

Reserva Natural de Lagunas de Villafáfila

Monasterio Cisterciense de Moreruela. Zamora

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Bosque del Tejedelo, Requejo de Sanabria
Los Monasterios Cistercienses suponen uno de los mejores ejemplos
existentes de Arte medieval europeo, casi siempre gótico, aunque muchos
de ellos empezaron a construirse incluso antes del advenimiento de este
estilo artístico.
En este post os contaremos un poco sobre la historia del Cister y os
hablaremos de algunos de los más bellos monasterios cistercienses que
hemos tenido la oportunidad de conocer durante nuestro viajes.
Indice:
- Como llegar a Tábara, Origen de nuestra Ruta
- La Orden del Cister: Los Orígenes
- La Arquitectura de los Monasterios Cistercienses
- Algo de Historia
- Croquis de nuestra Ruta
- San Salvador, Tábara
- Comer en la zona de Tábara
- Castrotorafe
- Monasterio Cisterciense de Santa María de Moreruela
- Reserva Natural de Lagunas de Villafáfila
- Benavente
- Iglesia de Santa María del Azogue, Benavente
- Iglesia de San Juan del Mercado, Benavente
- Comer en Benavente
- Iglesia de Santa Marta de Tera
- Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Mombuey
- Comer en la zona
- Bosque del Tejedelo
- Iglesia Nuestra Señora del Azogue, Puebla de Sanabria
- Comer en Puebla de Sanabria
- El Lago de Sanabria
- Monasterio de San Martín de Castañeda
- Otras Rutas Cercanas
1. Como llegar a Tábara, Origen de nuestra Ruta
El pueblo de Tábara se encuentra situado a 44 km de Zamora por la antigua carretera de Villacastín a Vigo (N-631), y a 40 km de Benavente por la N-630.
Es decir, está comunicada por carretera con las principales localidades del Noroeste de la provincia, atravesada de Norte a Sur como de Este a Oeste por carreteras nacionales, autonómicas o provinciales.
2. La Orden del Cister: Los Orígenes
La Orden del Cister surge a finales del siglo XI como respuesta a la
deriva a la que habían llegado muchas de las órdenes monásticas
existentes, cada vez más alejadas de la palabra de Dios y más
preocupadas en disfrutar de los placeres terrenales.
Se trataba, para los nuevos postulantes, de acercarse a una vida mucho
más ascética y espiritual que los acercara a la profesada por los
primeros cristianos.
Tras un primer intento fracasado de fundar, por parte de Roberto de Molesmes, una abadía que se acercara en mayor medida a la palabra de Dios, en 1098 acaba por originar la Abadía de Citeaux, en la comuna francesa de Saint-Nicolas-lès-Cietaux, que acabará por actuar de casa madre de todas las demás y que, 900 años más tarde, sigue en activo gracias a una comunidad de una treintena de monjes.
La nueva Orden del Cister profesaba una observancia extrema de la Regla
de San Benito y tenía como máximo lema el conocida Ora et labora. Es
decir, rezar y trabajar. Durante el siguiente siglo, la nueva orden se
expandió de forma exponencial y empezaron a surgir decenas de nuevos
monasterios cistercienses por toda Europa. Primero por Francia.
Pero enseguida por todo el continente. Desde el norte hasta el sur,
desde occidente hasta oriente, la orden del Cister se estableció en la
práctica totalidad de las naciones europeas de la Edad Media gracias a
los 762 cenobios que llegaron a fundarse.
Cada una de las grandes abadías o monasterios cistercienses madre
creaban una suerte de monasterios subordinados. A su vez, estos cenobios
actuaban como casa madre de nuevos monasterios formando, todo ello, un
asombroso enjambre de ramificaciones que llegaban a todos los rincones
de la Cristiandad.
En este sentido, emerge la figura de Bernardo de Claravall, uno de los
monjes más importantes de la historia de la Orden del Cister y
dinamizador de la misma, que llegó a fundar hasta 68 monasterios él
solito.
El poder de la orden del Cister aumentó de forma progresiva durante más
de dos siglos aunque el modelo entró en declive a mediados del siglo
XIV. Tras muchas vicisitudes, el Cister fue incluso suprimido en muchas
naciones europeas tales como Inglaterra o Alemania.
Por no hablar de las confiscaciones y desamortizaciones llevadas a cabo
en Francia y España durante los siglos XVIII y XIX respectivamente. Sin
embargo, pese a las múltiples dificultades acaecidas y las crisis
vocacionales existentes en Europa, son varios los Monasterios del Cister
que siguen activos hoy en día, testigos de un pasado que, probablemente,
jamás regrese.
3. La Arquitectura de los Monasterios Cistercienses
Los primeros monasterios cistercienses fundados fueron de lo más
sencillo. Muchos de ellos estaban construidos únicamente en
madera.
Con el progresivo avance de la orden, la piedra fue sustituyendo a la
madera y empezaron a construirse los primeros cenobios con este
material, en el estilo arquitectónico imperante en aquél momento: el
románico.
Es por ello que en varios de los Monasterios del Cister visitados
encontramos una parte del mismo construido en estilo románico.
Sin embargo, es el gótico el estilo imperante en la mayor parte de
ellos, tal como veremos en los cenobios seleccionados. Se trata, en todo
caso, de un arte desprovisto de todo tipo de adornos superfluos, lo que
se corresponde con la observancia estricta de la regla de San Benito que
promulgaba la rigurosidad y la pobreza.
Una sencillez, eso sí, no exenta de belleza.
El plano de casi todos los Monasterios del Cister es similar, con
un
claustro alrededor del cual se disponían la práctica totalidad de
estancias monásticas tales como una
..Sala Capitular (donde los monjes se reunían a fin de discutir los
temas de importancia para el cenobio),
un refectorio (casi siempre con un lavatorio justo enfrente y
sobresaliendo del claustro),
una cocina (al lado del refectorio),
un locutorio (de los pocos lugares donde a los monjes se les permitía
hablar),
un calefactorio (la única zona donde resguardarse durante el frío
invierno) o un
scriptorium (dedicado al copiado de obras religiosas).
Generalmente, los dormitorios se localizaban en el primer piso.
Por su parte, la iglesia se disponía adosada al claustro, pero justo al
otro lado del refectorio, orientada de este a oeste y con la cabecera al
este.
Aunque con ligeras modificaciones, la mayoría de monasterios del Cister
se disponían de la forma señalada. Cada uno, desde luego, con sus
particularidades.
4. Algo de Historia
En los siglos XI al XIII
Al morir Sancho el III Mayor de Navarra, su hijo Fernando I recibe
Castilla con título condal. El rey de León Vermudo III, intenta
recuperar las tierras de Cea, que habían sido incorporadas a Castilla.
La disputa termina con la derrota y muerte del rey leonés en la batalla
de Tamajón (1037).
Fernando casado con una hermana de Vermudo, Sancha, reclama sus derechos
al trono vacante, unificando Castilla y León con el título de rey.
También se enfrenta con García de Pamplona, por territorios en litigio
con el reino de Navarra, venciendo al rey navarro en Atapuerca 1054.
Estos éxitos convirtieron a Castilla en el eje del occidente en la
Península. Una vez unificado el reino, Fernando I reanuda la ofensiva
contra el Islam, consiguiendo grandes éxitos como la toma de Coimbra en
1064.
A la muerte de Fernando I, se produce la división de Castilla, quedando
Sancho como rey de Castilla, Alfonso de León y García de Galicia. García
fue pronto eliminado de Galicia, en tanto que Sancho y Alfonso
disputaban su hegemonía resuelta a favor del primero gracias a sus
victorias en las batallas de Llantada en 1068 y Golpejera en 1072.
Castilla quedaba de nuevo unificada bajo el reinado de Sancho II, pero
cuando este acude a sofocar la revuelta de Zamora, ciudad que se
encontraba bajo el señorío de su hermana Urraca, fue muerto por Bellido
Dolfos.
La muerte de Sancho permite a Alfonso VI que se había refugiado en el
reino taifa de Toledo, reclamar la corona y unificar los reinos de
Castilla y León. En el último cuarto del siglo XI, Alfonso VI lleva a
cabo la conquista de Toledo, extendiendo sus dominios hasta el
Tajo.
En sus últimos años vio como parte de sus éxitos se desmoronaban al
sufrir severas derrotas a manos de los almorávides en Uclés 1108. A
Alfonso VI le sucede su hija Urraca (1109-1126) , su matrimonio con
Alfonso el Batallador rey de Aragón, que fue origen de numerosas
disputas, terminando en un fracaso.
Al mismo tiempo durante su reinado se produce un intento de secesión en
Galicia , por parte de algunos nobles encabezados por Pedro Froilaz,
además se producen revueltas en Sahagún y Santiago donde los burgueses
de la ciudad se enfrentan al poder del arzobispo Almirez, poniendo a la
propia reina en graves apuros.
Por último el condado de Portugal , concedido a otra hija de Alfonso VI
, Teresa, comienza a dar sus primeros pasos hacia la independencia. A la
muerte de Urraca, es nombrado rey de Castilla y León Alfonso VII
(1126-1157) nombrado emperador y que consigue nuevos éxitos en su lucha
contra el Islam.
Es durante el reinado de Alfonso VII cuando se produce la penetración de
la orden Cisterciense en los reinos castellano leoneses, produciéndose
la mayor expansión entre 1140 y 1175, la mayoría se localizan en las
tierras llanas de la cuenca del Duero, Sacramenia, Valbuena, Moreruela,
La Espina, etc.
A la muerte de Alfonso VII, el reino se divide de nuevo, pasando del
período del "Imperio Hispánico a los cinco reinos", junto con la
unificación de Aragón y Cataluña, y la independencia de Portugal hacen
que Castilla pierda su situación de hegemonía dentro de los reinos
cristianos de la península.
El primer monasterio fundado es el de Fitero , mediante donaciones de
Alfonso VII, con la intención de establecer un monasterio en una zona
fronteriza entre Castilla, Navarra y los reinos musulmanes, por tanto es
el mas antiguo aunque en la actualidad pertenezca a la comunidad
autónoma de Navarra por lo que se hablará de el en la página dedicada a
este territorio.
El gran impulsor y benefactor del Cister en Castilla será Alfonso VIII,
que creará numerosos monasterios, entre ellos, el de las Huelgas Reales,
que convertirá en panteón real y la cabeza de todos los monasterios
femeninos de Castilla, no sin polémicas y resistencia por parte de
algunos de ellos.
Siglo XV
En el siglo XV como consecuencia de la sucesión de abades comendatarios,
la rapiña de los grandes señores y la división y relajo existente en los
monasterios, se produce un gran declive tanto moral como económico de
las comunidades monásticas.
Surge de nuevo la necesidad de una reforma y es fray Martín de Vargas,
un monje del monasterio de Piedra el que encabeza el movimiento, primero
dentro de su propio monasterio y posteriormente tras viajar a Roma,
consigue una bula de Martín V que en 1425 autoriza a crear dos nuevas
comunidades independientes del poder episcopal y del propio Cister.
Durante unos años fray Martín queda sujeto al abad de Poblet, pero en
1434 el Papa Eugenio IV autoriza la creación de seis nuevas casas.
En 1430 el monasterio de Valbuena se une a la nueva congregación
llegando a nombrar a fray Martín abad del monasterio. La Congregación de
Castilla se separa del Capítulo General del Cister, que no aceptará la
escisión, excomulgando año tras año a los abades de las nuevas
comunidades, hasta su desaparición con la revolución francesa.
La aparición de la Congregación de Castilla que promulgará sus estatutos
en 1584 en Las Definiciones, supondrá un impulso moral, religioso y
económico, para muchas comunidades que permitirá acometer obras y
mejorar la situación de muchos monasterios, así como la desaparición de
las viejas estructuras medievales que serán sustituidas por completo
(Montederramo)
Santa María de Moreruela, Tábara, Santa Marta de Tera y San Martín de
Castañeda son los hitos de un viaje lleno de evocaciones históricas y paisajes
sorprendentes por el noroeste de la provincia de Zamora.
5. Croquis de nuestra Ruta
Comenzamos nuestra ruta, por su indudable interés, en la Villa de Tábara
6. Tábara.
Con su casi un millar de habitantes, se considera a Tábara la capital de la comarca de su mismo nombre, aunque hay quiénes prefieren adscribirla a las Tierras de Aliste o de Alba.
Una aproximación histórica
Pese a que se sospecha de su existencia durante los siglos de la
dominación romana, las primeras referencias fehacientes de la
existencia de Tábara han de remontarse a finales del siglo VII, cuando
en el contexto del XI Concilio de Toledo, aparece mencionado su
topónimo dentro del Reino Astur Leonés.
Fue sin embargo durante la segunda mitad del siglo VIII cuando Tábara
alcanzó notable relevancia al ser erigido en sus pagos, por mandato
del Rey Alfonso III y de manos del posteriormente Obispo de León San
Froilán, un importante monasterio que, según las crónicas, llegó a
acoger en primera instancia nada menos que a 600 religiosos entre
frailes y monjas.
Contemporáneamente, muy cerca del primer cenobio y quizás para
solventar los problemas de masificación, el propio San Froilán, en
compañía de San Atilano, fundarían un segundo monasterio en la vecina
localidad de Moreruela de Tábara.
Alcanzaría el cenobio tabarenseun enorme prestigio cultural durante sus años de vida gracias a la instauración en él de un "scriptorium" especializado en la elaboración de códices iluminados, algunos de los cuales, han llegado hasta nuestros días, permitiendo que dicho monasterio haya pasado a la posteridad pese a su casi total ausencia de vestigios.
Sin embargo, todo ese esplendor quedó truncado cuando, a finales del
siglo X y posiblemente debido a una de las devastadoras incursiones de
Almanzor, tanto San Salvador de Tábara como su vecino de Moreruela
quedarían notablemente dañados hasta el punto de que no volvieron a
ser reconstruidos como tales.
Durante los siglos XII y XIII, Tábara y su tierra pertenecieron a la
Orden del Temple, circunstancia que generó no pocos conflictos con el
cercano obispado de Astorga hasta la disolución de la orden militar
durante los primeros años de la decimocuarta centuria.
Ya en el siglo XVI y por dictado del monarca Carlos V, se estableció
en esta localidad zamorana la sede de un importante Marquesado, cuyos
señores llegaron a poseer extensísimos pagos por toda la comarca.
Tábara puede también enorgullecerse de ser la cuna del famoso poeta
León Felipe, una de las personalidades más relevantes de la Generación
del 27 y a quien le fue dedicado un monumento en una plaza de la
localidad.
El antiguo monasterio de San Salvador de Tábara se erigía sobre el
mismo solar en que hoy se levanta la iglesia parroquial de Santa
María, para cuya construcción, a juzgar por distintos vestigios allí
aparecidos, debieron ser empleados materiales procedentes del ruinoso
cenobio.
Los orígenes del monasterio habría que remontarlos a la segunda mitad
del siglo IX cuando los monjes San Froilán y San Atilano (a la postre
obispos de León y de Zamora respectivamente), deciden fundar una
abadía poco después de la victoria cristiana contra el enemigo
musulmán en la Batalla de la Polvoraria.
Tanto el Monasterio de San Salvador, como su vecino de Moreruela de
Tábara, se convertirían rápidamente en influyentes centros de poder y
cultura, acogiendo, según reza la tradición, nada menos que 600
religiosos de ambos sexos, por lo que, fiable o no el dato, debió ser
un edificio de considerable relieve.
No dejaría de ser San Salvador de Tábara uno más de los numerosos y
casi ignorados cenobios altomedievales extintos de no ser por el
importante scriptorium especializado en la manufactura de códices
iluminados que allí se instaló.
Coinciden en señalar los especialistas que de él saldrían obras
miniadas de la relevancia del Beato Morgan, del conocido como Beato de
Tábara, o el Beato de Gerona.
En ellos trabajarían maestros como Magius y su discípulo aventajado Emeterio, con puntuales aportaciones de la monja miniaturista Ende y de un monje copista de nombre Senior.
Muy conocido es, precisamente, el que ha sido bautizado como Beato de
Tábara ya que en él, concretamente en su primera lámina, fue
representado de manera muy gráfica el scriptorium del Monasterio de
San Salvador, siendo reconocibles dos copistas o iluminadores
trabajando en un manuscrito junto a una torre campanario con arcos de
herradura que algunos han querido comparar con la actual torre de la
parroquia, de factura algo posterior.
Beato de Liebana
La actual Iglesia de Santa María de Tábara se yergue sobre el antiguo
solar en el que se ubicaría el influyente Monasterio de San Salvador,
que, tras la extinción de la comunidad monacal a consecuencia de las
aludidas campañas de Almanzor, nunca llegó a ser reconstruido, siendo
aprovechado el terreno y parte del material disperso para dotar a la
población de un centro de culto.
De la actual fábrica, sólo el cuerpo inferior de la torre podría ser
heredero de la primitiva construcción monacal, siendo el grueso del
templo actual de factura románica, pudiendo ser fechada su
consagración en 1137 gracias a una inscripción conservada junto al
ingreso habilitado bajo el porche lateral.
La iglesia fue profundamente reformada durante el siglo XVIII,
conservándose de su primitiva fábrica románica la torre y dos de sus
portadas.
La torre-campanario, sobre la que hay quien ha querido ver una cierta
evocación de la representada sobre el célebre Beato de Tábara, se
eleva a los pies del templo en tres cuerpos de campanas separados
mediante listeles horizontales y abiertos en arcos de medio punto
doblados.
Si en tu visita quieres hacer un FreeTour, o necesitas comprar alguna entrada para algún Museo o para realizar alguna
actividad, en este enlace te lo pueden solucionan, click aquí
De sus dos portadas, la sur despliega dos arquivoltas de medio punto
cobijadas por un elegante guardapolvo ajedrezado, habiéndose
conservado tan sólo una de las dos columnas sobre las que reposaban.
La norte, hoy cegada y bastante alterada, presenta una disposición
similar, llamando la atención la arquivolta central a base billetes de
considerable tamaño.
Además de la lápida fundacional, se han conservado en el templo varias
inscripciones y una lauda prerrománica, habiendo sido recientemente
descubiertos en distintas campañas de excavaciones numerosas piezas
románicas hasta conformar un interesante lapidario hoy expuesto en un
pequeño museo habilitado en el propio templo.
7. Comer en la zona de Tábara
Cinco y Caña
Calle de la Carretera,
49334 Litos España
+34 980 59 68 90
Bar Restaurante Vianco
Avenida de Galicia 26,
49148 Pozuelo de Tábara España
+34 980 59 57 32
en los Alrededores de Tábara encontramos a unos kilómetros hacia el
Sur de nuestra Ruta, atravesando el altivo Puente Quintos nos
dirigimos hacia el Castillo de Castrotorafe
8. Castrotorafe

