Paisaje de la Sierra de la Culebra
Villardeciervos, Zamora
Rihonor de Castilla, Zamora
Nos vamos de ruta por la Sierra de la Culebra, que se encuentra ubicada en el noroeste de la provincia de Zamora.
La Sierra de la Culebra es un espacio natural situado en el noroeste de la provincia de Zamora que ofrece diferentes alternativas de ocio al visitante. Se encuentra en las comarcas de la Carballeda, Aliste, Sanabria y Tábara.
Como datos curiosos, indicaros que este entorno es uno de los lugares más despoblados de España y el lugar donde más lobos habitan del país. Sin duda, un lugar perfecto para desconectar del bullicio de las grandes ciudades para poder huir del estrés del día a día.
Indice:
- Como Llegar a Tábara
- Algo de Historia
- Fauna y Flora de la Culebra
- Las Corralas y los Castros
- Observación de Fauna en Libertad (Lobo y Ciervo)
- El Centro de Interpretación del Lobo Ibérico
- La Berrea del Ciervo
- Gastronomía en la Sierra
- Recolección de Setas en la Sierra de la Culebra
- Las Playas de la Sierra
- Pueblos “con encanto” y donde Comer
- Otras cosas que ver y hacer en la Sierra de la Culebra
- Otras Rutas en los Alrededores
Es de destacar también su proximidad a otros espacios protegidos: el parque natural de Montesinho, contiguo a la sierra y de similares características, aunque ya en terreno portugués, donde también el lobo es el rey; el parque natural del Lago de Sanabria (a 15 km); la reserva de las Lagunas de Villafáfila (a 30 km) y el parque natural de Arribes del Duero y Douro Internacional (a 45 km).
Además, recientemente todo este territorio ha sido declarado Reserva de la Biosfera, bajo el nombre “Meseta Ibérica“.
1. Como Llegar a Tábara, Origen de la Sierra de la Culebra:
La Sierra de la Culebra comprende varias comarcas de la provincia de Zamora como son: Carballeda, Aliste, Sanabria y Tábara. Esta bella sierra está declarada como espacio natural protegido y Reserva Nacional de Caza.
A continuación os mostramos qué ver en la Sierra de la Culebra, sus pueblos, su fauna y flora más característica, así como las mejores rutas de la Sierra de la Culebra:
En la Sierra de la Culebra hay dos poblaciones consideradas como Bien de Interés Cultural, Villardeciervos y Puebla de Sanabria, siendo más que recomendable visitarlos ya que no quedaremos indiferentes a su belleza.
No dejéis de pasear entre sus calles empedradas disfrutando de sus bellas casas de piedra y madera.
2.Algo de Historia
Las primeras huellas de presencia humana se remontan a la Edad del Bronce, época a la que se han asociado las muestras de arte esquemático de la Covacha del Portillón y El Canchal de Melendro, ambas situadas en la localidad de Linarejos y en la actualidad catalogadas como bienes de interés cultural en la categoría de arte rupestre.

La torre de la iglesia de Santa María (Tábara) fue parte del afamado monasterio de San Salvador de Tábara y sede del scriptorium en el que sus monjes ilustraron el valioso Beato de Tábara.
En la actualidad es uno de los ejemplos más notables del arte románico.
El castillo de los Condes de Benavente fue la edificación militar defensiva más importante de este territorio.
Construido a mediados del siglo XV con la finalidad de afianzar la frontera con Portugal, es en la actualidad un referente cultural y turístico de la sierra.
Durante la Edad del Hierro se produjeron diversos asentamientos vinculados a la extracción del hierro.
En la actualidad, todavía se pueden encontrar restos de aquella actividad metalúrgica que incluso dio nombre a algunas de las localidades de la sierra (Ferreras de Abajo, Ferreras de Arriba, Ferreruela y San Pedro de las Herrerías) y de algunos de sus parajes.
Su presencia ha sido constatada, y es visible en la actualidad, en las localidades de Riomanzanas, Ferreras de Arriba, Ferreras de Abajo y Villardeciervos, entre otras.
Castro de Riomanzanas
Se trata de poblados fortificados, localizados en las cumbres de la sierra y adscritos al pueblo de los astures.
La vida de estos asentamientos giraba en torno a la actividad ganadera, junto a otras como la fundición del hierro y a la obtención de carbón de leña.
De la época romana perduran los restos de la calzada romana que unía Braga y Astorga (Vía XVII), que principalmente tenía una finalidad de uso militar. De esta época sería la villa romana de Veniatia, ubicada por algunos autores junto al portillo de San Pedro, cerca de San Pedro de las Herrerías.
De la Edad Media son dos las muestras notables del arte románico: las iglesias de Santa María, en Tábara y la de Santa María del Azogue, en Puebla de Sanabria).
La torre de la iglesia de Santa María es parte de lo que en aquella época era el monasterio de San Salvador de Tábara, sede de scriptorium en el que sus monjes ilustraron el valioso Beato de Tábara.
A finales del periodo medieval (mediados del siglo XV) se construyó en Puebla la edificación militar defensiva más importante de este territorio, el denominado castillo de los Condes de Benavente, con el que se pretendía afianzar la frontera con Portugal y que en la actualidad sirve para fines culturales y turísticos.
Los siglos posteriores muestran la transformación de este espacio natural, principalmente de la mano de la actividad ganadera y en menor medida de la agricultura, junto con otras actividades que también influyeron en su dinamismo, como fueron el contrabando, especialmente patente en algunas localidades como Villardeciervos, y del comercio, como la figura de los arrieros, que además fueron un vehículo de transmisión cultural con otras zonas del territorio español.
La mayor transformación de este espacio se produjo a partir de mediados del siglo XX, a raíz de la intensiva repoblación forestal de la sierra que provocó un notable cambio de su paisaje y un nuevo recurso económico para muchas familias.
Además, y de manera paralela, también tuvo una notable repercusión la construcción de vía férrea entre Zamora y Puebla de Sanabria. La década de los sesenta y setenta, como en el resto de la España rural, vino dominada por la tónica del éxodo rural, lo que produjo una notable despoblación de los pueblos de la sierra.
De especial importancia para dinámica social y económica de este territorio fue la declaración, en 1973, de la sierra de la Culebra como Reserva Nacional de Caza, que conllevó que se procediera a reintroducir en la zona diversas especies faunísticas, como el ciervo, y se desarrollaran diversas políticas de gestión forestal, caza y pesca, así como de conservación del entorno.
Como consecuencia, la sierra de la Culebra es en la actualidad un notable foco de atención nacional e internacional por ser uno de los territorios con mayor densidad de población de lobos, así como por las numerosas actividades que en ella se desarrollan en relación con el turismo (manifestaciones etnográficas, gastronomía…), la caza mayor, la pesca, el deporte, o la recolección regulada de setas o castañas.
Todo ello le ha conferido a este espacio natural un valor añadido excepcional que lo diferencia de otros espacios naturales y zonas rurales, dotándolo de un dinamismo y de una proyección de dimensiones incuestionables.
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3. Fauna y Flora de la Culebra
La flora de la Sierra de la Culebra es muy variada aunque predominan los extensos bosques de castaños y robles mezclados con áreas repobladas de pinos.

Lobo cazando
Otoño es una época perfecta para visitar este entorno natural ya que el bosque se viste con sus mejores galas mostrándonos todas las tonalidades que nos ofrece el cambio de hoja de castaños y robles, donde la paleta de colores que se nos presenta ante nuestros ojos se nos quedará grabada en la retina.
Los puntos más altos destacan las herbáceas como el brezo, jaras o las ericas.
