalles.
Destaca la pequeña iglesia del siglo XVI.
2. Herrería de Compludo

fragua de la Herrería de Compludo
Esta antigua fragua, no se encuentra propiamente en Compludo, aunque se
llame la Herrería de Compludo.
Y es que, para llegar allí, es necesario realizar una senda que respira
paz para los sentidos.
Tampoco excesivamente largo.
Desde Compludo, son unos 3 Km. aunque con una importante subida; pero
desde el parking de coches, son apenas kilómetro y medio.

Senda a la herrería de Compludo junto al río
Al llegar, de entre una vegetación bastante virgen, aparecen unos muros de
piedra que son las instalaciones de la herrería. También el sonido del
agua del río Meruelo, que alimenta a los mecanismos de la fragua.

Sin duda es medieval, y se cree, asociado a las fundaciones monásticas que
repoblaron la zona durante la reconquista y el afianzamiento de la línea
de frontera.
Turbina de agua de la herrería de Compludo
Estas instalaciones son Monumento Nacional ya que son antiguas y por su
funcionamiento de Martillo Pilón y su Fragua, usando el “Efecto Venturi” o
“Tromba Romana”, son únicos en España.
Este mecanismo está preparado para que el mazo, de hierro y madera, golpe
rítmicamente el metal incandescente puesto en el yunque, produciendo un
ruido característico que no ha cambiado desde hace generaciones de
herreros, que se han transmitido el conocimiento de uso y la pericia para
seguir usando esta herrería.
Vita Natura et Legenda
Bajo este nombre, se encuentra un proyecto cultural, cuyo objetivo es
gestionar y mantener este atractivo histórico de la Herrería de Compludo,
una instalación con un importante valor histórico, cultural y etnográfico;
además de proteger el entorno natural inigualables debido a su aislamiento
de las grandes masas de población.
Efecto Venturi en la Herreria Visigoda de Compludo
Este proyecto turístico, cuenta ya con el recientemente de Certificado de
Excelencia de TripAdvisor.