Coordenadas:
41°43′24″N 5°47′49″O (mapa)

• Altitud 718 msnm
Fundación Quizás romana, como Vico Aquario. Fuero en 1129.
Castrotorafe se encuentra en la comarca de Tierra del Pan y
pertenece al municipio de San Cebrián de Castro. En su mayor parte en
ruinas, se vislumbran todavía la cerca, el castillo y la iglesia,
saqueada por las tropas napoleónicas.
Es Monumento nacional por decreto de 3 de junio de 1931 y figura como Bien de interés cultural en la categoría de Zona Arqueológica.
Es Monumento nacional por decreto de 3 de junio de 1931 y figura como Bien de interés cultural en la categoría de Zona Arqueológica.

Sin embargo, Castrotorafe no aparece mencionada hasta 1129, cuando Alfonso VII de León y su mujer Berenguela de Barcelona le conceden el fuero de Zamora y delimitan su alfoz.
Con la independencia de Portugal en 1143, su importancia como
emplazamiento estratégico aumentó, y es posible que la población
apoyase a los separatistas lusos por lo que el monarca mandó derruir
sus murallas y separar parte de Castrotorafe en favor de Moreruela.
Después de la separación de los reinos de León y de Castilla en 1157,
la población creció en importancia y Fernando II de León cambió de
actitud y potenció la villa. En 1176 la Orden de Santiago, fundada un
año antes, recibió Castrotorafe de manos del rey (villam dictam Castro
Toraf per terminus novinssimos et antiquos), y en 1178 otorgó fuero a
la villa.
Años después, Urraca de Portugal, viuda del monarca, concedió la mitad del portazgo por el paso de su puente sobre el río Esla (el cual se derrumbó en el siglo XVI) a la Catedral de Zamora para las obras del claustro.
Años después, Urraca de Portugal, viuda del monarca, concedió la mitad del portazgo por el paso de su puente sobre el río Esla (el cual se derrumbó en el siglo XVI) a la Catedral de Zamora para las obras del claustro.
"creyendo el rey don Alfonso encontrar desprevenidos a los moradores
de Castrotorafe ... reunió ... todas las tropas de que a la sazón
disponía, y repentinamente, el 13 de noviembre de 1475, cayó sobre la
villa, la tomó y trató de combatir el castillo; pero viendo que la
empresa no era tan fácil y advertido de que la Reina enviaba desde
Valladolid refuerzos a la guarnición, permitió a su gente robar las
haciendas de los habitantes, y con el botín recogido regreso a
Zamora".
Conquista de Castrotorafe por Alfonso V de Portugal.
Desde 1230, con la unión definitiva de las coronas de León y Castilla,
la villa fue perdiendo parte de su importancia hasta que a finales del
siglo XIII se vio envuelta en las disputas relacionadas con la
sucesión de Sancho IV de Castilla.
Uno de los hechos más destacados fue la sublevación del infante Don Juan, hijo de Alfonso X el Sabio, que se proclamó rey independiente de León en 1296. Posiblemente a él se debe la construcción del castillo en una fecha anterior a 1319, puesto que para entonces ya aparece mencionado en el testamento del Infante.
Uno de los hechos más destacados fue la sublevación del infante Don Juan, hijo de Alfonso X el Sabio, que se proclamó rey independiente de León en 1296. Posiblemente a él se debe la construcción del castillo en una fecha anterior a 1319, puesto que para entonces ya aparece mencionado en el testamento del Infante.
Poco después, la villa vuelve a manos de la Orden de Santiago, y
en 1333 Alfonso XI autorizó a Vasco Rodríguez a que eligiera cinco
judíos para que fuesen a habitar Castrotorafe.
En 1351, el rey Pedro I el Cruel pide a la Orden santiaguista que entregue la villa a Juan de Albuquerque pero éste, al perder la confianza del monarca, se refugia en ella para más tarde huir a Portugal. El rey lo cede a Men Rodríguez de Sanabria pero con Enrique III de Castilla el poblado es arrasado como castigo al apoyo que había dado a su hermano.
En 1351, el rey Pedro I el Cruel pide a la Orden santiaguista que entregue la villa a Juan de Albuquerque pero éste, al perder la confianza del monarca, se refugia en ella para más tarde huir a Portugal. El rey lo cede a Men Rodríguez de Sanabria pero con Enrique III de Castilla el poblado es arrasado como castigo al apoyo que había dado a su hermano.
La villa recuperó su protagonismo durante la Guerra de Sucesión
Castellana, la cual enfrentó a Isabel la Católica y Juana la
Beltraneja, siendo tomada la villa y cercado el castillo en 1475 por
Alfonso V de Portugal, tal y como narran las crónicas, si bien este
monarca tuvo que renunciar ante la llegada de Fernando II de Aragón a
Zamora. Al año siguiente, los Reyes Católicos cercaron Zamora y
llegaron a un acuerdo secreto con su alcalde, Alfonso de Valencia,
quien recibiría la alcaldía de Castrotorafe.
Éste llevó a cabo obras en el castillo y pretendió obligar en dicha
tarea a vecinos de la aldea de Pajares, lo que provocó su revuelta,
fallando los Reyes Católicos a favor de los mismos en 1481. Un año
antes, los Reyes hicieron saber al alcalde que debía entregar la villa
a Alfonso Enríquez, conde de Alba de Aliste.
Desde entonces la villa pasó a un segundo plano, y ya en 1688 se decía
lo siguiente:
"En quanto a la villa de Castrotorafe esta arrasada y sin habitacion
alguna sino es la iglesia y esta necesita de muchos reparos y la cerca
de dicha villa esta toda aportillada y caída y el castillo y fuerte en
quanto a la canteria esta bueno pero la bivienda del palacio que avia
en el toda esta arrasada e inabitable y se tiene noticia que en tiempo
que fue comendador el señor conde de Benavente dicho palacio se
avitaba y en dicho castillo avia armas y tiros y al presente no ay
cosa alguna".
Emplazado en la esquina noroeste de la villa, está constituido por dos recintos en forma de trapecio irregular. El recinto exterior es de mampostería con cubos en los ángulos, dos de los cuales aparecen reformados para la instalación de artillería.
En sus muros se abrían dos puertas, una para acceder a la villa y otra para acceder al puente. En cuanto al recinto interior, su planta es parecida a la del exterior, con dos torres en el lienzo sur, obra en sillarejo, más cuidada que el resto de los muros. El espacio interior está completamente arruinado.
Recinto amurallado
Toda la villa, que ocupaba una extensión de 4709 m², se hallaba
protegida por una cerca de piedra. Esta tenía un perímetro de más de
un kilómetro y se extendía de manera irregular contando con el
castillo en su esquina noroeste. Tan solo se conservan en ruinas
algunos de sus lienzos.
La iglesia data de la segunda mitad del siglo XII, probablemente se
iniciaría en el año 1162 como indica una inscripción en la cabecera
con el texto "ERA: MCC" es decir era 1200 o año 1162.
Su planta estaba constituida por tres naves de nueve tramos. La nave central era mucho más ancha que las laterales.
Un amplio transepto, relativamente bien conservado, se acusa en planta y alzado.
Por último, tenemos la inmensa y compleja cabecera constituida por presbiterio y capilla mayor semicircular rodeada por girola de una nave que se abre a siete capillas radiales de planta ultrasemicircular.
Los hastiales de los brazos del transepto son un ejemplo de la monumentalidad y austeridad perseguida por los cistercienses.
En ambos hay un óculo en la parte superior, mientras que en el sur también se añadió una pequeña y cuidada puerta.
La contemplación del interior de la cabecera de la iglesia del
Monasterio de Moreruela nos genera un sentimiento de admiración poco
habitual. Se trata de arquitectura con mayúsculas, magnífico ejemplo
de la grandeza y puerta de líneas cistercienses
Es una sala rectangular dividida en nueve tramos originalmente abovedados y delimitados por pilares cuadrados con aristas aboceladas. Se conserva bien los tres espacios orientales, mientras que el resto se ha reconstruido en tiempos modernos atendiendo a sus formas originales, pero diferenciando visualmente con facilidad lo auténtico de los postizo.
La Sala de los Monjes ocupa la esquina noreste del claustro y la dependencia mejor conservada. Es obra de finales del siglo XII. Se trata de una sala de trabajo para los monjes que tiene seis tramos o espacios abovedados y separados por dos enormes pilares con cuatro semicolumnas adosadas.

Formado por tres lagunas principales -Salina Grande, Barillos y Salinas- y otra serie de humedales más pequeños, está enclavado sobre suelos arcillosos alrededor de la cuenca semiendorréica del río Salado.
En torno a las zonas encharcadas se localiza un territorio dominado por las tierras de cultivo y en el que se asienta una de las aves más emblemáticas de Villafáfila: la Avutarda.
Los cerca de 2.000 ejemplares de esta gran ave que aquí viven forman su mayor población a nivel mundial.
También son reseñables las ingentes cantidades de ansares comunes que eligen estas lagunas para pasar el invierno.
El interés creciente a lo largo de los siglos siguientes por la sal originó un notable incremento de la explotación que pasó a ser monopolio real en el año 1348. El frenético ritmo de extracción llevó al progresivo agotamiento de las salinas que, junto con la intensificación del comercio con Portugal, hizo que se iniciara el declive de la explotación de la sal hasta su abandono definitivo en el s. XVI.
La estructura de los pueblos de la Tierra de Campos, suele ser la de viviendas alineadas a lo largo de una vía de comunicación, sin que exista un claro núcleo principal. La arquitectura popular se caracteriza por el uso de la tierra como principal materia prima.
Mezclada con agua, paja y un largo secado al sol nos proporciona adobes.
Esta variada vegetación está condicionada por los gradientes de encharcamiento, salinidad y climatología, lo que permite encontrar conviviendo juntas especies características de zonas continentales y otras de bordes marinos.
Hasta el momento, todos los estudios realizados sobre vegetación acuática confieren a este complejo lagunar una importancia internacional.
Entre las muchas especies de plantas existentes en el humedal de interés botánico resaltaremos la juncia o castañuela, de la que se han descrito tres especies:
Scirpus maritimus, Scirpus litoralis y Scirpus lacustris.
En los bordes lagunares y praderas cercanas predomina el gramón junto a especies como la escorzonera enana, el pelujo, el hinojillo de conejo, la arrastradera, la margarita, el correjuelo y la grama.

