Allá por 1605 Don Miguel de Cervantes publicó 'Don Quijote de la
Mancha'. Esta obra máxima de la literatura castellana se mantiene
presente en nuestras estanterías y mentes con pasajes grabados a
fuego en el imaginario colectivo.
Los gigantes contra los que Don Quijote batalló no eran más que
molinos de viento, hoy majestuosos testigos que nos recuerdan épocas
medievales en las que el hombre castellano inspirado por los relatos
de Oriente desarrolló nuevas técnicas para aprovechar el viento para
moler el grano.
Hoy vamos a recomendar una ruta por estos emblemáticos villanos de
fantasía que aún pueblan Castilla-La Mancha.
Indice:
- Este es el Croquis de nuestra Ruta
- Algo de Historia sobre los Molinos
- Como Funciona un Molino de Viento
- Como Llegar a El Romeral
- Molinos de El Romeral
- Molinos en Tembleque, Toledo
- Comer en Tembleque
- Molinos de Madridejos
- Molinos de Consuegra
- Comer en Consuegra
- Molinos de Puerto Lápice
- Comer en Puerto Lápice
- Molinos de Herencia
- Molinos de Alcázar de San Juan
- Comer en Alcázar de San Juan
- Molinos de Campo de Criptana
- Molinos de Mota del Cuervo
- Comer en Mota del Cuervo
- Molinos de Belmonte
- Comer en Belmonte
- Otras Rutas Cercanas
1. Este es el
Croquis de nuestra Ruta
2. Algo de Historia sobre los Molinos
El origen de los molinos de viento es un tema controvertido y
que no ha sido claramente definido. Existen varias tesis en
cuanto a los orígenes de estos molinos, y todas ellas cuentan
con algún argumento de peso. En cualquier caso, lo que sí es
claro es que las referencias históricas a los molinos de viento
son muy posteriores a las existentes sobre los molinos
hidráulicos, y su origen es aún más incierto que los de estos
últimos (Reyes-Mesa, 2001).
Antecedentes greco-romanos
La cultura griega y su mitología consideraban las fuerzas de la
naturaleza (fuego, agua, viento) como de uso y dominio exclusivo
de los dioses, y que éstos no aceptaban de buen grado la
intromisión en sus dominios.
Esta concepción mitológica de la naturaleza no ayudaba al
desarrollo de la técnica. El hecho que su economía estuviera
basada en una agricultura de subsistencia, con poco intercambio
comercial y con una estructura social donde la mano de obra
esclava era abundante, no ayudaba al desarrollo de la
tecnología, ya que no había condiciones imperativas para el
desarrollo de maquinaria que favoreciese una mejora en los
métodos de producción.
H. P. Vowles estudió los fundamentos para defender la tesis del
conocimiento del molino de viento por parte de los griegos
(Caro-Baroja, 1996). Argumenta la referencia en un texto de
carácter técnico, atribuido a Herón de Alejandría (s. II dC), de
una máquina neumática conocida como Aneuriom, que giraba
impulsada por el viento y cuyo fin era proporcionar el aire para
el funcionamiento de un órgano.
Dicho artefacto aparecía descrito en un libro sobre sistemas de
medidas de Herón, del que tan sólo se conserva una copia en muy
mal estado realizada por un geógrafo árabe en el s. XVI
(Cádiz-Deleito y Ramos-Cabrero, 1984). El viento movería el
rotor de eje horizontal, solidario con una rueda de paletas.
Esta rueda de paletas accionaba una barra horizontal, conectada
en extremo a un barrón vertical que accionaba un pistón, que a
su vez enviaba el aire a las flautas del órgano.
Tampoco se conocen antecedentes de la utilización de los molinos
de viento por parte de los romanos.
El hecho de que el general Belisario en el año 537, durante el
asedio de Roma, construyera dos molinos hidráulicos fluviales
sobre barcazas para bombear agua, parece confirmar el
desconocimiento o poco desarrollo de la tecnología eólica, ya
que hubiese resultado mucho más sencillo y eficaz un sistema
basado en molinos de viento (Cádiz-Deleito, 1992).
