Batalla de Munda, Cordoba
Sobre la cresta de un cerro aislado en la cuenca del Guadajoz el
afluente del Guadalquivir que estructura la campiña meridional de
Córdoba y abre una vía natural de penetración hacia el sudeste ̶ ,
aparece Espejo, como un centinela ante la inmensidad del paisaje.
Salta a la vista que ocupa un emplazamiento de excepcional valor
estratégico, aprovechado desde fechas muy tempranas a tenor de su
copiosa aportación arqueológica.
Espejo es un municipio español de la provincia de Córdoba, Andalucía.
En 2019 contaba con 3329 habitantes. Su extensión superficial es de
56,64 km² y tiene una densidad de 60,2 hab/km².
Indice:
- Como llegar a Espejo
- Algo de Historia de Espejo
- Qué ver y visitar en Espejo
- Qué ver y visitar en Espejo
- Comer en Espejo
- Montilla, Arte, Historia y Enoturismo
- Algo de Historia sobre Montilla
- Que ver y hacer en Montilla
- Senderismo en Montilla: Ruta de las Fuentes Históricas
- Comer en Montilla
- Otras Rutas Cercanas
1. Como llegar a Espejo
Se encuentra situada a 33 kilómetros de la capital de provincia,
Córdoba, en la comarca de Campiña Este - Guadajoz, a una altitud de
423 m
POR CARRETERA
La duración aproximada del trayecto es de 3 horas y 30 minutos.
Desde Sevilla: Se llega a la ciudad a través de la Autovía de
Andalucía (E-5 ó antigua N-IV) dirección Madrid. La duración
aproximada del trayecto es de 1 hora y 30 minutos.
Desde Málaga: Por la Autovía A-45 (antigua N-331). Duración aproximada
del trayecto: 1 hora y 30 minutos.
Para información de autobuses con destino Córdoba: Estación de
Autobuses +34 957 40 40 40
EN TREN
La comunicación entre Madrid, Córdoba, Sevilla resulta especialmente
cómoda a través del tren de Alta Velocidad (AVE). La duración del
trayecto Sevilla-Córdoba es de 40 minutos y la del trayecto
Madrid-Córdoba, 1 hora y 40 minutos. Otras ciudades conectadas con
Córdoba a través de línea de Alta Velocidad son: Barcelona, Valencia,
Segovia, Valladolid, Zaragoza, Guadalajara, Huesca, Lleida y
Tarragona.
EN AVIÓN
Córdoba cuenta con un aeropuerto operativo para aeronaves de hasta 80
plazas a reacción o hélice, aunque actualmente no acoge vuelos
regulares de pasajeros, uso que se le prevé dar en un futuro próximo.
Los aeropuertos más cercanos son los de Sevilla, Málaga, Madrid, Jerez
de la Frontera (Cádiz) y Granada.
2. Algo de Historia de Espejo
En el solar de Espejo se asentó, durante las épocas íbero-turdetana
y romana, la ciudad de Ucubi, de gran importancia debido a su
emplazamiento estratégico.
Se ha tenido conocimiento recientemente de la existencia de un
recinto fortificado, ubicado en el Cerro de la Pontanilla.
El abastecimiento hidráulico de la colonia se lograba mediante un
acueducto cuyos vestigios se localizan en terrenos de Nueva Carteya,
Castro del Río y Espejo.
También se localizan numerosas cisternas o depósitos en algunos
puntos de la actual ciudad. Mencionar la construcción romana en
sillería de El Aljibe de carácter cultual a poco más de un kilómetro
de Espejo.
Recientemente se ha encontrado otra Aljibe en perfectas condiciones
junto a la Fuente de la Fuensanta, donde hubo una ermita-satuario a
la misma advocación mariana, por lo que cabe pensar que fue la
continuación de un antiguo santuario romano.
Dado el gran número de fuentes similares alrededor de la población,
cabe pensar que podrían encontrarse más monumentos de este tipo.
La población íbera asentada en estas tierras con el nombre de Ucubi
fue ocupada por los romanos, que le cambiaron el nombre por el de
Attubi. Desde el siglo xvi los arqueólogos vienen interesándose por
tan glorioso pasado romano, a partir de las inscripciones
descubiertas en su término.
Durante la Batalla de Munda, entre Julio César y Pompeyo,
prestó su apoyo a César, que la recompensó haciéndola colonia inmune
y añadiendo al nombre de la colonia su propio nombre anteponiéndole
Claritas Julia.
De Ucubi, Espejo, procedía la familia paterna del emperador romano
Marco Aurelio, nacido el 26 de abril del año 121.
Bajo el poder musulmán —luego del dominio visigodo— muda Ucubi, o su
latinizado Attubi, su nombre por el de Al-calá, topónimo árabe
alusivo a la fortaleza que coronaba este asentamiento.
A los testimonios neolíticos sucede la existencia del notable
recinto fortificado ibero-turdetano de Ucubi, datado de mediados del
I milenio a. C. Diversos hallazgos, como una escultura de un toro y
un freno de caballo conservados en el Museo Arqueológico Nacional,
urnas, espadas, etc., indican el relieve de Ucubi, que jugaría un
significativo papel durante las luchas entre César y los hijos de
Pompeyo en territorio andaluz.