En abril la avutarda continúa en celo, y surgen grandes concentraciones de combatientes.
Algo de Historia
La parte más antigua que se conserva es la Torre del Caracol, construida en el siglo XVI, mezcla de estilos góticos y renacentistas, en su interior destaca su artesonado morisco.
Un acontecimiento de gran importancia para la historia de España se desarrolla en Benavente. En el año 1230 se firma la Concordia de Benavente, donde se unen definitivamente los reinos de León y Castilla en la persona de Fernando III
Desde aquí nos dirigimos al centro de Benavente y llegamos a una
de sus maravillas románicas, la Iglesia de Santa María del Azogue,
iniciada en estilo románico en 1180, contemporánea de San Juan del
Mercado, y que recorre diferentes estilos a través de los años.
La iglesia guarda en el interior varias muestras escultóricas, la
más interesante la anunciación, consta del ángel Gabriel y la
Virgen que está embarazada y al mediodía el sol le da en la
barriga, parece ser obra gótica del siglo XIII.
Sus obras estuvieron paradas mucho tiempo hasta finales del siglo XIII que se reanudó.
A partir del siglo XVI los condes de la villa costearon parte de la obra y en las claves de las bóvedas de crucería gótica, podemos ver su escudo de armas.
Iglesia de San Juan del Mercado Benavente
Este edificio es de 1894 con posteriores modificaciones y fue rehabilitado para acoger la casa de cultura de la ciudad.
Volviendo sobre nuestros pasos, continuando por la misma
carretera y a unos pocos Km llegamos a Granja de Moreruela, para
visitar su fantástico
9. Monasterio Cisterciense de Santa María de
Moreruela
Monasterio Cisterciense de Santa María de Moreruela,
Zamora
Ubicación
El antiguo monasterio cisterciense de Santa María de Moreruela se
encuentra a cuatro kilómetros de la población "Granja de Moreruela"
a no mucha distancia de la ciudad de Zamora en dirección al norte.
Historia del Monasterio de Santa María de Moreruela
Maqueta simulación del Monasterio Cisterciense de Santa María de
Moreruela
Moreruela fue refundado en el siglo XII a partir de uno de los
centros monásticos que se crearon en tiempos de Alfonso III (finales
del siglo IX), llegando a ser uno de los más destacados focos
medievales del Císter en España.
Durante décadas se asignó a este monasterio el carácter primigenio
para los cenobios del Císter en España. Actualmente se piensa que
tal honor lo ostenta el gallego monasterio de Sobrado.
En Moreruela, la comunidad benedictina precisterciense debió pasar a
depender de la orden de los monjes blancos en el año de 1162, pues
en esta fecha parece que la antigua advocación de Santiago pasa a la
de Santa María. Por estas fechas se sabe de la existencia del abad
Gualterio, de más que probable origen francés.
Por esas fechas se comenzaría el edificio de la iglesia, no
finalizando hasta mediados del siglo XIII.
Iglesia
La construcción, estilísticamente, parte de un estilo románico puro
evolucionado a lo ojival y se ha asociado por diversos autores, sin
ponerse demasiado de acuerdo, a otros edificios tardorrománicos y
góticos franceses de donde recibiría la inspiración e incluso los
artífices.
Especialmente se han centrado en explicar la soberbia cabecera con
girola de esta iglesia y parece que se apunta a la influencia
directa de algún monasterio cisterciense borgoñón hoy desparecido.
La fábrica de la construcción es realmente soberbia, a base de
grandes sillares de piedra cuarcítica.
Las Marcas de Cantero, numerosas y de variados trazos, saltan a la vista por doquier aunque el visitante no intente prestar atención en ellas.
Las Marcas de Cantero, numerosas y de variados trazos, saltan a la vista por doquier aunque el visitante no intente prestar atención en ellas.
Planta
Originalmente, la iglesia fue un enorme edificio de 63 metros de
largo por 26 de ancho, entre los extremos del transepto. Es decir,
sus dimensiones son propias de una catedral.
Su planta estaba constituida por tres naves de nueve tramos. La nave central era mucho más ancha que las laterales.
Un amplio transepto, relativamente bien conservado, se acusa en planta y alzado.
Por último, tenemos la inmensa y compleja cabecera constituida por presbiterio y capilla mayor semicircular rodeada por girola de una nave que se abre a siete capillas radiales de planta ultrasemicircular.
Una particularidad de la planta de la iglesia de Moreruela es que se
añadieron dos pequeños absidiolos en los muros orientales del
transepto, que no se acusan al exterior.
Exterior de la iglesia
Cabecera
Exteriormente, la cabecera tiene una armónica superposición de tres
niveles.
El primero está compuesto por siete pequeños ábsides o capillas
radiales con vanos de iluminación de medio punto sencillos y muy
abocinados, rodeados por sendas parejas de contrafuertes
prismáticos. Constituye una excepción el absidiolo más septentrional
que tiene un ventanal moldurado sobre columnas.
El segundo nivel corresponde a la girola que rodea el ábside
central. Tiene ventanales con arquivolta baquetonada y columnas,
además de canecillos anacelados.
El tercer y último piso es el de la capilla mayor, también con
contrafuertes y ventanales.
La cornisa es muy hermosa con frisos de arquillos sobre ménsulas.
La cornisa es muy hermosa con frisos de arquillos sobre ménsulas.
Transepto y puerta meridional
Los hastiales de los brazos del transepto son un ejemplo de la monumentalidad y austeridad perseguida por los cistercienses.
En ambos hay un óculo en la parte superior, mientras que en el sur también se añadió una pequeña y cuidada puerta.
Aunque han desparecido y no se han repuesto los fustes se conserva
bien esta citada puerta que tiene arquivoltas de medio punto de
baquetones y escocias y capiteles vegetales muy bien tallados y de
gran similitud con las clasicistas cestas de acanto.
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actividad, en este enlace te lo pueden solucionan, click aquí
Naves
Del cuerpo de las naves quedan los muros exteriores recrecidos en el
siglo XVI con una galería de ladrillo. Todavía se aprecia
perfectamente la altura original de las naves laterales al haberse
conservado los canecillos.
También se mantiene en pie la puerta de los monjes, que comunicaba
la iglesia y el antiguo claustro. Desde el interior del templo tal
puerta es un mero vano con arco de medio punto.
Exteriormente, la puerta muestra hechuras de similares características a la meridional de la iglesia descrita anteriormente, aunque sin tímpano y peor conservada.
Exteriormente, la puerta muestra hechuras de similares características a la meridional de la iglesia descrita anteriormente, aunque sin tímpano y peor conservada.
Interior de la iglesia
Cabecera
Historiadores memorables dejaron escritos de admiración sobre esta
construcción:
La obra más grande de nuestra arquitectura medieval
Chueca Goitia
Moreruela ocupa un lugar tan preeminente en el desarrollo de la
arquitectura del siglo XII que bien puede juzgarse irresoluble el
problema de lo ogival en León y Castilla sin su conocimiento.
Gómez Moreno
La capilla principal es un espacio que se comunica con el resto del
templo mediante un arco triunfal doblado y de medio punto. Este
espacio está compuesto por el extremo absidal que tiene planta
semicircular, prolongado al oeste por un presbiterio rectangular.
Los muros de la capilla absidal se alzan sobre nueve arcos apuntados
que son soportados por ocho poderosas columnas más los apoyos del
arco triunfal. Los vanos citados comunican la capilla con la girola
que luego se describirá.
Este muro de la capilla central tiene ventanales de iluminación de
gran derrame interior y están formados por arquivoltas baquetonadas
semicirculares sobre columnas de capiteles lisos. Entre ellos hay
haces de tres columnas sobre ménsulas vegetales excelentemente
esculpidas que se ocupan de recoger una serie de nervios que
refuerzan la bóveda de horno y que se unen en su clave.
Dar un paseo por la girola de la iglesia de Moreruela es una
experiencia emocionante al imaginarnos que aquí se experimentó una
de las primeras experiencias ogivales de la arquitectura cristiana
medieval en España.
En efecto, el abovedamiento es de crucería con grandes nervios cruceros con perfil de baquetón y escocias. Estos espacios abovedados son trapezoidales en el tramo curvo y rectangulares en los correspondientes al presbiterio.
En efecto, el abovedamiento es de crucería con grandes nervios cruceros con perfil de baquetón y escocias. Estos espacios abovedados son trapezoidales en el tramo curvo y rectangulares en los correspondientes al presbiterio.
Por su parte, los siete absidiolos radiales muestran hechuras
plenamente románicas, con arcos triunfales de medio punto y
abovedamiento de medio cañón y horno. En el centro del muro absidal
se abren vanos de iluminación. También hay que fijarse en las
credencias de uso litúrgico horadadas en el muro de cada uno de
ellos.
Transepto y naves
Los brazos del transepto han llegado hasta nuestros días en estado
muy desigual. Mientras que del meridional se mantienen en pie sólo
los muros oeste y el hastial, en el caso del brazo norte el estado
es mucho mejor, incluyendo el abovedamiento que es de medio cañón
apuntado con fajones.
Es probable que el cuadrado del crucero tuviese una bóveda
octopartita, mientras que la nave principal de la iglesia la tuviese
de cañón apuntado y las laterales de crucería.
Dependencias monásticas
Las habituales dependencias monásticas se construyeron al norte de
la iglesia. Además de inevitables reformas y reconstrucciones en
distintas épocas, la ruina tras la desamortización se cebó en ellas
hasta llegar francamente arruinadas a nuestros días, salvo algunas
honrosas excepciones.
Claustro
Contiguo al templo observamos el gran solar del claustro, que tras
la construcción medieval fue reformado completamente en el siglo
XVII y del que apenas se conserva parte del podium y otros restos
menores.
Las dependencias que mejor han sobrevivido son las adosadas a la panda este y que se corresponden con las tareas de los monjes: sacristía, sala capitular, hueco de escalera de acceso al dormitorio de los monjes, pasillo de comunicación entre el claustro y la huerta y la sala de los monjes.
Las dependencias que mejor han sobrevivido son las adosadas a la panda este y que se corresponden con las tareas de los monjes: sacristía, sala capitular, hueco de escalera de acceso al dormitorio de los monjes, pasillo de comunicación entre el claustro y la huerta y la sala de los monjes.
Sala Capitular
Es una sala rectangular dividida en nueve tramos originalmente abovedados y delimitados por pilares cuadrados con aristas aboceladas. Se conserva bien los tres espacios orientales, mientras que el resto se ha reconstruido en tiempos modernos atendiendo a sus formas originales, pero diferenciando visualmente con facilidad lo auténtico de los postizo.
Sala de los monjes
La Sala de los Monjes ocupa la esquina noreste del claustro y la dependencia mejor conservada. Es obra de finales del siglo XII. Se trata de una sala de trabajo para los monjes que tiene seis tramos o espacios abovedados y separados por dos enormes pilares con cuatro semicolumnas adosadas.
Otras dependencias
La panda norte está en muy mal estado. Aquí existieron las
dependencias que comunican el área de los monjes con la de los
conversos: refectorio de monjes, cocina y calefactorio.
La panda oeste era la correspondiente a los citados legos o
conversos, es decir el personal subalterno al servicio de los
monjes.
Si somos amantes de la Ornitología y la Naturaleza es obligatorio hacer escala, ya que en nuestro camino atravesamos
10. La Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila

Al noreste de la provincia de Zamora y en plena Tierra de Campos, se localiza el complejo lagunar de Villafáfila, que constituye uno de los más importantes humedales de todo el norte peninsular y, sin duda, el más significado enclave para las aves acuáticas, esteparias y migradoras de Castilla y León.
Formado por tres lagunas principales -Salina Grande, Barillos y Salinas- y otra serie de humedales más pequeños, está enclavado sobre suelos arcillosos alrededor de la cuenca semiendorréica del río Salado.
En torno a las zonas encharcadas se localiza un territorio dominado por las tierras de cultivo y en el que se asienta una de las aves más emblemáticas de Villafáfila: la Avutarda.

También son reseñables las ingentes cantidades de ansares comunes que eligen estas lagunas para pasar el invierno.
Naturaleza salobre
Otra de las características principales de este complejo lacustre es la naturaleza salobre de sus aguas, que determina la dinámica de estos ecosistemas.
Por una parte, el agua que llega a estas lagunas tiene un alto contenido en sales, principalmente cloruro sódico y magnésico, ya que circula por estratos arenosos y suelos aluviales ricos en estas sustancias.
Por otra parte, el agua de las lagunas sufre una importante evaporación, especialmente durante el estío, lo cual conlleva una mayor concentración de sales en el agua.
Como consecuencia, las sales se van acumulando sobre el suelo que con el tiempo va adquiriendo un carácter extremadamente salino, como lo demuestran las especies vegetales que crecen sobre ellos.

La existencia de las sales ha tenido a su vez, una importante papel económico durante siglos.

La existencia de las sales ha tenido a su vez, una importante papel económico durante siglos.
Las columbidae son una familia de aves del orden Columbiformes que incluye las tanto a las palomas como a las tórtolas y formas afines.
La mayor parte de los asentamientos que se han establecido a lo largo de la historia en el territorio de esta reserva natural, tienen su origen en el aprovechamiento de la sal, aunque estas fértiles tierras han permitido también unas prósperas explotaciones agrícolas y ganaderas.
Los primeros restos arqueológicos hallados, correspondientes a asentamientos calcolíticos y de la Edad de Bronce (3000 a 1700 a. C.), ya muestran estructuras y herramientas relacionadas con la extracción y transformación de la sal.
El Museo Provincial de Zamora alberga las cerámicas de esta época asociadas a la transformación de sal, encontradas en la orilla de la laguna de las Salinas entre Villafáfila y Villarrín de Campos.
El Museo Provincial de Zamora alberga las cerámicas de esta época asociadas a la transformación de sal, encontradas en la orilla de la laguna de las Salinas entre Villafáfila y Villarrín de Campos.
El paso de las culturas romana, visigótica, árabe y mozárabe se pone de manifiesto por el hallazgo de restos, aunque su escasa magnitud hace suponer que nunca se produjeron grandes asentamientos.
Este hecho cambia notablemente a partir del s. XI, cuando se produce un notable incremento de los núcleos de población, especialmente de las cabañas y posadas ligadas directamente a la explotación de las salinas, y origen de muchas de las actuales poblaciones de este territorio, como son: Villarrín de Campos, Villafáfila, Otero de Sariegos y Revellinos.
Este hecho cambia notablemente a partir del s. XI, cuando se produce un notable incremento de los núcleos de población, especialmente de las cabañas y posadas ligadas directamente a la explotación de las salinas, y origen de muchas de las actuales poblaciones de este territorio, como son: Villarrín de Campos, Villafáfila, Otero de Sariegos y Revellinos.
El interés creciente a lo largo de los siglos siguientes por la sal originó un notable incremento de la explotación que pasó a ser monopolio real en el año 1348. El frenético ritmo de extracción llevó al progresivo agotamiento de las salinas que, junto con la intensificación del comercio con Portugal, hizo que se iniciara el declive de la explotación de la sal hasta su abandono definitivo en el s. XVI.
En el s. XVI, durante el reinado de Carlos III, se intenta recuperar la explotación de este recurso y se crea la «Real Fábrica de Salitres de Villafáfila», que permaneció en activo hasta la invasión napoleónica del s. XIX. El edificio fue posteriormente reconvertido en fábrica de harina y aún hoy pueden observarse sus ruinas en el interior del casco urbano de Villafáfila.
El s. XX, especialmente a partir de la década de los años cuarenta, esta zona ha sufrido un notable y continuo éxodo demográfico, lo que ha llevado al casi despoblamiento de alguna de sus aldeas.

Mezclada con agua, paja y un largo secado al sol nos proporciona adobes.
Si la tierra se aplica en capas alternas con cal dentro de un encofrado hablamos de tapial.
La mayor parte de las iglesias existentes en los pueblos, construidas en piedra y ladrillo, cuentan con importantes tesoros artísticos
. Alguno de estos templos son verdaderas joyas arquitectónicas.
La mayor parte de las iglesias existentes en los pueblos, construidas en piedra y ladrillo, cuentan con importantes tesoros artísticos
. Alguno de estos templos son verdaderas joyas arquitectónicas.
De entre los elementos arquitectónicos propios de la región, destacan los singulares y bellos palomares, que con su silueta rompen el uniforme paisaje estepario. De planta generalmente circular, los palomares suelen estar construidos con ladrillos de adobe, unidos por una fina capa de barro.
Exteriormente, las paredes están recubiertas por tapial y el tejado está realizado con teja árabe de barro cocido. Por desgracia, la poca rentabilidad de las palomas llevó al abandono de muchos de estos palomares y la consiguiente situación de semiderruidos.
En las últimas décadas del s. XX y primeros años del s. XXI se ha producido un notable trabajo de recuperación y rehabilitación de estas estructuras arquitectónicas tan características de la Tierra de Campos, al margen de permitir ser el albergue de una rica fauna autóctona, principalmente de aves.
Exteriormente, las paredes están recubiertas por tapial y el tejado está realizado con teja árabe de barro cocido. Por desgracia, la poca rentabilidad de las palomas llevó al abandono de muchos de estos palomares y la consiguiente situación de semiderruidos.
En las últimas décadas del s. XX y primeros años del s. XXI se ha producido un notable trabajo de recuperación y rehabilitación de estas estructuras arquitectónicas tan características de la Tierra de Campos, al margen de permitir ser el albergue de una rica fauna autóctona, principalmente de aves.
Vegetación y flora
El intenso frío invernal y la sequía del intenso periodo estival, condicionan la presencia de especies que sean capaces de resistir las condiciones extremas.
Situación que conlleva la presencia de vegetación de tipo estepario, característica de las zonas de clima continental, con plantas herbáceas y arbustivas de escaso porte, y la práctica ausencia de especies arbóreas.
Situación que conlleva la presencia de vegetación de tipo estepario, característica de las zonas de clima continental, con plantas herbáceas y arbustivas de escaso porte, y la práctica ausencia de especies arbóreas.
La variación estacional del nivel del agua de las lagunas y de los encharcamientos temporales, que determina un gradiente ambiental según el grado de inundación de cada zona. Así, la planta más habitual de las zonas inundadas durante la mayor parte del año es la castañuela, de cuyos brotes se alimentan muchas de las aves de la zona.
Otra de las especies propias de la zona es el gramón, cuyo desarrollo solo es posible en los bordes de las zonas inundadas, donde la profundidad del agua es escasa.
Otra de las especies propias de la zona es el gramón, cuyo desarrollo solo es posible en los bordes de las zonas inundadas, donde la profundidad del agua es escasa.
La elevada concentración de sales en los suelos, y como consecuencia la dificultad que tienen las plantas para extraer el agua del suelo, debido a fenómenos físicos ligados a la presión osmótica. Por ello, aunque el suelo contiene una suficiente cantidad de agua, esta no se encuentra disponible para las especies vegetales, que sufren como consecuencia una sequía fisiológica.
Para poder sobrevivir en estos espacios salinos, las plantas han desarrollado diversos mecanismos encaminados a aumentar la absorción del agua y eliminar las sales que encuentran disueltas con ella.
Algunas plantas, como el guarapo, pueden eliminar por poros de hojas y tallos el exceso de sal, motivo por el que presentan un aspecto blanquecino. Otras como las salicores, presentan tallos llenos de agua para diluir el exceso de sal y evitar sus efectos nocivos.
Algunas plantas, como el guarapo, pueden eliminar por poros de hojas y tallos el exceso de sal, motivo por el que presentan un aspecto blanquecino. Otras como las salicores, presentan tallos llenos de agua para diluir el exceso de sal y evitar sus efectos nocivos.
En este espacio natural, es reseñable además su temprana deforestación con objeto de aprovechar sus terrenos para cultivos, diferenciamos claramente dos comunidades vegetales:
Por un lado, una inmensa llanura cerealista, con una monotonía aplastante solo rota por alguna pequeña alameda y unos escasos ejemplares de pino piñonero. La estepa cerealista se encuentra dominada por los cultivos de cebada, trigo y alfalfa de secano, así como las plantas ruderales características.
Por otro, en el centro de la Reserva, un complejo lagunar de carácter salino, estacional y estepario, que junto con los prados salinos que las rodean conforman los ecosistemas que presentan mayor riqueza botánica, en una superficie total aproximada de unas 600 ha.
Esta variada vegetación está condicionada por los gradientes de encharcamiento, salinidad y climatología, lo que permite encontrar conviviendo juntas especies características de zonas continentales y otras de bordes marinos.