Las culturas arábigas y china
Algunos historiadores ven el precedente más inmediato en los
denominados "molinos de oración" o "ruedas de oraciones"
tibetanos, datados entre los s. VI y IX (White, 1973), aunque no
se conoce con precisión la función que estas máquinas
desempeñaban en los ritos religiosos. Parece ser que estas
máquinas eólicas fueron de uso corriente en la zona del Tíbet y
Mongolia, y algunos autores aseguran que su uso era anterior al
s. II aC.
El primer molino de viento de aplicaciones utilitarias que se
conoce con cierto detalle es el molino persa de eje vertical.
Hasta el s. IX no es posible encontrar un documento histórico
irrefutable en el que se mencionen los usos de estos molinos
como algo habitual.
Los molinos de viento son mencionados, con aplicación directa en
la molinería, en el Libro de ingenios mecánicos de los hermanos
Banu Musa sobre el año 850, así como por los geógrafos árabes
Al-Tabari, fallecido en 923, y Al-Masudi, nacido en Bagdad en
912 y fallecido en El Cairo en 957.
Todos esos autores hacen mención a la difundida utilización de
los molinos de viento en las llanuras del Sijistán, en Persia,
región donde soplaban vientos muy fuertes, y con bastante
periodicidad. Al-Masudi, en su obra
Las praderas de oro indica que en esta región, que ocupa el
oriente iraní y el occidente afgano, soplan vientos que
sobrepasan frecuentemente los 100km/h, comentando que se la
conoce como "el país de los 120 días de viento".
Este lugar constituyó el germen de la utilización de la energía
eólica y su posterior aplicación a la extracción de agua y a la
molienda de cereales.
Según Al-Dimashqi el ingenio estaba formado por una estructura o
torre de mampostería, provista de una pared frontal que actuaba
como deflector al objeto de dirigir el viento sobre las paletas
y regulando su intensidad con un sistema de compuertas
realizadas en madera y que, operadas de forma manual, permitían
una mayor o menor entrada de aire.
El rotor disponía de seis u ocho paletas de madera o caña,
solidarias a un eje central vertical que se acoplaba a las
muelas, cuya separación se podía variar mediante el uso de
cuñas.
Por otro lado, en el Extremo Oriente, los chinos utilizaban
desde tiempo inmemorial unos molinos llamados panémonas, que se
utilizaban fundamentalmente para el bombeo de agua y posterior
riego.
Las panémonas chinas eran, al igual que los molinos persas
descritos, de eje vertical. Sus palas o velas estaban formadas
por paneles de tela sujetos a largueros de madera o bambú, y la
posición de las palas podía variarse para regular la acción del
viento sobre el molino.
La difusión del molino de viento como máquina capaz de producir
energía mecánica sigue dos canales aparentemente independientes
a partir de los s. XI y XII.
El primero de ellos se extiende a toda la zona de influencia del
Mediterráneo, difundido por la civilización islámica, llegando
hasta la mitad sur de la Península Ibérica, dando lugar a una
tipología claramente distinguible de molino de viento
mediterráneo.
El segundo toma como centro de partida el triángulo formado por
Bretaña, Inglaterra y los Países Bajos, donde pudieran haber
sido llevados por los cruzados al volver de Palestina y
siguiendo las rutas comerciales del sur de Rusia y el mar
Báltico.
España a través del Califato de Córdoba, fue la vía de difusión
del molino mediterráneo hacia Europa.
El posible origen occidental de los molinos de viento
Una tercera tesis aboga porque el origen de los molinos de
viento, al menos los de eje horizontal, como son los europeos,
es occidental.
En cuanto a los molinos europeos, las primeras referencias de la
existencia de molinos de viento de eje horizontal, son del s.
XII, tanto en Francia (en Bretaña) como en Inglaterra. En los
Países Bajos, las primeras referencias son del s. XIII.
No obstante, esta coincidencia puede responder al hecho que
tanto las Cruzadas como el progreso tecnológico que tuvo lugar
en Europa en esa época fueron consecuencia de un proceso
renovador, que se manifestó en todo tipo de actividades, tanto
científico-técnicas como económico-sociales.
Parece claro que Europa tenía por esa época la capacidad técnica
para haber desarrollado un molino de viento a partir de las
mejoras realizadas en los molinos hidráulicos. Hay relatos que
sostienen que el molino de viento de eje horizontal era ya
conocido en Occidente antes de las Cruzadas.
El testimonio del trovador normando Ambrosio, historiador de la
tercera Cruzada (1190-92), dice acerca de lo ocurrido en el
sitio de Acre: "los cruzados habían hecho construir el primer
molino de viento que jamás se hiciese en Siria..." .
