viernes, 3 de junio de 2022

Escapada de Fin de Semana al Monasterio de Uclés y la Villa de Huete, Cuenca


Monasterio de Uclés, Cuenca. El Escorial de la Mancha


Castillo de Uclés,  Cuenca

Ermita Virgen de la Cuesta, Huelves

Torre del Reloj, y arco de Almazán, Huete

Museos de Huete

Cuevas de Sanabrio, Huete


Los orígenes de Uclés se remontan a la prehistoria, se han hallado pruebas de asentamientos humanos desde el Neolítico.

Ya en el período romano se convirtió en una importante ciudad, de esa época se conservan algunos restos de la muralla y un tramo de la calzada que unía Segóbriga con Alcalá de Henares.

Así como la Fuente Redonda, encargada de surtir de agua a la localidad, aquí se halló un ara votiva dedicada al dios Airón.Fuente Redonda, construida por los romanos

Con la llegada de los musulmanes pasó a llamarse Uclis, de donde ha terminado derivando el nombre actual.

Ellos se encargaron de construir un castillo rodeado de murallas tan inexpugnables que nunca llegó a ser conquistado.

Durante los siguientes años, cristianos y musulmanes se enfrentaron en varias ocasiones por el gobierno de Uclés.

Particularmente sangrienta fue la batalla de los Siete Condes, donde murió el único hijo varón del rey Alfonso VI de León.Torre Albarrana del Castillo de Uclés

Los cristianos consiguieron hacerse definitivamente conla región en el año 1157, cuando fue intercambiada por Alfonso VII.

Fernando II de León se la cedió a la Orden de San Juan en 1163, once años más tarde pasó a manos de la Orden de Santiago.

Ese fue un período de gran esplendor, cuando el Monasterio de Uclés llegó a convertirse en “Cabeza de la Orden” (Caput Ordinis).

Carlos I ordenó reunificar las órdenes militares bajo la Corona, adquiriendo todos sus territorios y posesiones

Él encargó la construcción del monasterio que podemos ver hoy, aunque fue Felipe II quien impulsó el desarrollo de la obras.Muralla de Uclés

Durante la Guerra de Independencia se produjo la Batalla de Uclés, dando como resultado el saqueo y destrozo de la villa.


Indice:

1. Como llegar al Monasterio de Uclés 



 Desde Madrid (98 km.)

Toma la autovía A3 en sentido Valencia. 

Desvíate en la salida 90 "Tribaldos-Uclés". Sigue las indicaciones hacia Uclés haciendo las dos rotondas y atravesando el pueblo de Tribaldos. Al llegar a Uclés, verás señalizada la carretera de acceso al monasterio.

Desde Cuenca (72 km.)

Toma la autovía A40 sentido Madrid. Desvíate en la salida 254 "Carrascosa del Campo (oeste)". En las dos primeras rotondas toma las salidas a Carrascosa del Campo. En la tercera rotonda toma la primera salida hacia Uclés. Sigue 12 km, atravesando la población de Rozalén del Monte. Una vez llegues a Uclés, gira a la derecha bordeando el pueblo hasta la carretera de acceso al monasterio.

NOTA: La salida 244 de la A40 (Paredes-Uclés) te dirige por un camino agrícola. NO es recomendable.

Desde Valencia, Albacete o C. Real

Llegar a la autovía A3 y tomarla en sentido Madrid. Desviarse en la salida 91 "Tribaldos-Uclés". Seguir las indicaciones desde la rotonda atravesando el pueblo de Tribaldos hasta llegar a Uclés.

Si usas navegador GPS puede que te dirija a través de la salida 104 de la autovía y el pueblo de Saelices por la "ruta turística alternativa" que te indicamos bajo el mapa, lo que también es una buena opción. El camino rural desde Saelices está en buenas condiciones. Recomendamos respetar las señales de tráfico y el limite de velocidad.

2. Croquis de nuestra Ruta



3. Monasterio de Uclés

Monasterio de Uclés, Cuenca

El Monasterio de Uclés está construido sobre el antiguo convento de la Orden de Santiago. Las obras del Monasterio Convento de Santiago comenzaron en el siglo XVI. El conjunto lo forman la iglesia, edificio monacal y restos de la antigua fortaleza.

 Se encuentra sobre una plataforma natural impresionante, ocupando un kilómetro cuadrado rodeado de murallas, torreones, contrafuertes y bastiones, y fue declarado Monumento Nacional en 1931.

Del castillo primitivo quedan en pie las torres del Palomar, el Póntido y la Albarrana, ésta última reformada en el siglo XVI, para convertirse en la torre del homenaje. El castillo no es visitable.

Destaca al suroeste la puerta de Sicuendes y en dirección oeste-norte una muralla en forma de dientes de sierra. En la ladera este, tras una fuerte pendiente, se encuentra enclavado el casco urbano.

El monasterio es de planta cuadrada con patio central, claustro de dos alturas y nueve arcos de medio punto por cada lado, sobre pilastras de planta cuadrada; el deambulatorio está cubierto con una bóveda de cañón con lunetos y arcos formeros, resaltados en piedra. En el centro del patio hay un aljibe en piedra caliza y decoración barroca, con el escudo real a un lado y en el otro el de la Orden.

El ala oriental del edificio es de estilo plateresco, construida entre los años 1530-1550, con balcones y ventanales con rejería, abocinados y ornamentados con conchas y tallas en bajorrelieve, con repetición de conchas y del motivo de la cruz de Santiago. 

Monasterio de Uclés, Cuenca

El ala norte corresponde a la iglesia y tiene un sobrio estilo herreriano con dos puertas de acceso con escalinata. 

El ala occidental fue construida en el siglo XVII, en estilo herreriano, y tiene tres plantas. 