Entre las muchas especies de plantas existentes en el humedal de interés botánico resaltaremos la juncia o castañuela, de la que se han descrito tres especies:
Scirpus maritimus, Scirpus litoralis y Scirpus lacustris.
En los bordes lagunares y praderas cercanas predomina el gramón junto a especies como la escorzonera enana, el pelujo, el hinojillo de conejo, la arrastradera, la margarita, el correjuelo y la grama.
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El complejo lagunar posee una extraordinaria riqueza en invertebrados acuáticos, pero son las aves las que ponen la nota más colorista y espectacular de la Reserva.
Fauna
Alcaraván
Alcaraván
En la estepa cerealista pervive una de las mayores poblaciones de avutarda (Otis tarda) del mundo —2668 individuos censados en marzo de 2005— así como otras especies de gran interés ligadas a la estepa como el cernícalo primilla, con más de 300 parejas nidificantes, el aguilucho cenizo, el sisón y la ortega entre otros.

En ella se concentran casi el 50 % de todas las aves acuáticas censadas en Castilla y León.
Avutarda
Como nidificantes pueden destacarse la cigüeñuela, la avoceta, el aguilucho lagunero, la pagaza piconegra, la avefría, el azulón, el zampullín, la cigüeña blanca, el pato cuchara y el chorlitejo chico.
Avutarda
Como nidificantes pueden destacarse la cigüeñuela, la avoceta, el aguilucho lagunero, la pagaza piconegra, la avefría, el azulón, el zampullín, la cigüeña blanca, el pato cuchara y el chorlitejo chico.
Como únicamente invernantes o en paso citaremos al ánsar común, con una media de 26 000 individuos invernantes en la última década, la grulla, el ánade friso, la cerceta común y la espátula.
En la estepa cerealista se localiza una importante variedad de "aves esteparias" como:
Especie Situación
Alcaraván Residente
Avutarda Residente
Ortega Residente
Sisón Residente
Aguilucho cenizo Estival
Cernícalo primilla Estival
En el complejo lagunar se concentran casi el 50 % de todas las aves acuáticas censadas en Castilla y León:
Especie Situación
Ánsar común Invernante
Ánade rabudo Invernante
Cerceta común Invernante
Porrón moñudo Invernante
Silbón europeo Invernante
Correlimos común Invernante
Ánade azulón Residente
Ánade friso Residente
Cuchara común Residente
Porrón europeo Residente
Focha común Residente
Zampullín común Residente
Garza real Residente
Garcilla bueyera Residente
Aguilucho lagunero Residente
Avefría Residente
Cigüeñuela Estival
Avoceta Estival
Grulla Paso
Espátula Paso
¿Qué observar?

Palomar en Villafafila
Dependiendo de la estación del año, se pueden observar diferentes concentraciones de aves:
Dependiendo de la estación del año, se pueden observar diferentes concentraciones de aves:
Otoño:
Septiembre es un mes en el que son frecuentes las grandes concentraciones de azulón (ánade real) y la abundancia de garzas reales procedentes de las colonias de cría de la Reserva y alrededores.
Octubre es la época de paso de aves migratorias como correlinmo menudo y otras limícolas.
Noviembre es el mes de mayor concentración de grullas en la Reserva, la llegada de los primeros ánsares comunes de la temporada y de importantes concentraciones de correlino común.
Invierno:
En diciembre abundan el ánsar común y el ánade friso, siendo por lo general un buen mes para observar anátidas raras como las barnaclas cariblancas y los ánseres caretos.
En enero se dan las mayores concentraciones de ánsar común, abunda el silbón europeo y la ceceta común. Al margen de las aves, es una buena época para observar en la zona la caza de liebres con calgo.
En febrero los ásares comunes inician la emigración hacia los países nórdicos, llegando en su lugar la cigüeña en fase de inicio de su celo nupcial.
Combatiente, especie observable en Villafáfila.
Primavera:
Marzo es el inicio de la llegada de los cernícalos primilla, abunda el cuchara común y es la época de paso primaveral de gran cantidad de limícolas: correlimos, chorlitejo, andarríos, etc...
También es la época de celo de las avutardas.
También es la época de celo de las avutardas.
En abril la avutarda continúa en celo, y surgen grandes concentraciones de combatientes.
Mayo es época de cría de los cernícalos primilla, especialmente llamativa la colonia de la iglesia de Otero de Sariegos. También crían las cigüeñas, avocetas y pagaza piconegra.
Verano:
Junio es el mes del canto de las codornices en la Reserva, abundan las garcillas bueyeras y los primeros vuelos de las cigüeñas del año.
Julio hace que la fauna acuática se concentre en los escasos puntos de agua que quedan, siendo frecuente la observación de aguiluchos cenizos. Se comienzan a dar las primeras concentraciones premigratorias de cigüeñas.
En agosto comienza el paso postnupcial de limícolas como el andarríos chico, correlimos y archibebes.
Fauna Acuática
Aunque es más bien escasa también hay que reseñar las especies más comunes que podemos encontrar. Podemos diferenciar dos ecosistemas, las lagunas permanentes y las lagunas temporales, donde encontraremos diversas clases de peces; siendo los más representativos los siguientes pertenecientes a las siguientes familias:
Cyprinidae:
Carpa (Ciprinus carpio), posee grandes escamas y puede llegar a medir hasta 70 cm de longitud. Suben por el arroyo Salado hasta las lagunas temporales dónde perecen constituyéndose en un elemento básico en el ciclo biológico de las lagunas. También las podemos encontrar en las lagunas permanentes.
Carpín (Carrasius auratus), tiene aspecto de carpa pequeñita y es muy abundante en las charcas permanentes de la comarca.
Tenca (Tinca tinca), alcanza los 35 cm de longitud y su color va desde el amarillento al verde oscuro, siendo sus escamas casi invisibles. Es una especie que ha sidointroducida en unas pocas charcas de la Reserva.
Ictaluridae.
Gambusia (Gambusia affinis), en esta especie la hembra puede alcanzar hasta los 6 cm y tiene el cuerpo rechoncho. En cambio el macho no supera los 3 cm y es más estilizado. Es el pez más abundante y fue introducido para combatir el paludismo que era transmitido por los mosquitos. Se encuentra tanto en las lagunas permanentes como en las temporales.
Y siguiendo en nuestro camino, casi es obligatorio hacer escala en Benavente
para disfrutar de 2 fantásticas iglesias
11. Benavente
Algo de Historia
Su envidiable posición estratégica atrajo ya desde tiempos
remotos, a diferentes pueblos que se asentaron en la zona. Antes
del inicio de nuestra era la comarca estaba habitada por la
tribu o gentilidad astur de los brigecienses, cuyo centro
Brigecio aparece citado en el itinerario romano de Antonino y
que unía la vía romana entre las ciudades de Mérida y Astorga.
Con posterioridad, en el siglo XII la Villa aparece vinculada
con el proceso de repoblación que llevaron a cabo los monarcas
leoneses, denominándose por entonces Malgrat.
Esta repoblación es impulsada por el Rey Fernando II en el
año 1164 mediante la concesión de un fuero o carta puebla, que
sería renovado y ampliado en 1167. Este monarca inicia un
periodo de expansión que se desarrollará durante los siglos XII
y XIII. Benefactor de la villa cambia su nombre por el de
Benavente, donde reúne la Curia regia en 1176 y muere en 1188.
Posteriormente Alfonso IX reúne Cortes en Benavente en
1202 y Sancho IV fomenta su engrandecimiento mediante la
concesión de nuevos privilegios, atrayendo con franquicias a
nuevos pobladores.
En 1230 Benavente es escenario de un acontecimiento histórico de
gran transcendencia para la historia de España, ya que aquí
comienza a fraguarse el proceso de unión bajo una misma corona
de los reinos peninsulares.
En la conocida como Concordia de Benavente, y tras los
acuerdos preliminares de Coyanza, se hace efectiva la unión
definitiva de los reinos de León y Castilla en la persona del
monarca Fernando III.
Con posterioridad, durante el reinado de Enrique III , Benavente
es entregada a título de Condado en 1398 al caballero portugués
Juan Alfonso Pimentel, quien sería tronco de una dinastía
nobiliaria que se mantendría a lo largo de su historia y hasta
fines del siglo XIX.
Durante este amplio periodo la historia de la población
permanece vinculada a la de sus Condes, quienes se consolidan
como una de las principales dinastías y casas nobiliarias de
España. Benavente se convierte en centro político y económico de
un amplio condado, siendo numerosas y relevantes los personajes
que visitan la villa y su alcázar.
Durante la guerra de la Independencia la ciudad y su alcázar
fueron atacados por tropas napoleónicas, lo cual dejaría una
profunda huella en la fisonomía de la ciudad, pues muchos
edificios principales se vieron afectados.
Así en el invierno de 1808; y tras el avance de los ejércitos
napoleónicos en la llamada Carrera de Benavente, tiene lugar un
hecho histórico de relevancia, sobre todo para su patrimonio
histórico, pues en sus inmediaciones se desarrolla una
importante batalla entre tropas inglesas y francesas, cayendo
prisionero el General Lefebvre.
El propio Napoleón se instala en Benavente durante varios días,
siendo incendiados y saqueados numerosos edificios, entre ellos
su castillo.
Las desamortizaciones del siglo XIX afectaron sensiblemente al
patrimonio eclesiástico de Benavente.
En el siglo XIX Benavente adquiere cierta importancia a nivel
político, convirtiéndose en el centro administrativo, judicial y
electoral de un amplio territorio.
En el terreno económico se inicia, desde las últimas décadas de
dicho siglo, un proceso de modernización que se traduce en la
construcción de diversas obras públicas (canal del Esla,
Ferrocarril Plasencia-Astorga, red de carreteras, etc.), así
como la instalación de industrias, principalmente
harineras.
Un floreciente comercio se desarrolla en torno a sus ferias y
mercados tradicionales; y en 1929 es concedido a Benavente el
título de ciudad por el rey Alfonso XIII.
Principales Monumentos de Benavente
El centro histórico de Benavente no es demasiado grande, sin
embargo tienes que tener en cuenta que es conveniente que dediques
un tiempo para ver el interior de algunos de los edificios, ya que
varios han sido declarados Bienes de Interés Cultural, estos son:
La Torre del Caracol, el Hospital de la Piedad y las Iglesias
de Santa María del Azogue y San Juan del Mercado.
No es difícil aparcar por la villa, pero si no quieres complicarte
la vida, te recomiendo que aparques en el aparcamiento subterráneo
La mota vieja, que se encuentra bajo los Jardines de la Mota,
punto ideal para comenzar la visita.
Torre del Caracol
Nos acercamos lo primero al edificio que se encuentra al fondo, se
trata del Palacio de los Pimentel.
Se empezó a construir en el siglo XII y tuvo multitud de reformas y cambios en siglos posteriores.
Se empezó a construir en el siglo XII y tuvo multitud de reformas y cambios en siglos posteriores.
La parte más antigua que se conserva es la Torre del Caracol, construida en el siglo XVI, mezcla de estilos góticos y renacentistas, en su interior destaca su artesonado morisco.
Hoy en día el palacio tras ser acondicionado, se ha convertido en
Parador de Turismo.
Torre del Caracol, Benavente
Un hecho que marcará la historia de Benavente es, en 1398 durante
el reinado de Enrique III, la entrega como condado, al caballero
portugués Juan Alfonso Pimentel, cuya familia se consolidará como
una de las principales de España convirtiendo la villa en centro
político y económico, atrayendo a personas importantes y en
definitiva haciéndola crecer.
Tras nuestra visita al parador, dimos un agradable paseo por los Jardines de la Mota, una zona tranquila, perfecta para descansar, buscar un poco de sombra en verano y un excelente mirador desde el que admirar las vegas de los ríos Esla y Órbigo.
Tras nuestra visita al parador, dimos un agradable paseo por los Jardines de la Mota, una zona tranquila, perfecta para descansar, buscar un poco de sombra en verano y un excelente mirador desde el que admirar las vegas de los ríos Esla y Órbigo.
Tiene un templete de la música y varios espacios ajardinados como
la zona llamada Jardines de la Rosaleda que siempre está
perfectamente cuidado, es el que se encuentra junto al Palacio de
los Pimentel.
En uno de los extremos del paseo hay dos esculturas, un gran lazo
sobre una base de piedra. Y el Monumento al Condado de Benavente,
que representa la cabeza de un guerrero medieval con grandes alas
y el escudo de armas del caballero portugués don Joâo Afonso
Pimentel, fundador del condado de Benavente.
Un acontecimiento de gran importancia para la historia de España se desarrolla en Benavente. En el año 1230 se firma la Concordia de Benavente, donde se unen definitivamente los reinos de León y Castilla en la persona de Fernando III
Hay una casa muy interesante frente a la escultura de los jardines
que te recomiendo visitar su interior. Se trata de la Casa de
Solita, un palacete de la burguesía de 1904, transformado en
centro cultural, en el que podemos ver preciosa decoración
modernista.
La entrada es libre.
La entrada es libre.
12. Iglesia de Santa María del Azogue
Iglesia Santa Maria del Azogue, Benavente
Situada en el centro de la ciudad de Benavente, es considerada
como uno de sus principales monumentos artísticos.
Su construcción, iniciada hacia el 1180, época en que esta ciudad
fue repoblada por Fernando II de León, es considerada como
contemporánea de la iglesia de San Juan del Mercado en la misma
villa.
Iniciada en el estilo románico, permaneció buen tiempo inconclusa
hasta el impulso restaurador en tiempos de Sancho IV, en el último
cuarto del siglo XIII.
En el siglo XVI, el templo recibiría las bóvedas de crucería
gótica de la nave central, obra costeada por los condes de la
villa, cuyas armas heráldicas de adosan en lo alto. en el 1735 se
levantó la portada de los pies en sustitución de otra del siglo
XII.
Iglesia Santa Maria del Azogue, Benavente
Hay que prestar atención también esculturas como la Anunciación,
una Virgen embarazada del siglo XIII, y la de la Virgen de la
Vega, patrona de la ciudad. También destacan frescos como por
ejemplo el gótico dedicado a San Cristóbal.
La iglesia cuenta con cuatro capillas (destacar la Capilla de
Jesús de Nazareno) y una Sacristía, que antiguamente era una
capilla más de la iglesia.
Las portadas del crucero son variadas. La norte con decoración
vegetal y la sur, vegetal y figurativa.
La torre es de planta cuadrada, en la que antiguamente había un
reloj sobre la torre y no en ella como ahora, del que se decía que
sus toques se oían en toda la comarca, llegando su fama a
recogerse en un refrán popular:5 Remata la poderosa torre una aguja chapitel de pizarra.

ambién se encuentra en el interior la patrona de la ciudad, la
Virgen de la Vega.
Planta
La iglesia es de planta de cruz latina, de tres naves de cuatro
tramos con contrafuertes de refuerzo y crucero que sobrepasa la
nave. La cabecera lleva cinco ábsides, disminuyendo el tamaño del
central a los últimos. Los pilares, aunque variados, de planta
cruciforme.
Destaca el elevado número de marcas de cantero tanto en el
exterior como en el interior del templo, aprox. 1778 de 140 tipos
diferentes, algunos poco frecuentes
Sus obras estuvieron paradas mucho tiempo hasta finales del siglo XIII que se reanudó.
A partir del siglo XVI los condes de la villa costearon parte de la obra y en las claves de las bóvedas de crucería gótica, podemos ver su escudo de armas.