Así, en el año 45 a.C. la localidad fue ocupada por Cneo Pompeyo,
que ordenó la matanza de decenas de sus habitantes partidarios de
César, quien, tras su conquista, le concedió la categoría de
municipio romano con el nombre de Colonia Claritas Iulia Ucubi en
premio a su fidelidad.
Conoció entonces un próspero período: los restos de obras – muros
defensivos, conducciones, un acueducto, esculturas, inscripciones,
un sarcófago, monedas, entre otros hallazgos, ponen de manifiesto el
desarrollo urbano y demográfico de esta escogida población que fue
patria de Annio Vero, abuelo del emperador Marco Aurelio.
Más tarde, en tiempos de los visigodos y después de los musulmanes,
sin embargo, el brillo de Espejo palidece, quizás por el auge de los
establecimientos rurales dispersos y poblaciones muy cercanas, como
Castro del Río.
En su etapa andalusí, el lugar ̶ llamado al-Qalat, la fortaleza ̶
quedó reducido a un torreón sin apenas pobladores, según se trasluce
de sus primeras noticias después de la conquista cristiana, acaecida
hacia 1240 en el curso de la ocupación de la comarca por Fernando
III.
Consta que desde 1260 perteneció el lugar a la familia de Pay Arias
de Castro, siendo conocido como “las torres de Pay Arias” hasta que
en 1303 Fernando IV le dio el apelativo latino de specula ̶ con el
sentido de “atalaya”, “vigía” que tan bien refleja su posición ̶ al
ratificar su señorío y respaldar su repoblación, fundándose el
pueblo como tal en 1307.

Tras diversos avatares, el señorío de Espejo acabó por entroncar con
los Fernández de Córdoba de la Casa de Aguilar, integrándose en el
siglo XVII en la Casa de Medinaceli.
En el siglo XV, la villa desempeñaría un destacado papel en las
guerras civiles del reinado de Enrique IV y en los enfrentamientos
de los bandos nobiliarios hasta la pacificación impuesta por los
Reyes Católicos, agitaciones que redundaron en el acrecentamiento de
su formidable fortaleza.
En esos tiempos, y con el posterior desarrollo que propiciaría la
bonanza del siglo XVIII, se forjaría la atrayente fisonomía de
esta población de aire señorial y vocación agrícola, volcada en el
cultivo de los cereales, el olivo y la vid.
La fornida silueta del castillo señorea la colina donde se asienta
la villa, dominando un dilatado horizonte de campiñas y pueblos.
Forma un compacto bloque cuadrangular hecho de sillarejo, con
torres esquineras y otra guardando la entrada.
En el conjunto resalta la torre del Homenaje, disponiéndose su
interior en torno al antiguo patio de armas convertido en patio
porticado, con aljibe en el subsuelo.
Iniciado en el siglo XIV por Pay Arias sobre cimientos romanos y
árabes, su configuración definitiva responde sobre todo a las
obras realizadas en el siglo XV y a reformas posteriores para
adaptarlo a residencia, hoy propiedad de la duquesa de Osuna, que
conserva en sus estancias parte de su colección pictórica.
El castillo se rodea de un perímetro amurallado que ciñe la meseta
superior del cerro y lo conecta con parroquia y la torre
Caballero, un bastión exento con un bello vano conopial. En
perfecto estado de conservación, el castillo de Pay Arias
sobresale como un espléndido modelo de fortificaciones medievales
cordobesas.
Desde la cumbre hasta el pie de sus laderas, Espejo despliega un
casco urbano de plano concéntrico, revelador de su expansión a
partir del germen del castillo. En la parte más elevada se
desarrolla, entre fragmentos de murallas y torres, el sector más
antiguo.
Contiene una apretada trama irregular de calles sinuosas y cuestas
pronunciadas que delatan su origen medieval: Carril de las Cruces,
calle San Bartolomé, que se desliza hacia la plaza de España, las
enrevesadas callejas del Barrionuevo, la plaza de la Constitución,
hasta el Paseo de Andalucía, centro ya de vías más largas y
niveladas fruto del crecimiento de la población a partir del siglo
XVIII.
Más tarde, sobre las torres derruidas conocidas como Torres de Pay
Arias, un descendiente de dicha familia, Pay Arias de Castro,
propietario de aquella heredad, levanta un castillo a finales del
siglo xiii.
En 1303, Fernando IV le concede el privilegio de repoblación de
aquel lugar, que por voluntad real pasará a denominarse Espejo:
... y porque el su castiello a que solian decir Alcala a quien nos
tovimos por bien mudar el nombre y quel digan Espeio
Este nombre no es más que una mala traducción del latín de
Specula, que, como Alcalá, significa fortaleza o castillo.
3. Qué ver y visitar en Espejo
Desde lejos ya alcanzamos a ver esta belleza de lugar. No está
escondido, al contrario, se muestra en todo su esplendor cuando
divisamos el fabuloso Castillo, ubicado en el tope de la colina, y
sus casas llenas de blanco radiante, ordenadas como una cascada
natural, a sus pies.