El ala sur, levantada en el siglo XVIII, cuenta con una gran portada churrigueresca, realizada en 1735 y atribuida a Pedro Ribera.

En su interior alberga una extraordinaria escalera bajo cúpula elipsoidal sobre pechinas decoradas en forma de concha y otra de estilo imperial, donde destaca el esviaje de los arcos. La sacristía es de estilo plateresco, con cubiertas de lacería gótica. El refectorio conserva un artesonado de extraordinaria calidad, con casetones hexagonales, combinado en su interior motivos vegetales y medallones con la efigie del emperador Carlos V, la muerte y diversos personajes.

El cerro sobre el que se asienta el monasterio, acogió ya en la antigüedad un castro celtíbero. Fueron sin embargo los musulmanes quienes construyeron una fortificación con imponentes parapetos defensivos, algunos de los cuales se pueden observar aún hoy en día. Tras ser definitivamente conquistado por los cristianos, el rey Alfonso VIII cedió en 1174 el castillo a la Orden de Santiago, convirtiéndose en su casa matriz. Con el paso del tiempo, se fue constituyendo un intrincado conjunto de dependencias, en las que residían los miembros de la orden, que se unieron a la fortaleza y a la iglesia construida tras la conquista cristiana.

Tras el fin de la Reconquista, el conjunto de edificios sufrió una remodelación radical, que acabó con gran parte de los elementos defensivos del castillo y le dio el aspecto actual. No así con las murallas, que aún se conservan, una tapia protege la antigua huerta, regada con las aguas del río Bedija, le sigue la muralla, que tiene una parte restaurada (al sur) y el resto en muy mal estado, deja aún entrever su disposición en forma de dientes de sierra.

La construcción del actual monasterio se inició el 7 de mayo de 1529, durante el reinado de Carlos I (en 1523 la corona se convierte en administradora de la Orden de Santiago), comenzando por el ala este, que es de estilo plateresco. Las trazas originales son de Enrique Egas. 

En el último cuarto del siglo xvi comenzó la construcción de la iglesia, de estilo herreriano. Avanzado el siglo xvii continuaron las obras de las alas oeste y sur , para continuar luego las del patio y la escalera principal. La obra finalizó en 1735, bajo el reinado de Felipe V, elevándose un cuerpo la nave oriental y terminándose la portada principal, que es de estilo churrigueresco.

En la primera fase de su construcción, se utilizó piedra del cerro «Cabeza del Griego» (Segóbriga), puede verse inscripciones romanas en dos piedras de sillería de la fachada este.

Grabado de Francisco Javier Parcerisa, de 1853, en el que pueden verse los chapiteles de todas las torres.

En 1836, con la desamortización de Mendizábal, se suprimen de forma definitiva los conventos por decreto de 9 de marzo, la comunidad santiaguista quedó disuelta. Los gobernadores eclesiásticos administraron el antiguo priorato desde la muerte del último Obispo-Prior en 1844 hasta la disolución de las Órdenes Militares en 1873. 

El 4 de febrero de 1874, la Casa-Matriz de Uclés se agrega al Obispado de Cuenca, se funda un Colegio Seminario, y en septiembre comienza el curso. Desde 1880 y hasta 1897, el convento de Uclés acoge al Escolasticado de la Compañía de Jesús de Toulouse. 

En 1902 se establece en el convento un colegio de Segunda Enseñanza regentado por agustinos, hasta que en 1936, al comienzo de la Guerra Civil, fue saqueado y destrozado, instalándose poco después en el edificio un hospital de sangre. 

El edificio fue restaurado por el Servicio Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones, y desde octubre de 1949 hasta junio de 2012 acogió el seminario menor del obispado de Cuenca, con el nombre de Seminario Menor «Santiago Apóstol».

Vista del monasterio de Uclés en la cima del cerro de El Portillo (desde el oeste).

El monasterio fue declarado Monumento Nacional el 3 de junio de 1931.

 Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. En 2003 se amplió la protección a su entorno.
Monasterio

Fruto del largo período durante el cual se ejecutaron las obras, pueden apreciarse en el monasterio tres estilos arquitectónicos: plateresco, herreriano y churrigueresco, lo que le convierte en un lugar ideal para realizar un repaso de historia del arte. 

El ala este del monasterio, de la primera mitad del siglo xvi, se ejecutó en estilo plateresco. La iglesia, que ocupa el ala norte, y fue finalizada en 1602, es de estilo herreriano. El resto del monasterio, erigido durante el siglo xvii es de estilo barroco y culmina con su fachada de estilo churrigueresco, atribuida a Pedro de Ribera.

ACCESO

Es necesario realizar reserva a través del correo: reservas@monasteriodeucles.es

Horario: de martes a domingo (pases cada 15 minutos)
Mañana: 10:15 h. hasta las 13:00 h.
Tarde: varía en invierno y verano (consultar www.monasterioucles.com)
Tiempo mínimo recomendado para la visita; 1h 15min

Tarifa:
Individual Ordinaria: 8 €/persona.
Individual Reducida: 4€/persona menores de 5 a 12 años.
Gratuita: Sólo para Amigos del Monasterio de Uclés.
Grupos (a partir de 20 personas, con reserva previa): 6,00 €/persona.

CURIOSIDADES

Una tienda en su interior ofrece productos regionales.




En el S. XIX, volvió a tener usos militares a consecuencia de las guerras carlistas. Testigo de ello eran las fusileras que presentaba los adarves dela cortina del S. XV y la Torre Palomar. La reciente restauración terminó por suprimirlos.

El castillo viejo de la Orden de Santiago, tiene su origen en la alcazaba islámica, pues consta que Alfonso VIII entrega “villa y castillo” en el aludido año de 1174. Sobre esta edificaron una fortaleza que en el S. XV; constaba de Patio de Armas, Torre del Pontido, Torre Palomar, Torre Albarrana, Torre Blanca y Torre de la Plata, Puente levadizo junto a las correspondientes bodegas, almacenes y salas. 