Durante el siglo XVIII existían en la sierra extensos bosques de castaños y de robles, por lo que estas han de ser consideradas como especies autóctonas. Debido a un intenso y descontrolado abuso de la tala la sierra fue progresivamente deforestada. En la actualidad, y debido a la intensa repoblación forestal iniciada a mediados del siglo XX, más de la mitad de la superficie de este espacio natural está ocupada por masas repobladas de coníferas.
De esta manera, el pino resinero o negral es la especie dominante, pudiéndose encontrar poblaciones maduras de más de cincuenta años. A él se unen el pino silvestre o albar, cuya masa principal se encuentra en El Casal de Tábara.
Muy degradado, formando masas discontinuas y con un cortejo florístico muy empobrecido se encuentra el encinar, que sin embargo presenta un extraordinario valor, como el situado en la solana de la Peña del Cuervo, donde junto a la encina aparecen el alcornoque y el madroño, como estrato arbóreo y en el arbustivo olivillas, madroños, retamas, escobones, tomillos, cantuesos, jaras, brezos.
El rebollo es otra de las especies arbóreas que conviven con el pinar, formando bosques de menor extensión, a excepción de los rebollares del Barco y Rabomalo, refugiadas en los canchales, y que presentan un escaso estrato arbustivo y herbáceo configurado por brezos (Erica aragonensis, Erica arborea), jaguarzos, codesos y carqueixas.
Además, también destaca la presencia del alcornocal (llamado zofrero en la zona), los castañares, y, en menor medida, los madroñales (como el de Sarracín y Cabañas) y los quejigares (quejigos). Cabe destacar la presencia de alisedas a lo largo de ríos y arroyos, como la del río Valdalla, el Manzanas o el arroyo Cabrón, o salgueiras (sauces), fresnedas (como la del arroyo Moratones) y choperas.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, llevan asociado un escaso nanobrezal de quiruela, Brezo y carquesa.
Gran importancia adquieren los matorrales, bien sean de ericáceas, que se desarrollan en zonas que potencialmente corresponderían a rebollo y donde la especie más común es la quiruela, o de cistáceas, en las que domina la jara común y el romero, ocupando preferentemente zonas en las que las correspondería un encinar, junto a los de leguminosas donde destacan tres tipos: los escobonales de Cytisus scoparius o Cytisus striatus, los cambronales con Echinospartum lusitanicum más Cytisus multiflorus o Genista hystrix y los piornales a base de Cytisus multiflorus junto con Adenocarpus complicatus, cantuesos y tomillos.
Mención especial requieren los alcornocales, por su alto valor ecológico, al encontrarse aquí en su límite más septentrional de distribución, el mejor ejemplo es el situado en Cabañas de Aliste, junto con las zonas hidroturbosas, de elevado interés biogeográfico, se trata de pequeños tremedales o zonas pantanosas donde están presentes especies como Erica tetralix, Genista anglica y Genista micrantha, dominando, en unas ocasiones, la Drosera rotundifolia, Rhynchospora alba y Heleocharis multicaulis y en otras la Arnica montana ssp. atlántica.
Desde un punto de vista económico, el brezo tuvo una importancia muy destacable en la zona, sobre todo en la comarca de Tábara, en cuanto que permitió la actividad del carboneo. La jara también tuvo su especial importancia, dado que de ella se obtenía el ládano, resina muy utilizada en la medicina.
Las setas también ha supuesto un importante recurso económico para sus habitantes, principalmente los níscalos, las negrillas, las carboneras, los boletos blancos y los boletos negros, surgidos en los pinares.
En los robledales se encuentran la oronja, la chantarela, los boletos reticulatus y los boletos negros.
En las praderas son frecuentes el champiñón (Agaricus spp.), la seta de pie azul (Lepista nuda) o la seta de cardo (Pleurotus eryngii).
Todas estas setas son comestibles y poseen un alto valor culinario, si bien su recolección está regulada por los ayuntamientos locales.
El castaño también ha desempeñado un notable papel en la economía y cultura serrana, en cuanto su fruto fue clave en la alimentación de la zona, habiéndose utilizado para producir un producto sustitutivo del pan, hoy en desuso.
En la actualidad, la fiesta del magosto sigue siendo una parte notable de la cultura serrana de esta tierra, en la que tras la recolección de las castañas, los vecinos se reúnen para asarlas y comerlas.
En cuanto a la fauna de la Sierra de la Culebra debido a la despoblación de la zona, es una sierra rica en animales siendo su joya el lobo ibérico. Aquí podemos ver como se compatibiliza la actividad ganadera con la presencia del lobo.
Pero no solo hay lobos, si no un amplio abanico de fauna, como por ejemplo, jabalí, ciervo, corzo, tejón, gineta, aves rapaces, etc… De hecho es un lugar magnífico para ver la berrea en territorio de lobos con las primeras lluvias del otoño a finales de septiembre, principios de noviembre.
El paisaje de la Sierra de la Culebra
Lo cierto es que este espacio natural ofrece una imagen bastante reconocible. Digamos que tiene un paisaje muy característico, en parte debido a su componente natural y en parte a a la acción humana.
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Sus crestones cuarcíticos, de los que descienden extensísimos pinares de repoblación, acompañados en las partes bajas por amplios brezales y robledales, y en menor medida por zonas cultivadas y praderas, que cada vez escasean más, dan lugar a la estampa clásica de la Sierra que los de aquí enseguida reconocemos.

Paisaje de la Sierra de la Culebra
Se trata de un paisaje modelado tradicionalmente por la agricultura, la ganadería y el carboneo, y en la actualidad por la fauna silvestre, el abandono de las prácticas agropecuarias y las repoblaciones forestales. Es especialmente bello, como casi todos los paisajes, en primavera y otoño.
4. Las Corralas y los Castros
En la Sierra de la Culebra abundan una serie de construcciones tradicionales muy típicas de esta zona (normalmente de planta circular) denominadas corralas, corrales, corralizas, pariciones, etc. Se trata de edificios cuya utilidad era proteger al ganado del frío y también del lobo, claro.
En las comarcas de Aliste, Tábara y Alba, existe un tipo de arquitectura popular ligado a la economía y a la cultural pastoril.
Corrala en Abejera.
Se trata de unas construcciones destinadas a albergar el ganado.
Las denominaciones con la que se conoce a esta arquitectura varía.
En la cara sur de la Sierra de la Culebra, en la comarca de Aliste, se le conoce con el nombre de “Los Corrales o Pariciones”, como ocurre en Riofrío de Aliste.
En la zona norte serrana, en la tierra de Tábara, se le conoce con el nombre de Corrales, como ocurre en Ferreras de Arriba. En la vertiente sur también se les llama “Corralas”.
Protección del ganado.
Este tipo de construcciones estaban destinadas a servir de aprisco o majada al ganado ovino o caprino. Ha habido momentos que también ha servido para el ganado vacuno. La denominación de “pariciones” alude también a la función de la construcción como el lugar donde se dejaba el ganado para el parto o donde eran recogidas con las pequeñas crías.
Parición. Exterior.
En 1741, en la escritura de tasación y concordia entre los pueblos y vecinos de la Tierra de Tábara sobre el modo de pastar, se establecía que el ganado saliera a pastar durante el día por los términos comunes, mientras que por las noches se recogiera en sus términos y “corrales de parición”; al mismo tiempo se establecía que para amamantar el ganado debía también reducirse a sus términos y “corrales de parición” (Archivo Histórico Provincial de Zamora. Protocolos Notariales. Sig. 8904).
Los “Corrales o Pariciones” cumplían la función de proteger el rebaño durante la noche de los posibles ataques de los lobos, protegidos de los perros mastines, al tiempo que servía de refugio de las inclemencias meteorológicas.