Vita Natura et Legenda
Información de utilidad
Horarios
Del 1 de octubre al 1 de abril, de 11:00 a 13:00 horas y de 15:30 a 18:00
horas, de miércoles a domingo.
La instalación estará abierta solo bajo reserva previa.
Contactos
Para visitar la instalación, hay que ponerse en contacto con: 646 973 985
(Marta) / 661 250 756 (Juan Carlos) o mandar un correo electrónico a:
vitanaturaetlegenda@gmail.com
Pero no solo hay esto
Además de esta herrería de Compludo, este valle de El Bierzo posee otros
atractivos que completan una escapada por la comarca. Otros pueblos llenos
de encanto particularmente bien conservados, como ya te contamos sobre
Valle del Silencio, el valle de ‘al lado’ a este Valle de la Abadía de
Compludo.
3. para comer en la zona:
Calle Cruces, 1D,
24414 Espinoso de Compludo, León
646 97 39 85
646 97 39 85
San Justo y Pastor,
24414 Compludo, León
699 25 70 45
4. Reserva Ornitológica de Palacios de Compludo
se funda en 1999 mediante un convenio de colaboración entre el
Ayuntamiento de Ponferrada, la Asociación de vecinos “El Nogal”,
SEO/BirdLife, y la Asociación TYTO ALBA, con el fin de proteger y difundir
los valores ambientales de este entorno.
La Reserva presenta una superficie de 969 Ha y se sitúa en un escarpado
valle de montaña, cuya cima más importante es el pico Becerril (1.865 m)
perteneciente a los denominados Montes de León, y discurren por él, el río
Compludo y sus afluentes, los arroyos del Tegeo y la Iruela, éste último
de gran atractivo por formar gualtones (cascadas).
Reserva Ornitológica de Palacios de Compludo
Palacios de Compludo se dehabitó definitivamente en 1986, de manera que
quedó a merced de los incendios forestales, la caza furtiva y los
saqueadores.
Actualmente el pueblo presenta población asentada y se halla prácticamente
rehabilitado, manteniendo la arquitectura tradicional: tejados de pizarra
rústica, muros de piedra y corredores (balconadas) de madera de castaño, y
es considerado como el núcleo rural mejor rehabilitado de la comarca de El
Bierzo.
En cuanto al paisaje, existe una comunidad forestal importante, con
bosques maduros de robledal, otros en recuperación, un impresionante
bosque de ribera y laderas de encinar y abedular en expansión.
Esta diversidad en formaciones vegetales permiten el amparo de un elevado
número de especies faunísticas, en un espacio en el que cada año, con las
actuaciones realizadas se mejora la capacidad de acogida del medio y se
aumenta la riqueza biológica, favorecida por la presencia de hábitats que
se ensamblan en mosaico.
En ella se ha registrado la presencia de más de 80 especies de mariposas
diurnas, 4 especies de anfibios, 11 de reptiles, 93 especies de aves, y 25
de mamíferos.
Desde la creación de la Reserva, la gestión del espacio la realiza la
Asociación TYTO ALBA, asesorada por buena parte de profesionales y
personal de diferentes universidades, en especial de la Universidad de
León.
Desde entonces, el entorno ha sido objeto de numerosas y diversas intervenciones, gracias al esfuerzo realizado por voluntarios y a la colaboración de entidades públicas y privadas que han apostado por este ambicioso proyecto.
Reforestación selectiva con frondosas (acebos, tejos, serbales, etc), desbroces, recuperación de antiguas sendas, construcción de puentes, siembra de cereales, estudios de campo, actividades de desarrollo rural, programas de formación, voluntariado y educación ambiental y un largo etcétera de actividades se han llevado a cabo en ella.
En su entorno encontramos bellos lugares, con castaños centenarios.
Los más hermosos y antiguos hay que ir andando, pero por la carretera que lleva al Casón de Carracedo podemos admirar una de las mejores vistas de los Montes Aquilanos.
Esta comarca cuya máximo interés turístico es Peñalba de Santiago forma parte de la Tebaida Berciana.
La ruta que hicimos y que pasaba también por Montes de Valdueza, seguro que el paisaje, salpicado por el color grisaceo de la pizarra, no os decepcionará.
5. El Valle del Silencio
Valle del Silencio, León
Es la naturaleza, la encargada de poner la vida en este paraíso natural
sobre el valle del río Oza, campando a sus anchas entre la densa
vegetación compuesta por pinos, encinas, robles, nogales y castaños, y con
cumbres de más de 2.000 metros actuando como vigilantes del valle.
El cantar de los pájaros y el curso del agua de los ríos y riachuelos, fueron los únicos ruidos que escuché durante la ruta por el Valle del Silencio, la Tebaina Berciana, al pie de los Montes Aquilianos.
6. Algo de Historia sobre el Valle del Silencio
A la izquierda, el templo mozárabe de Santiago de Peñalba y al fondo,
tras un mar de bruma, el Valle del Silencio
En el siglo IV, Pablo de Tebas buscaba retiro espiritual en el desierto de
La Tebaida, en Egipto. Siguiendo su ejemplo por todo el orbe cristiano,
sus discípulos buscarían lugares remotos e inhóspitos donde liberar el
espíritu y entregarlo a la divinidad, convirtiéndose en los primeros
eremitas (que en griego significaba «hombres del desierto»). Y El Bierzo
leonés, al igual que otras zonas del noroeste (como la Ribeira Sacra en
Galicia) sería hogar de muchos de ellos.
Es un nombre sugerente y misterioso el de este lugar, y no puede ser más
adecuado. Situado a los pies de los montes Aquiana y Teleno -sagrados
desde los celtas-, el valle se esconde en una de las zonas más recónditas
de la región leonesa del Bierzo, donde una naturaleza desbordante y un
misticismo ancestral se dan la mano. La historia del Valle del Silencio
rebosa leyenda y algunos enigmas aún por resolver.
La situación del monasterio, en medio de asperísimas sierras que ciñen el
Bierzo por el lado del mediodía, revela bien el terrible ascetismo de sus
fundadores, pues está montado sobre un precipicio que da al río Oza, y por
todas partes le cercan montes altísimos, riscos inaccesibles y oscuros
bosques.
Sobre el monasterio de San Pedro de Montes en ‘El Señor de Bembibre’, por
Enrique Gil y Carrasco.
La palabra árabe Barakah designa una cualidad espiritual, una suerte de
presencia y revelación sagrada que puede encontrarse en algunos lugares,
objetos físicos o incluso en personas escogidas por la divinidad. S