La mayor parte del edificio se encuentra hoy bajo el actual Monasterio; uno de los paramentos salió a la luz en una reciente excavación arqueológica a la altura de ábside de la Iglesia. Hoy en pie quedan las denominadas Torre Albarrana, la Torre Palomar y parte de restos de lienzos que cerrarían el castillo por el sur.

Por fotografías cotejadas antes de su restauración, sabemos que dichos lienzos aparejaban una mampostería de calizas concertada similar, a la existente en la Albacara. Ello nos lleva a datar el castillo santiaguista en la IIª mitad del S. XII. 

Las torres existentes presentan diversa momentos de reforma, que debido al intenso rejuntado de las obras recientes, no podemos precisarlos. No obstante, el libro de visitas de 1494 alude a reformas de la la IIª mitad del S. XV por parte del Maestre Alonso de Cárdenas.

De la fortificación original quedan 3 torres unidas por un muro y parte de la muralla en forma de zigzag. También hay otras edificaciones posteriores visitables e incluye una tienda con productos locales.

Información sobre horario y tarifas:

De mayo a septiembre: de 10:00 a 20:00h
Resto del año: de 10:00 a 18:00h
Entrada general con audioguía: 4€
Entrada para grupos: 3€

4. Murallas y Castillo de Uclés  


Murallas y Castillo de Uclés, Cuenca

El castillo de Uclés fue una importante fortaleza musulmana del siglo X y está situado sobre un imponente cerro. Ha pasado por varias manos, incluidas las de la Orden de Santiago. En el siglo XVI el castillo fue destruido y se construyó un monasterio, así que combina muchos estilos diferentes.

El castillo convento de Uclés se alza sobre un cerro alargado en la zona más alta de la localidad. Este castillo, construido a principios del siglo X, fue una importante fortaleza musulmana. En el año 1157 pasó a manos de Alfonso VII, posteriormente a la Orden de San Juan y luego a la de Santiago. En el año 1528 el castillo fue destruido, y se construyó el monasterio de estilo herreriano. 

En el siglo XIX, con la desamortización de Mendizábal, la orden tuvo que abandonar el edificio. Esta zona es una mezcla de las culturas musulmana y judía, como lo demuestran los restos históricos que aún quedan. 

Los judíos fueron expulsados por los Reyes Católicos en 1492 y los árabes fueron aislados en 1502, y Uclés se convirtió en una fusión de culturas defendidas tras los muros del castillo.

De la estructura primitiva de esta fortaleza quedan tres torres con un muro que las une y la muralla en zigzag. Como elementos defensivos de la fortaleza destacan las torres del Homenaje y la de Plata. 

Una de ellas es albarrana, elemento defensivo árabe que consiste en separarla del edificio y unirla a él por medio de un pequeño puente. Ambas torres son de planta cuadrada, pero carecen de remate en almenas. La una se une con la otra por medio de un muro. 

Una de ellas consta de cinco plantas y de ella partía la muralla árabe.

Otra nota significativa de la fortaleza es su muralla en forma de zigzag, o con aspecto de cremallera. 

Murallas y Castillo de Uclés, Cuenca

Este sistema servía para dotar al edificio de una amplia visibilidad sorteando las torres y los ángulos que limitaban la visión, haciendo muy difícil el acceso al recinto.

 Este sistema no aparece en las fortificaciones de otras zonas. Su ubicación en un montículo elevado es también una característica defensiva, pues dificultaba el ataque. 

El material utilizado en su construcción fue la piedra escasa o nulamente labrada, como es costumbre en la mayoría de estos edificios. Para la construcción de la muralla se utilizó piedra de Segóbriga, ciudad de origen romano. La piedra de la muralla está trabajada en sillería. Los materiales se extraían de lugares cercanos a la propia construcción.

De la antigua fortaleza musulmana, el castillo viejo, sólo quedan las torres y la muralla. El resto es obra posterior a la Orden de Santiago, orden a la que perteneció hasta la desamortización de Mendizábal. Su restauración se centra en las zonas que más daño han sufrido.


La propiedad de este castillo convento está compartida en tre Ayuntamiento de Uclés e Iglesia católica, y su uso es, por una parte turístico una parte, por otra seminario y colegio.

Murallas y Castillo de Uclés, Cuenca

El castillo nuevo se encuentra hacia el sur, en el extremos del cerro. Consta de una Torre de Homenaje a cuyos pies se abría un recinto cuadrado articulado por una barrera y un patio central.

La barrera disponía de un cubo de planta circular con troneras de palo y orbe para artillería. Posiblemente este corresponda a la Torre Blanca de la documentación. 

El Libro de Visitas arriba citado alude a la Torre Vieja del Homenaje – que estaría en el castillo que ocupa hoy el Monasterio – y la Torre de Homenaje Principal que interpretamos como referida a la existente en este “castillo nuevo”. 

Además informa que su obra la realizan Juan Pacheco y Alonso de Cárdenas, lo cual se sitúa documental y formalmente en la IIª mitad del S. XV. No obstante, la lectura de la cara sur de la torre de Homenaje detecta también unidades estratigráficas murarias de entidad en el S. XVI.

Murallas y Castillo de Uclés, Cuenca

Este castillo se conecta con una cortina que integra seis tramos y cinco cubos rectangulares, aparejados en mampostería también con llagueado animado de escorias; técnica constructiva, que como hemos visto, tiene gran pervivencia en el tiempo. La fabrica de este elemento apoya sobre la Torre de Homenaje del “castillo nuevo”, lo cual indica que también fue ejecutado por las mismas fechas. Los elementos turriformes de esta cortina parecen ya anticuados para la centuria del 1400. 