La construcción de estos corrales se ha prolongado hasta mediados del siglo XX y su uso hasta, al menos, hasta el último tercio de la pasada centuria.
Los corrales o pariciones se construyeron en terrenos comunales al pie de la Sierra de la Culebra, formando grupos o majadas. La planta suele ser circular u ovalada, aunque también hay formas cuadradas.
Pilar de parición.
El estado de conservación de la mayor parte de estos “corrales” es diverso, aunque el abandono de la actividad pastoril en las proporciones que tuvo a mediados del siglo XX y, sobre todo, la construcción de naves modernas más amplias, han desplazado el uso de los mismos, lo que ha llevado a muchos de ellos a un estado de abandono e, incluso, de ruina.
No obstante, hay algunos que se mantienen en un estado aceptable, mientras que otros han sido reconstruidos.
El propio ayuntamiento de Riofrío de Aliste ha restaurado un corral en la Majada de Tozalfreno.
Los pastores consideran que la sustitución de la capa vegetal debería tener lugar cada 10 años, aunque en cada otoño es preciso añadir nuevas ramas de brezo. Sobre el estado de conservación, valga como ejemplo, a modo indicativo, la situación que presentan los Corrales de Riofrío de Aliste.
De un recuento total de 172 construcciones (64 en Abejera; 19 en Cabañas de Aliste; 42 en Riofrío de Aliste y 66 en Sarracín de Aliste), 123 se encuentran en total deterioro; 19 en una situación con posibilidades de restauración y 15 en un estado aceptable.
En el término municipal de Riofrío de Aliste las majadas de corrales se encuentran desperdigadas por diferentes pagos de las entidades locales menores de Abejera de Tábara, Cabañas de Aliste, Sarracín de Aliste y la propia Riofrío.
En el término de Abejera se encuentra uno de los conjuntos más interesantes en las cercanías de la carretera de Tábara.
Interior de una corrala o parición (Abejera).
Las corralas más conocidas son las del municipio de Riofrío de Aliste (Sarracín, Riofrío, Cabañas, etc. ), donde algunas han sido restauradas para que ahora nosotros podamos disfrutar de ellas.

Corrala (Sarracín de Aliste)
Incluso en Ferreras de Arriba existe un Centro de Interpretación de la Vida Pastoril en una de ellas, también rehabilitada.
Por su planta circular hay quien ha querido relacionar estas construcciones con las viviendas de los antiguos asentamientos que tanto abundan en la zona, los castros prerromanos, pero nada tienen que ver. Por cierto, una verdadera lástima que la Sierra de la Culebra no disponga de ni un solo castro excavado y acondicionado para su visita.
Castros en la Sierra de la Culebra
Los yacimientos castreños de la Culebra son los grandes olvidados de los estudios arqueológicos por la falta de voluntad de las administraciones, salvo las municipales que tienen el problema de la falta de recurso.
Castro de Villardeciervos, junto al embalse de Cional
De hecho, salvo el inventariado de los castros, no hay ni una sola investigación sobre ellos.
Rodríguez que realiza su investigación sobre la Edad del Hierro en la Cuenca del Duero, entre el río Pisuerga y el río Valderaduey, ha incorporado el estudio de los Castros de Ferreras de Arriba a instancias del Ayuntamiento que abre, tal vez, la primera investigación para profundizar en el conocimiento de estas construcciones de la Edad del Hierro, que abarca desde el año 800-900 antes de Cristo hasta la ocupación romana.
Las incógnitas son muchas, desde quiénes eran los pobladores y su actividad -posiblemente ganadería y la madera- hasta el cometido de estos castros para defensa o control del valle del arroyo Castrón.
Los pueblos astures que pudieron habitar la zona eran zoelas o superatios, dos de las 20 etnias diferenciadas en el conventus Asturicense. La ocupación intramuros abarca unas 5 hectáreas.
En estos pueblos era común una sociedad matriarcal, común a toda la zona septentrional de la Península, como recogió el historiador Estrabón. La ocupación de los castros era generalmente de grupos familiares interconectados.
El reclamo principal de este territorio es tal vez su habitante más emblemático: el lobo ibérico, aunque otra especie animal, el ciervo (en la Culebra habitan los ciervos de mayor tamaño de la Península Ibérica), se ha convertido igualmente en un icono de la reserva.
En definitiva, podemos decir sin temor a equivocarnos que es sobre todo por su fauna por lo que la Sierra de la Culebra es hoy tan popular.

Sierra de la Culebra
Por ello, hasta hace muy poco la mayor parte de quienes se acercaban hasta aquí eran naturalistas que trataban de observar y fotografiar éstas y otras especies. Sin embargo, hoy la situación está cambiando: además de ser un paraíso del ecoturismo, la Sierra dispone de muchas otras cosas para ver y hacer.
En definitiva, la Sierra de la Culebra cuenta con una oferta de ocio cada vez más orientada al turismo familiar y, en general, a todos los públicos: localidades pintorescas, playas fluviales, construcciones tradicionales, setas, actividades de turismo activo y aventura (senderismo, rutas a caballo, etc.), buena gastronomía…
5. Observación de Fauna en Libertad (Lobo y Ciervo)
La Sierra de la Culebra, además de contar con una importante población de lobos, dispone de excelentes atalayas para su avistamiento a gran distancia, lo que permite disfrutar de estos animales sin interferir en su actividad, si se dispone de equipos ópticos que lo permitan (telescopio).
Como no siempre es posible conseguir observar a los lobos, muchas veces terminan siendo los abundantes ciervos, mucho más fáciles de ver, el objetivo de nuestra atención.

Intentando ver al lobo
A estos puntos de observación se desplazan numerosos amantes de la naturaleza para conseguir avistar a tan emblemático animal.
Igualmente es posible ver lobos con un guía de naturaleza, En definitiva, poder ver a los lobos en libertad es el complemento ideal a observarlos de cerca en el Centro del Lobo.
6. El Centro de Interpretación del Lobo Ibérico
Decíamos que los visitantes tienen cada vez más opciones de ocio en la Sierra de la Culebra y así es.
Una de las principales es la visita al Centro del Lobo, situado en la localidad de Robledo, una actividad siempre recomendable para niños y adultos. En este espacio es posible observar a los lobos en estado de semi-libertad desde los distintos miradores habilitados para ello, algo que no se ve todos los días.

También dispone el centro de abundante información sobre la especie, tanto desde el punto de vista biológico como acerca de la cultura lobera que la presencia de este animal ha generado en la zona, incluyendo los sistemas de defensa de los rebaños ante la amenaza que el lobo suponía.
7. La Berrea del Ciervo
Berrea en la Sierra de la Culebra
Muy relacionado con el punto anterior, aunque mucho más accesible para todo tipo de público, tenemos este espectáculo de la naturaleza. En este caso cualquiera que no esté sordo puede disfrutar de la berrea, con el telescopio desde un lugar autorizado .
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8. La Gastronomía en la Sierra
Como toda la provincia de Zamora, esta zona destaca por la calidad de sus productos alimentarios: la Ternera de Aliste, las setas silvestres e incluso la carne de caza, que algunos restaurantes ya están ofreciendo a sus clientes.
También es muy apreciada la miel de la Sierra de la Culebra, miel sobre todo de brezo, que es una de las mieles mejor consideradas de cuantas existen.
De hecho, el propio espacio natural cuenta con un Centro de Interpretación de la Miel situado en la localidad de Sagallos (municipio de Manzanal de Arriba), cuya visita recomendamos encarecidamente.