Esta joya, en plena campiña cordobesa atesora un patrimonio cultural
y arquitectónico único en la zona. Su pasado romano, ya nos habla de
su antigüedad, la cual conoceremos recorriendo sus angostas y
empinadas calles.
Monumentos y sitios de interés de Espejo

Castillo de Espejo, Cordoba
La espectacular fortaleza medieval, a la que llamamos
Castillo Ducal, domina desde lo alto del poblado de Espejo en
permanente vigilia, a toda la comarca.
Sus gruesos muros protegen al Castillo desde el Siglo XIII; además
resaltan sus Torres esquineras, más la Torre del Homenaje, que es
excepcional.

Castillo de Espejo, Cordoba
Al ser residencia privada desde hace centurias, guarda en su
interior auténticas reliquias, así como bibliotecas, libros,
mobiliario y decoración de alto valor cultural.
Al lado está la Iglesia de San Bartolomé, templo gótico
levantado por el año 1483, y que no riñe en cuanto a belleza con su
vecino, el Castillo.
En su interior impresiona el Retablo de San Andrés, así como
el Museo de orfebrería, que exhibe piezas de platería; ha sido
declarada Bien de Interés Cultural como Monumento de Espejo, un
fascinante pueblo de Córdoba.
Iglesia de San Bartolomé, Espejo
Seguimos nuestra caminata por las empinadas cuestas, y llegamos
hasta la Plaza de la Constitución, donde se ubica el edificio del
Ayuntamiento, así como el
emblemático y pintoresco Mercado de Abastos.
La nómina monumental de Espejo se dilata a lo largo de sus calles,
por donde se reparten
casas señoriales como las de Antón Gómez,
de fines del XVI,
y de las Cadenas, en la parte alta, y otras
de orden barroco, del XVII y XVIII, hacia el paseo de Andalucía.
En cuanto a los edificios religiosos cabe mencionar el
Colegio de San Miguel, fundado en 1758 con un singular oratorio barroco, cubierto por
bóveda apoyada sobre un octógono; la
ermita de la Virgen de la Cabeza,
también del XVIII; las
ermitas de Santa Rita, que señala uno de los rincones con más sabor de Espejo, y Santo Domingo,
tienen ambas portadas de piedra y se encuentran, respectivamente, en
los extremos del casco histórico.
Casa de la Cadena, Espejo
Igualmente se halla la Casa de las Cadenas, residencia del Siglo
XVIII, con una leyenda urbana asociada al hecho de que de su balcón
pende una cadena.
Otras casas señoriales las encontramos mientras recorremos esta
encantadora villa, disfrutando del embrujo de sus típicas calles,
llenas de porrones con plantas y flores, decorando sus fachadas.
Entonces vemos la
Casa de los Marqueses de Lendínez, que muestra en su frente el escudo familiar; igualmente la casa
Nro 10 de la Calle Antón Gómez, que data del Siglo XVI, y se
encuentra en proceso de recuperación.
4. Otros lugares de Espejo que debes conocer
Caminar por el Río Guadajoz.
A pesar del pasado algo tumultuoso que vivió el pueblo de Espejo,
todavía se mantienen en pie muchas edificaciones civiles o
religiosas, esparcidas por estas divinas calles.
Por ejemplo, podemos visitar la Ermita de Nuestra Señora de la
Cabeza, del Siglo XVI, y que ahora funciona como centro cultural, o
la Ermita de Santa Rita, erigida en el Siglo XVII y
desafortunadamente cerrada al culto.
También tenemos la Ermita de Santo Domingo de Guzmán, en lamentable
estado de deterioro.
La
Iglesia de Santa Teresa, alberga en su interior la imagen del “Santísimo Cristo del Amor”,
en un espacio sumamente sencillo. De igual forma, la
Iglesia de San Miguel, que se construyó en 1757 tiene a su
lado lo que en su momento fue un colegio, y hoy funge como
Asociación Cultural.
Fiestas en Espejo
Entre sus fiestas destacan, en mayo la romería de San Isidro, mientras que para julio son los bailes de Santiago, y se
preparan para las fiestas patronales de San Bartolomé, que son en el mes de agosto; en septiembre son las fiestas
de su Patrona, Nuestra Señora de la Fuensanta.
Gastronomía
La tradicional comida de los espejeños, gira en toro a los
embutidos, muy especialmente a la morcilla y al chorizo, que todos
comentan que son una delicia, al igual que los guisos de caracoles o
las migas. Su producto insignia es el aceite de oliva.
La repostería es muy variada e incluye bollos de leche, bichitos,
torticas o perrunas.
5. y Para Comer en Espejo
Calle Regiones Devastadas 6,
14830 Espejo España
+34 957 37 65 33
Bar D’Tapeo
Av. de Cañete, 2,
Av. de Cañete, 2,
14840 Castro del río España
+34 618 88 96 53
En los Alrededores de Espejo
El prolijo bagaje del pasado de Espejo aún cuenta con otro testimonio en
sus alrededores, junto a la carretera hacia Castro del Río:
A poco más de 1 Km de Espejo, queda un yacimiento arqueológico sumamente
importante para la localidad, y le llaman El Aljibe, ya que allí se ubica
una construcción hidráulica del Siglo I A.C.