Estos miran hacia el interior dela población; hecho nada extraño para una centuria en que la violencia antiseñorial estaba muy extendida. La cortina remata en norte en un baluarte que fue construido también por Alonso Cárdenas, y conectaría con el “castillo viejo” mediante un puente levadizo. Nuevamente por el Libro de Visitas de 1494, sabemos que esta cortina se debe también a este último personaje.

El Castillo no debía encontrarse en muy buen estado este último año pues se cifran las obras de reparación en 934.206 maravedíes, cifra respetable, casi la misma en que cuesta al Duque de Alba el Castillo de Granadilla. 

Es posible que no se ejecutase en su totalidad, pues lo cierto es que en 1597, El freile de Santiago Diego de Mota escribe que el castillo de Uclés: “por mucha vejez y guerras, y por lo que el Convento a derribado para el edificio que va haziendo, está en muchas partes arruinada”. 

No obstante, todas estas construcciones poliorcéticas también son símbolo de la relaciones no siempre bien avenidas entre los propios miembros de la Orden de Santiago. Intuimos que estas no debieron de ser muy buenas en tiempos del Maestre Juan Pacheco, pues es el promotor de un castillo que desafía en un extremo a la vieja fortaleza sede tradicional de los caballeros santiaguistas.



Murallas y Castillo de Uclés, Cuenca

5. Comer en Uclés

La cocina local está muy influenciada por la gastronomía manchega, pero también cuenta con productos típicos de La Alcarria.
Así entre los entrantes podemos encontrar: ajoarriero, morteruelo, pisto manchego, gachas, migas o queso frito.
Entre los platos principales destacan los elaborados con carne de caza, como las judías con perdiz.
Aunque también se utiliza mucho cordero, bien asado o bien en caldereta.

Casa Palacio Uclés by Domingo Sánchez (Rte)
Calle Angustias, 2 Junto al Ayuntamiento, en la Plaza Pelayo Quintero Nº 1, 
16452 Uclés España
+34 969 13 50 65

La Posada de Perico
Plaza Pelayo Quintero No 4, 
16452 Uclés España
+34 969 13 52 54

Heras Sanz
Calle Castillo Monasterio de Uclés, 
16452 Uclés España
+34 696 77 52 55

y desde aqui nos encaminamos a la villa de Huete pasando por el pequeño pueblo de 

6. Huelves

Ermita Virgen de la Cuesta, Huelves

Este pequeño pueblo, con menos de 80 habitantes, está a 71 km de Cuenca, dentro de la comarca de la Alcarria. De su pasado romano es prueba viviente el miliario encontrado en sus terrenos y actualmente expuesto en el museo de Segóbriga. 

Al parecer pertenecía a la vía que unía Segóbriga y Alcalá de Henares en el año 98 d.C. Otra muestra de este legado romano son las formas de su ermita de la Virgen de la Cuesta o la Antigua que podemos visitar.

QUÉ VEREMOS

Situada en la mitad de la ladera tiene esta ermita su origen en un mausoleo tardorromano del siglo IV d.C. parecido al de LLanes en Albendea. 

Su planta trilobulada con tres ábsides semicirculares dan paso a un espacio interior cuadrangular. 

Todo el edificio está cubierto de cal, lo que le confiere un sabor más popular.

ACCESO

Preguntar en la iglesia o el Ayuntamiento por los horarios de visita.

TE RECOMENDAMOS

Una visita a los restos del castillo de Acuña, a alguna de las casas palaciegas que aún se conservan en la Plaza Mayor y a la iglesia de San Miguel Arcángel, donde se conserva una pila bautismal románica, con cenefa de dientes de sierra y borde de soga de gran belleza.

7. Huete


Huete, Cuenca

Huete se encuentra en el noroeste de la provincia, a 54 km de Cuenca. Se localiza en las laderas este y sur de un alto cerro, conocido como del Castillo, entre el río Cauda o Borbotón y el arroyo de las Canales, en un valle cerca de la confluencia de ambos cursos con el río Mayor.

Entre su patrimonio destaca el Castillo de Luna, de tipo alcazaba y de planta rectangular muy alargado, siguiendo la forma de norte a sur del mismo cerro sobre el que se asienta. 

Para su construcción se utilizó piedra en sillarejo, quizás aprovechando también el material de la antigua ciudad romana de Opta.

Algo de historia sobre Huete

Prehistoria

Los primeros vestigios que indican la presencia del hombre en su territorio datan del final del Paleolítico Inferior —hace unos 10 000 años—, aunque, a lo largo del Paleolítico Medio (Musteriense), esta ocupación se hizo más patente y generalizada en forma de pequeños grupos que nomadeaban por los valles de los ríos Mayor y Borbotón, encontrando en sus márgenes no solo caza, pesca y abrigo, sino también el abundante material de sílex —pedernal—, con el que fabricaban sus distintos útiles y herramientas.

Hace unos cuatro mil años, se producía el primer asentamiento estable en la cima del cerro del Castillo por grupos de la Edad de Bronce, lugar elegido tanto por cuestiones defensivas como de control del territorio. Estos factores continuaron siendo válidos a lo largo de la Primera Edad del Hierro, de la que también se han encontrado abundantes vestigios en este mismo lugar.

Protohistoria y Edad Antigua

En siglo VI a. C. se documenta un nuevo centro de población en el cerro de Álvar Fáñez, núcleo posteriormente romanizado del que dependería la explotación minera del lapis specularis (yeso especular), minas, de las que hay buenos ejemplos en la zona. 

Repartidas, en los valles de ambos ríos, se encuentran restos de varias villas tardo-romanas que tendrían como principal eje económico el cultivo de cereales de los campos de su alrededor.