egún algunas corrientes espitiruales como el sufismo, cuando un santo (o
murābiṭ) muere, su barakah inunda el lugar donde fallece, convirtiéndolo
en un lugar sagrado.
Tendiendo esto en cuenta, se puede decir que el Valle del Silencio tiene
mucho de esa barakah.
Se trata de un lugar sagrado, refugio de eremitas y santos milagrosos, con
cuevas en riscos inaccesibles, antiquísimos monasterios olvidados, un
templo mozárabe (ya de por sí especial) con unos misteriosos petroglifos,
y una arquitectura única.
Pero sobre todo leyenda, historia y belleza, son excusas de sobra para
pasar un fin de semana (incluso uno de los largos) por estos valles, donde
disfrutar de la naturaleza y, como no, del silencio que le da nombre.
La ‘Tebaida’ berciana
A veces el eremita practicaba la ascesis, una práctica de formas muy
diversas que en algunos casos llegaba a escandalizar a la propia iglesia
por la dureza de sus métodos, de los cuales la abstención de ingerir
alimentos o privación del sueño por largos periodos podían ser los más
livianos.
Se daban votos de castidad y de silencio en algunos casos, pero menos
conocido era el voto de tinieblas, en el que el eremita se condenaba a sí
mismo, voluntariamente, a un emparedamiento en vida. En palabras de Mircea
Eliade, se trataba de «macerar la carne, disolver los estados de
conciencia alimentados por el bienestar corporal…» para despertar en una
conciencia superior.
Este despertar, inquietaba a la Iglesia oficial, que no siempre aprobaba
las prácticas ascéticas. En algunos casos, la vida del ermitaño era tan
dura que necesitaban la ayuda de discípulos.
Los anacoretas gozaban de gran prestigio y autoridad, pero no siempre se
sometían a las normas de una Iglesia asediada por no pocas herejías.
Aunque algunos escapaban de su control, eremitas como Fructuoso o Genadio
serían los encargados de organizar la vida en el valle mediante una ‘regla
comunis’ o código de grupo que derivaría en los primeros monasterios.
En los montes de León, el fenómeno eremítico es uno de los enigmas
religiosos más inexplicables de la historia y cultura medievales.
A partir del siglo VII y hasta la invasión musulmana, los ermitaños fueron
llegando a estos lugares de modo masivo, poseídos por una fiebre mística
colectiva, sólo comparable con la que sufrió la Tebaida egipcia dos siglos
antes. El asunto llegó a preocupar a reyes como Ramiro II de León.
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¿Qué era lo que tanto les atraía, que llegaban a cientos?
El caso de esta zona es muy significativo: algunos historiadores hablan de
hasta 37 monasterios sólo en el Bierzo, y eso sin contar con las
innnumerables cuevas, ermitas o refugios improvisados que inundarían toda
la zona y cuyos restos son aún visibles. A esto se debía el nombre de
Tebaida Berciana.
Uno de los primeros eremitas en llegar a la zona fue San Fructuoso (S.
VII), noble de origen visigodo que llegó en busca del contacto con Dios
pero que, al igual que muchos otros, no se dedicaría únicamente a orar y a
meditar: fue un monje constructor al que algunos investigadores atribuyen
conocimientos herméticos y que erigió, entre otros, el Monasterio de San
Pedro de Montes, que veremos más abajo. Pero su fama y trascendencia
serían superadas por su sucesor, San Genadio.
7. Peñalba de Santiago
Peñalba de Santiago, León
Peñalba de Santiago es una de las joyas del Valle del Silencio.
El nombre del Peñalba deriva de Peña Alba, haciendo referencia a los
peñascos cubiertos de nieve muchos meses del año, que le daba esa
tonalidad blanquecina.
El pueblo de Peñalba de Santiago ha sido declarado Conjunto Histórico
Artístico Nacional
Nada más llegar, una fuente con agua fresca me recibió. Llené la
cantimplora y fui en busca de su iglesia, una auténtico tesoro de arte
mozárabe en la península Ibérica. Se notaba que el pueblo era más
turístico y sus casas reformadas, muchas de ellas convertidas en casas
rurales.
El cielo gris cumplió su amenaza y empezó a llover con fuerza, y aún me
encontraba a la mitad del recorrido. Rápidamente fui en busca del
sendero para proseguir la ruta.
Peñalba de Santiago, León
Vi un cartel que indicaba Montes y como era por un lugar diferente de
donde había venido, no me lo pensé y retomé el camino. De nuevo iba por
un bosque denso de robles picando el camino hacía arriba y cuando me
quise dar cuenta ¡estaba de nuevo en lo alto del Collado Chao!
No quedaba otra que aguantar el chaparrón, esperar que la lluvia
amainara, e iniciar el descenso hasta Montes para continuar
posteriormente hasta Valdefrancos, donde se encontraba el coche. La
vuelta se hizo larga, no voy a decir lo contrario, y para colmo, había
que volver a recorrer el tramo de la ruta donde me encontré con el oso.
Gracias a Dios, no estaba.
Muchas casas han sido reconstruidas y reconvertidas en casas rurales. Varios locales tienen ya el cartel de restaurante y bar. Si siguen siendo fieles al estilo original, el turismo puede ser el catalizador que devuelva la vida a estos pueblos que de otra forma hubieran desaparecido.
En este pueblo, además de preciosas casas de piedra y pizarra, se encuentra una joya completamente desconocida fuera de El Bierzo. Se trata de una iglesia califal. Esta iglesia posee unos maravillosos arcos de herradura que no son tradicionales de tierras españolas y que nos hablan del periodo de ocupación musulmán.
Testimonio vivo de una arquitectura a punto de desaparecer, Peñalba se
sitúa justo al frente de la impresionante hendidura de roca viva que marca
el comienzo del Valle del Silencio.
Aunque se encuentra a tan sólo a 20 km de Ponferrada, el pueblo no parece
pertenecer a nuestro tiempo, y su historia nos lleva de nuevo a aquellos
antiguos eremitas que poblaron la zona.