Centro de Interpretación de la Miel de Sagallos
9. Recolección de Setas en la Sierra de la Culebra
Uno de los aspectos por los que es más conocido este territorio es por su abundancia en setas comestibles (cuando se dan las condiciones meteorológicas adecuadas, como es natural).
Por eso, los otoños fecundos en estos frutos del bosque atraen a la zona a multitud de recolectores aficionados procedentes de todas partes que buscan con ahínco estos deliciosos manjares que la naturaleza ofrece.

Setas en la Sierra de la Culebra (boleto de pino)
En los montes de la Sierra de la Culebra hay diferentes tipos de setas muy apreciadas (chantarelas, pie azul, Amanita caesarea, etc.), pero son especialmente abundantes los boletos. En sus pinares se da con profusión el Boletus pinicola, en los robledales Boletus edulis, Boletus aereus, Boletus aestivalis, etc. y en los jarales el famoso Boletus edulis de la jara.
Para la recolección es preciso obtener un permiso, cuyo precio y condiciones depende de cada municipio, excepto en los montes que están regulados por el proyecto micocyl, que abarca varios municipios con un solo permiso.
Para aprender un poco más sobre las setas de la zona, podemos visitar la Escuela Micológica de Ungilde (EMU) o bien el Museo Micológico de Rabanales, aunque éste se encuentra ya fuera de la Sierra (a 15 km).
para saber mas :
10. Las Playas de la Sierra
Sí, amigos, aunque parezca mentira, también aquí hay playas… ¡y muy buenas! Todas ellas se encuentran en el embalse de Valparaíso y suelen sorprender bastante a los visitantes.

Playa de Cional
Destacamos tres playas fluviales (todas ellas con su chiringuito, claro): las de Villardeciervos (playa de los Molinos), Cional y Manzanal de Arriba.
Están muy cerca unas de otras aunque su tamaño es muy desigual, la más grande es la de los Molinos y la más pequeña la de Manzanal, aunque ésta dispone de camping.
11. Pueblos “con encanto” y donde Comer
En la Sierra de la Culebra hay varios lugares que no se pueden dejar de visitar. No se trata de grandes poblaciones, sino de pequeños pueblos, en algunos casos incluso de diminutas aldeas de montaña.
Y este es el croquis de nuestra ruta:
Iniciamos nuestra Ruta por la Sierra de la Culebra en la Villa de Tábara
Tábara.
Con su casi un millar de habitantes, se considera a Tábara la capital de la comarca de su mismo nombre, aunque hay quiénes prefieren adscribirla a las Tierras de Aliste o de Alba.
Una aproximación histórica
Pese a que se sospecha de su existencia durante los siglos de la dominación romana, las primeras referencias fehacientes de la existencia de Tábara han de remontarse a finales del siglo VII, cuando en el contexto del XI Concilio de Toledo, aparece mencionado su topónimo dentro del Reino Astur Leonés.
Fue sin embargo durante la segunda mitad del siglo VIII cuando Tábara alcanzó notable relevancia al ser erigido en sus pagos, por mandato del Rey Alfonso III y de manos del posteriormente Obispo de León San Froilán, un importante monasterio que, según las crónicas, llegó a acoger en primera instancia nada menos que a 600 religiosos entre frailes y monjas.
Contemporáneamente, muy cerca del primer cenobio y quizás para solventar los problemas de masificación, el propio San Froilán, en compañía de San Atilano, fundarían un segundo monasterio en la vecina localidad de Moreruela de Tábara.
Alcanzaría el cenobio tabarenseun enorme prestigio cultural durante sus años de vida gracias a la instauración en él de un "scriptorium" especializado en la elaboración de códices iluminados, algunos de los cuales, han llegado hasta nuestros días, permitiendo que dicho monasterio haya pasado a la posteridad pese a su casi total ausencia de vestigios.
Sin embargo, todo ese esplendor quedó truncado cuando, a finales del siglo X y posiblemente debido a una de las devastadoras incursiones de Almanzor, tanto San Salvador de Tábara como su vecino de Moreruela quedarían notablemente dañados hasta el punto de que no volvieron a ser reconstruidos como tales.
Durante los siglos XII y XIII, Tábara y su tierra pertenecieron a la Orden del Temple, circunstancia que generó no pocos conflictos con el cercano obispado de Astorga hasta la disolución de la orden militar durante los primeros años de la decimocuarta centuria.
Ya en el siglo XVI y por dictado del monarca Carlos V, se estableció en esta localidad zamorana la sede de un importante Marquesado, cuyos señores llegaron a poseer extensísimos pagos por toda la comarca.
Tábara puede también enorgullecerse de ser la cuna del famoso poeta León Felipe, una de las personalidades más relevantes de la Generación del 27 y a quien le fue dedicado un monumento en una plaza de la localidad.
El antiguo monasterio de San Salvador de Tábara se erigía sobre el mismo solar en que hoy se levanta la iglesia parroquial de Santa María, para cuya construcción, a juzgar por distintos vestigios allí aparecidos, debieron ser empleados materiales procedentes del ruinoso cenobio.
Los orígenes del monasterio habría que remontarlos a la segunda mitad del siglo IX cuando los monjes San Froilán y San Atilano (a la postre obispos de León y de Zamora respectivamente), deciden fundar una abadía poco después de la victoria cristiana contra el enemigo musulmán en la Batalla de la Polvoraria.
Tanto el Monasterio de San Salvador, como su vecino de Moreruela de Tábara, se convertirían rápidamente en influyentes centros de poder y cultura, acogiendo, según reza la tradición, nada menos que 600 religiosos de ambos sexos, por lo que, fiable o no el dato, debió ser un edificio de considerable relieve.
No dejaría de ser San Salvador de Tábara uno más de los numerosos y casi ignorados cenobios altomedievales extintos de no ser por el importante scriptorium especializado en la manufactura de códices iluminados que allí se instaló.
Coinciden en señalar los especialistas que de él saldrían obras miniadas de la relevancia del Beato Morgan, del conocido como Beato de Tábara, o el Beato de Gerona.
En ellos trabajarían maestros como Magius y su discípulo aventajado Emeterio, con puntuales aportaciones de la monja miniaturista Ende y de un monje copista de nombre Senior.
Muy conocido es, precisamente, el que ha sido bautizado como Beato de Tábara ya que en él, concretamente en su primera lámina, fue representado de manera muy gráfica el scriptorium del Monasterio de San Salvador, siendo reconocibles dos copistas o iluminadores trabajando en un manuscrito junto a una torre campanario con arcos de herradura que algunos han querido comparar con la actual torre de la parroquia, de factura algo posterior.
Lamentablemente, la vida del monasterio de San Salvador, al igual que la de varios del entorno, fue significativamente corta ya que, como antes señalábamos, fueron pasto de la destrucción en el contexto de las arrasadoras campañas o razias de Almanzor por tierras zamoranas y leonesas en su camino hacia Compostela.
Beato de Liebana
La actual Iglesia de Santa María de Tábara se yergue sobre el antiguo solar en el que se ubicaría el influyente Monasterio de San Salvador, que, tras la extinción de la comunidad monacal a consecuencia de las aludidas campañas de Almanzor, nunca llegó a ser reconstruido, siendo aprovechado el terreno y parte del material disperso para dotar a la población de un centro de culto.
De la actual fábrica, sólo el cuerpo inferior de la torre podría ser heredero de la primitiva construcción monacal, siendo el grueso del templo actual de factura románica, pudiendo ser fechada su consagración en 1137 gracias a una inscripción conservada junto al ingreso habilitado bajo el porche lateral.
La iglesia fue profundamente reformada durante el siglo XVIII, conservándose de su primitiva fábrica románica la torre y dos de sus portadas.