El Aljibe, Espejo
El Aljibe, una enigmática construcción romana abovedada de sillares
sobre un manantial, probablemente de finalidad religiosa.
También se conoce de la existencia de
restos de lo que fue un acueducto que surtía de agua a la villa,
conocido como “La Albuhera”.
6. Montilla, Arte, Historia y Enoturismo
¿Conoces algún lugar del mundo cuya construcción principal, aquella
que domina el entorno que la rodea, sea un Granero Real?
¿Y alguno cuyo nombre haya pasado a la historia por la
denominación de uno de sus vinos y haya incluso aparecido en el
título de un relato de Edgar Allan Poe?
Montilla, Cordoba
Como podrás imaginar, me estoy refiriendo al pueblo de Montilla, en Córdoba, una pequeña población situada en la Campiña Sur andaluza, rodeada de viñedos y olivos. Hoy vamos a ver qué hacer y qué ver en Montilla, y para ello voy a darte unos datos que picarán tu curiosidad:
La segunda bodega más antigua de España se encuentra en Montilla.
En Montilla nació un personaje muy relevante de la historia de
España
Montillano de adopción fue un pintor maestro de Picasso, subdirector
conservador del paseo del Prado y pintor de la corte.
Una de las pastelerías más antiguas de España se encuentra en
Montilla sobre un antiguo convento y cada año recibe un pedido de la
Casa Real.
En Montilla se encuentra uno de los proyectos enológicos más
galardonados de la península que aúna arte, ecología y
sostenibilidad.
7. Algo de Historia sobre Montilla
Desde el Paleolítico Inferior se conocen restos de
ocupación humana en Montilla, al igual que en toda la Campiña, como
lo atestiguan los útiles sobre lasca y
los bifaces encontrados. Posteriormente han
aparecido raederas, raspadores y buriles,
del Paleolítico Inferior y del Paleolítico
Medio y sepulturas del Campaniforme.
El Epipaleolítico dejó huella en el término de Montilla,
siendo el municipio uno de los escasos puntos geográficos cordobeses
donde se han documentado yacimientos de la época, como el de Fuente
de Pez, interesante yacimiento de piezas microlíticas, y
del Neolítico, del cual encontramos abundantes restos desde el
Calcolítico, periodo en el que son más numerosos los yacimientos de
cerámica, útiles de sílex, puntas de flechas, etc..
En las inmediaciones del castillo de Montilla, tras diversas
excavaciones arqueológicas desarrolladas en el Cerro donde se
asienta el alhorí, se ha constatado la existencia de un antiguo
poblado prerromano en sus laderas.
La presencia de restos arqueológicos, como una estatua
de Diana cazadora o de vías romanas, hacen pensar en que
hubiera un núcleo hispanorromano; sin embargo, aún no se han
encontrado restos que permitan hablar de una ciudad romana a pesar
de la abundancia de restos.
De fecha anterior a éstos, son los restos de
poblamientos tartésicos e íberos hallados en el
recinto del castillo.
De la época musulmana proviene el nombre de Montiya, anterior a la
castellanización de la terminación -iya del árabe, que denomina a
grupos humanos en toda su extensión, como agrupación, barrio,
pueblo, ciudad, etc. Aparentemente, la zona, a la que se denominó
Mondelia estuvo poco poblada y lindaba con las coras
de Cabra y Córdoba.
Poco se conoce de Montilla durante la primera época de la Edad
Media, incluyendo su propio origen, hasta su incorporación a la
corona castellano-leonesa entre febrero de 1240 y marzo de 1241,
durante la segunda estancia de Fernando III de Castilla en
Córdoba.
En estos años comenzó el repoblamiento con familias provenientes de
León. En 1257 pasó a depender de Gonzalo Yáñez Dovinal, a
quien Alfonso X el Sabio concedió en señorío la villa y
castillo de Aguilar, del que dependería Montilla hasta 1343, fecha
en que se extinguió el linaje de la Casa de Aguilar.
La titularidad de estas tierras cambiaría en varias ocasiones, hasta
que en 1371, Enrique II de Castilla la concede a Lope
Gutiérrez, alcalde mayor de Córdoba, segregándola de la Casa de
Aguilar, junto con la independencia jurisdiccional y el título de
villa. Fue en esta fecha cuando sustituyó a Aguilar de la Frontera
como sede del señorío de ese nombre.
Lope Gutiérrez, por su parte, la entregó en 1375 a Gonzalo
Fernández de Córdoba, a cambio de sus diversos bienes
en Guadalcázar. A partir de ese momento, Montilla, sin dar
nombre al señorío, se convirtió en centro, sede y núcleo del mismo,
situación que se mantendrá incluso cuando los Reyes
Católicos otorguen a los señores de Aguilar el título de
Marqueses de Priego.
La noticia más antigua que aparece de Montilla es en 1333, y hace
referencia al castillo y a su nombre. Diez años después se menciona
la población, consolidada totalmente, pero hasta 1371 no adquiere
término municipal independiente de Aguilar y obtener el título de
villa, reforzando su población y configurando su territorio a lo
largo del siglo XV mediante pleitos por los límites con los concejos
colindantes de Cabra, La Rambla, Castro del
Río, Montemayor y Espejo.