Edad Media

Tras una hipotética presencia visigoda, el actual núcleo de Huete entró verdaderamente en la historia en la Edad Media durante el período andalusí, ya en su fase emiral, tal como constatan las fuentes escritas y arqueológicas, siendo conocida como Wabda. 

Formando parte de la cora de Santabariyya o Shant Bariya (Santaver), el cerro del Castillo y una gran parte de su ladera meridional se fortificaron con murallas. 

Durante los siglos IX y X, fue un  centro importante en la zona de las tribus bereberes de los Hawwara y Madyuna, bajo el poder de la familia de los Banu Di-l-Nun, que más adelante se haría con el control de la región estableciendo la Taifa de Toledo (1031-1085). 

Precisamente fue a Huete donde al-Qádir, el último rey toledano, se retiró tras dejar el poder de Toledo en manos de Alfonso VI, y antes de establecerse como rey en Valencia. Tras morir en esta ciudad (1091), tanto Huete como sus tierras particulares al sur del Tajo pasaron a manos de Álvar Fáñez.

Tras su paso al reino de Castilla, Huete fue repoblándose con gentes de la Meseta norte; y no sin grandes dificultades, debidas a la consiguiente reacción almorávide tras la conquista de estas tierras por Alfonso VI —muy cerca de la localidad de Huete se produjo la derrota de las tropas castellanas en la batalla de Uclés (1108), y que puso al reino en un gran aprieto—. A lo largo del siglo XII, al estar en la vanguardia del reino por su parte más oriental, Huete fue adquiriendo un papel cada vez más destacado frente al poder andalusí.

 Ello explica que el ejército almohade —el nuevo poder africano dominante en al-Ándalus en ese momento—, en julio de 1172, y dirigido por el propio califa Abu Yaqub Yusuf (Yusuf I), se dirigió contra Huete, cercándola durante diez días. 

Después de instalar sus reales en el llamado Cerro de las Tiendas —que alude a este hecho de armas—, los almohades, tras los numerosos asaltos que realizaron, llegaron a entrar en los arrabales pero no lograron tomar el castillo. 

Agotados ambos contendientes —los cristianos, por la falta de agua, y los almohades, por la falta de forrajes—, el 22 de julio el ejército musulmán levantó el campo dirigiéndose hacia Cuenca. 

De esos críticos momentos data el patronazgo de las santas Justa y Rufina, pues la tradición narra que el 19 de julio, durante el cerco almohade y tras fracasar el último asalto del califa, cayó tal tormenta en Huete que llenó los secos aljibes de la fortaleza, permitiendo así que los defensores esperaran, sin los apuros anteriores, la llegada del rey Alfonso VIII para poder desbaratar los planes del ejército sitiador.

Tras la retirada almohade y previendo nuevos ataques, que ya no sucedieron, se acometería la reconstrucción de las murallas de Huete, para así poder acoger mejor a sus habitantes, que desde ese momento, ya en paz la región y relativamente alejado el peligro almohade, fueron a poblar el lugar: una villa de frontera.

En 1164 tuvo lugar en la localidad la Batalla de Huete, en la que las tropas de la Casa de Castro, a las órdenes de Fernando Rodríguez de Castro "el Castellano", derrotaron a las tropas de los partidarios de la Casa de Lara, dirigidas por el conde Manrique Pérez de Lara, que resultó muerto en la batalla, y sus hermanos Álvaro y Nuño. La batalla tuvo lugar en el contexto de la turbulenta minoría de edad de Alfonso VIII de Castilla, vencedor de la batalla de las Navas de Tolosa,quien tuvo que combatir, entre otros, con su tío el rey Fernando II de León, quien ocupó la ciudad de Toledo en el año 1162.

En 1290 se realizaría en Huete el padrón de las aljamas de los judíos castellanos.

Huete, aunque nunca perdió su condición de villa de realengo —con título de ciudad desde que el 26 de julio de 1428 el monarca Juan II se lo otorgara—,​ junto a su fortaleza, con la intención de asentar su poder en la zona o resolver cuestiones dinásticas, sólo fue dada por los monarcas castellanos a diferentes parientes suyos. 

Pese a ello, sobre todo a lo largo de la baja Edad Media, los amplios términos de Huete fueron mermando a favor de la clase nobiliaria. Ésta, que poseía amplias tierras en la región, contando con la intervención de algunos de sus miembros, fue ocupando a favor de sus propios intereses diversos cargos en el gobierno del concejo de la ciudad.

Desde el siglo XII la presión sobre Huete de la nobleza era evidente, pues tanto los Laras como los Castros, las familias que por entonces se disputaban el control del poder real, intervinieron en la designación de los tenentes de su fortaleza. Alfonso VII le otorgaría su primer Fuero (un fuero breve de conquista), mejorado posteriormente por uno similar al de Cuenca en época de Alfonso VIII. 

En esta época también tendría su origen el escudo de la ciudad: un león rampante sobre una media luna menguante en campo azul. 

Durante el período trastámara, en 1388, Juan I dio Huete a Doña Constanza, hija mayor de Pedro I y duquesa de Lancaster, con el fin de resolver el problema dinástico que en ese momento se daba al aspirar ésta al trono castellano. 

En la Paz de Troncoso y el tratado de Bayona se acordó que, junto a Guadalajara, Olmedo y Medina del Campo, Huete, con todas sus rentas y derechos, fuera dada de por vida a Doña Constanza, y que su hija, Catalina, casara con el infante Enrique, adoptando ambos, como príncipes herederos al trono castellano y por primera vez, el título de Príncipes de Asturias. 