Nombrado obispo de Astorga (aunque ante todo era un eremita de tintes
druídicos), llegaría al Bierzo en el siglo X con la misión de revitalizar
y repoblar la comarca, en decadencia tras la ocupación árabe.
Doble arco de herradura en la entrada de Santiago de Peñalba
Se cuentan muchas leyendas sobre él, como la del unicornio que se encontró
en el bosque y del que se dice que siempre le acompañaba (su cuerno sería
una reliquia sagrada para los lugareños de Montes de Valdueza), o la que
explica el nombre del propio valle: en una ocasión, estando en la cueva
donde se solía retirar, el murmullo de un arroyo cercano le perturbaba en
su meditación, así que con su oración o tál vez sus ‘poderes mágicos’,
logró cambiar el curso de las aguas para que no le molestasen más.
Ese arroyo que desciende por el valle se conoce actualmente como Arroyo
del Silencio.
8. La Iglesia de Santiago
Una Joya del arte mozárabe del Bierzo
Iglesia de Santiago : Peñalba de Santiago
Estilo arquitectónico: Mozárabe Siglo X
Declarado Bien de Interés Cultural en 1931
En la comarca del Bierzo, en la cabecera del Valle del rio Oza.
En las cercanías se encuentra el Valle del Silencio, y el río Silencio,
con la Cueva de San Genadio donde se retiraba el Santo para hacer
penitencia.
La iglesia de Santiago es el único vestigio que queda de un antiguo
monasterio fundado por San Genadio y construido entre el 909 y el 916
(siglo X) por el propio santo, al que se retiró cuando renunció al
obispado de Astorga. La iglesia fue construida por su sucesor, el Abad
Salomón en el año 937, para guardar los restos de San Genadio.
La iglesia fue consagrada en el 1105 y en ella se encontraba el sepulcro
de San Genadio. Fue enterrado en el contra-ábside occidental de la
iglesia, pero en el siglo XVI la duquesa de Alba hizo llevar sus restos
a Villafranca y más tarde a Valladolid.
En el siglo XIII llegó el ocaso del monasterio, pasando sus bienes al
Obispado de Astorga. Uno de los motivos de que solo haya quedado la
iglesia en pie, es que desde siempre ha sido iglesia parroquial de la
población, lo que ha contribuido a su conservación. En 1985 se
encotraron en su lado norte, los cimientos de lo que fue el antiguo
monasterio.
La iglesia de Peñalba apenas sobresale del resto de las techumbres del
pueblo y comparte con él los materiales de albañileria: pizarra mezclada
con piedra cáliza y lajas sin desbastar de grandes placas de esquito en
las cubiertas.
Presenta planta de cruz latina, compuesta por una nave única rectangular
con ábsides contrapuestos y dos capillas laterales o sacristias, que
formulan un falso crucero. La nave está dividida en dos tramos separados
mediante un gran arco de herradura sobre columnas con capiteles
corintios. Ambos cuerpos en alzado presentan distintas alturas.
Tiene contrafuertes al exterior, del tipo asturiano, con una gran laja
superior inclinada y sobresaliente, para evacuar el agua sin provocar
goteras. Cumplen la función de contrapesar las capillas laterales y el
cuerpo central. Tiene la iglesia en total, unas medidas de 18 metros de
longitud por 5 metros de anchura. El suelo de la iglesia es de losa de
pizarra original.
La nave se remata en la cabecera con un ábside de planta de herradura
muy pronunciada y a los pies con un contraábside semicircular peraltado,
en su interior, siendo rectos al exterior en ambos casos.
La separación entre los dos cuerpos de la nave y entre ésta y las
capillas de los ábsides, se realiza a traves de arcos de herradura sobre
columnas de basas áticas y capiteles con decoración de hojas de acanto.
El arco triunfal que da acceso al ábside del altar mayor, va trasdosado
con moldura y alfiz, mientras que el del lado de los pies u occidental
carece de éste. La comunicación con las sacristias laterales se realizan
mediante arcos de herradura que se apoyan en ménsulas.
Las capillas de los ábsides se cubren con bóvedas gallonadas de siete
cascos. El segundo tramo de la nave central (que es la más baja) junto
con las sacristias laterales, se cubre con bóveda de medio cañón sobre
imposta plana. El primer tramo que hace de falso cimborrio se cubre con
bóveda gallonada de ocho cascos de tipo bizantino que apoya
directamente, sin mediar trompas ni pechinas, sobre cuatro arcos de
