jueves, 3 de febrero de 2022

Escapada de Fin de Semana en Espejo y Montilla, Cordoba

Castillo de Espejo, Cordoba

Batalla de Munda, Cordoba

Enoturismo Montilla

Castillo de Montilla, Cordoba

Bodegas Alvear, Cordoba

Arte en la Calle, Montilla


Sobre la cresta de un cerro aislado en la cuenca del Guadajoz el afluente del Guadalquivir que estructura la campiña meridional de Córdoba y abre una vía natural de penetración hacia el sudeste ̶ , aparece Espejo, como un centinela ante la inmensidad del paisaje.

Salta a la vista que ocupa un emplazamiento de excepcional valor estratégico, aprovechado desde fechas muy tempranas a tenor de su copiosa aportación arqueológica.

Espejo es un municipio español de la provincia de Córdoba, Andalucía.

En 2019 contaba con 3329 habitantes. Su extensión superficial es de 56,64 km² y tiene una densidad de 60,2 hab/km².

Indice:


1. Como llegar a Espejo

Se encuentra situada a 33 kilómetros de la capital de provincia, Córdoba, en la comarca de Campiña Este - Guadajoz, a una altitud de 423 m

POR CARRETERA

Desde Madrid: Se llega a la ciudad a través de la Autovía de Andalucía (E-5 ó antigua N-IV). 

La duración aproximada del trayecto es de 3 horas y 30 minutos.

Desde Sevilla: Se llega a la ciudad a través de la Autovía de Andalucía (E-5 ó antigua N-IV) dirección Madrid. La duración aproximada del trayecto es de 1 hora y 30 minutos. 

Desde Málaga: Por la Autovía A-45 (antigua N-331). Duración aproximada del trayecto: 1 hora y 30 minutos. 

Para información de autobuses con destino Córdoba: Estación de Autobuses +34 957 40 40 40
EN TREN

La comunicación entre Madrid, Córdoba, Sevilla resulta especialmente cómoda a través del tren de Alta Velocidad (AVE). La duración del trayecto Sevilla-Córdoba es de 40 minutos y la del trayecto Madrid-Córdoba, 1 hora y 40 minutos. Otras ciudades conectadas con Córdoba a través de línea de Alta Velocidad son: Barcelona, Valencia, Segovia, Valladolid, Zaragoza, Guadalajara, Huesca, Lleida y Tarragona. 

EN AVIÓN

Córdoba cuenta con un aeropuerto operativo para aeronaves de hasta 80 plazas a reacción o hélice, aunque actualmente no acoge vuelos regulares de pasajeros, uso que se le prevé dar en un futuro próximo. Los aeropuertos más cercanos son los de Sevilla, Málaga, Madrid, Jerez de la Frontera (Cádiz) y Granada.

2. Algo de Historia de Espejo

En el solar de Espejo se asentó, durante las épocas íbero-turdetana y romana, la ciudad de Ucubi, de gran importancia debido a su emplazamiento estratégico. 

Se ha tenido conocimiento recientemente de la existencia de un recinto fortificado, ubicado en el Cerro de la Pontanilla. 

El abastecimiento hidráulico de la colonia se lograba mediante un acueducto cuyos vestigios se localizan en terrenos de Nueva Carteya, Castro del Río y Espejo. 

También se localizan numerosas cisternas o depósitos en algunos puntos de la actual ciudad. Mencionar la construcción romana en sillería de El Aljibe de carácter cultual a poco más de un kilómetro de Espejo. 

Recientemente se ha encontrado otra Aljibe en perfectas condiciones junto a la Fuente de la Fuensanta, donde hubo una ermita-satuario a la misma advocación mariana, por lo que cabe pensar que fue la continuación de un antiguo santuario romano. 

Dado el gran número de fuentes similares alrededor de la población, cabe pensar que podrían encontrarse más monumentos de este tipo.

La población íbera asentada en estas tierras con el nombre de Ucubi fue ocupada por los romanos, que le cambiaron el nombre por el de Attubi. Desde el siglo xvi los arqueólogos vienen interesándose por tan glorioso pasado romano, a partir de las inscripciones descubiertas en su término. 

Batalla de Munda

Durante la Batalla de Munda, entre Julio César y Pompeyo, prestó su apoyo a César, que la recompensó haciéndola colonia inmune y añadiendo al nombre de la colonia su propio nombre anteponiéndole Claritas Julia. 

De Ucubi, Espejo, procedía la familia paterna del emperador romano Marco Aurelio, nacido el 26 de abril del año 121.

Bajo el poder musulmán —luego del dominio visigodo— muda Ucubi, o su latinizado Attubi, su nombre por el de Al-calá, topónimo árabe alusivo a la fortaleza que coronaba este asentamiento.

A los testimonios neolíticos sucede la existencia del notable recinto fortificado ibero-turdetano de Ucubi, datado de mediados del I milenio a. C. Diversos hallazgos, como una escultura de un toro y un freno de caballo conservados en el Museo Arqueológico Nacional, urnas, espadas, etc., indican el relieve de Ucubi, que jugaría un significativo papel durante las luchas entre César y los hijos de Pompeyo en territorio andaluz. 