Tras la muerte (1394) de la duquesa de Lancaster, tal como estaba acordado, Huete pasó a su hija Catalina, ya reina desde 1390, que unió a sus propias villas, dadas a raíz su matrimonio con Enrique III, de Soria, Atienza, Almazán, Deza y Molina de Aragón —todas ellas, en una misma zona geográfica del oriente de Castilla—. La nueva posesión no acabó con los intentos de la nobleza por hacerse con el control de la zona de Huete. 

Así, durante el reinado de Enrique III, diversos linajes fueron alcanzando un progresivo protagonismo en las comarcas cercanas a ella, y que a la postre convirtieron en señoríos, rápidamente ampliados hasta convertirse en importantes estados señoriales. Tales fueron los linajes de los Mendoza —en alguna de sus ramas—, y sobre todo los Carrillo y los Acuña, que emparentaron entre sí.

Renacimiento

Ya en el siglo XV, Juan II le concedió el título de ciudad, gracias a la intervención de Pedro Carrillo de Huete, El Halconero, su cronista. 

Los Reyes Católicos, el 28 de febrero de 1477, la distinguirían con los títulos de Noble y Leal, tratamiento con el que se denominará a partir de entonces.

Con los Austrias pasó a ser cabeza del Partido de Huete, dentro de la provincia de Cuenca.

Edades Moderna y Contemporánea

En el siglo XIX, el rey Fernando VII, durante el verano de 1816, permaneció varios días en la ciudad.


Que ver en Huete

8. El castillo de Huete

Castillo de Huete, Cuenca

también denominado alcazaba de Wabda y castillo de Luna, es un castillo medieval, al noroeste de la ciudad española de Huete, en la provincia de Cuenca. 

Se ubica al oeste del barrio de Atienza de dicha localidad, ocupando lo que fue un importante enclave geoestratégico desde el que se domina una amplia zona hasta la sierra de Altomira al oeste, desde el valle del Mayor hasta las alcarrias de Sacedón hacia el norte, la entrada hacia la serranía conquense al este y los primeros cerros de la Manchuela al sur.


Descripción

Es un castillo de cerro, de tipo alcazaba y de planta rectangular muy alargado, siguiendo la forma de norte a sur del mismo cerro sobre el que se asienta. Para su construcción se utilizó piedra en sillarejo, quizás aprovechando también el material de la antigua ciudad romana de Opta (cerro Albaráñez). Se rodeó de quince torreones y se alzó un decimosexto intramuros.

 La torre sureste, restaurada en parte en el siglo xx, fue la mayor de la alcazaba con una altura de unos 12 metros y un diámetro de unos 22.

 Los muros que surgen de la torre principal ostentaron otras torres emirales (siglo ix) y califales (siglo x) menores, de unos 4 metros de altura y 3 de profundidad, formadas por tizones con talud de tres escalones en sus partes inferiores. De la torre situada al norte partiría la muralla con cinco torres que rodearía la población hasta enlazar con el extremo sur del castillo.

En su interior se asientan cinco silos y un aljibe de unos 25 m² de superficie dividido en dos compartimentos.

Historia

Restos de la Edad de Bronce hallados en la zona dan cuenta de un posible asentamiento prerromano en la zona. Claudio Ptolomeo citaba en su Geografía un asentamiento celtibero a la que denominó Istonium, siendo una de las posibles ubicaciones de este castro celtibero el cerro de Alvar Fáñez.

En el siglo vi a.c., los romanos situaron en su cima Julia Opta (en castellano actual, 'recinto fortificado' o 'plaza fuerte', dando constancia al carácter fortificado del asentamiento) del cual aún queda algún resto. Este asentamiento romano tuvo cierta importancia debido a la explotación del yeso especular, muy abundante en la comarca.

La decadencia de Roma lleva al gobierno a los visigodos a finales del siglo v d.c., que poco dejaron legado en la antigua Opta.

Ya en el siglo viii los bereberes llegan a la antigua Julia Opta y sobre sus restos Al-Mutamid, rey taifa de Sevilla, funda en el siglo ix Wabda (en el castellano actual 'río' o 'valle', dando referencia al valle del río Borbotón hacia el que se extiende Huete) y se levanta la alcazaba sobre el cerro de Álvar Fáñez.

Es en 1150 —las crónicas de la época datan en el 19 de julio— cuando Wabda cae en manos cristianas de manos de las tropas del rey Alfonso VII de Castilla. Se daría entonces lugar a la ubicación actual de Huete, cuyo poder se disputarían los Castro y los Lara en 1164, recayendo la batalla en favor de los últimos. 

La alcazaba sufre reformas a lo largo de este siglo x y queda convertida en el castillo de la Luna. Todavía este castillo tendría un último cometido en 1174 cuando los almohades sitiaron a Huete en el castillo, donde el pueblo resistió produciendo así la huida de los sitiadores.

El desplazamiento al sur del frente de batalla entre los reinos cristianos y los musulmanes dejó en un segundo plano, por inutilidad, el castillo de Huete cayendo en el incipiente abandono en el cual se encuentra en la actualidad.

El castillo de Huete es de propiedad municipal y de acceso libre a través de un ancho camino que sale desde la parte más alta del barrio de Atienza y que concluye en la cima del cerro, donde se sitúa el monumento del Sagrado Corazón de Jesús asentado sobre un gran pilar realizado con piedras extraídas del propio castillo. 


Tan solo quedan algunos muros en pie, restos de la muralla que circundaba el pueblo y el torreón reconstruido en el extremo sureste, así como algunas dependencias en su interior correspondientes a silos, aljibe y canalizaciones.

9. Monasterio de la Merced

Fue fundado a finales del siglo XIII. Su magnificencia y prestigio lo convirtieron en uno de los monasterios más importantes de la Orden mercedaria en Castilla, sede de algunos capítulos generales y provinciales, en los que tomaron parte representantes de los monasterios mercedarios más importantes de todo el mundo para decidir los designios de la institución.