Sobre el Gran Capitán ha habido siempre una discusión sobre su
nacimiento entre que era de Aguilar o de Montilla, ya que aunque
nació en Montilla, en aquel momento pertenecía al Señorío de
Aguilar, del cual era su padre titular.
Es, a partir de este momento, cuando comienza, sin lugar a dudas, la
centuria más importante de la historia de Montilla, aunque con uno
de sus mayores traumas: la destrucción de su Castillo.
Siglos XVI, XVII y XVIII
Vista de Montilla en 1669, acuarela de Pier Maria
Baldi.
Bajo los Fernández de Córdoba, Montilla se convertirá en el centro
del señorío de Aguilar, suplantando incluso a esta villa, y se
preparará para su desarrollo económico del siglo XVI. Durante la
segunda mitad del siglo XV experimentó un importante crecimiento
demográfico, alcanzando los 1166 vecinos en 1530, por lo que,
después de Priego, a la que termina por suplantar, era la villa
más poblada del marquesado de este nombre.
Existen testimonios de aquella época sobre el castillo, cuyo origen
parece remontarse a épocas anteriores a la Baja Edad Media, y
aunque apenas se conservan restos, ya que fue demolido por orden
de Fernando el Católico en 1508 como ejemplar castigo
impuesto al titular de la Casa de Aguilar (ya entonces primer
marqués de Priego) y aviso al resto de la nobleza andaluza. Las
noticias antiguas nos informan acerca de su suntuosidad y
celebridad.
Montilla desde Espejo, de Lorenzo Marqués (1990, plumilla)
En el siglo XVI el fuerte crecimiento demográfico y el auge
económico influyen en la ampliación del perímetro urbano y en la
remodelación arquitectónica de la parroquia de Santiago y creación
de la totalidad de fundaciones
conventuales: franciscanos en 1512, agustinos en
1519, clarisas en 1525, jesuitas en 1558,
y concepcionistas en 1594.
La ciudad siguió forjando el primitivo casco urbano que hoy se
conserva, y se expande hacia el camino de Córdoba gracias al barrio
de las Tenerías o hacia el Sur. La práctica totalidad del centro
histórico de Montilla tiene su origen y desarrollo en estos siglos
XV y XVI.
En 1630, Felipe IV de España le concede el título de
ciudad. Por aquella época los derechos señoriales suponen grandes
beneficios para éstos y no pocos conflictos para con los vasallos.
Hasta 1711 no se reconoce el derecho de los vecinos para erigir
libremente hornos y molinos.
Dentro de aquel marco, el concejo municipal cumple funciones de
gobierno, justicia y regimiento de la villa, para lo que dispone de
ingresos devengados por el arrendamiento de sus propios.
El siglo XVII está ligado a un estancamiento y regresión de la
economía, epidemia de peste, falta de cosechas y hambre. Esto no
frena el vigor religioso, sino que se intensifica con la fundación
del hospital de San Juan de Dios en 1664 y el reconocimiento público
del patronazgo de San Francisco Solano en 1647, casi
ochenta años antes de su canonización en 1726.
Cabe destacar en este siglo la importancia que el teatro adquirió en
la localidad, ligado a la festividad de Corpus y al amparo del
Marquesado de Priego. Las referencias históricas indican que la
importancia del teatro fue tal en la ciudad, que Montilla contó con
un corral de comedias a principios del siglo XVII, antes incluso que
otras grandes ciudades andaluzas.
Vista oriental de Montilla, 1778-1795
El siglo XVIII supone una recuperación demográfica, sin cambios
sustanciales en la estructura social, encabezada por los marqueses
de Priego (duques de Medinaceli desde 1711), seguida de algunas
familias nobles, clero, campesinos y artesanos de los más variados
gremios.
En 1726 fue canonizado el montillano San Francisco Solano,
importante evangelizador en América del Sur.
El 1 de abril de 1767 se expulsa a los jesuitas y el 24 de agosto de
1779 se funda la primera Sociedad Económica de Amigos del País.
Siglos XIX, XX y XXI
En el siglo XIX, Montilla tenía 13 224 habitantes, por lo que se la
consideraba una ciudad de tamaño medio; La ciudad contaba en este
siglo con el Ayuntamiento, el palacio de Medinaceli, escuelas,
hospital, la parroquia de Santiago, la iglesia de San Francisco
Solano, así como siete ermitas en la ciudad y cuatro en las afueras,
tres conventos de frailes y dos de monjas.
También se ha hecho referencia al castillo, calificado por varios
autores como «el más hermoso de Andalucía» y una serie de baños por
el término atribuidos a los romanos.
En este siglo, la economía se basaba en el sector primario: las
producciones más importantes eran aceite (80 000 arrobas con ventas
que se distribuían a Málaga, Sevilla y Madrid),
vino (exportado a Córdoba capital, la provincia y Écija,
con pedidos incluso para Inglaterra), trigo (50 000 fanegas) y
otros cereales, leguminosas, hortalizas y frutas. En cuanto a
industria, destacaba el sector agroalimentario, los telares de lino
y lana y alfarerías y tejares.