La portada de los pies de la nave es de 1735 y lo que más llama la
atención, es la impresionante cabecera de cinco ábsides, y la
torre con el campanario, es de planta cuadrada rematada en un
chapitel de pizarra.
13. Iglesia de San Juan del Mercado
Iglesia de San Juan del Mercado, Benavente
Retrocedemos y nos dirigimos de nuevo a la Plaza Mayor, a la
izquierda del ayuntamiento se encuentra otra de las joyas
románicas de la ciudad; la Iglesia de San Juan del Mercado, de
estilo románico construida en 1181 por encargo de la Orden
Hospitalaria de San Juan.
Iglesia de San Juan del Mercado Benavente
De su estilo románico inicial se conserva su planta y su cabecera de tres ábsides.
De su estilo románico inicial se conserva su planta y su cabecera de tres ábsides.
Tiene tres interesantes portadas entre las que destaca la del sur
con la Adoración de los Reyes como tema principal en su tímpano
rodeado de arquivoltas en arco apuntado con dovelas
complementarias a la Epifanía, como por ejemplo la estrella que
guía a los Reyes Magos hacia Belén.
En el interior destacan las pinturas del bautismo de Cristo del
ábside central, y varios frescos de la nave derecha con escenas de
la Virgen.
Iglesia de San Juan del Mercado Benavente
También podemos ver varias esculturas interesantes procedentes de templos desaparecidos, como una Piedad traída del Monasterio de los Jerónimos.
También podemos ver varias esculturas interesantes procedentes de templos desaparecidos, como una Piedad traída del Monasterio de los Jerónimos.
Destaca el retablo hispano flamenco con temas de San Ildefonso, el
Nacimiento y la Epifanía, atribuido a un discípulo de Juan de
Borgoña.
Nota: Si quieres ver por fuera los ábsides de la cabecera y la
tercera portada, tienes que entrar en el edificio de la
Encomienda, que hay a un lado de la iglesia y salir al jardín para
poder admirarlo.
Este edificio es de 1894 con posteriores modificaciones y fue rehabilitado para acoger la casa de cultura de la ciudad.
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15. Iglesia de Santa Marta de Tera
para contemplar su maravillosa Iglesia Románica
Durante estas últimas décadas del siglo X y a lo largo de todo el siglo XI constan documentadas un buen número de donaciones al monasterio por parte de familias nobles e incluso de la propia realeza, llegando a aglutinar Santa Marta de Tera un notable volumen de posesiones, algunas a bastante distancia geográfica, lo que da buena cuenta de su importancia durante el altomedievo.
Así pues, el interés de Santa Marta de Tera -tanto al exterior como
al interior- se va a concentrar principalmente en el crucero, en la
cabecera y, por supuesto, en sus tres portadas; especialmente en la
meridional y en la abierta en el muro occidental del brazo norte del
transepto, concebida muy probablemente en origen para comunicar con
alguna estancia claustral hoy desaparecida.
Además de su indudable interés en lo que a la arquitectura se
refiere, en lo escultórico Santa Marta de Tera constituye una de las
obras cumbres del románico en el actual territorio castellanoleonés;
apreciándose en sus capiteles claras filiaciones con el llamado Taller
de las Platerías que trabajó en importantes centros creadores como San
Isidoro de León o Santiago de Compostela; y más indirectamente con San
Martín de Frómista, Jaca o incluso Toulouse, en Francia.
De este mismo artífice son también, con toda probabilidad, las cestas
del arco formero que comunica la nave con el crucero, presentando
ambos la misma composición vegetal a base de hojas y piñas, con la
particularidad de que a uno de ellos le fue incluido un doble
collarino sogueado: un guiño más a la plástica prerrománica asturiana
y leonesa.
La mano del ya referido maestro de mayor categoría vuelve a
manifestarse de nuevo al exterior del muro del testero, pudiendo ser
obra suya la cesta en la que unos mascarones de aspecto felino
regurgitan unos carnosos tallos que acaban entrelazándose entre sí, un
motivo también recurrente en San Isidoro de León.
Mientras que la figura del Santiago peregrino es perfectamente
identificable gracias a la vieira de su zurrón, la figura que hace
pareja con ella en la enjuta opuesta resulta mucho más difícil de
poner nombre, aunque parece claro que se trataría de otro apóstol.
En la actualidad Mombuey constituye un lugar de paso obligado para
quienes, desde la Meseta castellana, se dirigen a tierras gallegas;
una vocación caminera que viene de lejos ya que, desde época
medieval, fue también parada recurrente en las rutas de la
trashumancia hacia los fértiles pastos sanabreses.
El acervo popular tiende a explicar el origen del actual Mombuey en virtud de la llegada de habitantes procedentes de un asentamiento cercano de nombre San Martín (del que se conservan algunos vestigios) que, por algún motivo como pudo ser un incendio, una inundación o simplemente difícil acceso al agua, quedó deshabitado.
Presenta en la actualidad una planta de cruz latina fruto de la
profunda reforma de la que fue objeto entre 1700 y 1723 y que
enmascararía buena parte de su primitiva obra románica. Con
posterioridad, ya en los años finales de la decimonovena centuria,
fue levantado el pórtico norte.
Esta planimetría tan acusadamente rectangular acentúa aún más si cabe la sensación de verticalidad.
En el interior, completamente modificado durante las citadas
reformas de los siglos XVIII y finales del XIX, apenas se aprecia
resto alguno de su primitiva construcción románica.
para contemplar su maravillosa Iglesia Románica

El antiguo monasterio de Santa Marta de Tera se localiza en la
población del mismo nombre, situada a orillas del río Tera a
aproximadamente una veintena de kilómetros al oeste de Benavente por
la carretera que conduce a Ourense a través de las comarcas de
Carballeda y Sanabria.
Se levanta el templo, convertido a día de hoy en la parroquia de la
localidad, en el mismo centro urbano de Santa Marta, enclave de
marcada vocación jacobea al constituir un recurrente principio y final
de etapa del Camino Sanabrés a Santiago, un ramal secundario que,
partiendo de Granja de Moreruela, llega a Santiago a través de Verín y
Ourense como alternativa o atajo desde la Vía de la Plata.
Además de por la citada tradición jacobea, Santa Marta de Tera ha
ganado mayor relevancia desde hace unas pocas décadas tras darse a
conocer su fenómeno de la Luz Equinoccial, por el cual, dos días del año (en marzo y en
septiembre), la luz penetra por un óculo de su cabecera incidiendo
directamente sobre el capitel izquierdo de la misma; un
acontecimiento que cada año concentra mayor número de
visitantes.
Este fenómeno se suma al más conocido de San Juan de Ortega (Burgos)
donde un rayo de luz incide sobre la escena de la Anunciación.
Fue declarada Monumento Histórico Artístico en el año 1931.
Apuntes históricos
Desde las primeras décadas del siglo X es de suponer que todo el
territorio norte zamorano vivió la explosión del fenómeno cenobítico
promovido desde la mitra de Astorga por obispos de la importancia de
San Fortis o San Genadio, sin embargo, no es hasta finales de siglo,
concretamente el año 979, cuando aparece la primera mención documental
contrastada de Santa Marta de Tera.
Durante estas últimas décadas del siglo X y a lo largo de todo el siglo XI constan documentadas un buen número de donaciones al monasterio por parte de familias nobles e incluso de la propia realeza, llegando a aglutinar Santa Marta de Tera un notable volumen de posesiones, algunas a bastante distancia geográfica, lo que da buena cuenta de su importancia durante el altomedievo.
Por ejemplo, en 1063 a través de una donación de los reyes leoneses
Fernando y Sancha, el cenobio de Santa Marta de Tera pasa a depender
al Obispado de Astorga; donación ésta ratificada dos siglos después
por Alfonso X el Sabio en la que se especifica que dicha cesión se
realizó en agradecimiento por el traslado a León de las reliquias de
San Isidoro.
Consta también perfectamente documentada la visita que en 1129 realizó
al monasterio el monarca Alfonso VII con el fin de agradecer a la
santa titular su mediación en su sanación tras una convalecencia por
enfermedad.
Uno de los documentos más reveladores es el que da cuenta de la
donación del lugar de Celadilla a la nómina de posesiones de Santa
Marta de Tera en el año 1077, en el cual se especifica textualmente
"al monasterio que allí se está construyendo", de tal manera que nos
sirve para conocer el momento exacto en el que se llevaron a cabo sus
obras y que nos constatan que se trata de una de las primeras
construcciones románicas de la provincia de Zamora.
A finales de la duodécima centuria la comunidad de Santa Marta de Tera
sería exclaustrada, quedando no obstante tanto su solar como sus
posesiones bajo el dominio y gestión del obispado de Astorga que,
lejos de descuidarlo, acometería numerosas inversiones, entre otras,
la construcción en 1550 del gracioso palacete que hoy se aprecia anexo
a la iglesia mandado levantar por el Obispo Acuña.
Arquitectura de la iglesia
Erigida en magnífica sillería de pizarra (el uso de la arenisca, más
maleable, se redujo solo a la escultura), presenta planta de cruz
latina conformada por una única nave de tres tramos, un crucero
marcado tanto en alzado como en planta culminado en un cimborrio y una
profunda cabecera cubierta con bóveda de cañón y rematada mediante
testero recto siguiendo la más pura tradición prerrománica gallega,
asturiana y leonesa.
Los especialistas coinciden en señalar dos fases constructivas
claramente diferenciadas: una primera, quizás coincidente con esa
fecha de 1077 perfectamente documentada en la que se levantaría la
zona del crucero y la cabecera; y una segunda ya entrado el siglo XIII
en la que, bien por la necesidad de una ampliación o bien por un
derrumbe, se llevó a cabo el resto de la nave solventada mediante
bóvedas de arista, así como los abovedamientos del cimborrio y los
brazos del crucero, en la actualidad techados mediante modernas
armaduras de madera.

La puerta de los pies, muy perdida y hoy oculta por las dependencias
del palacio anejo, fue profundamente rehecha durante el siglo XX.
Arquitectónicamente, la visión más admirable de Santa Marta de Tera es
la de su cabecera, hoy en día algo asfixiada por los abigarrados
mausoleos del cementerio local. Su cabecera cuadrangular y cubierta a
dos aguas se articula mediante tres registros en altura delimitados
por estrechas bandas horizontales taqueadas que se prolongan incluso
hasta abrazar perimetralmente tanto el crucero como la propia nave.
En el centro del muro testero se disponen tres ventanales simétricos,
cegados los dos laterales y abierto mediante una estrecha aspillera el
central. Quedan los tres conformados mediante arcos de medio punto
dovelados y abrazados por chambranas taqueadas que descansan sobre
columnas cilíndricas y capiteles cuyos cimacios vienen a coincidir con
la superior de las referidas bandas también taqueadas que articulan el
muro cabecero.
Rompiendo con esa horizontalidad y dando como resultado un
interesantísimo juego de espacios, formas y volúmenes; enmarcan el
muro testero casi en sus extremos dos semicolumnas rematadas en
capiteles a la altura de la segunda de las bandas taqueadas,
convirtiéndose a partir de ahí y hasta la cornisa en una especie de
pilastras prismáticas de idéntica concepción a las apreciables en la
parroquia de Santo Tomé de la capital zamorana.
En los brazos del crucero se repite igualmente ese juego a base de
líneas horizontales y verticales que se cortan entre sí, sumándose en
altura otros dos cuerpos más respecto a la cabecera, y animándose
ambos brazos con sendos contrafuertes prismáticos entre los que se
enmarca una ventana.
Escultura

Así, en todo el conjunto tanto al interior como al exterior es
perfectamente identificable la mano de un maestro escultor que
podríamos calificar como excepcional tanto en lo estilístico como en
lo técnico. Paralela y contemporáneamente a él trabajarían en Santa
Marta otras manos secundarias que, si bien conocerían perfectamente la
misma plástica isidoriana, la llevan a cabo con menor destreza.
A maestro de calidad superior son atribuibles los capiteles del arco
triunfal de acceso al presbiterio; siendo de temática vegetal y de
clara influencia leonesa el del lado de la epístola; y excepcional el
del lado del evangelio, presentando en su cara principal el tema de la
Ascensión del alma personificada por una figura humana desnuda
inscrita dentro de una mandarla o almendra perlada portada por
ángeles.
Dicha figura, que lamentablemente ha perdido los brazos, podría
también representar según diferentes especialistas la Ascensión de
Cristo, ya que en sus pies se aprecian unas sospechosas marcas que
perfectamente podrían hacer referencia a los agujeros de los clavos de
la Pasión.
Sea como fuere, este capitel constituye junto a la figura de Santiago
de la puerta sur, uno de los principales iconos de Santa Marta de
Tera, ya que es justo en él sobre el que se proyecta el rayo luminoso
procedente del óculo del testero que da lugar al llamado "fenómeno de
la luz equinoccial".

Obra también de este maestro más depurado son los capiteles del
ventanal interior del muro del testero, presentando uno de ellos una
particular plasmación del tema del Sacrificio de Isaac en la que
Abraham sacrifica con un cuchillo a un cordero de mullidas lanas que
le presenta un ángel.
En la cesta opuesta del mismo ventanal se aprecia una figura central
coronada y portando un libro junto a otro personaje también coronado y
dos músicos tañendo respectivamente un laúd y un salterio. Tiende a
interpretarse esta escena con el Rey David junto a Saúl, un tema
representado también en la Puerta del Cordero de San Isidoro de León.
El resto de capiteles del interior, tanto los vegetales como los
figurados, denotan ya una factura mucho menos depurada, pudiendo
apreciarse mascarones, un caballero ante dos personajes de los que uno
de ellos parece mesarse la barba o, quizas rogar con sus manos juntas,
o en el brazo meridional del crucero una figura femenina sedente que
porta en su regazo una cabecita humana.

Muy estimable es también pese a su notable erosión el conocido capitel
de la Adoración de los Magos, aunque por su desgaste resulta difícil
discernir si se trata de los propios Magos o de la Adoración de los
pastores.
En la cara principal de la cesta se aprecia la efigie de la Virgen con el Niño, ocupando el resto de personajes las dos caras laterales entre hojas de remate avolutado.
En la cara principal de la cesta se aprecia la efigie de la Virgen con el Niño, ocupando el resto de personajes las dos caras laterales entre hojas de remate avolutado.
El resto de capiteles cabeceros al exterior mantienen la línea de
expresividad aunque su factura algo más ruda, distinguiéndose entre
ellos un interesante muestrario de animales reales y fantásticos:
leones, aves que picotean frutos, dragones, un basilisco enfrentado a
una arpía de rasgos felinos, etcétera.
Al igual que en el resto del templo, tanto el escultor más dotado como
las demás manos secundarias participan simultáneamente en la
importante colección de canecillos que animan las cornisas del crucero
y la cabecera, admirándose entre variadas composiciones figuradas unos
personalísimos modillones de rollos rematados en clípeos que de nuevo
nos trasladan a modelos prerrománicos que calaron hondo en la
arquitectura leonesa.
De sus tres portadas, como señalábamos, la occidental fue rehecha casi
del todo, quedando en la actualidad oculta entre las dependencias del
palacio anejo.
La abierta en el hastial occidental del brazo meridional del crucero y
que probablemente daría acceso a un claustro desaparecido, presenta un
sencillo vano de medio punto trasdosado por un guardapolvo taqueado.
En la enjuta derecha (sur) se encastró una figura humana con la cabeza
mutilada, identificable con San Judas Tadeo gracias a los restos de
una inscripción incisa en su filacteria:
IVDAS FRATER SIMÓN
Mucho más interesante es la portada meridional, flanqueada por dos
potentes contrafuertes y presentada sobre un cuerpo en resalte. En sus
capiteles, de nuevo vuelve a aparecer la mano del primoroso maestro
que dejó su impronta tanto al interior como en la cabecera,
repitiéndose por ejemplo el tema de los mascarones zoomorfos que
escupen tallos.