Así, en el año 45 a.C. la localidad fue ocupada por Cneo Pompeyo, que ordenó la matanza de decenas de sus habitantes partidarios de César, quien, tras su conquista, le concedió la categoría de municipio romano con el nombre de Colonia Claritas Iulia Ucubi en premio a su fidelidad. 

Conoció entonces un próspero período: los restos de obras – muros defensivos, conducciones, un acueducto, esculturas, inscripciones, un sarcófago, monedas, entre otros hallazgos, ponen de manifiesto el desarrollo urbano y demográfico de esta escogida población que fue patria de Annio Vero, abuelo del emperador Marco Aurelio.

Más tarde, en tiempos de los visigodos y después de los musulmanes, sin embargo, el brillo de Espejo palidece, quizás por el auge de los establecimientos rurales dispersos y poblaciones muy cercanas, como Castro del Río.

En su etapa andalusí, el lugar ̶ llamado al-Qalat, la fortaleza ̶ quedó reducido a un torreón sin apenas pobladores, según se trasluce de sus primeras noticias después de la conquista cristiana, acaecida hacia 1240 en el curso de la ocupación de la comarca por Fernando III. 

Consta que desde 1260 perteneció el lugar a la familia de Pay Arias de Castro, siendo conocido como “las torres de Pay Arias” hasta que en 1303 Fernando IV le dio el apelativo latino de specula ̶ con el sentido de “atalaya”, “vigía” que tan bien refleja su posición ̶ al ratificar su señorío y respaldar su repoblación, fundándose el pueblo como tal en 1307. 

Copero de la reina, embajador ante el Papado, alcalde mayor de Córdoba, señor de Castro el Viejo, el poderoso magnate Pay Arias de Castro fue uno de los principales impulsores del régimen señorial que se extendió por todo el sur cordobés en la Baja Edad Media. Iniciativa suya fue además el fortalecimiento de las defensas de Espejo para proteger sus tierras, controlar la ruta del río Guadajoz y guarnecer esta campiña débilmente poblada que marcaba la frontera con el reino nazarí.

Tras diversos avatares, el señorío de Espejo acabó por entroncar con los Fernández de Córdoba de la Casa de Aguilar, integrándose en el siglo XVII en la Casa de Medinaceli. 

En el siglo XV, la villa desempeñaría un destacado papel en las guerras civiles del reinado de Enrique IV y en los enfrentamientos de los bandos nobiliarios hasta la pacificación impuesta por los Reyes Católicos, agitaciones que redundaron en el acrecentamiento de su formidable fortaleza.

En esos tiempos, y con el posterior desarrollo que propiciaría la bonanza del siglo XVIII, se forjaría la atrayente fisonomía de esta población de aire señorial y vocación agrícola, volcada en el cultivo de los cereales, el olivo y la vid. 

La fornida silueta del castillo señorea la colina donde se asienta la villa, dominando un dilatado horizonte de campiñas y pueblos. Forma un compacto bloque cuadrangular hecho de sillarejo, con torres esquineras y otra guardando la entrada. 

En el conjunto resalta la torre del Homenaje, disponiéndose su interior en torno al antiguo patio de armas convertido en patio porticado, con aljibe en el subsuelo. 

Iniciado en el siglo XIV por Pay Arias sobre cimientos romanos y árabes, su configuración definitiva responde sobre todo a las obras realizadas en el siglo XV y a reformas posteriores para adaptarlo a residencia, hoy propiedad de la duquesa de Osuna, que conserva en sus estancias parte de su colección pictórica. 

El castillo se rodea de un perímetro amurallado que ciñe la meseta superior del cerro y lo conecta con parroquia y la torre Caballero, un bastión exento con un bello vano conopial. En perfecto estado de conservación, el castillo de Pay Arias sobresale como un espléndido modelo de fortificaciones medievales cordobesas.

Desde la cumbre hasta el pie de sus laderas, Espejo despliega un casco urbano de plano concéntrico, revelador de su expansión a partir del germen del castillo. En la parte más elevada se desarrolla, entre fragmentos de murallas y torres, el sector más antiguo. 

Contiene una apretada trama irregular de calles sinuosas y cuestas pronunciadas que delatan su origen medieval: Carril de las Cruces, calle San Bartolomé, que se desliza hacia la plaza de España, las enrevesadas callejas del Barrionuevo, la plaza de la Constitución, hasta el Paseo de Andalucía, centro ya de vías más largas y niveladas fruto del crecimiento de la población a partir del siglo XVIII.

Más tarde, sobre las torres derruidas conocidas como Torres de Pay Arias, un descendiente de dicha familia, Pay Arias de Castro, propietario de aquella heredad, levanta un castillo a finales del siglo xiii.

En 1303, Fernando IV le concede el privilegio de repoblación de aquel lugar, que por voluntad real pasará a denominarse Espejo:

... y porque el su castiello a que solian decir Alcala a quien nos tovimos por bien mudar el nombre y quel digan Espeio

Este nombre no es más que una mala traducción del latín de Specula, que, como Alcalá, significa fortaleza o castillo.

3. Qué ver y visitar en Espejo


Desde lejos ya alcanzamos a ver esta belleza de lugar. No está escondido, al contrario, se muestra en todo su esplendor cuando divisamos el fabuloso Castillo, ubicado en el tope de la colina, y sus casas llenas de blanco radiante, ordenadas como una cascada natural, a sus pies.