Este siglo fue tumultuoso: Se vivieron diversos enfrentamientos,
contra los franceses en la Guerra de Independencia
española o entre absolutistas y liberales. Además de la grave
epidemia de cólera de 1855 y las revueltas contra Isabel II de
España. La revolución de 1868 representó una etapa de gran agitación
política,
La Gran tensión social que provocaron los graves sucesos de 1873, al
conocerse la proclamación de la Primera República Española,
estallaron en motín popular, con asaltos e incendios de casas de
varias autoridades municipales y con el asesinato de uno de los
hombres más ricos de la localidad.
Cabe destacar en este siglo las medidas desamortizadoras del
ministro Mendizábal (1835), la presencia de la expedición
de los generales carlistas Gómez y Cabrera (1836) y la llegada del
ferrocarril (1865).
Durante los años de la dictadura de Primo de
Rivera (1923-1930), maduró y se expandió enormemente la
industria vitivinícola de la ciudad. En el entorno socio-cultural
destaca la figura de Don Francisco de Alvear, Conde de la Cortina,
que impulsa en la llegada de las Esclavas del Divino
Corazón y la Congregación Salesiana, ambas consagradas a la
docencia, y el regreso de la Compañía de Jesús.
Además, el Conde de la Cortina, adquiere la Casa del Inca
Garcilaso de la Vega para donarla al pueblo de Montilla con el
fin de ubicar allí la biblioteca pública. Con la expansión del
sector vitivinícola y bodeguero, los gremios artesanales quedarán a
la sombra y la ciudad alcanzará fama universal con la elaboración de
excelentes vinos, convirtiéndose desde 1944 en el núcleo más
significativo de la Denominación de Origen Montilla-Moriles.
En los años 1960 se entró de lleno en el desarrollismo de
la mano de la industria vitivinícola, que situó a Montilla en los
primeros lugares de la provincia. No obstante, la localidad no se
libró de la fiebre migratoria, siendo el principal destino de la
inmigración Cataluña (San Juan Despí) y Alemania.
8. Que ver y hacer en Montilla
Corría el año 1846 cuando Edgar Allan Poe, a punto de entrar en su
declive vital, publicó «el barril de amontillado», un relato de
suspense con una bodega como lugar clave de la historia.
En ella, el protagonista utiliza un tipo de vino para hacer hablar
al sujeto contra el que clama venganza. Ese vino es el
amontillado, un vino de alta gradación alcohólica, nacido en la
zona de Montilla en el siglo XVIII.
Que Montilla y su vino hayan llegado a formar parte de un relato
de uno de los escritores americanos más importantes de la historia
no es casualidad: esta es una tierra generosa, como sus vinos,
poblada de colinas, viñedos y olivos, con múltiples relatos
escondidos entre sus paredes.
Granero Real o Castillo-Alhorí de Montilla
Uno de los elementos principales de su historia es el edificio
que corona la colina sobre la que está construida la localidad y
que hace única a Montilla: el granero real o Castillo-Alhorí de
Montilla.
Edificado en 1722 sobre el antiguo castillo (derribado en 1508
por orden de Fernando el Católico como castigo al primer Marqués
de Priego), el imponente edificio tiene en cada una de sus
esquinas unos pequeños torreones que sirven como memoria al
antiguo castillo (del que quedan algunos restos en la parte baja
de la colina).
El hoy llamado «Castillo de Montilla» va a servir para el
emplazamiento de un museo dedicado al oro fermentado que baña
estas tierras.
Montilla y la gastronomía.
Hablar de Montilla es hablar de vino, aceite y comida. Con su
Denominación de Origen propia (Montilla-Moriles) la región de
Montilla es una de las más importantes de España en producción
vitivinícola.
Vinos de Montilla
Uno de los principales atractivos y el núcleo en torno al cual
gira todo lo que hay que ver en Montilla son sus bodegas y lagares
(para el que no lo sepa, un lagar es como una bodega pero de
producción más reducida, de tipo familiar). En los últimos años el
número de lagares se ha reducido notablemente (de casi 100 a 8)
por lo que es una experiencia casi exclusiva poder disfrutar de
una visita a uno de estos establecimientos.
En Montilla hay numerosas bodegas históricas, voy a hablaros de un
par de ellas, Bodegas Alvear y Bodegas Pérez Barquero.
Bodegas Alvear
Esta bodega, fundada en 1729, es la 12ª más antigua del mundo, la
2ª de España y la 1ª de Andalucía.
Pertenece a la familia Alvear y en su bodega La Monumental,
diseñada por un discípulo de Eiffel, se encuentran 5027 botas de
vino. Entre sus productos, los tradicionales finos y amontillados
creados a partir de uva Pedro Ximénez, se encuentran varios vinos
galardonados a nivel nacional.
Bodegas Pérez Barquero
Las Bodegas Pérez Barquero es otra de las grandes protagonistas de
Montilla, con su precioso recinto que, aunque no alcanza la
antigüedad de Alvear, también se presenta como un lugar merecedor
de una visita, sobre todo por la cata de alguna de sus productos,
con varios premios de calidad a sus espaldas.
Bodegas Lagar Blanco
A 600 metros de altitud, son las instalaciones bodegueras situadas
a mayor altura de la D.O. Montilla-Moriles.