La torre-campanario, sobre la que hay quien ha querido ver una cierta evocación de la representada sobre el célebre Beato de Tábara, se eleva a los pies del templo en tres cuerpos de campanas separados mediante listeles horizontales y abiertos en arcos de medio punto doblados.
De sus dos portadas, la sur despliega dos arquivoltas de medio punto cobijadas por un elegante guardapolvo ajedrezado, habiéndose conservado tan sólo una de las dos columnas sobre las que reposaban. La norte, hoy cegada y bastante alterada, presenta una disposición similar, llamando la atención la arquivolta central a base billetes de considerable tamaño.
Además de la lápida fundacional, se han conservado en el templo varias inscripciones y una lauda prerrománica, habiendo sido recientemente descubiertos en distintas campañas de excavaciones numerosas piezas románicas hasta conformar un interesante lapidario hoy expuesto en un pequeño museo habilitado en el propio templo.
y para comer en la zona de Tábara
Cinco y Caña
Calle de la Carretera,
49334 Litos España
+34 980 59 68 90
Bar Restaurante Vianco
Avenida de Galicia 26,
49148 Pozuelo de Tábara España
+34 980 59 57 32
Desde Tábara, iniciamos nuestra ruta hacia el Pueblo de
Litos
Conocido coto Micológico, ya que fué el primer pueblo de la zona en declatrar el término Coto Micológico con el fin de prrservar esta riqueza Natural.
Litos, Zamora
Perteneciente al municipio de Ferreras de Abajo, Situado en la comarca de Tábara, junto a las estribaciones de la sierra de la Culebra.
En su término se encuentra algunos parajes que por su altura se han convertido en estupendos miradores del territorio, como «la peña Pedrizona» (1055 m), desde la que se puede apreciar una magnífica vista del pueblo y su comarca, e incluso ver la ciudad de Benavente en días claros.
Otro de sus puntos de máxima altitud es «El Pilo» (Corral de Moros – 991 m) desde donde se puede apreciar la sierra en su cara sur.
Un ramal del Camino de Santiago de la Plata pasa por Litos, el denominado Camino de Santiago Sanabrés. Este camino, tras atravesar la comarca de Tábara –entre cuyas localidades está Litos, tal y como figura en la placa colocada en la iglesia- para dirigirse en dirección a Sanabria.
Cuenta con un paisaje excepcional, de densa vegetación y fauna salvaje.
En muchos de sus parajes aún son divisables los característicos corrales de planta rectangular —aunque en la mayor parte de la sierra son circulares— que se usaron para proteger el ganado del lobo —omnipresente en la historia local-, entre los que destaca el «Corralón de los Moros» cuyo origen se desconoce aunque se asocia a la cultura castreña de este territorio.
Ferreras de Abajo
«El Castillo» de Ferreras de Abajo es una de los veintinueve asentamientos de la Edad del Hierro que se han identificado en el entorno de la sierra de la Culebra.
Se trata de poblados que se caracterizan por ser asentamientos en altura (entre los 750 m y los 1 030 m), de unas 5 ha de superficie y defendidos desde los que se controlaba estratégicamente el entorno circundante de la Sierra.
Las estructuras defensivas son principalmente de muros parciales, aunque en algunos también existen de muros perimetrales y fosos, construidos principalmente con la abundante cuarcita de la zona.
En todos ellos predomina la defensa natural, característica común que se suele complementar con otras creadas expresamente como avanzadas y flanqueos, torres, acrópolis, piedras hincadas, lomas terreras y taludes, siendo la avanzada más común es el antecastro, presente en una gran mayoría de estos asentamientos.
Durante la Edad Media Ferreras de Abajo quedó integrado en el Reino de León, cuyos monarcas habrían acometido la repoblación de la localidad dentro del proceso repoblador llevado a cabo en la zona. Así, desde al menos el siglo XII, los monjes monjes Cistercienses establecieron en Ferreras de Abajo una de sus granjas.
Su ocupación, como posesión del monasterio de Moreruela, duró hasta el año 1431, año en el que, junto a otras poblaciones de Aliste y La Carballeda, pasó a manos de los condes de Benavente, previo pago de 15 000 maravedíes y otras compensaciones económicas. Esta casa señorial lo mantuvo en su poder hasta la supresión de los derechos feudales del siglo XIX.
En la Edad Moderna, Ferreras de Abajo fue una de las localidades que se integraron en la provincia de las Tierras del Conde de Benavente y dentro de esta en la receptoría de Benavente.
No obstante, al reestructurarse las provincias y crearse las actuales en 1833, la localidad pasó a formar parte de la provincia de Zamora, dentro de la Región Leonesa, quedando integrado en 1834 en el partido judicial de Alcañices, dependencia que se prolongó hasta 1983, cuando fue suprimido el mismo e integrado en el Partido Judicial de Zamora.
En torno a 1850, el antiguo municipio de Litos se integró en el de Ferreras de Abajo, tomando el término municipal su actual extensión.
La arquitectura rural está presente por cualquiera de los rincones de su término, toda ella en piedra, adobe y madera, con ejemplos en las casas de su núcleo urbano y en las fuentes, manantiales, pontones, molinos, cercados, palomares y bodegas de sus alrededores. Dispone además de un área recreativa acondicionada, en el que ha señalizado las especies autóctonas de flora.
Ferreras de Abajo es especialmente renombrado por su música tradicional y su folclore, para los que se utilizan instrumentos tradicionales como el tamboril y la gaita de fole, con la que los músicos de la localidad han interpretado e interpretan la vida rural, sus celebraciones y festividades.
Durante el mes de agosto se organiza y celebra en esta localidad un festival de folclore que se denomina «Sierra de la Culebra».

Mirador de la Pedrizona, Ferreras de Abajo
Mirador el de la Pedrizona, en Ferreras de Abajo, que ofrece amplias vistas tanto de las Sierra como de su entorno.
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El municipio zamorano de Ferreras de Arriba y su anejo, Villanueva de Valrojo, están situados en el centro de la Sierra de la Culebra, hay gran variedad de arbolado y en otoño esta zona es ideal para hacer senderismo, presenciar la berrea del ciervo y recoger setas.
De la antigüedad de su población nos hablan las abundantes huellas de varias civilizaciones. Se pueden visitar cinco castros celtas y los restos de una calzada romana, que atravesaba el pueblo y unía Astorga y Braga, y de la cual aún es perceptible su huella en el entorno de la pedanía de Villanueva de Valrojo, que debió ser utilizada para transportar el hierro que extraían de la zona.
La importancia de su patrimonio natural es grande, pero no se queda atrás su arquitectura popular, construida en adobe, piedra y pizarra. Destacan los vetustos corrales circulares que resguardaban al ganado del lobo, donde hoy se sitúa un museo sobre la vida pastoril.
Son interesantes los numerosos molinos que aprovechan como fuerza motriz el caudal del río Castrón que cruza por el centro del casco urbano, muchos aún en funcionamiento, como el Molino El Cura y el Molino El Kaiser conocido como Molinico.
De notable interés turístico son los corrales circulares para guardar ganado, varios de los cuales está constituido actualmente como museo de la vida pastoril. Los corrales están repartidos por todo el término municipal.
Antiguamente permitían el movimiento de ganado por las zonas con barbecho, así como el uso de las zonas de solana y umbría que se utilizaban de forma distinta a lo largo del año. La amenaza era el lobo y estas construcciones ayudaban a proteger al ganado de dichos animales.
Destacan las esculturas en acero inoxidable de Eduardo Baladrón, como La Filandorra y El Diablo de la Plaza Nueva, el monumento a los Labradores, la fuente del Ayuntamiento, la fuente del Ciervo en la ermita del Cristo de las Aguas y la fuente con reloj de sol y rosa de los vientos de la Plaza Nueva.