Esta joya, en plena campiña cordobesa atesora un patrimonio cultural y arquitectónico único en la zona. Su pasado romano, ya nos habla de su antigüedad, la cual conoceremos recorriendo sus angostas y empinadas calles.

Monumentos y sitios de interés de Espejo

Castillo de Espejo, Cordoba

La espectacular fortaleza medieval, a la que llamamos Castillo Ducal, domina desde lo alto del poblado de Espejo en permanente vigilia, a toda la comarca.

Sus gruesos muros protegen al Castillo desde el Siglo XIII; además resaltan sus Torres esquineras, más la Torre del Homenaje, que es excepcional.

Se accede al Patio de Armas, donde veremos un antiguo aljibe y la Torre del Caballero, que servía como punto de vigilancia, para avisar a los ocupantes que debían escapar por los “pasadizos” subterráneos, que se comenta existen aquí.

Castillo de Espejo, Cordoba

Al ser residencia privada desde hace centurias, guarda en su interior auténticas reliquias, así como bibliotecas, libros, mobiliario y decoración de alto valor cultural.

Al lado está la Iglesia de San Bartolomé, templo gótico levantado por el año 1483, y que no riñe en cuanto a belleza con su vecino, el Castillo.

En su interior impresiona el Retablo de San Andrés, así como el Museo de orfebrería, que exhibe piezas de platería; ha sido declarada Bien de Interés Cultural como Monumento de Espejo, un fascinante pueblo de Córdoba.

Iglesia de San Bartolomé, Espejo

Seguimos nuestra caminata por las empinadas cuestas, y llegamos hasta la Plaza de la Constitución, donde se ubica el edificio del Ayuntamiento, así como el emblemático y pintoresco Mercado de Abastos.

La nómina monumental de Espejo se dilata a lo largo de sus calles, por donde se reparten casas señoriales como las de Antón Gómez, de fines del XVI, y de las Cadenas, en la parte alta, y otras de orden barroco, del XVII y XVIII, hacia el paseo de Andalucía.

En cuanto a los edificios religiosos cabe mencionar el Colegio de San Miguel, fundado en 1758 con un singular oratorio barroco, cubierto por bóveda apoyada sobre un octógono; la ermita de la Virgen de la Cabeza, también del XVIII; las ermitas de Santa Rita, que señala uno de los rincones con más sabor de Espejo, y Santo Domingo, tienen ambas portadas de piedra y se encuentran, respectivamente, en los extremos del casco histórico.

Casa de la Cadena, Espejo

Igualmente se halla la Casa de las Cadenas, residencia del Siglo XVIII, con una leyenda urbana asociada al hecho de que de su balcón pende una cadena.

Otras casas señoriales las encontramos mientras recorremos esta encantadora villa, disfrutando del embrujo de sus típicas calles, llenas de porrones con plantas y flores, decorando sus fachadas.

Entonces vemos la Casa de los Marqueses de Lendínez, que muestra en su frente el escudo familiar; igualmente la casa Nro 10 de la Calle Antón Gómez, que data del Siglo XVI, y se encuentra en proceso de recuperación.

4. Otros lugares de Espejo que debes conocer

Rio Guadajoz

 Caminar por el Río Guadajoz. 

A pesar del pasado algo tumultuoso que vivió el pueblo de Espejo, todavía se mantienen en pie muchas edificaciones civiles o religiosas, esparcidas por estas divinas calles.

Por ejemplo, podemos visitar la Ermita de Nuestra Señora de la Cabeza, del Siglo XVI, y que ahora funciona como centro cultural, o la Ermita de Santa Rita, erigida en el Siglo XVII y desafortunadamente cerrada al culto.

También tenemos la Ermita de Santo Domingo de Guzmán, en lamentable estado de deterioro.

La Iglesia de Santa Teresa, alberga en su interior la imagen del “Santísimo Cristo del Amor”, en un espacio sumamente sencillo. De igual forma, la Iglesia de San Miguel, que se construyó en 1757 tiene a su lado lo que en su momento fue un colegio, y hoy funge como Asociación Cultural.

Fiestas en Espejo

Entre sus fiestas destacan, en mayo la romería de San Isidro, mientras que para julio son los bailes de Santiago, y se preparan para las fiestas patronales de San Bartolomé, que son en el mes de agosto; en septiembre son las fiestas de su Patrona, Nuestra Señora de la Fuensanta.

Gastronomía 

La tradicional comida de los espejeños, gira en toro a los embutidos, muy especialmente a la morcilla y al chorizo, que todos comentan que son una delicia, al igual que los guisos de caracoles o las migas. Su producto insignia es el aceite de oliva.

La repostería es muy variada e incluye bollos de leche, bichitos, torticas o perrunas.

  
5. y Para Comer en Espejo

Restaurante Casa Lorenzo
Calle Regiones Devastadas 6, 
14830 Espejo España
+34 957 37 65 33

Bar D’Tapeo
Av. de Cañete, 2, 
14840 Castro del río España
+34 618 88 96 53

En los Alrededores de Espejo

El prolijo bagaje del pasado de Espejo aún cuenta con otro testimonio en sus alrededores, junto a la carretera hacia Castro del Río: 

A poco más de 1 Km de Espejo, queda un yacimiento arqueológico sumamente importante para la localidad, y le llaman El Aljibe, ya que allí se ubica una construcción hidráulica del Siglo I A.C.