Situado en un bello enclave paisajístico, ofrece al visitante la
posibilidad de conocer el sistema de producción completo de los
vinos Montilla-Moriles, en unas instalaciones que mezclan
tradición con el confort y vistosidad de las nuevas posibilidades
arquitecturas y tecnologías.
Construido en 1959 para ser la primera cooperativa vitivinícola de
la D.O., posteriormente es adquirido y reformado por don Miguel
Cruz Marqués, ingeniero agrónomo y enólogo, con el objetivo de dar
excelencia a los vinos de la D.O. y situarlos en el lugar que les
corresponde.
Bodegas Robles
Hay que empezar con uno de los grandes protagonistas de este
enfoque hacia el futuro, Bodegas Robles. El lema de esta empresa
fundada en 1927 pero reconvertida en 1999, proviene del poeta
estadounidense de Ralph Waldo Emerson:
«Nosotros no heredamos la tierra de nuestros antepasados, la
tenemos en préstamo para nuestros descendientes».
Con esta consigna, Bodegas Robles presenta un proyecto de vino
ecológico que promueve el cuidado de una tierra que es la que
«me enseña cada día a mi», como dice Francisco Robles. Él es el
principal culpable de la reconversión de esta bodega hacia el
mundo ecológico.
Su principal argumento: que la tierra cuide de la propia tierra.
¿Cómo? Facilitando a la planta el ecosistema que necesita.
Sembrando el viñedo con otras plantas, llenándolo de vida, una
vida que da fertilidad a la tierra y atrae a insectos que
ejercen de insecticida natural contra las plagas. De esta forma
se consigue un vino libre de pesticidas y fertilizantes
externos. A parte, llevan un riguroso control de las emisiones
de CO2.
Como parte de esta filosofía, Bodegas Robles no se queda solo en
la producción de sus valiosos vinos ecológicos Piedra Luenga ni
sus productos derivados (como gelatinas y mermeladas) sino que
se entremezcla con el arte a través de catas donde ilustradores
plasman sus sensaciones en dibujos que pasan a formar parte de
las botellas y, el más alucinante de todos, el proyecto «Sigue
tu cepa» a través del cual cada cepa amadrina a una
persona.
De esta forma, el ahijado sigue el ciclo vital de su madrina en
los diferentes momentos, conociendo cada detalle del proceso de
crecimiento natural y enseñando sobre los naturales que someten
al planeta (como los cambios en los ciclos de vendimia causados
por el cambio climático).
Hacienda Bolonia
Siguiendo la línea de Robles, encontramos otro productor
ecológico, Hacienda Bolonia. Con un lema similar sobre la
eliminación de pesticidas, esta empresa «protege» sus viñedos
con barreras naturales consistentes en… otras especies, como
árboles frutales y hierbas aromáticas, que atraen a otros
insectos y actúan de sistema de alerta. Esta empresa, a parte de
la vid, también se centra en la producción de aceite de oliva
virgen ecológico.
Lagares de Montilla
En cuanto a lagares, voy a mencionar algunos de los que
recomendaría para su visita, situados todos en la zona de la
sierra de Montilla.
Estos son el
Lagar Blanco, el lagar la Primilla y el lagar Los Raigones.
Lo primero que atrae de ellos es su localización: en mitad del
campo cordobés, rodeados de colinas y viñedos, el entorno
transmite una sensación de paz, como si se estuviese en una
pequeña Toscana.
Después, al entrar se descubren los pequeños matices que cada uno
le imprime a sus productos. De esta forma encontramos vinos
dedicados al patriarca de la familia, como es el caso de Raigones,
o las diferentes formas de cuidado y tratado del vino que hacen
que un mismo tipo de uva (PX) dé sabores y sensaciones muy
diferentes.
El oficio de la Tonelería
Como extra al mundo del vino, algo que puede interesar a ciertas
personas es la visita a una de las tonelerías donde se fabrican
los recipientes que después contendrán el valioso líquido
montillano.
Una de ellas es la Tonelería Juan del Pino.
Aceite de Montilla
El aceite es otro de los principales elementos gastronómicos de la
zona. Una de las almazaras que se pueden visitar es la del Molino
Juan Colín. Conocida también como aceites Bellido, esta empresa
surgida en 1977 como horno de pan, pasó pocos años después a la
producción del aceite de oliva virgen extra, el cual se puede
catar en el museo construido en sus instalaciones.
Cerveza artesanal
En Montilla no solo hay vino, también está presente la cerveza. En
este caso, una joven empresa, cervezas Capitán, ha iniciado un
proyecto de productos artesanos que espera poder hacerse hueco en
un lugar donde el vino es el principal protagonista.
Con ganas de triunfar y calar hondo en el corazón montillano, se
encuentran desarrollando un experimento en el que utilizan
antiguos toneles de vino para la creación de una cerveza distinta,
nunca antes elaborada de esta forma.
Confitería Manuel Aguilar
En 1886, la familia Aguilar creó esta pastelería sobre un antiguo
convento.
Confitería Manuel Aguilar, Montilla
Con una producción que abarca hasta 300 tipos de dulces, las
lenguas, el pastelón, los afajores y las tejas son algunos de sus
productos más requeridos (la Casa Real solicita anualmente un
pedido de sus deliciosas tejas).