La fuente Milagro, la cual debe su nombre a que en verano mana agua, mientras las demás fuentes están secas y en invierno se seca.
A Destacar, el roble centenario de Urrieta Mayo Pequeño.
Los Castros del Castillán y Valdemera en Ferreras de Arriba, se yerguen como navíos de piedra por encima de un mar de pinos. Constituyen, ambos, verdaderos farallones pétreos en medio del pinar, que en esta zona de la sierra es particularmente denso.
Castros de Ferreras de Arriba
Se trata, desde luego, de dos lugares que desprenden un halo de misterio y magia, rodeados de una naturaleza montaraz. Abajo, dispersos en el valle, varios grupos de corrales amenizarán nuestra excursión.
Las prospecciones realizadas, como el electromagnetismo, han revelado que en el interior de los castros hubo ocupación habitacional, es decir que estuvieron habitados, localizando las estructuras en dos áreas concretas.
La topografía rebela la disposición en terrazas dentro del castro y los pronunciados desniveles que apuntan a las zonas de paso entre los diferentes niveles.
Se detallan hasta 11 puertas, si bien en este número se incluyen tanto las entradas principales como los portillos.
y para comer en Ferreras de Arriba
La Enredadera
Calle Arriba Numero 26,
49335 Ferreras de Arriba España
+34 980 59 31 21
y uno de los lugares que recomendamos conocer es Villardeciervos, verdadero centro neurálgico de la Sierra y cuyo núcleo urbano está declarado Conjunto Histórico, por su arquitectura en piedra.
Villardeciervos
Los orígenes más remotos de la población se encuentra en la «Peña del Castro».
Villardeciervos desde la Peñas del Castro, Zamora
Esta elevación, en cuya base se asienta el actual pueblo, estuvo habilitada durante la Primera Edad del Hierro y la Segunda Edad del Hierro hasta la llegada de los romanos, es decir, entre los siglos VII y I a. C.
Sus habitantes vivían principalmente de la agricultura —en la zona han aparecido fragmentos de molinos barquiformes o de vaivén, elaborados en gneis y granito— y de un tipo de ganadería mixta, ya que se basaba en el tradicional ganado ovino, caprino y vacuno, junto con cerdos y caballos.
Esta economía se complementaba con la caza, la pesca y la recolección de frutos, siendo de especial mención el abundante consumo que se hacía de la carne de ciervo, corzo y rebeco. Además, se desarrolló una incipiente actividad minera.
Se estima que la población que vivía en la «Peña del Castro» no superaba el centenar de individuos. En el asentamiento se puede apreciar en primer lugar la muralla y además los cimientos de casas circulares con zócalo de piedra, sobre el que se seguramente se elevaría un tapial que posiblemente estaría cerrado con ramaje. El suelo solía ser de tierra apisonada con un hogar central.
En un momento indeterminado del siglo IV a. C. se produce otra llegada de indoeuropeos que van a traer como novedades el uso masivo del hierro y de su particular modelado de cerámica.
Cima de la Peña el Castro, Villardeciervos
A esta época se le debe la configuración de la muralla, para lo que colocaron las piedras a hueso, de unos cuatro metros de altura por otros tantos de anchura y con entrada curva, en embudo y con una torre que facilite las tareas de vigilancia y defensa.
La mayoría de los autores indican que esta zona está incluida en el pueblo de los astures y dentro de la gente de los zoelas, que tenían su capital en el Castro de Avelãs, junto a Braganza. No obstante, las especiales características constructivas del castro y la doble referencia de Estrabón de que los galaicos limitaban con los celtíberos, hace factible pensar que toda la sierra de la Culebra hasta Escober pertenecían a la etnia galaica y por tanto también los habitantes de «Peña del Castro».
Época romana
La caída y abandono de la «Peña del Castro» se produjo en las operaciones previas romanas a la conquista de los astures, cántabros y galaicos del siglo I a. C. Sus habitantes serían llevados al llano. En el término de Villardeciervos solo aparecen muy claros restos romanos en el «puente de las Fraguas», pero este es una explotación minera, por lo que se cree hubo de estar en “Villarino”, a pesar de que no se encuentran restos romanos debido a que la zona estuvo habitada hasta bien entrado el siglo XVII.
No obstante el término de Villardeciervos va a tener una gran importancia en época romana, pues por él va a pasar la vía A Bracara Asturicam (calzada romana que unía Braga con Astorga), de gran importancia estratégica, militar y económica (en el siglo XIX será denominada “Vía XVII del itinerario de Antonio Pio”).
Edad Media
En la Edad Media, Villardeciervos quedó integrado en el Reino de León, cuyos monarcas acometieron la repoblación del oeste zamorano.
El documento escrito más antiguo hasta ahora hallado sobre Villardeciervos se remonta al año 1155, donde ya aparece con el nombre de “Vilar de Cervos”. En él, Villardeciervos aparece como posesión del monasterio de Moreruela, junto con Folgoso, “Zeonal”, Manzanal y otros pueblos.
Desde el 4 de octubre de 1163, según el documento del papa Alejandro III, el Sumo Pontífice toma bajo su protección al monasterio de Moreruela y libra a sus granjas y haciendas del pago de diezmos, entre las que estaban la “grangiam de Vilar de Cervos”.
En 1305 todo el término de Villardeciervos, por sus magníficos pastos y montes, será acotado por el monasterio de Moreruela a fin de que nadie entrara en ellos. Lo mismo ocurriría con la actividad metalúrgica.
Por tanto, la granja que el monasterio tiene en Villardeciervos es similar al resto de las que el monasterio poseyó. Era una unidad agraria, dependiente de la abadía central, explotada por hermanos conversos dirigidos por un «magister grangiae».
Iglesia de Villardeciervos
El declive del monasterio en la Carballeda se agrava a partir de 1398, con la irrupción en la zona de los condes de Benavente. Alonso Pimentel, tercer conde de Benavente, por compra o trueque se hace con las posesiones de Moreruela en la Carballeda. Villardeciervos pasa así de ser señorío eclesiástico a señorío real para acabar siendo señorío señorial.
Época moderna
Durante la Edad Moderna, Villardeciervos estuvo integrado en la provincia de las Tierras del Conde de Benavente, y dentro de esta en la receptoría de Benavente.
El 24 de agosto de 1499, los condes de Benavente, por favores prestados, van a donar el derecho del cobro de alcabalas al noble Pedro Sarmiento. Este derecho va a pasar a sus sucesores, de tal manera que Diego José de Oca aparece en 1752 como “dueño de Villardeciervos y vecino de Betanzos”.
Edad Contemporánea
Villardeciervos muestra una notable pujanza económica y social durante el siglo XIX. Su población era de 250 vecinos y 1020 habitantes en el censo de Madoz, todo ello a pesar de que ésta se viera diezmada por una epidemia de cólera en 1834.
En lo referente a su economía el pueblo va a destacar, además de por una gran actividad agrícola y ganadera, por su producción de telas y su actividad comercial y arriera. Este poder y la participación de algunos de sus dirigentes en la agitada vida política de la época, le van a llevar a solicitar, contratando a importantes abogados de Madrid, el ser cabeza de partido judicial durante el reinado de Isabel II, cosa que no conseguirían.
De poco valió el valeroso comportamiento de los cervatos el 27 de agosto de 1823. Según el comunicado del Ministerio de Guerra del 16 de octubre de 1823, veintisiete cervatos atacaron cerca del pueblo a 42 hombres a caballo, dirigidos por el teniente coronel del regimiento del Algarbe, Alonso Martín, matando a dos hombres y haciendo prisioneros al resto.