El Aljibe, Espejo

El Aljibe, una enigmática construcción romana abovedada de sillares sobre un manantial, probablemente de finalidad religiosa.

También se conoce de la existencia de restos de lo que fue un acueducto que surtía de agua a la villa, conocido como “La Albuhera”.

y a muy pocos Kiñlometros nos encontramos la Villa de 

6. Montilla, Arte, Historia Enoturismo

¿Conoces algún lugar del mundo cuya construcción principal, aquella que domina el entorno que la rodea, sea un Granero Real?

 ¿Y alguno cuyo nombre haya pasado a la historia por la denominación de uno de sus vinos y haya incluso aparecido en el título de un relato de Edgar Allan Poe?


Montilla, Cordoba

Como podrás imaginar, me estoy refiriendo al pueblo de Montilla, en Córdoba, una pequeña población situada en la Campiña Sur andaluza, rodeada de viñedos y olivos. Hoy vamos a ver qué hacer y qué ver en Montilla, y para ello voy a darte unos datos que picarán tu curiosidad:

La segunda bodega más antigua de España se encuentra en Montilla.

En Montilla nació un personaje muy relevante de la historia de España

Montillano de adopción fue un pintor maestro de Picasso, subdirector conservador del paseo del Prado y pintor de la corte.

Una de las pastelerías más antiguas de España se encuentra en Montilla sobre un antiguo convento y cada año recibe un pedido de la Casa Real.

En Montilla se encuentra uno de los proyectos enológicos más galardonados de la península que aúna arte, ecología y sostenibilidad.

7. Algo de Historia sobre Montilla

Desde el Paleolítico Inferior se conocen restos de ocupación humana en Montilla, al igual que en toda la Campiña, como lo atestiguan los útiles sobre lasca y los bifaces encontrados. Posteriormente han aparecido raederas, raspadores y buriles, del Paleolítico Inferior y del Paleolítico Medio y sepulturas del Campaniforme. 

El Epipaleolítico dejó huella en el término de Montilla, siendo el municipio uno de los escasos puntos geográficos cordobeses donde se han documentado yacimientos de la época, como el de Fuente de Pez, interesante yacimiento de piezas microlíticas, y del Neolítico, del cual encontramos abundantes restos desde el Calcolítico, periodo en el que son más numerosos los yacimientos de cerámica, útiles de sílex, puntas de flechas, etc..

En las inmediaciones del castillo de Montilla, tras diversas excavaciones arqueológicas desarrolladas en el Cerro donde se asienta el alhorí, se ha constatado la existencia de un antiguo poblado prerromano en sus laderas.

La presencia de restos arqueológicos, como una estatua de Diana cazadora o de vías romanas, hacen pensar en que hubiera un núcleo hispanorromano; sin embargo, aún no se han encontrado restos que permitan hablar de una ciudad romana a pesar de la abundancia de restos. 

De fecha anterior a éstos, son los restos de poblamientos tartésicos e íberos hallados en el recinto del castillo.

De la época musulmana proviene el nombre de Montiya, anterior a la castellanización de la terminación -iya del árabe, que denomina a grupos humanos en toda su extensión, como agrupación, barrio, pueblo, ciudad, etc. Aparentemente, la zona, a la que se denominó Mondelia estuvo poco poblada y lindaba con las coras de Cabra y Córdoba​.

Poco se conoce de Montilla durante la primera época de la Edad Media, incluyendo su propio origen, hasta su incorporación a la corona castellano-leonesa entre febrero de 1240 y marzo de 1241, durante la segunda estancia de Fernando III de Castilla en Córdoba. 

En estos años comenzó el repoblamiento con familias provenientes de León. En 1257 pasó a depender de Gonzalo Yáñez Dovinal, a quien Alfonso X el Sabio concedió en señorío la villa y castillo de Aguilar, del que dependería Montilla hasta 1343, fecha en que se extinguió el linaje de la Casa de Aguilar.

La titularidad de estas tierras cambiaría en varias ocasiones, hasta que en 1371, Enrique II de Castilla la concede a Lope Gutiérrez, alcalde mayor de Córdoba, segregándola de la Casa de Aguilar, junto con la independencia jurisdiccional y el título de villa. Fue en esta fecha cuando sustituyó a Aguilar de la Frontera como sede del señorío de ese nombre. 

Lope Gutiérrez, por su parte, la entregó en 1375 a Gonzalo Fernández de Córdoba, a cambio de sus diversos bienes en Guadalcázar. A partir de ese momento, Montilla, sin dar nombre al señorío, se convirtió en centro, sede y núcleo del mismo, situación que se mantendrá incluso cuando los Reyes Católicos otorguen a los señores de Aguilar el título de Marqueses de Priego.

La noticia más antigua que aparece de Montilla es en 1333, y hace referencia al castillo y a su nombre. Diez años después se menciona la población, consolidada totalmente, pero hasta 1371 no adquiere término municipal independiente de Aguilar y obtener el título de villa, reforzando su población y configurando su territorio a lo largo del siglo XV mediante pleitos por los límites con los concejos colindantes de Cabra, La Rambla, Castro del Río, Montemayor y Espejo. 