Además, pese a su destrucción parcial, se aprecia también un capitel
con lo que pudo ser el tema de la Anunciación, siendo igualmente
llamativa una cesta con una pareja de sirenas ave con otros tantos
dragones de bellísima factura en el cimacio.
Pero el verdadero santo y seña de Santa Marta de Tera que ha sido
portada de infinidad de libros, láminas, postales y todo tipo de
iconografía y "merchandising" jacobeo es el Apóstol Santiago de bulto
redondo que, haciendo pareja con otro apóstol más difícil de
identificar, se sitúan en las enjutas de esta portada.
Del mismo estilo que el San Judas Tadeo ya comentado de la puerta del
brazo sur del transepto; diversos testimonios documentales situaban
estas figuras en una espadaña tardía ya desaparecida elevada en el
muro del testero, aunque es muy probable que, en origen y como ocurre
por ejemplo en San Isidoro de León o en la misma Catedral de Santiago,
fueran concebidas para las propias enjutas en las que hoy podemos
admirarlas.

De una mano distinta parece el fragmento de otra figura nimbada y muy
destrozada que se conserva en la estancia habilitada a modo de pequeño
museo cobijando la portada occidental.
Esta figura sí formaría parte de un grupo escultórico mayor
presumiblemente presidido por una magnífica Maiestas Domini que, tras
su venta en 1926, se conserva hoy en un museo del estado
norteamericano de Rhode Island.
En definitiva, puede afirmarse que el antiguo monasterio de Santa
Marta de Tera además de uno de los templos románicos más primitivos
del antiguo Reino de León (y por supuesto de la provincia de Zamora),
es una de las construcciones de mayor interés y valor artístico de
todo el ámbito geográfico castellanoleonés.
En nuestro camino hacia Sanabria es inevitable hacer una parada en
Mombuey para sorprendernos con una increíble Iglesia
16. Mombuey
Además, atraviesa Mombuey el conocido como Camino Sanabrés de
Santiago; un ramal secundario que desde la Vía de la Plata a
la altura de Moreruela, permitía atajar hasta la ciudad del
Apóstol sin necesidad de llegar hasta Astorga pasando por Puebla
de Sanabria y la ciudad de Ourense.
En cualquier caso, las referencias documentales medievales sobre Mombuey son muy escasas, apareciendo en fecha muy temprana y en relación a los límites de la Diócesis Bracarensis (actual Braga) el misterioso topónimo Monte ad Boviam.
Ya en 1161 y bajo la denominación de Monte Boe, aparece mencionado en una donación al monasterio sanabrés de San Martín de Castañeda.
En cualquier caso, las referencias documentales medievales sobre Mombuey son muy escasas, apareciendo en fecha muy temprana y en relación a los límites de la Diócesis Bracarensis (actual Braga) el misterioso topónimo Monte ad Boviam.
Ya en 1161 y bajo la denominación de Monte Boe, aparece mencionado en una donación al monasterio sanabrés de San Martín de Castañeda.
El acervo popular tiende a explicar el origen del actual Mombuey en virtud de la llegada de habitantes procedentes de un asentamiento cercano de nombre San Martín (del que se conservan algunos vestigios) que, por algún motivo como pudo ser un incendio, una inundación o simplemente difícil acceso al agua, quedó deshabitado.
La línea que en la actualidad cuenta con mayor aceptación pese a no
contar con un soporte documental demasiado sólido es la que
relaciona el origen de Mombuey y de su iglesia parroquial con una
encomienda templaria allí existente; un argumento sostenido por un
documento de 1371 en el que el Rey Enrique II cede a Gómez Pérez de
Valderrábano las villas de Mombuey, Alcañizes, Tábara y Ayoó "que
habían sido de los templarios".
Sea como fuere, a partir de ese momento Mombuey dejaría de ser
tierra de realengo para convertirse en señorío bajo el poder primero
de la influyente Familia Losada y después de los Marqueses de
Biance, con los cuales, obtendría el título de villa y el privilegio
de celebrar un mercado semanal concedido por el Consejo de Castilla
en tiempos de Carlos III
La iglesia de Nuestra Señora de la
Asunción
Bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción y erigida al sur
del casco urbano, la iglesia de Mombuey fue declarada Monumento
Histórico Artístico en el año 1931.

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción,
Mombuey
Así pues, de la primitiva obra medieval tan solo ha llegado a
nuestros días los muros laterales de la nave, en cuyo lado
septentrional se conserva una humilde portada de doble arquivolta
dovelada y apuntada; y la magnífica torre campanario que corona su
hastial occidental, pieza casi única -por algunas de sus
características- en los contextos románicos peninsulares y que ha
hecho a la iglesia de Mombuey digna de figurar en la mayoría de
libros y tratados sobre arte románico.
Se yergue, como señalábamos, en el muro occidental de la iglesia,
elevándose sobre un potente basamento ciego de mampostería reforzada
con sillares en los ángulos.
Sobre él, la torre-campanario propiamente dicha presenta una planta
rectangular de unos cuatro por dos metros y medio confeccionada toda
ella a base de un tipo de piedra feldespática de tonalidades entre
verdosas y grises procedente de una cantera cercana perfectamente
documentada.
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción,
Benavente
Esta planimetría tan acusadamente rectangular acentúa aún más si cabe la sensación de verticalidad.
Consta de un total de tres cuerpos en altura, presentando los dos
primeros de ellos en sus laterales norte y sur sendos ventanales
abiertos en arco apuntado sobre columnillas rematadas en sencillos
capiteles vegetales. Precisamente el vano lateral norte del primer
cuerpo, abordable a través de una escalera de mampostería, sirve de
acceso a toda la estructura.
A ambos lados mayores, orientados al este y al oeste, los dos
primeros cuerpos disponen parejas de arcos también apuntados y
moldurados que apean sobre columnas de idéntica naturaleza a los
anteriores, desplegándose a la altura de los cimacios de las
ventanas del segundo cuerpo una sencilla moldura horizontal que se
proyecta por los cuatro lados de la torre.
El cuerpo superior, destinado a albergar las campanas, abre a sus
dos lados mayores mediante parejas de troneras doveladas
ligerísimamente apuntadas, mientras que al lado menor septentrional
fue habilitado un balcón matacanado desde el que se accede al
interior del chapitel.
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción,
Benavente
Remata la estructura el citado chapitel pétreo de planos convexos
que acoge dentro de sí una minúscula estancia de probable
funcionalidad defensiva cubierta mediante una bóveda nervada cuyos
nervios, tras cruzarse en la clave componiendo un gracioso florón,
van a descansar a unas sencillas columnas angulares culminados en
capiteles de esquemática traza vegetal.
En la actualidad los diferentes niveles interiores de la torre se
comunican entre sí mediante una escalera de madera, aunque existen
restos al interior que, casi con total seguridad, confirmarían la
existencia de una primitiva escalera realizada en la misma piedra
que el resto de la estructura.
Más allá de su apariencia y configuración de más que probable
naturaleza defensiva, conserva la torre de la iglesia de Mombuey una
interesantísima colección de canecillos animando las cornisas este y
oeste que marcan la separación entre el tercer cuerpo y el
chapitel.
Dichos canecillos, al disponerse a una altura tan notable, presentan
serias dificultades para su contemplación al detalle de no ser con
la ayuda de unos prismáticos o un teleobjetivo fotográfico.
Se presentan los canes tanto como sustento de una pequeña banda de
arquillos ligeramente volada, como dentro de las propias arcadas;
distinguiéndose además de los habituales repertorios vegetales, una
variada figuración animal (destacable es el que muestra a un león
apresando a una cría de jabalí), seres fantásticos (dragones,
arpías), bustos humanos en diferentes actitudes, figuras sedentes,
etcétera.
Sobre la línea de canecillos, se aprecia una última banda horizontal
-esta vez sí recorriendo las cuatro caras de la torre- decorada a
base de bolas o perlones, un recurso ornamental que se repite en
varias iglesias rurales más del norte zamorano.
Por último, aislado en la cara este de la torre a la altura del
tercer cuerpo de troneras, llama la atención la presencia de una
figura sobresaliente con forma de bóvido tallada con extraordinario
naturalismo; una pieza muy querida por los habitantes de la
localidad y que, basándose en tradiciones legendarias locales,
justifican su presencia por el decisivo papel que jugó el buey en el
traslado de piedras desde la cantera para la construcción de la
torre.

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción,
Benavente
Tan solo una pila bautismal de imprecisa cronología y, mucho más interesantes, una Virgen con el Niño y dos mochetas pétreas decoradas con ángeles recolocadas en una capilla abierta al sur de la nave y que aparecieron ocultas tras un retablo en 1987.
Tan solo una pila bautismal de imprecisa cronología y, mucho más interesantes, una Virgen con el Niño y dos mochetas pétreas decoradas con ángeles recolocadas en una capilla abierta al sur de la nave y que aparecieron ocultas tras un retablo en 1987.
Sobre el origen de estas tres piezas se ha especulado con la
posibilidad de que procediesen de una portada monumental
desaparecida del estilo de las existentes en Benavente, aunque en
ningún caso podría confirmarse.
La figura de la Virgen aparece sentada con el Niño en su rodilla
izquierda sostenido por una mano llamativamente desproporcionada.
La otra mano de la Virgen, al igual que la cabeza del Niño, ha desaparecido, aunque es de suponer que sostendría en ella un fruto o una esfera.
La otra mano de la Virgen, al igual que la cabeza del Niño, ha desaparecido, aunque es de suponer que sostendría en ella un fruto o una esfera.
Pese a su deterioro, conserva parte de su policromía original, y se
trata de una de las escasísimas representaciones pétreas de María
conservadas en la provincia.
Los ángeles de las mochetas aparecen con actitud de bendecir y con
una filacteria epigráfica indescifrable uno de ellos, y con las alas
desplegadas y sosteniendo un libro abierto el segundo.
Continuamos en dirección a Puebla de Sanabria, hacia el Requejo
para disfrutar de un autentico paraíso
18. Bosque del Tejedelo
En Requejo de Sanabria
En la ladera y entre valles se encuentra este singular bosque. Una
de las manchas de tejo más importantes y mejor conservadas de toda
la Península Ibérica.
Los tejos son árboles coníferos propios de zonas montañosas, en
ambientes frescos y húmedos, y terrenos calizos.
Pueden alcanzar una altura de hasta 20 metros. Aunque con
frecuencia se desarrolla de manera desigual, su copa es piramidal
con abundantes ramas. El tronco es muy grueso, de incluso varios
metros de diámetro y con una corteza delgada de tiras color pardo
rojizo o grisáceo.
Tiene hojas perennes de 10 a 30 mm dispuestas en dos hileras
opuestas, de color verde oscuro.
Son árboles muy longevos, pudiendo superar los 1.500 años de vida.
En concreto, el Tejedelo, es un bosque de tejos milenarios de gran
tamaño que dicen que es el mejor conservado de toda la península,
y una ruta de senderismo con un encanto especial.,
Hay mas de cien tejos con más de mil años de de edad, los más
grandes tiene un perímetro de 8 metros y alcanzan 13.
Importante destacar que aunque sus rojo fruto es comestible, las hojas, ramas, flores e incluso las semillas de estos árboles son venenosos (y muy peligrosos).

Hemos leído que hay que quitar la semilla para comer el fruto.
Nosotros, desde luego no nos animaríamos a hacerlo sin un experto
local al lado.
19. Puebla de Sanabria
Puebla de Sanabria esta reconocido como Conjunto Histórico
Artístico, cuenta con distintos edificios emblemáticos, como son
el Castillo edificado en el siglo XV, mandado construir por don
Rodrigo Alonso de Pimentel y doña María Pacheco, condes de
Benavente, señores de buena parte del reino de León.
Se trata de un castillo-fortaleza construido en sillería de granito con un recinto amurallado con planta cuadrada y una torre central, la gran torre del homenaje, que se protegía por un puente levadizo.
Castillo de Puebla de Sanabria
Este municipio pertenece a una de las comarcas más antigua de la
provincia de Zamora, situada al noroeste de la provincia.

Puente sobre el rio Tera en Puebla de Sanabria
Se trata de un castillo-fortaleza construido en sillería de granito con un recinto amurallado con planta cuadrada y una torre central, la gran torre del homenaje, que se protegía por un puente levadizo.