medio punto ligeramente resaltados.
Tres elementos decorativos: fragmentos de celosia de la ventana axial, y
en el contra-ábside del oeste; el gran arco central conserva sobre el
estuco una parte de su geometrico azul y ocre; y en el exterior esbeltos
modillones que sustentan la cornisa y desarrollan bajo la nacela
(moldura) inferior siete roleos con sus flancos tallados de rosetas y
evásticas.
Gran interés tiene la portada meridional, encuadrada en un gran arco de
descarga de herradura. La puerta consta de dos arcos geminados de
herradura sobre tres columnas de mármol de basas áticas y capiteles de
hojas de acanto. Los arcos se trasdosan por una triple moldura que se
trasdosa en un alfiz. Tiene una clara influencia musulmana. Existe
tambien una portada en su lado norte con un sencillo arco de
herradura.
La iglesia se muestra como un conjunto armónico de diferentes volumenes
que enriquecen la aparente sencillez del edificio. En la misma destaca
el tejado de amplios aleros.
Se han encontrado vestigios del monasterio y restos de pinturas murales,
en su interior, datados problablemente a las fases originales de la
iglesia.
Estas pinturas una vez retiradas las capas de cal que las cubrian, han
permitido datarlas en la época califal (siglo X). El zócalo de almagra
-pintura roja hecha a base de óxido de hierro de tipo arcilloso-
destapado bajo siete capas de cal, es igual que el de Medina Azahara en
Cordoba.
Algo más que una casualidad, si se tiene en cuenta que ambos edificios
coincierón en su fundación en el siglo X. El palacio califal se empezó a
levantar en el año 936, cuando ya se llevaba cinco años trabajando en la
iglesia mozárabe (fundada entre los años 931 y 937).
De las pinturas murales descubiertas bajo la capa de cal destaca una
importante superficie -la bóveda de la nave central del templo- de
estilo califal, que finge ladrillos y dóvelas y es muy rara en esta zona
de la peninsula.
La pintura cubría originalmente todo el edificio, aunque ahora se
conserva especialmente en los arcos de la cúpula gallonada de la nave
central y en los dos ábsides de la iglesia. Además del ladrillo fingido
se atribuyen a la época fundacional otras pinturas con motivos vegetales
y geométricos.
En el exterior del edificio, en el paramento norte de la nave se puede
leer una inscripción funeraria latina, en versos leoninos de un abad
francés muerto en Peñalba en el 1170 de la era hispanica "Esteban,
ilustre (abad) que engendró para nosotros la raza franca.
En la parte norte hay un lucillo, del siglo XII, y en una de las jambas
de la puerta una interesante inscripción. En el interior imágenes de San
Genadio, Santiago, San Andrés y San Miguel del siglo XVI.
En su torre tenemos un reloj de sol y adosado a su muro norte se
encuentra el sepulcro de San Fortis, que fué abad de este monasterio.
La espadaña separada de la iglesia es del siglo XVI, estaba unida a la
iglesia por una escalera de piedra y maderamen de campanario, retirado
todo durante la restauración de 1968.
Asi mismo en el Museo de León se encuentra la pieza más antigua y bella
que se ha conservado de su tesoro: la gran cruz de latón que el rey
Ramiro II ofreció en el año 940 al monasterio de Peñalba.
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Cierto o no (aunque toda leyenda suele esconder alguna verdad que puede
interpretarse de manera no literal), lo que sí sabemos es que san Genadio
restauró el monasterio de Montes y fundó un monasterio en Peñalba dedicado
a la memoria de Santiago apóstol. Sólo se conserva la iglesia, pero es
testimonio más que suficiente para hacernos una idea de la riqueza
cultural y la variedad de influencias místicas que llegaron a cristalizar
en la zona.
Los cristianos que conservaron su religión tras la conquista musulmana
fueron llamados mozárabes (significa «los que adoptan las costumbres de
los árabes»).
Al principio gozaron de cierta permisividad y pudieron mantener sus
cultos, pero la época de tolerancia pasaría pronto, y muchos de ellos
huyeron hacia el norte, buscando protección en el territorio
reconquistado. Sólo hay que acercarse a la iglesia de Santiago para
sospechar que, al menos uno de aquellos maestros mozárabes pudo trabajar y
dejar su huella aquí.