Monasterio de la Merced, Huete

De la edificación actual lo más antiguo es el tramo central de la fachada principal, único vestigio de una bella obra diseñada en 1639 por Cosme de Peñalacia. 

Aquella obra contaba con dos torres rematadas en chapitel de pizarra en los extremos y dos bellas portadas, una con columnas para la iglesia y otra más discreta para la portería, todo ello desaparecido. 

La fachada correspondiente a la iglesia fue remodelada en estilo neoclásico en 1867 y la esquina sur (la más cercana a la puerta del Ayuntamiento) fue transformada a finales del siglo XIX. 

El claustro, uno de los mejores patios barrocos de la provincia, fue diseñado y construido por el arquitecto Cosme de Peñalacia entre 1645 y 1647, destacando el bello contraste cromático producido por la utilización de distintos materiales. 

Monasterio de la Merced, Huete

La iglesia, diseñada en 1670 por el arquitecto madrileño José de Arroyo, incorpora un entablamento de piedra con ménsulas pareadas y dentículos que recorre todo el perímetro del templo. 

Sobre el crucero se eleva una bella media naranja con una pintura al temple que representa la aparición de la Virgen a San Pedro Nolasco, fundador de la Orden. 

En 1754 se construyó la sacristía, que actualmente incorpora un retablo manierista procedente de la abadía de Caracena del Valle. Realizado en la segunda mitad del siglo XVI, la mazonería fue encargada a Diego de Villadiego mientras que las pinturas sobre tabla son obra de Pedro Muñoz de Aguilar. 

Por último, en la segunda mitad del siglo XVIII se llevó a cabo la ampliación del monasterio, seguramente con la intervención de José Martín de Aldehuela, con dos bellas fachadas con un orden de rejas y dos de balcones, una sala capitular y un refectorio, hoy Museo de Arte Contemporáneo Florencio de la Fuente. 


Actualmente el edificio alberga el Ayuntamiento de la Ciudad, así como diversas dependencias administrativas, la oficina de turismo, la biblioteca municipal, la Parroquia de San Esteban y tres museos. En el año 1992 el conjunto es declarado Bien de Interés Cultural.

10. Mina de Lapis Specularis

Mina de Lapis Specularis, Huete

El Lapis Specularis es un yeso cristalizado que los romanos usaron como cristal para las ventanas durante los dos primeros siglos de nuestra era. 

Según Plinio el Viejo el mejor Lapis Specularis de todo el Imperio Romano se encontraba a 100.000 pasos alrededor de la ciudad de Segóbriga, y dentro de esos 100.000 pasos se encuentran las minas de Lapis Specularis de Huete.

Hispania no fue la única fuente de este mineral (también hubo yacimiento en el norte de África y en Próximo Oriente) pero sí proporcionó el mineral de mayor calidad y en mayores cantidades, especialmente en la cuenca Loranca-Huete, en la meseta hispánica.

El lapis specularis es una variedad mineralógica del yeso conocida como yeso selenítico (también conocido como Cristal de Hispania, espejuelo o espejillo). Suele aparecer en filones encajada entre otros yesos estratificados.

Las Cuevas del Sanario, en concreto la Cueva de los Cuchillos y la de Máximo Parrilla, son visitables para que el público conozca en primera persona cómo era este material y como era su extracción por parte de los romanos. Un mineral que significó el motor económico de toda la región durante prácticamente un siglo y medio que se localiza e muy poquitos lugares de Europa.

Una visita muy recomendable y única donde te puedes adentrar en antiguas galerías romanas y aprender cómo se iluminaban, cómo trabajaban y cómo extraían un cristal que se vendía por todo el Mediterráneo.


LOCALIZACIÓN


Carretera CM310, desvío KM111. A 400 m se encuentra la zona de parking.

11. Posito Real

Posito Real, Huete

Los pósitos eran los antiguos almacenes de grano cuyo objetivo era prestar cereal en diversas condiciones y podían tener el carácter de municipal o real, dependiendo de quien lo gestionase. En el caso de Huete, el Pósito era de titularidad real y, dada la extensión de las Tierras de Huete, fue uno de los más importantes en la actual provincia de Cuenca.

Su construcción data del siglo XVII, como consta en el escudo real que hay en la portada que está flanqueado por dos escudos de la Ciudad de Huete, aunque en el siglo XIX sufrió una amplia transformación. El interior está distribuido por 7 bóvedas consecutivas construidas en sillar que tenían como objetivo aislar de humedad el grano que se situaba en el piso superior.

Se encuentra en la parte más monumental y turística de Huete y actualmente es de titularidad privada.

12. Torre del Reloj y Arco de Almazán

En la Edad Moderna se realiza la construcción de la la Torre del Reloj en la ubicación actual.

La torre del Reloj es sin duda el monumento más simbólico y famoso de Huete, tanto por su posición central en el caso urbano como por su belleza. 

Torre del Reloj y Arco de Almazán, Huete

La Torre del Reloj fue en su día una estructura anexa al antiguo Ayuntamiento, aunque este se sitúa actualmente en el Monasterio de la Merced.

Fue diseñada en estilo neoclásico por el arquitecto Francisco de Toledo y realizada en 1795. 

Dividida en tres cuerpos, es una bella y esbelta estructura de sillería, que al exterior tiene forma cuadrangular y en su interior redondeada. 

La torre culmina con una cúpula con linterna horadada por cuatro ventanas.

La puerta de Almazán es (junto con la de Daroca y Medina) una de las tres puertas conservadas del recinto de la muralla de Huete, de las diez que tenía en época medieval. Su estructura no es original, ya que ha sufrido varias reparaciones y transformaciones a lo largo de su historia, y su fábrica actual se debe a la construcción de la Torre del Reloj en el siglo XVIII.