Entre los personajes ilustres que nacieron o habitaron Montilla se
encuentran, entre otros, el Gran Capitán, un importante militar y
político del siglo XV, el escritor e historiador peruano el Inca
Garcilaso de la Vega, cuya casa-museo es una de las principales
atracciones de la localidad y José Garnelo, pintor de la corte y
subdirector del Museo del Prado, el cual tiene un museo dedicado a
su obra y figura.
Montilla y el arte
Museo Garnelo
Con un pintor como Garnelo por Montilla es normal que la ciudad
vibre en torno al arte. Para aquellos que no conozcan la obra de
este autor tienen la oportunidad de sorprenderse con la múltiples
caras estilísticas de este artista, natural de Valencia, en el
Museo Garnelo.
Museo Garnelo-Casa de las Aguas, Montilla
Este es un espacio donde la cultura vibra por todos sus poros, el
cual está compartido con la Fundación Biblioteca Manuel Ruiz
Luque. Sin duda uno de los lugares más interesantes que hay que
ver en Montilla.
Arte en las calles
Pero el arte también sale a las calles de la localidad. La
historia y vida de Montilla se puede disfrutar en sus fachadas en
forma de inmensos murales, creados por la joven artista argentina
Gisele Rossi durante su estancia de mes y medio en la localidad.
Otra forma en la que el arte invade las calles de Montilla es a
través de convocatorias como el primer certamen de pintura rápida,
convocado en 2017 al cual acudieron 135 participantes. Sus obras
estuvieron expuestas en el espectacular espacio dedicado al arte
del antiguo hospital de Encarnación y Remedios.
Secretos de Montilla
Todo lugar con personalidad esconde pequeños secretos. Uno de
ellos es una escalera que recuerda a la de otros lugares del mundo
como la «nerudiana» Valparaíso.
Con la campaña «Llena de vida tu escalera», llevada a cabo por el
Ayuntamiento de Montilla y el colegio de educación Infantil y
Primaria San Francisco Solano, se recuperó estéticamente la Cuesta
de Pinillos. Hoy es uno de los lugares más sorprendentes de
Montilla.
Música en Montilla
La música también tiene protagonismo en la localidad cordobesa.
Desde hace años se viene celebrando el festival de jazz Montijazz,
el cual, en su edición de 2017, cambiará de localización y se
emplazará en el lagar los Raigones y en el patio de Bodegas
Alvear, buscando una interesante combinación de dos pasiones: vino
y música.
9. Senderismo: Ruta de las Fuentes Históricas de
Montilla
Para mirar hacia el futuro hay que apoyarse en el pasado. Y eso se
ve especialmente en la ruta por las fuentes históricas de
Montilla.
Con un recorrido de 11 kilómetros a través de 4 fuentes (que se
amplía a 15 si se cogen desvíos para visitar otras 4 fuentes más)
se puede combinar actividad física con cultura.
El Balcón de la Escuchuela es el este punto donde empezamos una
ruta que nos llevará a conocer algunas de las fuentes históricas
con que cuenta Montilla y que iniciamos mediante un sendero
peatonal que bordea la ladera del Castillo.
Desde aquí, un breve recorrido urbano nos llevará a la calle
Córdoba para, al final de ésta, saliendo ya del casco urbano,
entre viñedos y olivares, tomar el camino de las Tenerías.
Éste confluye con la Veredadel Juncal y, siguiendo esta vía
pecuaria, a unos escasos cien metros, giraremos a la derecha para
seguir nuestra ruta por el camino de Montemayor. Pasado el km 2,
en el paraje conocido como Huerta del Duque, encontramos la fuente
de El Arquita, primera de las fuentes que se pueden visitar en la
ruta.
Hacia el km 5,5 el camino de Montemayor se cruza con el Cordel del
Chorrillo. En este punto, aunque la ruta toma dirección hacia la
derecha, deberemos hacer un alto, y en dirección contraria, a unos
200 metros, visitar la fuente que da nombre a la vía pecuaria, la
fuente de El Chorrillo.
Volviendo sobre nuestros pasos, en el mismo Cordel del Chorrillo,
un kilómetro más adelante podremos tomar un pequeño desvío de ida
y vuelta para visitar la Fuente de San Carlos para, nuevamente
sobre la vía pecuaria, unos 500 m. más adelante, contemplar la
Fuente de Descansavacas.
Este sería el punto en el que retornamos de nuevo en dirección
hacia Montilla por el Camino de la Fuente del Arca. Tras el cruce
con el Camino de Córdoba pasaremos por la Fuente de El
Piojo.
A escasos 800 m. encontramos una de las fuentes más importantes y
conocidas, la Fuente Nueva. Desde la Fuente Nueva podemos optar
por terminar la ruta llegando al Parque de la Rejoya, o bien
realizar la visita alternativa a dos fuentes más de gran interés
histórico.
10. Comer en Montilla
Taberna Bolero
C. Fuente Álamo, 9,
14550 Montilla España
+34 679 39 80 02
Calle Feria 1,
14550 Montilla España
+34 957 65 00 50
Avenida de Andalucia 23,
14550 Montilla España
+34 957 73 82 34
11. Otras Rutas Cercanas
No hay comentarios:
Publicar un comentario