Sobre el Gran Capitán ha habido siempre una discusión sobre su nacimiento entre que era de Aguilar o de Montilla, ya que aunque nació en Montilla, en aquel momento pertenecía al Señorío de Aguilar, del cual era su padre titular.

Es, a partir de este momento, cuando comienza, sin lugar a dudas, la centuria más importante de la historia de Montilla, aunque con uno de sus mayores traumas: la destrucción de su Castillo.

Siglos XVI, XVII y XVIII

Vista de Montilla en 1669, acuarela de Pier Maria Baldi.

Bajo los Fernández de Córdoba, Montilla se convertirá en el centro del señorío de Aguilar, suplantando incluso a esta villa, y se preparará para su desarrollo económico del siglo XVI. Durante la segunda mitad del siglo XV experimentó un importante crecimiento demográfico, alcanzando los 1166 vecinos en 1530, por lo que, después de Priego, a la que termina por suplantar, era la villa más poblada del marquesado de este nombre. 

Existen testimonios de aquella época sobre el castillo, cuyo origen parece remontarse a épocas anteriores a la Baja Edad Media, y aunque apenas se conservan restos, ya que fue demolido por orden de Fernando el Católico en 1508 como ejemplar castigo impuesto al titular de la Casa de Aguilar (ya entonces primer marqués de Priego) y aviso al resto de la nobleza andaluza. Las noticias antiguas nos informan acerca de su suntuosidad y celebridad.

Montilla desde Espejo, de Lorenzo Marqués (1990, plumilla)

En el siglo XVI el fuerte crecimiento demográfico y el auge económico influyen en la ampliación del perímetro urbano y en la remodelación arquitectónica de la parroquia de Santiago y creación de la totalidad de fundaciones conventuales: franciscanos en 1512, agustinos en 1519, clarisas en 1525, jesuitas en 1558, y concepcionistas en 1594. 

La ciudad siguió forjando el primitivo casco urbano que hoy se conserva, y se expande hacia el camino de Córdoba gracias al barrio de las Tenerías o hacia el Sur. La práctica totalidad del centro histórico de Montilla tiene su origen y desarrollo en estos siglos XV y XVI.

En 1630, Felipe IV de España le concede el título de ciudad. Por aquella época los derechos señoriales suponen grandes beneficios para éstos y no pocos conflictos para con los vasallos. Hasta 1711 no se reconoce el derecho de los vecinos para erigir libremente hornos y molinos. 

Dentro de aquel marco, el concejo municipal cumple funciones de gobierno, justicia y regimiento de la villa, para lo que dispone de ingresos devengados por el arrendamiento de sus propios.

El siglo XVII está ligado a un estancamiento y regresión de la economía, epidemia de peste, falta de cosechas y hambre. Esto no frena el vigor religioso, sino que se intensifica con la fundación del hospital de San Juan de Dios en 1664 y el reconocimiento público del patronazgo de San Francisco Solano en 1647, casi ochenta años antes de su canonización en 1726. 

Cabe destacar en este siglo la importancia que el teatro adquirió en la localidad, ligado a la festividad de Corpus y al amparo del Marquesado de Priego. Las referencias históricas indican que la importancia del teatro fue tal en la ciudad, que Montilla contó con un corral de comedias a principios del siglo XVII, antes incluso que otras grandes ciudades andaluzas.

Vista oriental de Montilla, 1778-1795

El siglo XVIII supone una recuperación demográfica, sin cambios sustanciales en la estructura social, encabezada por los marqueses de Priego (duques de Medinaceli desde 1711), seguida de algunas familias nobles, clero, campesinos y artesanos de los más variados gremios. 

En 1726 fue canonizado el montillano San Francisco Solano, importante evangelizador en América del Sur. 

El 1 de abril de 1767 se expulsa a los jesuitas y el 24 de agosto de 1779 se funda la primera Sociedad Económica de Amigos del País.

Siglos XIX, XX y XXI

En el siglo XIX, Montilla tenía 13 224 habitantes, por lo que se la consideraba una ciudad de tamaño medio; La ciudad contaba en este siglo con el Ayuntamiento, el palacio de Medinaceli, escuelas, hospital, la parroquia de Santiago, la iglesia de San Francisco Solano, así como siete ermitas en la ciudad y cuatro en las afueras, tres conventos de frailes y dos de monjas. 

También se ha hecho referencia al castillo, calificado por varios autores como «el más hermoso de Andalucía» y una serie de baños por el término atribuidos a los romanos. 

En este siglo, la economía se basaba en el sector primario: las producciones más importantes eran aceite (80 000 arrobas con ventas que se distribuían a Málaga, Sevilla y Madrid), vino (exportado a Córdoba capital, la provincia y Écija, con pedidos incluso para Inglaterra), trigo (50 000 fanegas) y otros cereales, leguminosas, hortalizas y frutas. En cuanto a industria, destacaba el sector agroalimentario, los telares de lino y lana y alfarerías y tejares.

Este siglo fue tumultuoso: Se vivieron diversos enfrentamientos, contra los franceses en la Guerra de Independencia española o entre absolutistas y liberales. Además de la grave epidemia de cólera de 1855 y las revueltas contra Isabel II de España. La revolución de 1868 representó una etapa de gran agitación política, 

La Gran tensión social que provocaron los graves sucesos de 1873, al conocerse la proclamación de la Primera República Española, estallaron en motín popular, con asaltos e incendios de casas de varias autoridades municipales y con el asesinato de uno de los hombres más ricos de la localidad. 