Se encuentran en la plaza principal de la población y cercanos al Pósito Real.

13. Otros lugares a visitar en Huete

Iglesia de Nuestra Señora de Atienza

De estilo gótico . Mantiene en pie parte de su ábside, poligonal, de un primitivo estilo gótico, y con esto basta para saber con certeza que tuvo que ser una iglesia magnífica, quizá la más antigua de Huete. 

Iglesia de Nuestra Señora de Atienza, Huete

En 1784 fue suprimida como parroquia y poco después, en 1790, prácticamente fue derruida.

Todo un monumento declarado bien de interés cultural en el exterior destacan sus sólidos contrafuertes y las columnas ricamente adornadas. Llama la atención que en cada paño se abre un larguísimo ventanal apuntado.

Calle Sta. María de Atienza, 20, 16500 Huete, Cuenca

Iglesia de Santo Domingo de Guzman

Fundado a finales del siglo XIV tras una donación de Catalina de Lancaster, la actual construcción data del siglo XVII y es obra del arquitecto Fray Alberto de la Madre de Dios, quien trabajó también en la corte madrileña para el diseño de Convento de la Encarnación.

Iglesia de Santo Domingo de Guzman, Huete

 El edificio sirvió como uno de los conventos dominicos más importantes de la Corona de Castilla hasta que a finales del siglo XVIII se empieza a constatar un aparente estado de ruina, algo que se hizo efectivo en la Guerra de la Independencia tras servir este edifico como cuartel y caballerizas del ejército francés. 

En 1835, con la Desamortizacion de Mendizábal, la iglesia y el convento fueron enajenados y pasaron a manos particulares.

Arquitectónicamente, la parte más importante es la de la iglesia, que dispone de una fachada de 20 metros y una profundidad de 38, distribuida al interior en 3 naves con planta de cruz latina y rematada por una bóveda de cañón en la nave y por una cúpula sobre pechinas en el crucero. 

Su esbelta fachada está compuesta por un estilo de transición entre el último Renacimiento y el Barroco (uno de los mejores ejemplos del Protobarroco en Cuenca), presidida por dos espadañas. En el exterior, la nave central queda remarcada a través de dos series de pilastras rematadas por un frontón.

Sin duda uno de los edificios más monumentales e importantes que tiene Huete.

Colegio de los Jesuitas

El Colegio de Jesuitas de Huete fue fundado en 1570 por Estaban Ortiz a instancias de Diego Hurtado de Mendoza, padre de la Princesa de Éboli, y se convirtió en uno de los centros jesuitas más importantes de la zona. 

Colegio de Jesuitas, Huete

Tras la expulsión de los Jesuitas de España por parte de Carlos III en el año 1767 la labor educativa siguió manteniéndose por parte del clero secular. 

Actualmente recibe el nombre de San Nicolás de Medina, o San Nicolás el Real, ya que en el año 1770 se trasladó aquí la antigua parroquia optense de San Nicolás de Medina, situada no lejos del antiguo Colegio, aunque perdió la categoría de parroquia en 1896.

La construcción actual data prácticamente al completo del siglo XVIII, si bien la construcción comenzó en la segunda mitad del siglo XVI. La Iglesia se comenzó a construir en 1700 y consta al interior de la típica estructura jesuita, con planta de cruz latina rematada por una bóveda con lunetos y una cúpula de media naranja en el crucero, disponiendo de capillas laterales.

Al exterior, la parte más destacada es la portada de la iglesia, que tiene doble pilastra y estipetes y está remata por el escudo real de Carlos III, realizada en el momento del traslado a este edificio de la parroquia de San Nicolás de Medina.

En su interior hay actualmente un Centro de Interpretación sobre las fiestas de San Juan Evangelista, patrón del Barrio de Atienza y cuyo culto se realiza en esta iglesia, declaradas como Fiestas de Interés Turístico Regional junto con las de Santa Quiteria.

14. Museos de Huete

Museo Florencio de la Fuente

Museo Florencio de la Fuente, Huete

colección internacional de Arte Contemporáneo con obras de Villatoro, Salvador Dalí, Pablo Picasso, Bores, Camille Corot, Pedro de Matheu, Vicet Ochoa y José Bautista (pintor) .


Museo de Arte Sacro

Museo Arte Sacro, Huete

destacan la Cruz de San Nicolás de Almazán, con bellos relieves de Francisco de Becerril y su hijo Cristóbal, y la Cruz de Santa María de Atienza, realizada en 1618 por el platero Miguel Martínez de Arta, posiblemente una de las mejores cruces castellanas del siglo XVII y que desfila en procesión durante las fiestas de San Juan Evangelista alrededor del 6 de Mayo. 

También es admirable un magnífico Cristo de Marfil del siglo XVII así como la colección de ornamentos y vestiduras, en la que destaca el llamado Manto de los Cautivos, bordado en estilo filipino en el siglo XVIII para la Virgen de las Mercedes.

Museo Etnográfico 

Museo Etnográfico, Huete

reúne una colección de útiles relacionadas con las labores artesanales de carácter tradicional en la alcarria conquense. Destacan la colección de herramientas de uso agrícola y ganadero.

Museo de la Fragua: colección de herramientas y trabajos de forja.


15. Comer en Huete


Restaurante La Casa del Canonigo 
Calle Salida Vega 1 Huete 
+34686006585

Restaurante La Cibera
Calle Mayor 13, 
16500 Huete España
+34 969 37 20 70

La Casa del Tío Venancio 
Calle Pilar Viejo, 2 Huete
+34969272671

Bar Arco Iris
C. Rey Juan Carlos I, 4, 
16500 Huete, Cuenca
 969 70 01 33

16. Otras Rutas Cercanas


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