Desde allí, maestros mozárabes llevarían al norte la influencia del
Califato Cordobés, que en el caso de Peñalba se mezclaría con rasgos
autóctonos: herencia visigoda/bizantina (el arco de herradura y la cúpula
central), romana (planta basilical), e incluso elementos celtas/astures
(símbolos solares, y astrales en el exterior).
En el interior las peculiaridades continúan. Aunque la planta es de cruz
latina, tiene dos ábsides contrapuestos, cosa bastante poco
habitual.
El segundo, orientado al sol poniente, y siguiendo una antigua tradición
de la arquitectura sagrada, tenía una función funeraria y era por tanto un
espacio dedicado a los muertos (enterramientos como el de san Genadio,
entre otros). Estos dos ábsides por tanto nos refieren a un ciclo de
muerte y resurrección.
Además, muchas de las iglesias mozárabes se levantaban físicamente sobre
un eremitorio o cuevas anteriores. Es el caso de San Pedro de Rocas (en la
Ribeira Sacra), o San Baudelio de Berlanga en Soria. Algunos
investigadores proponen una ‘traslación arquitectónica’, que pudo conferir
a estos templos ese aspecto ‘cueviforme’, oscuro y de espacios reducidos.
Aunque es evidente que Santiago de Peñalba es en sí mismo un tesoro, ya no
alberga tesoros o joyas, aunque hubo un tiempo en que sí las poseyó. La
más famosa fue la cruz de Peñalba que regaló al monasterio el rey Ramiro
II en el 940, y que se convertiría en el símbolo de El Bierzo.
Elaborada al estilo de las cruces asturianas, actualmente se encuentra
expuesta en el museo de León. Los símbolos de los brazos de la cruz son
las letras Alfa y Omega (en referencia a los conceptos de principio y
fin).
Arcos mozárabes de herradura en el interior del templo, espirales
‘solares’ y simbolos astrales en el alero exterior.
Este templo que Manuel Gómez Moreno descibiría como «uno de los ejemplos
más preciosos que la arquitectura medieval remota conserva, testimonio de
la fuerza extraordinaria y personalismo de nuestro arte medieval«, aún hoy
suscita no pocas preguntas, como por ejemplo, ¿qué significado tienen las
formas que rematan los modillones del alero? estrellas o espirales parecen
querer remitirnos auna simbología solar que para algunos investigadores
subyace en la propia función del edificio.
El ‘enigma solar’ de Santiago de Peñalba
Ignorados por la historiografía ‘oficial’, estos petroglifos de aspecto
neolítico, situados en el exterior del templo de Santiago de Peñalba
siguen planteando interrogantes de difícil respuesta, ¿Es esta una antigua
piedra simplemente reutilizada, o fue colocada con una función específica
cuyo significado aún se comprendía en el siglo X?
Ya sea por influencia cultural, o simplemente para facilitar la
conversión, las religiones emergentes suelen asimilar elementos de cultos
anteriores, y el cristianismo no fue una excepción.
Para investigadores como David Gustavo López, la iglesia de Peñalba
preserva un emplazamiento ritual relacionado con el culto al sol, en su
propias palabras construido “con precisión milimétrica, en el lugar donde
se halla. Su promotor Salomón, discípulo de San Genadio, sin duda quiso
preservar y envolver con un templo cristiano un lugar de culto al Sol,
proveniente de una religión heliolátrica que él mismo profesaba”.
Su investigación comienza con la extraña piedra que se ubica sobre un
ventana en el muro sur, la llamada ‘piedra de la cacería’. Se trata de un
petroglifo con varios signos inscritos: dos antropomorfos en una escena
que parece de caza, motivos vegetales, cruces y, de nuevo, un círculo
solar con una cruz griega inscrita. Pero esta piedra no es el único
petroglifo del templo. Dentro en el suelo de la nave central hay otro más,
con la forma de varios círculos concéntricos.
Y ahora viene lo interesante: ocurre que el sol,el día del solsticio de
invierno (alrededor del 25 de diciembre), incide a las doce horas sobre
esta ‘piedra de la cacería’, y sus rayos atraviesan la ventana para
alcanzar exactamente el petroglifo del interior, funcionando como un
auténtico reloj solar que señala con total precisión el solsticio de
invierno.
Muchas de estas características las encontramos también en San Miguel de
Celanova, en Orense, otro templo igualmente singular con un outeiro o
piedra solar en el exterior.
A San Pedro de montes por el sendero de la ‘Tebaida Berciana’
Monasterio de San Pedro de Montes, en Montes de Valdueza
El Valle del Silencio es una zona privilegiada para la práctica del
senderismo, con muchas rutas singulares entre las que destaca el sendero
circular de la Tebaida Berciana hacia Montes de Valdueza, que nos lleva
como primera parada desde Peñalba a la cueva de san genadio, a tan sólo 5
kilómetros de distancia. Éste es el lugar donde el mítico san Genadio pasó
tanto tiempo y donde realizaría no pocos ‘milagros’.
La cueva, parte de un conjunto de ‘cuevas del silencio’ fue acondicionada
en el siglo XIX y aún hoy sigue siendo un frecuentado lugar de
peregrinación. El interior es una capilla rupestre con una humilde estatua
de madera en honor al santo, donde los peregrinos depositan sus
peticiones, o agradecimientos, u otro tipo de exvotos.
9. Cueva de San Genadio
un ermitaño visigodo que mantuvo su fe cristiana en medio de tierras
musulmanas.
En el siglo X San Genadio fundó un oratorio dedicado a Santo Tomás (la
zona es conocida por los lugareños como Santo Tomé) del que a día de
hoy no queda resto alguno (hay constancia de que en el siglo XVII
existían restos).
En principio, en este lugar y no en Santiago de Peñalba, donde se
encontraba un monasterio fundado alrededor de 910-916 por San Genadio,
es donde su discípulo, San Fortís, pensaba construir la iglesia
mozárabe pero terminó construyéndose en su ubicación actual por el
abad Salomón, probablemente debido a la muerte de San Fortís en 930, y
descansando los restos de San Genadio en su interior, a sus pies.
En una pared de la montaña, situada a la entrada del valle, en su lado
oeste, se encuentran varias cuevas naturales. Una de ellas es la
conocida como Cueva de San Genadio en la cual el santo pasaba largas
temporadas meditando. Puede visitarse siguiendo un camino que sale
desde Santiago de Peñalba hacia el sur.
Actualmente es visitable haciendo este recorrido.
10. De Peñalba a la cueva de San Genadio, una ruta por el
corazón del Valle del Silencio