Se le conoce popularmente “El Macho”, rodeado por los muros
defensivos. Sirve actualmente como casa de cultura podemos
visitarlo.
Construido a mediados del siglo XV por don Rodrigo Alonso de
Pimentel y doña María Pacheco (IV Condes de Benavente) ocupa una
posición privilegiada sobre un promontorio. rocoso protegido por
tres cauces fluviales. Se trata de un castillo-fortaleza
construido en sillería de granito con un recinto amurallado de
planta cuadrangular y una torre central, la Torre del Homenaje o
como popularmente se la conoce “El Macho”.
En la parte Norte del recinto amurallado se encuentra el Centro
de Visitantes en la “Casa del Gobernador” así como la Oficina
Municipal de Turismo. Con diferentes salas expositivas el
visitante podrá adentrarse en la Ruta de los Pimentel, desde los
verdes campos de Vinhais en el Parque Portugués de Montesinho,
pasando por el enclave hidrológico de Benavente hasta la llanura
de Villafáfila. La riqueza histórica, etnográfica, paisajística
y faunística de estos enclaves se resume en cada una de las
salas, además de ofrecer una información relevante sobre la
comarca de Sanabria y la Sierra de la Culebra.
En la Torre del Homenaje se encuentra el Centro de las
Fortificaciones, donde de forma amena se ofrece información de
la historia del castillo, de la villa y de las fortalezas de la
provincia. Paneles, audiovisuales y juegos interactivos son el
complemento a los huecos inherentes de las antiguas estancias
junto con las excelentes vistas panorámicas del exterior de la
Torre.
En el ala Este del recinto amurallado se encuentra la Casa de
Cultura. Consta de tres salas; en la planta sótano se encuentra
el Salón de Actos, en la planta baja la Biblioteca Municipal y
en la primera planta la Sala de Exposiciones.
La Iglesia Parroquial Nuestra Señora del Azogue
data del siglo XII, aunque ha sido muy modificada en épocas posteriores. El templo consta de una sola nave, planta de cruz latina, crucero y cabecera poligonal, camarín y sacristía, capilla lateral, atrio y prominente torre a los pies.
data del siglo XII, aunque ha sido muy modificada en épocas posteriores. El templo consta de una sola nave, planta de cruz latina, crucero y cabecera poligonal, camarín y sacristía, capilla lateral, atrio y prominente torre a los pies.
Iglesia de Puebla de Sanabria
La portada es de origen románico, en su interior conserva una pila bautismal del S. XIII. La Virgen del Azogue es la patrona de Puebla.
Bóveda interior estrellada y retablo de la iglesisa de Nuestra Señora del Azogue.
Del primitivo edificio del siglo X no queda sino la lápida fundacional empotrada en el hastial del templo, que describe cruz latina con cabecera triabsidal escalonada, crucero ligeramente marcado en planta y bien potenciado en altura y tres naves de cuatro tramos con lo que en definitiva parece inspirarse en la Catedral zamorana.
Sin embargo en San Martín las pilas son cruciformes hacia las
naves laterales y cuadradas hacia el central.
En cuanto a cubiertas hay que registrar las consabidas bóvedas de hormo en los semicírculos absidales y cañón apuntalado en los tramos rectos que los preceden; estas capillas quedan separadas de sus correspondientes naves por arcos semicirculares en las laterales y por uno peraltado en la central.
También la nave principal y los brazos del crucero se cierran con bóvedas de cañón agudo, pero en el centro de este se elevó una nervada y baida, tal vez inspirada en Moreruela, cuyos nervios apean sobre ménsulas de rollos.
Las naves secundarias se techan con bóvedas baídas, de mampostería de pizarra, ero alguna hubo de reforzarse con nervios; existe igualmente una de arista en la nave de la epístola.
La portada es de origen románico, en su interior conserva una pila bautismal del S. XIII. La Virgen del Azogue es la patrona de Puebla.
La iglesia del siglo XII es uno de los monumentos con más
valor del románico de Zamora. El templo consta de tres naves con
grandes pilares cuadrados, con crucero cúbico.
La planta es de cruz latina.
La cabecera está formada por un ábside y dos absiolos
semicirculares. La portada actual de la iglesia es del siglo
XVI oculta a la antigua románica.
El patrono es San Martín de Tours y se conserva su imagen en el interior del templo. Otra imagen de gran valor es la Virgen de la Peregrinación que es la patrona del pueblo. Estas dos imágenes más la sillería del coro y el retablo renacentista forma un conjunto de gran valor.
El patrono es San Martín de Tours y se conserva su imagen en el interior del templo. Otra imagen de gran valor es la Virgen de la Peregrinación que es la patrona del pueblo. Estas dos imágenes más la sillería del coro y el retablo renacentista forma un conjunto de gran valor.
Desde San Martín se pueden realizar o llegan, diversas rutas,
que nos permiten disfrutar de la belleza de su entorno, como son
la Senda de los Monjes (es un camino lleno de piedras del
Medievo que era utilizado por los monjes y que une Ribadelago,
San Martín de Castañeda y el lado Este del Lago), La cueva de
San Martín, Laguna de Peces, Peña Trevinca, Montalvo y Laguna el
Acillo, entre otras.
Santa María (Siglo XII)
“Difícilmente podrá verse monasterio plantado en sitio más
rebosante de hermosura que este: a media ladera de una sierra,
cara al sol, entre huertas, praderas y bosques y teniendo a sus
pies el Lago de Sanabria, que bien podría rivalizar en fama y
rendimientos, con los de Italia, si aquí nos ocupásemos en
buscar dentro lo que afuera envidiamos”.
M.Gómez Moreno
Del reconstruido monasterio a partir de 1150 no queda más que la
iglesia y ello por haber servido de parroquia, pues todo lo
demás, a excepción de una fachada, se derrumbó a partir de la
exclaustración.
Bóveda interior estrellada y retablo de la iglesisa de Nuestra Señora del Azogue.
Del primitivo edificio del siglo X no queda sino la lápida fundacional empotrada en el hastial del templo, que describe cruz latina con cabecera triabsidal escalonada, crucero ligeramente marcado en planta y bien potenciado en altura y tres naves de cuatro tramos con lo que en definitiva parece inspirarse en la Catedral zamorana.

En cuanto a cubiertas hay que registrar las consabidas bóvedas de hormo en los semicírculos absidales y cañón apuntalado en los tramos rectos que los preceden; estas capillas quedan separadas de sus correspondientes naves por arcos semicirculares en las laterales y por uno peraltado en la central.
También la nave principal y los brazos del crucero se cierran con bóvedas de cañón agudo, pero en el centro de este se elevó una nervada y baida, tal vez inspirada en Moreruela, cuyos nervios apean sobre ménsulas de rollos.
Las naves secundarias se techan con bóvedas baídas, de mampostería de pizarra, ero alguna hubo de reforzarse con nervios; existe igualmente una de arista en la nave de la epístola.
De particular belleza en su cabecera por el exterior; el ábside
central se anima por cuatro columnas que lo dividen en cinco
calles, más estrechas las extremas, abriendo las anchas una
ventana por el lienzo sobre columnas con capiteles vegetales
esquematizados que apean dos arcos.
La cornisa, de tipo zamorano, corre sobre canecillos triangulares.
Los absidiolos presentan tres columnas con capiteles vegetales y rasgan solo una ventana con un solo arco redondo sobre columnitas.
Capiteles y canecillos son similares a los de la capilla mayor,
También es de gran belleza el hastial norte del crucero con una arquería ciega de cuatro arcos alancetanos sobre esbeltas columnas con capiteles vegetales en su cuerpo medial; en lo alto, bajo la cubierta a dos aguas, se abre una ventana con arco semicircular.
La cornisa, de tipo zamorano, corre sobre canecillos triangulares.
Los absidiolos presentan tres columnas con capiteles vegetales y rasgan solo una ventana con un solo arco redondo sobre columnitas.
Capiteles y canecillos son similares a los de la capilla mayor,
También es de gran belleza el hastial norte del crucero con una arquería ciega de cuatro arcos alancetanos sobre esbeltas columnas con capiteles vegetales en su cuerpo medial; en lo alto, bajo la cubierta a dos aguas, se abre una ventana con arco semicircular.
Los monjes que lo habitaban obtuvieron el derecho de pesca sobre
el Lago de Sanabria en el año 916 y buen uso harían de sus
célebres truchas.
Donaciones y compras a lo largo de los siglos X al XII acrecentaron su patrimonio, además a mediados de esa centuria gozaron de la protección de Alfonso VIII, que va a donar el monasterio a Pedro Cristiano, monje de Cariacedo y amigo de San Bernardo, y a cuantos acepten la regla Benedictina.
En 1207 se incorporará no sin resistencia previa, al Cister.
Donaciones y compras a lo largo de los siglos X al XII acrecentaron su patrimonio, además a mediados de esa centuria gozaron de la protección de Alfonso VIII, que va a donar el monasterio a Pedro Cristiano, monje de Cariacedo y amigo de San Bernardo, y a cuantos acepten la regla Benedictina.
En 1207 se incorporará no sin resistencia previa, al Cister.
La Ermita de San Cayetano del siglo XVIII, es de estilo
neoclásico, construida por la familia Osorio, cuyo escudo familiar
se conserva en la portada. La fachada bellamente ornamentada: dos
pilastras adosadas en la puerta con capitel de orden compuesto, un
blasón religioso del Calvario insertado en el tímpano de la
puerta, un pequeño óculo a modo de rosetón como punto de entrada
de luz y una elegante espadaña rematada en dos pináculos y dos
contrafuertes.
Si en tu visita quieres hacer un FreeTour, o necesitas comprar alguna entrada para algún Museo o para realizar alguna actividad, en este enlace te lo pueden solucionan, click aquí
El Ayuntamiento
situado en la Plaza Mayor es un edificio porticado, con dos torreones a sus lados, es una
edificación de la época de los reyes Católicos.
Plaza de Puebla de Sanabria
A lo largo del pueblo nos encontramos con grandes casones de aire
señorial, y mansiones orladas con antiguos blasones que jalonan
sus empinadas calles, todas cuidadas con mucho esmero y cuentan
con una importante calidad.
20. y para Comer en Puebla de Sanabria
Asador Montelueño
Carretera N-525, km 86,
49300 Puebla de Sanabria, España
+34 980 05 70 37
y de precio mas moderado
Restaurante Carlos V
Avenida Braganza 6 | Dirección Braganza, Portugal,
49300 Puebla de Sanabria, España
+34 980 62 01 61
El chiringuito del rio
Barrio San Francisco | La chopera sn,
49300 Puebla de Sanabria, España
+34 722 17 48 26
y una vez hemos comido y paseado nos dirigimos a otro paraíso natural
21. El Lago de Sanabria
El Lago de Sanabria es la masa de agua que da nombre a este espacio
protegido, lo que se justifica sobradamente por los paisajes
impagables que brinda al visitante y por sus dimensiones: una longitud
máxima de 3.178 metros, una anchura de 1.590 y una superficie de casi
320 hectáreas.
Si se pudiera mirar el perfil, veríamos que lo forman dos cubetas: la más occidental alcanza una profundidad de 40 metros, mientras que la oriental llega a los 51.
Si se pudiera mirar el perfil, veríamos que lo forman dos cubetas: la más occidental alcanza una profundidad de 40 metros, mientras que la oriental llega a los 51.
Río Tera
HISTORIA
LAGO DE SANABRIA
La historia de esta comarca es la de una tierra que contactó en su
devenir con variadas culturas, influenciándose en diferente medida de
ellas, pero siempre conservando su ancestral forma de ser, sin duda
debida a su aislamiento orográfico.
Entre los pueblos de esta comarca destacaremos los siguientes:
Puebla de Sanabria, San Martín de Castañeda, Vigo de Sanabria, El
Puente, Ribadelago, Porto, Galende, Prefacio, Rábano de Sanabria,
Lubián, Hermisende, Rihonor de Castilla, Calabor.
La fuerza del agua
Pequeñas cascadas
ORÍGENES
LAGO DE SANABRIA
Si queremos comprender el parque del actual paisaje debemos retroceder
unos pocos miles de años.
Fue entonces cuando la poderosa acción del hielo modeló el abrupto y espectacular entorno que hoy día contemplamos.
Fue entonces cuando la poderosa acción del hielo modeló el abrupto y espectacular entorno que hoy día contemplamos.
Fuente de vida
Durante los glaciares del Cuaternario, en las altas planicies de las sierras de Segundera y Cabrera se instaló un extenso manto de hielo, del cual irradiaban lenguas glaciares en todas las direcciones, acomodándose especialmente a los valles fluviales preglaciares.
Se trataba, por tanto, de un glaciarismo de meseta a modo de gran casquete de hielo que cubría las partes más altas de los dos macizos, y que posiblemente en las épocas más frías pudo estar unido a los circos glaciares de la leonesa área de La Baña.
Cuando los hielos retrocedían, la nieve se concentraba en los circos asentados al pie de las altas cumbres, de entre los cuales el del Tera fue el más sobresaliente al alcanzar su lengua de hielo de 20 kilómetros de longitud.
Cuando el glaciar se retiró, los materiales rocosos transportados se depositaron frontal o lateralmente, dibujando arcos morrénicos de complejidad y estética inigualables en el resto de España. Las acumulaciones frontales alcanzaban una anchura próxima de los 2,5 kilómetros, disponiéndose de forma concéntrica en bellos arcos, que facilitaron el represamiento de las aguas del deshielo.
La fuerza del agua
Las morrenas laterales aparecen como grandes lomas, alcanzando en su desarrollo hasta 6 kilómetros de longitud. Tales depósitos están formados en su mayor parte por bloques de piedra. Algunos de sorprendente tamaño, que se encuentran entre los 975 y los 1600m, lo que nos indica un funcionamiento complejo de los estadios glaciares, así como de los procesos de acumulación.
Cascadas
El Lago de Sanabria es la masa de agua que da nombre a este espacio
protegido, lo que se justifica sobradamente por los paisajes
impagables que brinda al visitante y por su dimensiones: una longitud
máxima de 3.178 metros, una anchura de 1.590 y una superficie de casi
320 hectáreas. Si se pudiera mirar el perfil, veríamos que lo forman
dos cubetas: la más occidental alcanza una profundidad de 40 metros,
mientras que la oriental llega a los 51.
Vista general
LA HUELLA DEL GLACIAR LAGO DE SANABRIA
El entorno del Lago de Sanabria se rodea con la presencia de 1500
especies vegetales, fruto del encuentro entre flora mediterránea y la
atlántica. Más de 140 especies de aves, con abundancia de rapaces,
comparten un cielo desde le que contemplar un paisaje rocoso que
conserva intactas las huellas de los últimos glaciares.
El origen de la vida
Fauna del Lago de Sanabria
Un espacio natural tan marcado por el agua como el de Sanabria alberga
un buen número de especies animales vinculadas a este medio. Entre
ellas, varios tipos de pez encuentran su hábitat en el lago, las
lagunas, los ríos y los arroyos de agua cristalina, que descienden
serpenteantes desde la montaña . Destaca la presencia de la trucha,
tan apreciada para la pesca deportiva como exquisita sobre el plato.
Sobrevuelan este Parque Natural 142 especies de aves, entre ellas
rapaces diurnas como el águila real, el halcón abejero –denominado así
porque se alimenta de abejas-, el halcón peregrino, el ratonero común,
el cernícalo vulgar y el búho real, junto a pájaros como el alcaudón
dorsirrojo, el escribano cerillo, el pechiazul, la perdiz pardilla,
denominada localmente ‘charela’. Entre los bosques de roble, pueden
verse el camachuelo común, el petirrojo, el arrendajo, la abubilla…
Junto a la trucha, que en el Lago de Sanabria puede alcanzar
dimensiones considerables y su carne adquiere un tono rosado que
recuerda al salmón, comparten las aguas la bermejuela, el cacho o el
barbo. Por lo que respecta a los mamíferos, son 41 especies presentes:
el escurridizo desmán de los Pirineos, varios mamíferos de mayor
talla: el corzo, el jabalí y el gato montés.
Halcón peregrino
Flora del Lago de Sanabria
Las 22.000 hectáreas del Parque Natural del Lago de Sanabria ofrecen
un entorno único al amante de la naturaleza, con una flora específica
de gran riqueza, que supera las 1.500 especies. Sobre esta diversidad
botánica emerge el roble en todo su esplendor, con agrupaciones de
árboles que se asoman al lago hasta casi besar sus aguas cristalinas.
El roble, o ‘Quercus pyrenaica’ adaptado al frío y capaz de soportar
largos periodos sin agua, abunda en la cuenca del Tera y en las
laderas de la Sierra de Segundera. Recibe en este rincón zamorano el
nombre de ‘carballo’ y ha sido desde antiguo parte importante en la
economía doméstica sanabresa al proveer a sus habitantes de una sólida
estructura para sus casas y de leña para sus hogares. Además del
roble, el gran señor de estas tierras, toman el monte formaciones de
matorral como la hiniesta, el brezo o el piorno.
El castaño es también una especie representativa del parque, aunque
aparece muy diseminada. En la parte alta y media del Tera se da el
acebo. Los tejos, muchos de ellos centenarios, se hallan asimismo en
barrancos y laderas, mezclados con robles. En los márgenes del Tera y
en las orillas de ríos y barrancos se encuentran alisos, fresnos y
sauces, mientras por todo el Parque se pueden ver el serbal, el cerezo
de monte, el avellano y el abedul.
De entre todas las masas forestales de la provincia destaca “El
Tejedelo”, en Requejo, en la comarca sanabresa, una de las manchas de
tejo más importantes y mejor conservadas de la Península Ibérica.
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y justo al lado siguiendo la carretera que bordea el lago, llegamos
a
22. San Martín de Castañeda
El Monasterio de esta localidad es un monumento histórico-artístico nacional desde 1931, fue uno de los mayores complejos religiosos de la provincia de Zamora. Como monumento artístico es un maravilloso ejemplo del románico.
Monasterio de San Martín de Castañeda
En el extremo noroeste de la provincia de Zamora y en un entorno natural de incomparable belleza en plena comarca de Sanabria, se encuentra, junto a una pequeña población del mismo nombre surgida en torno a él, el Monasterio de San Martín de Castañeda, sin duda, uno de los cenobios más antiguos e influyentes de la Zamora altomedieval.
22. San Martín de Castañeda
Se encuentra enclavado en uno de los lugares más bonitos de
Sanabria, situado en la ladera sur del monte Sospiaco, sobre unos
250 metros sobre el nivel del Lago de Sanabria El pueblo recibe el
nombre de un primitivo monasterio, constituido antes del siglo X.
El Monasterio de esta localidad es un monumento histórico-artístico nacional desde 1931, fue uno de los mayores complejos religiosos de la provincia de Zamora. Como monumento artístico es un maravilloso ejemplo del románico.
Monasterio de San Martín de Castañeda
En el extremo noroeste de la provincia de Zamora y en un entorno natural de incomparable belleza en plena comarca de Sanabria, se encuentra, junto a una pequeña población del mismo nombre surgida en torno a él, el Monasterio de San Martín de Castañeda, sin duda, uno de los cenobios más antiguos e influyentes de la Zamora altomedieval.
San Martín de Castañeda, Sanabria
Dependiente en la actualidad del municipio de Galende, para llegar a
Castañeda es necesario partir de la capital comarcal, Puebla de
Sanabria para, en dirección norte, recorrer a través de magníficos
parajes los aproximadamente 20 kilómetros que separan la villa de
Puebla y el pequeño caserío de San Martín, el cual se ubica sobre un
escarpe rocoso a escasos metros de la orilla norte del célebre Lago
de Sanabria.
Aproximación histórica
Distintas teorías sostienen la posible existencia de un primer cenobio en Castañeda durante los siglos de la dominación visigoda, el cual, desaparecería como consecuencia de la invasión musulmana.
Tras la reconquista y en una fecha que unos especialistas sitúan en el año 897 y otros en el 916, llegaría a estos parajes sanabreses el abad Martín acompañado de varios monjes de San Cebrián de Mazote (Valladolid) en busca de nuevos recursos naturales y pesqueros debido a la catastrófica sequía que asolaba la meseta central, fundando así un primer establecimiento monástico.
Pocos años después y huyendo de la Córdoba musulmana, otro grupo de monjes encabezados por el abad Juan llegarían también a Castañeda reconstruyendo el modesto cenobio de sus ruinas, tal y como reza una inscripción del año 921empotrada en el muro meridional de la actual iglesia románica y en la que puede leerse:
"Este lugar desde la antigüedad a honor de San Martín dedicado de pequeña obra construido largo tiempo en ruina permaneció hasta que el Abad Juan de Córdoba vino y este templo consagró del templo la ruina de raíz levantó y con sillares fabricó no de imperial orden más de los diligentes monjes con el afán de dos y tres meses estas obras concluyó Ordoño el centro llevando era novecientas cincuenta y nueve"
Tras este primer documento existente que confirma la existencia del Monasterio de Castañeda desde tan temprana fecha, las noticias sobre la abadía van sucediéndose a lo largo de la décima centuria, bien por conflictos con vecinos por el control de los recursos pesqueros del lago, o incluso por distintas donaciones de las que sería objeto, algunas de ellas por parte del mismo monarca Ramiro II.
Durante el siglo XI son inexistentes las fuentes que nos desvelen datos acerca del devenir histórico y de la continuidad o no de la actividad monacal de San Martín de Castañeda, por lo que no es descartable que pudiese quedar abandonado como consecuencia de alguna destructiva campaña de Almanzor, cuyas incursiones por estos territorios están más que contrastadas.
Aproximación histórica
Distintas teorías sostienen la posible existencia de un primer cenobio en Castañeda durante los siglos de la dominación visigoda, el cual, desaparecería como consecuencia de la invasión musulmana.
Tras la reconquista y en una fecha que unos especialistas sitúan en el año 897 y otros en el 916, llegaría a estos parajes sanabreses el abad Martín acompañado de varios monjes de San Cebrián de Mazote (Valladolid) en busca de nuevos recursos naturales y pesqueros debido a la catastrófica sequía que asolaba la meseta central, fundando así un primer establecimiento monástico.
Pocos años después y huyendo de la Córdoba musulmana, otro grupo de monjes encabezados por el abad Juan llegarían también a Castañeda reconstruyendo el modesto cenobio de sus ruinas, tal y como reza una inscripción del año 921empotrada en el muro meridional de la actual iglesia románica y en la que puede leerse:
"Este lugar desde la antigüedad a honor de San Martín dedicado de pequeña obra construido largo tiempo en ruina permaneció hasta que el Abad Juan de Córdoba vino y este templo consagró del templo la ruina de raíz levantó y con sillares fabricó no de imperial orden más de los diligentes monjes con el afán de dos y tres meses estas obras concluyó Ordoño el centro llevando era novecientas cincuenta y nueve"
Tras este primer documento existente que confirma la existencia del Monasterio de Castañeda desde tan temprana fecha, las noticias sobre la abadía van sucediéndose a lo largo de la décima centuria, bien por conflictos con vecinos por el control de los recursos pesqueros del lago, o incluso por distintas donaciones de las que sería objeto, algunas de ellas por parte del mismo monarca Ramiro II.
Durante el siglo XI son inexistentes las fuentes que nos desvelen datos acerca del devenir histórico y de la continuidad o no de la actividad monacal de San Martín de Castañeda, por lo que no es descartable que pudiese quedar abandonado como consecuencia de alguna destructiva campaña de Almanzor, cuyas incursiones por estos territorios están más que contrastadas.
A principios del siglo XIII, la comunidad monástica de Carracedo adoptaría los preceptos de la orden cisterciense, motivando así varias décadas de tensiones con su filial de Castañeda hasta que por fin, en 1245 y siendo abad Viviano, el cenobio sanabrés terminaría por adecuarse a los mandatos de su casa matriz abrazando la norma cisterciense.
Viviría Castañeda durante los siglos XIII y XIV su periodo de mayor esplendor hasta aproximadamente la mitad del siglo XV, cuando comenzaría su progresiva decadencia, pasando a depender la Congregación Reformada de San Bernardo de Castilla, siendo entonces sometida a reformas tanto la propia iglesia como sus dependencias anejas.
Ya en el siglo XIX y como consecuencia tanto de la Guerra de la Independencia como, sobre todo, de la Desamortización de Mendizábal, el monasterio quedaría exclaustrado, siendo su iglesia utilizada desde entonces como parroquia de la localidad, y el resto de dependencias, la mayoría arruinadas, como cantera para la erección de viviendas de la pequeña población surgida en torno al monasterio.
El conjunto fue declarado Monumento Histórico Artístico en el año 1931
El Monasterio
Como ha quedado explicado, del primitivo conjunto monástico de San Martín de Castañeda se ha conservado tan sólo la iglesia, funcionando desde la exclaustración de la comunidad monacal como iglesia parroquial del pequeño pueblo crecido al amparo del cenobio.