Por esta hazaña, Fernando VII, a propuesta del general O’Donnell, va a conceder a los habitantes de Villardeciervos que puedan usar el lado izquierdo de su casaca pendiente de una cinta mitad roja y mitad blanca una medalla de plata que en su anverso tenga el busto del rey y alrededor un lema: “A los valientes defensores de su rey Fernando VII”; y en el reverso una inscripción horizontal que ponga: “Realistas de Vilar de Ciervos. Año de 1823”.
Con la creación de las actuales provincias en 1833, Villardeciervos pasó a formar parte de la provincia de Zamora, dentro de la Región Leonesa, quedando integrado en 1834 en el partido judicial de Puebla de Sanabria.
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Pero lo que realmente define su desarrollo fue el contrabando desde 1850, lugar de fronteras que adquiere riquezas comerciando con tabaco que bajaba de Santander, ropa de algodón y sal. En el año 1853, el Gobernador de Zamora, Antonio Querola, tuvo noticias de un alijo de contrabando que había entrado al pueblo y mandó una sección de carabineros para requisarlo. Pero cuando se acercaron al pueblo, los contrabandistas los recibieron a tiros haciéndoles retroceder.
Entonces, el comandante de la partida dio parte al gobernador y éste envió una carta a la reina contándole que la localidad de Villardeciervos se hallaba en pie de guerra a causa de lo sucedido, a lo que la reina contestó que pusiera todos los medios a su alcance para reestablecer el orden. Así, el 22 de enero de 1854, el gobernador mandó concentrar en Villardeciervos a todos los carabineros de la provincia de Zamora, viniendo él personalmente a dirigir las maniobras.
Después de estar dos días acampados en el Ayuntamiento, consiguieron apresar a los siete cabecillas de la revuelta y llevarlos a la cárcel de Zamora.
Poco tiempo después, un descendiente del pueblo entró a formar parte del nuevo gobierno y lo primero que hizo fue sacar de la cárcel a los siete prisioneros que vivían del contrabando.
Villardeciervos, Zamora
Villardeciervos fue importante centro distribuidor de toda clase de materiales y alimentos procedentes de Portugal. Ello generó a lo largo del pasado siglo y principios de éste, una economía boyante a la que, por el contrario, fueron ajenos otros municipios de la zona.
El casco urbano que constituye la villa de Villardeciervos es declarado conjunto histórico-artístico en 1987, convirtiéndose así en un BIC (Bien de Interés Cultural) de obligada visita.
Su encanto reside en lo histórico de sus calles y fachadas, como la casa de los siete balcones, los edificios que custodian la plaza mayor, la construcción donde se ubica el ayuntamiento, los empedrados, la curiosa calle de Abrazamozas, las fuentes y los caños.
Esta preciosa villa ha sabido conservar su arquitectura típica de casas de piedra y balcones de madera, así como la iglesia de Ntra. Sra. de La Asunción, de origen románico y restaurada recientemente.
Sin olvidar sus fuentes típicas, distribuidas por el pueblo, que han sido rehabilitadas manteniendo su aspecto original.
Playa de Cional, Villardeciervos
Alberga la mayor concentración del protegido Lobo Ibérico de toda la Península, y en sus bosques de coníferas y robledales, se cobija una rica y variada fauna como, jabalíes, corzos, liebres, aves rapaces y el noble animal a quien debe su nombre, el ciervo.
y para comer en Villardeciervos:
CTR Remesal
Calle Mediodia 25,
49562 Villardeciervos España
+34 980 65 49 11
Me Gusta Comer
Calle Carretera Valleluengo 525, Km. 49,1
49326 Rionegro del Puente España
+34 980 65 20 04
El Empalme
Carretera Vigo Km 352,
49326 Rionegro del Puente España
+34 980 65 20 16
muestra siguiente etapa es
Figueruela de Arriba
Figueruela de Arriba (Figueruela de Abajo, Flechas, Gallegos del Campo, Moldones, Riomanzanas y Villarino Manzanas) se ubica a la vera del “Campo de Aliste (llanura), la Sierra de la Culebra (montaña) y el río Manzanas (ribera), junto al parque natural de Montesinho, convirtiéndose así su ecosistema en uno de los más paradisíacos a nivel de flora y fauna de España y Portugal.
Tal es así que a parte de su término se le conoce con el sobrenombre de “Jardín de Aliste”.
A nivel histórico por el municipio pasa el Itinerario XVII de Antonino de Astúrica (Astorga) a Braccara (Braga). El ingeniero Enrique Gadea la situaba, allá por 1984, en San Pedro de las Herrerías la mansio romana “Veniatia”.
En nuestros días Loevvinshon, utilizando los métodos más modernos, llegó a la conclusión de que la mansio “Veniatia” del Imperio de Roma se ubicaba en el municipio de Figueruela de Arriba.
En 1242 el monasterio de Moreruela otorgaba el foro de población para fundar uno de los poblados más antiguos del municipio de Figueruela.
Nunca se ha podido descifrar su ubicación aunque todo apunta hacia Moldones.
Iglesia de Santa Irene, Figueruela de Arriba
Aunque en Villarino Manzanas siempre hubo un paraje llamado “Dulfo”.
El “Fuero de Ataufho” hace mención a su actividad: “Todos e los otros fondedores, carvoneros, folleros, malladores o otros omes quallesquier que vengan a morar”. Cada persona con fragua había de abonas “Dieciocho dineros”.
Gracias al Fuero de Ataulho se conoce que por aquella época había otro igual en Figueruela pues en su primer precepto se cita que los ataulfhenses dependían en lo que respecta al ordenamiemto procesal y penal de él: “ Colonia e viz e endizi a fuero de Ficarola” (1237).
Entre sus riquezas medioambientales y forestales está la de contar con los mejores pinares de Aliste, un espacio de pinares, jarales. brezos y encinares que le convierten en un lugar único a nivel productivo tanto micológico y apícola.
Existe la posibilidad de realizar rutas en BTT o de visitar alguno de los miradores que hay en la Sierra, como el de Figueruela de Arriba, situado junto a la carretera que baja hacia Riomanzanas (desde él se ve la “culebra” que según la tradición popular da nombre a la Sierra),
y para comer en la zona:
Restaurante Sierra de la Culebra
Crta Riomanzanas s/n,
42520 Figueruela de Arriba España
+34 980 68 30 20
Casa Fidel
C/ Ferial, S/N,
49523 San Vitero España
+34 980 68 14 71
Casa Alfonso
Calle Ericas, 5,
49523 San Vitero España
+34 980 68 22 82
y además veremos pueblos más pequeños, pero no menos pintorescos, son Riomanzanas y Flechas, en la comarca de Aliste, o Santa Cruz de los Cuérragos, en la Carballeda.
Éste último ha sido declarado Conjunto Etnológico y apenas muestra indicios de modernidad en sus construcciones, como si el tiempo se hubiera detenido desde la Edad Media.
Riomanzanas

Riomanzanas, Zamora
Situada en el interior de un pequeño valle y atravesada por el arroyo fontano. Su elemento más característico es el puente de piedra que cruza el arroyo, sus fachadas de piedra y madera y los restos de un castro de unos 2500 años de antigüedad. A él apenas llegan turistas.
Dista escasos kilómetros de la sierra de la Culebra, del río Aliste, y de la frontera con Portugal. Pertenece al municipio de Figueruela de Arriba.
El Puente romano de Riomanzanas salva un pequeño riachuelo, que en épocas de lluvia se convierte en río pero que la mayor parte del año se puede cruzar por unas piedras colocadas entre el caudal.