Cabe destacar en este siglo las medidas desamortizadoras del ministro Mendizábal (1835), la presencia de la expedición de los generales carlistas Gómez y Cabrera (1836) y la llegada del ferrocarril (1865).

Durante los años de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), maduró y se expandió enormemente la industria vitivinícola de la ciudad. En el entorno socio-cultural destaca la figura de Don Francisco de Alvear, Conde de la Cortina, que impulsa en la llegada de las Esclavas del Divino Corazón y la Congregación Salesiana, ambas consagradas a la docencia, y el regreso de la Compañía de Jesús. 

Además, el Conde de la Cortina, adquiere la Casa del Inca Garcilaso de la Vega para donarla al pueblo de Montilla con el fin de ubicar allí la biblioteca pública. Con la expansión del sector vitivinícola y bodeguero, los gremios artesanales quedarán a la sombra y la ciudad alcanzará fama universal con la elaboración de excelentes vinos, convirtiéndose desde 1944 en el núcleo más significativo de la Denominación de Origen Montilla-Moriles.

En los años 1960 se entró de lleno en el desarrollismo de la mano de la industria vitivinícola, que situó a Montilla en los primeros lugares de la provincia. No obstante, la localidad no se libró de la fiebre migratoria, siendo el principal destino de la inmigración Cataluña (San Juan Despí) y Alemania. 

Hoy día forma parte del triángulo de ciudades considerado motor de la economía cordobesa.

8. Que ver y hacer en Montilla


Corría el año 1846 cuando Edgar Allan Poe, a punto de entrar en su declive vital, publicó «el barril de amontillado», un relato de suspense con una bodega como lugar clave de la historia. 

En ella, el protagonista utiliza un tipo de vino para hacer hablar al sujeto contra el que clama venganza. Ese vino es el amontillado, un vino de alta gradación alcohólica, nacido en la zona de Montilla en el siglo XVIII.

Que Montilla y su vino hayan llegado a formar parte de un relato de uno de los escritores americanos más importantes de la historia no es casualidad: esta es una tierra generosa, como sus vinos, poblada de colinas, viñedos y olivos, con múltiples relatos escondidos entre sus paredes. 


Hoy vamos a ir descubriendo todos ellos en diferentes secciones desgrananando, racimo a racimo, todo lo que hay que ver en Montilla.

Granero Real o Castillo-Alhorí de Montilla

Uno de los elementos principales de su historia es el edificio que corona la colina sobre la que está construida la localidad y que hace única a Montilla: el granero real o Castillo-Alhorí de Montilla. 

Edificado en 1722 sobre el antiguo castillo (derribado en 1508 por orden de Fernando el Católico como castigo al primer Marqués de Priego), el imponente edificio tiene en cada una de sus esquinas unos pequeños torreones que sirven como memoria al antiguo castillo (del que quedan algunos restos en la parte baja de la colina). 

El hoy llamado «Castillo de Montilla» va a servir para el emplazamiento de un museo dedicado al oro fermentado que baña estas tierras.

Montilla y la gastronomía.

Hablar de Montilla es hablar de vino, aceite y comida. Con su Denominación de Origen propia (Montilla-Moriles) la región de Montilla es una de las más importantes de España en producción vitivinícola.

Vinos de Montilla

Uno de los principales atractivos y el núcleo en torno al cual gira todo lo que hay que ver en Montilla son sus bodegas y lagares (para el que no lo sepa, un lagar es como una bodega pero de producción más reducida, de tipo familiar). En los últimos años el número de lagares se ha reducido notablemente (de casi 100 a 8) por lo que es una experiencia casi exclusiva poder disfrutar de una visita a uno de estos establecimientos.

En Montilla hay numerosas bodegas históricas, voy a hablaros de un par de ellas, Bodegas Alvear y Bodegas Pérez Barquero.

Bodegas Alvear

Esta bodega, fundada en 1729, es la 12ª más antigua del mundo, la 2ª de España y la 1ª de Andalucía. 

Pertenece a la familia Alvear y en su bodega La Monumental, diseñada por un discípulo de Eiffel, se encuentran 5027 botas de vino. Entre sus productos, los tradicionales finos y amontillados creados a partir de uva Pedro Ximénez, se encuentran varios vinos galardonados a nivel nacional.

Bodegas Pérez Barquero

Las Bodegas Pérez Barquero es otra de las grandes protagonistas de Montilla, con su precioso recinto que, aunque no alcanza la antigüedad de Alvear, también se presenta como un lugar merecedor de una visita, sobre todo por la cata de alguna de sus productos, con varios premios de calidad a sus espaldas.

Bodegas Lagar Blanco

Bodegas Lagar Blanco, Montilla

A 600 metros de altitud, son las instalaciones bodegueras situadas a mayor altura de la D.O. Montilla-Moriles.

Situado en un bello enclave paisajístico, ofrece al visitante la posibilidad de conocer el sistema de producción completo de los vinos Montilla-Moriles, en unas instalaciones que mezclan tradición con el confort y vistosidad de las nuevas posibilidades arquitecturas y tecnologías.