En total, son poco más de cuatro kilómetros que tardan en
recorrerse cerca de 2:30h.
El punto de partida es la iglesia de Peñalba, uno de los lugares
más pintorescos e identificativos de El Bierzo.
Toda la localidad conserva una cuidada arquitectura en la que
destaca la iglesia mozárabe de Santiago de Peñalba, del siglo X,
cuyos característicos arcos de herradura saludan al visitante.
Los valles de Figuera y del Silencio nos acompañarán durante esta
ruta en la que el camino serpentea entre robledales.
Los letreros van indicando al caminante la localización de la
cueva de San Genadio, situada en el corazón de los montes
Aquilianos.
San Genadio fue un santo nacido en El Bierzo que fue obispo
de la Diócesis de Astorga entre el los años 909 y 919. En sus
numerosos retiros espirituales, uno de sus rincones preferidos era
esta pequeña cueva.





Cuenta la leyenda que cerca de la cueva pasaba un caudaloso río,
cuya agua bajaba con tanta fuerza que generaba tal estruendo que
no dejaba meditar en paz al santo, por lo que cansado de la
situación, un día exclamó “¡Silencio!”, tras lo cual el curso del
río desapareció frente a la cueva, para a través de aguas
subterráneas, emerger más adelante montaña abajo.
Es de hecho por esto por lo que se le conoce al valle como Valle
del Silencio.


La cueva está situada al borde de un barranco que mira hacia el
Valle del Silencio, y es el refugio que San Genadio utilizó para
sus largos días de meditación en estas montañas.
Es muy pequeña y guarda en la actualidad un pequeño altar con una
imagen de madera del santo, algunas flores ornamentales y un libro
de visitas donde pedirle ruegos y milagros al santo.
Cada ranura de las paredes de la cueva está “plagada” de pequeños
papeles en los que la gente ha ido dejando sus deseos y rezos
dirigidos al santo.




En la ruta que vuelve a Peñalba, otro riachuelo marca el punto en
donde un pequeño desvío permite llegar hasta un molino cercano. La
entrada al pueblo se hace por la parte alta, dejando atrás el
cementerio, donde una réplica de la Cruz de Peñalba saluda al
visitante.



Se dice que el nombre del valle proviene de la siguiente leyenda:
Cierto día San Genadio estaba meditando en su cueva, pero el
murmullo del río no le permitía concentrase, así que, golpeando
con su cayado, dijo: "cállate" y el río dejó de hacer ruido. De
esta leyenda existen varias versiones.

Los lugareños y muchos visitantes acostumbraban a depositar
saquitos llenos de tierra, sacada de su tumba y después se lo
daban a personas aquejadas de enfermedades de la piel para que lo
llevaran colgando al cuello ya que pensaban que actuaba de remedio
contra tales enfermedades. Es probable que la tierra sacada fuera
renovada con la proveniente de una estancia anexa y más profunda
de la cueva.

Peñalba de Santiago es Bien de Interés Cultural desde 2008 con
categoría de Conjunto Etnológico.
Si en tu visita quieres hacer un FreeTour, o necesitas comprar alguna entrada para algún Museo o para realizar alguna actividad, en este enlace te lo pueden solucionan, click aquí
Desde este pueblo no se puede seguir hacia ningún otro, por lo que
volviendo sobre nuestros pasos decidimos descubrir el cuarto
pueblo del valle.
11. Montes de Valdueza
y el sendero es exigente, pero nos premia con algunas de las
mejores vistas de la zona.