Castro de Riomanzanas
Castro de Riomanzanas
El castro de Riomanzanas puede tener una antigüedad aproximada de 2.500 años. Tiene un perímetro de 335 metros, y algo más de 0,5 hectáreas de superficie.
Se trata de un relevante ejemplo del tipo de asentamiento castreño, de cuatro hectáreas, de la Edad del Hierro característico de esta zona, con una privilegiada situación natural que lo hace prácticamente inexpugnable, situado sobre el escarpe sobre el arroyo Fontano y junto a la vaguada norte.
Se instala sobre un espigón fluvial formado por el arroyo de Fontano, y el de la Muria. Está rodeado por una muralla y por un foso, y reforzando a la muralla aparece un campo de piedras hincadas.
Dentro del área del yacimiento se han recuperado dos fragmentos de cerámica a mano con desgrasantes de mica y cuarzo de mediano tamaño.
Este castro presenta una construcción de un complejo sistema defensivo basado en una muralla, un campo de piedras hincadas y dos fosos.
La muralla castreña que circunda la parte superior del cerro está levantada mediante lajas de pizarra dispuestas a tizón y en el exterior, se localiza un campo de piedras hincadas que es excepcional, ya que se extiende por todo el perímetro del recinto, menos en la zona este, donde se convierte en una zona inaccesible, por la existencia de un cortado natural sobre el arroyo.
Castro de Riomanzanas
Este elemento defensivo se compone de centenares de bloques pétreos prismáticos apuntados colocados aleatoriamente muy juntos y que, enterrados en el substrato del terreno, sobresalen unos 30 centímetros de la superficie.
Este campo de piedras hincadas hacía inviable cualquier ataque por sorpresa al castro. Además de esta inusual extensión, es original su situación entre dos pronunciados fosos que se hallan separados entre sí nos 10 metros, lo que acentúa su inexpugnabilidad.
Continuamos camino en dirección a
Santa Cruz de los Cuérragos
Y en la frontera con Portugal se encuentra un pueblo declarado de interés turístico en la categoría de Conjunto Etnológico por la Junta de Castilla y León. Se sitúa en la confluencia de tres comarcas zamoranas: Aliste, Sanabria y Carballeda, lo que remarca su carácter fronterizo.
El pueblo se encuentra en la ladera de Peña Castillo y mirando a Portugal, pero su término municipal incluye otros picos de la Sierra así como algunos vados.
Presenta una arquitectura caracterizada por la adaptación a las condiciones naturales, a los usos y aprovechamientos tradicionales y a los materiales predominantes en la zona, como la piedra, pizarra y madera
Así, es un paraje que respeta a la perfección la arquitectura típica de Sanabria y Carballeda.
El principal monumento es la Iglesia de la Santa Cruz, de la que recibe el nombre...
Otros monumentos son el Puente de los Infiernos, que atraviesa el Río Manzanas en el vado del mismo nombre aunque tiene un difícil acceso.
Su acceso también está dificultado por la abundante naturaleza de la reserva.
La recogida de las castañas es una de las épocas más importantes del año.
Este producto se puede comprar en Octubre o Noviembre a cualquiera de sus habitantes, que con tanto esmero cuidan los árboles de su propiedad, limpian el monte y recogen su fruto.
Los colores del otoño: verdes, amarillos y marrones, son dignos de contemplarse desde cualquiera de sus rincones y son muy adecuados para los aficionados a la fotografía.
Y el punto final de nuestro recorrido es una una de las aldeas imprescindibles de la Sierra es
Rihonor de Castilla o Rio de Onor
Está situado al sur de la sierra de la Culebra, junto a la frontera portuguesa, el caserío es atravesado por el río Fontano, también conocido como Comtensa o río Onor en su tramo portugués
Es una localidad partida en dos por la frontera, cuya parte portuguesa está considerada como una de las 7 maravillas de Portugal.
Realmente ambos pueblos son uno solo, dividido artificialmente por la raya fronteriza. Debido a esta singularidad, sus habitantes hablan indiferentemente español y portugués, ambos muy influenciados por la lengua autóctona: el cuasi extinto rihonorés, dialecto del leonés.
Entre los rihonoreses, las partes española y portuguesa son llamadas povo de cima y povo de abaixo respectivamente (‘pueblo de arriba’ y ‘pueblo de abajo’).
Durante la Edad Media Rihonor quedó integrado en el Reino de León, cuyos monarcas habrían acometido la repoblación de la localidad dentro del proceso repoblador llevado a cabo en Sanabria.
Tras la independencia de Portugal del reino leonés en 1143 la localidad habría sufrido por su situación geográfica los conflictos entre los reinos leonés y portugués por el control de la frontera, quedando estabilizada la situación a inicios del siglo XIII.
Posteriormente, en la Edad Moderna, fue una de las localidades que se integraron en la provincia de las Tierras del Conde de Benavente y dentro de esta en la receptoría de Sanabria.
No obstante, al reestructurarse las provincias y crearse las actuales en 1833, Rihonor, aún como municipio independiente, pasó a formar parte de la provincia de Zamora,10 quedando integrado en 1834 en el partido judicial de Puebla de Sanabria, entonces denominado oficialmente simplemente como Rionor.
Posteriormente, en torno a 1850, Rionor, que en el censo de 1842 aún permanecía como municipio independiente, pasó a integrarse en el término de Pedralba de la Pradería, en el cual ha permanecido hasta la actualidad.

Visita a Rio de Onor y Rihonor
La visita a Rio de Onor, que por cierto cuenta con su propio centro de interpretación (la Casa do Touro), se suele completar con la visita a la ciudad portuguesa de Bragança, obviamente fuera de la Sierra, pero interesante y muy cercana a Rio de Onor.
y como colofón podemos cruzar la frontera para disfrutar de una deliciosa comida en
O Careto
Carretera, Varge, Braganca
5300-412 Portugal
+351 273 919 112
12. Otras cosas que ver y hacer en la Sierra de la Culebra
Las opciones no se agotan con lo que hemos contado hasta aquí, pues en la Sierra hay muchas otras cosas que hacer. Una de ellas es practicar senderismo.
Si en tu visita quieres hacer un FreeTour, o necesitas comprar alguna entrada para algún Museo o para realizar alguna actividad, en este enlace te lo pueden solucionan, click aquí
Rutas por la Sierra de la Culebra
Desde Villardeciervos salen numerosas rutas por la Sierra de la Culebra, rutas para todos los gustos y edades, aquí os dejamos algunas de las que más nos han gustado:
Ruta Subida a Peña del Castro: la ruta sale de Villardeciervos y son 5 .6 kilómetros en una ruta circular, durante el camino veremos restos de un antiguo castro celta.
Ruta de Villardeciervos a Ferreras de Arriba: Esta ruta es un poco más larga con casi 15 kilómetros. Una primera etapa cuesta arriba para luego ir descendiendo.
A tal efecto hay numerosas rutas señalizadas, entre ellas algunas espectaculares, como la ruta de las madroñeras, de Cabañas a Sarracín.
No debemos olvidar que un Camino de Santiago (el Camino Sanabrés) atraviesa la Sierra por la zona de Tábara.
También es recomendable acercarse a Riofrío de Aliste para conocer la Casa de los Carochos, donde nos hablarán de esta peculiar celebración. Otra opción, ésta muy original, es realizar un taller de cerámica rakú en la localidad de Cabañas de Aliste.
Puedes encontrar más información sobre la Sierra de la Culebra , así como en las oficinas de turismo de la zona (Villardeciervos y Rihonor).
13. Otras Rutas en los Alrededores
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