Construido en 1959 para ser la primera cooperativa vitivinícola de la D.O., posteriormente es adquirido y reformado por don Miguel Cruz Marqués, ingeniero agrónomo y enólogo, con el objetivo de dar excelencia a los vinos de la D.O. y situarlos en el lugar que les corresponde.

Bodegas Robles

Hay que empezar con uno de los grandes protagonistas de este enfoque hacia el futuro, Bodegas Robles. El lema de esta empresa fundada en 1927 pero reconvertida en 1999, proviene del poeta estadounidense de Ralph Waldo Emerson:

«Nosotros no heredamos la tierra de nuestros antepasados, la tenemos en préstamo para nuestros descendientes».

Con esta consigna, Bodegas Robles presenta un proyecto de vino ecológico que promueve el cuidado de una tierra que es la que «me enseña cada día a mi», como dice Francisco Robles. Él es el principal culpable de la reconversión de esta bodega hacia el mundo ecológico.

Su principal argumento: que la tierra cuide de la propia tierra. ¿Cómo? Facilitando a la planta el ecosistema que necesita. Sembrando el viñedo con otras plantas, llenándolo de vida, una vida que da fertilidad a la tierra y atrae a insectos que ejercen de insecticida natural contra las plagas. De esta forma se consigue un vino libre de pesticidas y fertilizantes externos. A parte, llevan un riguroso control de las emisiones de CO2.

Como parte de esta filosofía, Bodegas Robles no se queda solo en la producción de sus valiosos vinos ecológicos Piedra Luenga ni sus productos derivados (como gelatinas y mermeladas) sino que se entremezcla con el arte a través de catas donde ilustradores plasman sus sensaciones en dibujos que pasan a formar parte de las botellas y, el más alucinante de todos, el proyecto «Sigue tu cepa» a través del cual cada cepa amadrina a una persona. 

De esta forma, el ahijado sigue el ciclo vital de su madrina en los diferentes momentos, conociendo cada detalle del proceso de crecimiento natural y enseñando sobre los naturales que someten al planeta (como los cambios en los ciclos de vendimia causados por el cambio climático).

Hacienda Bolonia

Siguiendo la línea de Robles, encontramos otro productor ecológico, Hacienda Bolonia. Con un lema similar sobre la eliminación de pesticidas, esta empresa «protege» sus viñedos con barreras naturales consistentes en… otras especies, como árboles frutales y hierbas aromáticas, que atraen a otros insectos y actúan de sistema de alerta. Esta empresa, a parte de la vid, también se centra en la producción de aceite de oliva virgen ecológico.

Lagares de Montilla

Lagares de Montilla

En cuanto a lagares, voy a mencionar algunos de los que recomendaría para su visita, situados todos en la zona de la sierra de Montilla. 

Estos son el Lagar Blanco, el lagar la Primilla y el lagar Los Raigones.

Lo primero que atrae de ellos es su localización: en mitad del campo cordobés, rodeados de colinas y viñedos, el entorno transmite una sensación de paz, como si se estuviese en una pequeña Toscana. 

Después, al entrar se descubren los pequeños matices que cada uno le imprime a sus productos. De esta forma encontramos vinos dedicados al patriarca de la familia, como es el caso de Raigones, o las diferentes formas de cuidado y tratado del vino que hacen que un mismo tipo de uva (PX) dé sabores y sensaciones muy diferentes.

El oficio de la Tonelería


Como extra al mundo del vino, algo que puede interesar a ciertas personas es la visita a una de las tonelerías donde se fabrican los recipientes que después contendrán el valioso líquido montillano. 

Una de ellas es la Tonelería Juan del Pino.

Aceite de Montilla

El aceite es otro de los principales elementos gastronómicos de la zona. Una de las almazaras que se pueden visitar es la del Molino Juan Colín. Conocida también como aceites Bellido, esta empresa surgida en 1977 como horno de pan, pasó pocos años después a la producción del aceite de oliva virgen extra, el cual se puede catar en el museo construido en sus instalaciones.

Cerveza artesanal

En Montilla no solo hay vino, también está presente la cerveza. En este caso, una joven empresa, cervezas Capitán, ha iniciado un proyecto de productos artesanos que espera poder hacerse hueco en un lugar donde el vino es el principal protagonista. 

Con ganas de triunfar y calar hondo en el corazón montillano, se encuentran desarrollando un experimento en el que utilizan antiguos toneles de vino para la creación de una cerveza distinta, nunca antes elaborada de esta forma.

Confitería Manuel Aguilar

La pastelería Manuel Aguilar es otra de las decanas de Montilla. 

En 1886, la familia Aguilar creó esta pastelería sobre un antiguo convento. 

Confitería Manuel Aguilar, Montilla

Con una producción que abarca hasta 300 tipos de dulces, las lenguas, el pastelón, los afajores y las tejas son algunos de sus productos más requeridos (la Casa Real solicita anualmente un pedido de sus deliciosas tejas).

Entre los personajes ilustres que nacieron o habitaron Montilla se encuentran, entre otros, el Gran Capitán, un importante militar y político del siglo XV, el escritor e historiador peruano el Inca Garcilaso de la Vega, cuya casa-museo es una de las principales atracciones de la localidad y José Garnelo, pintor de la corte y subdirector del Museo del Prado, el cual tiene un museo dedicado a su obra y figura.