Claustro de San Pedro de Montes
Sorprende encontrar en estos lugares a peregrinos y viajeros de los
lugares más insospechados.
Montes de Valdueza es actualmente una pequeña población que guarda aún
rasgos medievales en estado puro, el un paisaje que lo reodea y su una
arquitectura popular lo convierten en uno de los pueblos más bellos de
la provincia.
Bajo un clima a menudo áspero y lluvioso, Montes seurgió de la
agrupación de los habitantes alrededor del
12. Monasterio de San Pedro, Montes de Valdueza
Este monasterio fue una de las fundaciones de san Fructuoso en el
siglo VII y sería recuperado en la restauración de san Genadio y sus
doce compañeros más en el X.
De entre el abandono y la ruina que invaden sus muros, destaca la
torre de la iglesia, que es la parte más antigua y embemática. Nuevas
aldeas surgirían alrededor de la protección del monasterio que se
acogería a orden benedictina, y comenzaría su declive a finales de la
edad media para acabar convertido en un almacén de maderas tras la
Desamortización, que para colmo se incendiaría en 1842.
En el interior del monasterio se guarda aún la llamada Virgen de la
Guiana (topónimo procedente del monte Aquilana).
Antiguamente los lugareños llevaban a la estatua en procesión hacia
otra ermita (en ruinas) en lo alto del monte Aquiana, donde quedaba
guardada cierta parte del año, pero antes paraban en el Campo de las
Danzas -cuyo nombre nos remite a danzas o rituales de época
precristiana– donde esperaban a los vecinos del cercano Ferradillo
para subir juntos en procesión a la cima.
El Monasterio de San Pedro de Montes tuvo un gran pasado. Este pueblo era atravesado por el
camino de Santiago, y a sus pies floreció desde el siglo VIII una
comunidad monacal que atendía a los peregrinos.
Evidentemente, esto trajo consigo una prosperidad económica que
permitió construir el actual monasterio y hospital. La
desamortización de Mendizabal no hizo más que traer la ruina a
esta edificación como algunas otras joyas arquitectónicas.
De esta preciosa construcción deshabitada y ruinosa solo se
conserva en perfecto estado los muros exteriores, los arcos de la
iglesia y hospital, y una fachada construida en el estilo
neoclásico del siglo XVIII. Este monasterio abandonado haría las
delicias de los más románticos, con sus muros de piedra
desafiantes al paso del tiempo.
Según parece, así nos informaron más tarde, el monasterio esta
sufriendo una restauración mediante limosnas.
Lamentablemente, para visitarlo, hay que encontrar a la persona a
la que se le ha pedido hacer de guía, cosa que nosotros no
sabíamos en aquel momento.
Monasterio de San Pedro de Montes, Montes de Valdueza
Este pueblo es mayor que Peñalba de Santiago, aunque sus viviendas
se conservan en un estado más rústico. Si es posible tomar algún
refrigerio en sus ‘cantinas’, forma coloquial de decir ‘bar’ en
esta parte de la provincia de León.
Fundado hacia el año 635 por San Fructuoso, fue junto con el
Monasterio de Santa María de Carracedo el más poderoso de los
monasterios bercianos en cuanto a dominios. Con la llegada de los
árabes fue abandonado y posteriormente reconstruido por San
Genadio, en el año 895. El 24 de octubre del año 919 se consagra a
San Pedro la Iglesia del Monasterio reedificado.
De esta época nada se conserva salvo, tal vez, un capitel o
imposta usado actualmente como pila de agua bendita en la Iglesia
del Monasterio y parte de los restos que se conservaban en el
frontispicio de la Ermita de la Santa Cruz.
La desamortización de Mendizabal en 1835 supuso la exclaustración,
haciéndose con gran parte de las propiedades y rentas del
Monasterio la familia Valdés, encabezada por Antonio Agapito
Valdés Barrio, político, prestamista y rentista. La
desamortización, un incendio a mediados del XIX y el paso del
tiempo, han hecho que sólo podamos contemplar ruinas.
Lo que queda del monasterio es la iglesia, auténtica joya del arte
mozárabe con fachada del siglo XVIII. Hacia finales del siglo XVI
se completa la cerca monástica y después se fue ampliando y
enriqueciendo hasta la exclaustración.
Al costado meridional de la iglesia se encuentran los restos del
monasterio, cuyo cuerpo forma un rectángulo de 60 por 44 metros.
Se conserva parte del llamado “Claustro de los arcos”, pequeño, con cuatro arcos de medio punto por frente sobre
columnas prismáticas cuadrangulares; así como un segundo claustro
o patio al Este, algo mayor y de galerías cerradas, rodeado de
edificaciones con sótanos abovedados y varios pisos.
En el extremo oriental del muro Norte se apoya un arco que sirvió
de acueducto para el monasterio.
13. para comer en la zona:
Calle Real Se 14,
24415 Penalba de Santiago España
+34 987 56 33 88
Calle Iglesia P.S,
24415 Penalba de Santiago España
+34 987 69 53 70
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