Monasterio de San Martín de Castañeda
Exterior
Levantada en sillería granítica notablemente escuadrada y complementada puntualmente con pizarra, la iglesia del Monasterio de San Martín de Castañeda consta de tres naves de cuatros tramos cada una que desembocan en un crucero marcado al exterior tanto en planta como en alzado, tras el cual, canónicamente orientada y levantada sobre un prominente basamento, se yergue una cabecera de tres ábsides semicirculares, el central de mayor tamaño.
Al exterior, llama la atención la homogeneidad de líneas de los muros, propiciada principalmente porque, gracias al grosor de los mismos, no fue prácticamente necesaria la erección de contrafuertes de refuerzo.
De una manera perfectamente fundamentada, son numerosos los especialistas y estudiosos que han llamado la atención sobre las manifiestas semejanzas planimétricas de San Martín de Castañeda con la catedral románica de la capital zamorana.
Desde el punto de vista visual, es sin duda en la cabecera triabsidial donde se concentra el mayor interés de la fábrica. Compuesta como hemos dicho de un ábside principal semicircular de mayor tamaño y dos ábsides colaterales más modestos, se eleva toda ella sobre un marcado podium desde el que nacen las semicolumnas que, a modo de contrafuertes y recorriendo verticalmente el muro hasta la propia cornisa, articulan los hemiciclos dividiéndolos en paños: cinco en el central y tres en cada uno de los laterales.
Mientras que las absidiolas presentan cada una un solo vano de medio punto sobre columnillas; son tres y de mayor complejidad las que abren en los tres lienzos centrales en el ábside principal, presentando dos arquivoltas también de medio punto y de marcado abocinamiento que descansan sobre soportes de fustes cilíndricos acodillados.
Llama también la atención la particular articulación exterior del brazo norte del transepto, el cual, en su registro medio y apoyándose directamente sobre una línea de imposta, presenta una curiosa arquería ciega constituida por cuatro arquillos lanceolados de agudo peralte. Es de suponer que una configuración similar se repetiría en el brazo meridional, sin embargo, éste fue objeto de reformas posteriores.
Conserva la iglesia de Castañeda tres portadas: dos en el hastial sur, y otra, bastante reformada y que funciona como ingreso principal, en la fachada de los pies.
De las habilitadas en el muro sur, la primera de ellas se encuentra en el tramo más occidental de la nave colateral, constando de un sencillo vano en la actualidad cegado. Mucho más interés posee la que en origen comunicaba la iglesia con el claustro, situada en el tramo más próximo al transepto y constituida por cuatro arquivoltas de medio punto sobre columnillas rematadas en capiteles vegetales.
La occidental, coronada por una espadaña de hechura moderna y un óculo original perfilado por puntas de diamante, fue rehecha en el año 1571 tal y como reza una inscripción, apareciendo presidida en su tímpano por San Martín, santo titular del cenobio, entregando su capa al pobre. Junto a ella, fue empotrada la lápida fundacional anteriormente comentada.
El claustro, que en origen se levantaba al costado sur de la iglesia, desapareció prácticamente en su totalidad tras su abandono, siendo reutilizadas sus piedras, al igual que las del resto de dependencias, como materia prima para la erección de viviendas vecinales del caserío.
Tan sólo tres tramos de su panda occidental pudieron ser salvados, observándose en los menguadísimos restos conservados los arranques de las cubiertas abovedadas de la galería, de clara hechura goticista.
Interior
El interior de la iglesia monacal de San Martín de Castañeda, al
igual que su exterior, se caracteriza por su pureza de líneas y
por su notoria austeridad ornamental.
Se articula el espacio en tres naves de cuatro tramos cada una separadas por arcos apeados sobre pilares de sección prismática los cuales, en sus caras orientadas a las naves laterales, adoptan formulación cruciforme al adosar sobre ellos las semicolumnas sobre las que descansan fajones y formeros.
No ocurre sin embargo lo mismo en las caras interiores de los
pilares asomadas a la nave central, ya que en este caso, los
soportes de los arcos fajones que refuerzan la bóveda de la nave
principal, en lugar de proyectarse hasta el nivel del suelo, reposan
sobre potentes ménsulas dispuestas por encima de la línea de
imposta.
Queda cubierta la nave central, al igual que el transepto, por bóveda de cañón apuntada, mientras que en las laterales encontramos tanto tramos cubiertos con bóvedas de crucería como tramos para los que se eligieron soluciones de arista, estando algunos de ellos remodelados en época moderna.
En cuanto a la cabecera triabsidial, cabe ser destacada, tanto en ábside central como en los laterales, la marcada profundidad de los tramos rectos que preceden a los hemiciclos, siendo apreciables aún en ellos signos de la existencia de altarcillos laterales, circunstancia para nada anómala en monasterios altomedievales.
Exterior
Levantada en sillería granítica notablemente escuadrada y complementada puntualmente con pizarra, la iglesia del Monasterio de San Martín de Castañeda consta de tres naves de cuatros tramos cada una que desembocan en un crucero marcado al exterior tanto en planta como en alzado, tras el cual, canónicamente orientada y levantada sobre un prominente basamento, se yergue una cabecera de tres ábsides semicirculares, el central de mayor tamaño.
Al exterior, llama la atención la homogeneidad de líneas de los muros, propiciada principalmente porque, gracias al grosor de los mismos, no fue prácticamente necesaria la erección de contrafuertes de refuerzo.
De una manera perfectamente fundamentada, son numerosos los especialistas y estudiosos que han llamado la atención sobre las manifiestas semejanzas planimétricas de San Martín de Castañeda con la catedral románica de la capital zamorana.
Desde el punto de vista visual, es sin duda en la cabecera triabsidial donde se concentra el mayor interés de la fábrica. Compuesta como hemos dicho de un ábside principal semicircular de mayor tamaño y dos ábsides colaterales más modestos, se eleva toda ella sobre un marcado podium desde el que nacen las semicolumnas que, a modo de contrafuertes y recorriendo verticalmente el muro hasta la propia cornisa, articulan los hemiciclos dividiéndolos en paños: cinco en el central y tres en cada uno de los laterales.
Mientras que las absidiolas presentan cada una un solo vano de medio punto sobre columnillas; son tres y de mayor complejidad las que abren en los tres lienzos centrales en el ábside principal, presentando dos arquivoltas también de medio punto y de marcado abocinamiento que descansan sobre soportes de fustes cilíndricos acodillados.
Llama también la atención la particular articulación exterior del brazo norte del transepto, el cual, en su registro medio y apoyándose directamente sobre una línea de imposta, presenta una curiosa arquería ciega constituida por cuatro arquillos lanceolados de agudo peralte. Es de suponer que una configuración similar se repetiría en el brazo meridional, sin embargo, éste fue objeto de reformas posteriores.
Conserva la iglesia de Castañeda tres portadas: dos en el hastial sur, y otra, bastante reformada y que funciona como ingreso principal, en la fachada de los pies.
De las habilitadas en el muro sur, la primera de ellas se encuentra en el tramo más occidental de la nave colateral, constando de un sencillo vano en la actualidad cegado. Mucho más interés posee la que en origen comunicaba la iglesia con el claustro, situada en el tramo más próximo al transepto y constituida por cuatro arquivoltas de medio punto sobre columnillas rematadas en capiteles vegetales.
La occidental, coronada por una espadaña de hechura moderna y un óculo original perfilado por puntas de diamante, fue rehecha en el año 1571 tal y como reza una inscripción, apareciendo presidida en su tímpano por San Martín, santo titular del cenobio, entregando su capa al pobre. Junto a ella, fue empotrada la lápida fundacional anteriormente comentada.
El claustro, que en origen se levantaba al costado sur de la iglesia, desapareció prácticamente en su totalidad tras su abandono, siendo reutilizadas sus piedras, al igual que las del resto de dependencias, como materia prima para la erección de viviendas vecinales del caserío.
Tan sólo tres tramos de su panda occidental pudieron ser salvados, observándose en los menguadísimos restos conservados los arranques de las cubiertas abovedadas de la galería, de clara hechura goticista.
Interior

Se articula el espacio en tres naves de cuatro tramos cada una separadas por arcos apeados sobre pilares de sección prismática los cuales, en sus caras orientadas a las naves laterales, adoptan formulación cruciforme al adosar sobre ellos las semicolumnas sobre las que descansan fajones y formeros.
Monasterio de San Martín de Castañeda
Queda cubierta la nave central, al igual que el transepto, por bóveda de cañón apuntada, mientras que en las laterales encontramos tanto tramos cubiertos con bóvedas de crucería como tramos para los que se eligieron soluciones de arista, estando algunos de ellos remodelados en época moderna.
En cuanto a la cabecera triabsidial, cabe ser destacada, tanto en ábside central como en los laterales, la marcada profundidad de los tramos rectos que preceden a los hemiciclos, siendo apreciables aún en ellos signos de la existencia de altarcillos laterales, circunstancia para nada anómala en monasterios altomedievales.
En cuanto a la decoración escultórica del monasterio, tanto al
interior como al exterior, su característica principal es la
sencillez, destacando por encima de otras la temática vegetal que orna
la mayoría de capiteles, apareciendo de forma muy residual la
figuración tanto animalística como antropomórfica.
En resumen, nos encontramos en San Martín de Castañeda, dentro de un espacio paisajístico de enorme belleza en plena comarca sanabresa, ante uno de los cenobios más antiguos e importantes de la provincia de Zamora tras la Reconquista.
En resumen, nos encontramos en San Martín de Castañeda, dentro de un espacio paisajístico de enorme belleza en plena comarca sanabresa, ante uno de los cenobios más antiguos e importantes de la provincia de Zamora tras la Reconquista.
Un cenobio que, tras sufrir distintas reformas y ampliaciones antes del año mil, fue definitivamente rehecho en plena época románica, adoptando su comunidad primero la regla benedictina y, posteriormente, la cisterciense. Un lugar que, sin ningún género de dudas, bien merece una visita.
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