Montilla y el arte

Museo Garnelo

Con un pintor como Garnelo por Montilla es normal que la ciudad vibre en torno al arte. Para aquellos que no conozcan la obra de este autor tienen la oportunidad de sorprenderse con la múltiples caras estilísticas de este artista, natural de Valencia, en el Museo Garnelo. 

Museo Garnelo-Casa de las Aguas, Montilla

Este es un espacio donde la cultura vibra por todos sus poros, el cual está compartido con la Fundación Biblioteca Manuel Ruiz Luque. Sin duda uno de los lugares más interesantes que hay que ver en Montilla.

Arte en las calles

Pero el arte también sale a las calles de la localidad. La historia y vida de Montilla se puede disfrutar en sus fachadas en forma de inmensos murales, creados por la joven artista argentina Gisele Rossi durante su estancia de mes y medio en la localidad.


Otra forma en la que el arte invade las calles de Montilla es a través de convocatorias como el primer certamen de pintura rápida, convocado en 2017 al cual acudieron 135 participantes. Sus obras estuvieron expuestas en el espectacular espacio dedicado al arte del antiguo hospital de Encarnación y Remedios.

Secretos de Montilla

Todo lugar con personalidad esconde pequeños secretos. Uno de ellos es una escalera que recuerda a la de otros lugares del mundo como la «nerudiana» Valparaíso. 

Con la campaña «Llena de vida tu escalera», llevada a cabo por el Ayuntamiento de Montilla y el colegio de educación Infantil y Primaria San Francisco Solano, se recuperó estéticamente la Cuesta de Pinillos. Hoy es uno de los lugares más sorprendentes de Montilla.

Música en Montilla

La música también tiene protagonismo en la localidad cordobesa. Desde hace años se viene celebrando el festival de jazz Montijazz, el cual, en su edición de 2017, cambiará de localización y se emplazará en el lagar los Raigones y en el patio de Bodegas Alvear, buscando una interesante combinación de dos pasiones: vino y música.

 

  9. Senderismo: Ruta de las Fuentes Históricas de Montilla

Para mirar hacia el futuro hay que apoyarse en el pasado. Y eso se ve especialmente en la ruta por las fuentes históricas de Montilla. 

Con un recorrido de 11 kilómetros a través de 4 fuentes (que se amplía a 15 si se cogen desvíos para visitar otras 4 fuentes más) se puede combinar actividad física con cultura. 

La ruta parte del espectacular mirador de la Escuchuela, situado en el barrio más antiguo de Montilla.

El Balcón de la Escuchuela es el este punto donde empezamos una ruta que nos llevará a conocer algunas de las fuentes históricas con que cuenta Montilla y que iniciamos mediante un sendero peatonal que bordea la ladera del Castillo.

 Desde aquí, un breve recorrido urbano nos llevará a la calle Córdoba para, al final de ésta, saliendo ya del casco urbano, entre viñedos y olivares, tomar el camino de las Tenerías. 

Éste confluye con la Veredadel Juncal y, siguiendo esta vía pecuaria, a unos escasos cien metros, giraremos a la derecha para seguir nuestra ruta por el camino de Montemayor. Pasado el km 2, en el paraje conocido como Huerta del Duque, encontramos la fuente de El Arquita, primera de las fuentes que se pueden visitar en la ruta. 

Hacia el km 5,5 el camino de Montemayor se cruza con el Cordel del Chorrillo. En este punto, aunque la ruta toma dirección hacia la derecha, deberemos hacer un alto, y en dirección contraria, a unos 200 metros, visitar la fuente que da nombre a la vía pecuaria, la fuente de El Chorrillo. 

Volviendo sobre nuestros pasos, en el mismo Cordel del Chorrillo, un kilómetro más adelante podremos tomar un pequeño desvío de ida y vuelta para visitar la Fuente de San Carlos para, nuevamente sobre la vía pecuaria, unos 500 m. más adelante, contemplar la Fuente de Descansavacas. 

Este sería el punto en el que retornamos de nuevo en dirección hacia Montilla por el Camino de la Fuente del Arca. Tras el cruce con el Camino de Córdoba pasaremos por la Fuente de El Piojo. 

A escasos 800 m. encontramos una de las fuentes más importantes y conocidas, la Fuente Nueva. Desde la Fuente Nueva podemos optar por terminar la ruta llegando al Parque de la Rejoya, o bien realizar la visita alternativa a dos fuentes más de gran interés histórico.

10. Comer en Montilla

Taberna Bolero
C. Fuente Álamo, 9, 
14550 Montilla España
+34 679 39 80 02

Bar Carrasquilla
Calle Feria 1, 
14550 Montilla España
+34 957 65 00 50

Restaurante Don Quijote
Calle Ballén, 6, 
14550 Montilla España
+34 957 65 12 71

y algo mas económicos:

El nuevo barril de oro
Avenida Andalucia 26 Avda.Andalucia 26, 
14550 Montilla España
+34 669 59 38 82

Pizzarelli
Calle Peru, 4, 
14550 Montilla España
+34 957 65 60 61

La Cepa Montillana
Avenida de Andalucia 23, 
14550 Montilla España
+34 957 73 82 34


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