Sin embargo, otros autores sostienen que los cruzados habían
visto en Oriente esta tipología de molino de viento y los
trajeron a Europa. Las referencias a los molinos de viento son
constantes en las órdenes de caballería, templarios,
hospitalarios, etc., que desde Antioquía se replegaron hacia
Occidente a través de Chipre, Rodas, Creta y Malta
Los Molinos de Viento de la Península Ibérica
En la Península Ibérica coexistieron molinos de tipo nórdico con
otros de eje vertical al estilo persa y, por supuesto, el más
extendido molino de torre mediterráneo .
En agosto de 1490, un grupo de españoles se presentaron ante el
rey Juan II de Portugal, indicándole que eran conocedores de
cómo hacer ingenios y artilugios con los que se podía elevar
aguas de pozos y lagunas, etc., sin bestias ni otra fuerza viva,
y el rey, reconociendo que el "invento" que presentaban los
españoles era útil, les concedió una verdadera patente,
consistente en un privilegio para que durante al menos cuarenta
años nadie pudiera hacerles la competencia en la construcción,
acerca de cuyo desenvolvimiento se establecían una serie de
cláusulas.
Por tanto, los españoles en el s. XV ya estaban introduciendo en
Portugal un tipo de molino de viento para elevar agua,
probablemente como los del Campo de Cartagena.
En España, los molinos de viento mediterráneos más primitivos,
de velas, aparecen inicialmente en los reinos musulmanes. Así,
en los molinos andaluces, la torre es mayoritariamente
cilíndrica, con muros de mampostería muy gruesos, casi siempre
revocados y encalados.
Estos muros, construidos generalmente con piedra y arcilla,
pueden proporcionar a la torre una altura de hasta 8m. El rotor,
a base de vela latina, suele tener seis u ocho velas dispuestas
sobre tres o cuatro pares de árboles o palos.
En el Campo de Cartagena se utilizaron unos molinos bastante
parecidos a los andaluces, pero adaptados no sólo a la molienda
de cereales, sino también para el bombeo de agua, entre otros
usos.
Estos últimos molinos presentaban dos conjuntos de engranajes,
puesto que el movimiento del eje descendía a lo largo de la
torre mediante un eje vertical para acabar moviendo, en un eje
horizontal, una noria o rueda de cangilones. Solían emplear ocho
velas latinas para los molinos empleados en la molienda y diez
velas para los dedicados a bombeo de agua.
Los molinos de viento manchego y mallorquín pueden considerarse
variantes del molino mediterráneo de vela, especialmente por la
construcción de la torre, pero la forma y construcción de las
aspas, que no velas, podría ser más bien de influencia europea,
entrando dentro de la tipología C de Krüger.
No obstante, en las Baleares sí existe algún ejemplar de molino
de viento con velas, al más puro estilo mediterráneo de
tipología A. El resto de molinos españoles se alejan de la
tipología A.
La expansión de los molinos de viento en España
La época del Califato cordobés jugó un papel fundamental en la
difusión y expansión del molino de torre a velas mediterráneo,
extendiéndolo a la vecina Portugal.
Las más antiguas referencias a molinos de viento relacionadas
con países de la ribera mediterránea se encuentran en textos que
se refieren a España. En tiempos de la España califal, en pleno
s. X, ya eran conocidos los molinos de viento, si bien los
hidráulicos estaban más difundidos .
Una curiosidad resulta el desconocimiento de Juanelo Turriano,
ingeniero al servicio del rey de España en el s. XVI, acerca de
los molinos de viento, y más aún cuando los mismos se conocen en
España desde el s. X ó XI.
En el año 1200, Pedro II de Aragón concedió a Pedro de Vilanova
la exclusiva para la construcción de molinos de viento en
cualquier parte de sus territorios, con la obligación de
entregar al soberano la décima parte de sus ingresos (Lacarra,
1977).
Hacia 1330, Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, conocía la existencia
de algunos molinos de viento en Castilla-La Mancha según indica
en un par de versos que repite en su obra El libro del Buen
Amor. En ellos se refiere con el nombre de atahonas, que era el
término utilizado para referirse a los molinos de tracción
animal en su época.
En la Crónica del halconero de Juan II, editada por Carriazo, se
indica que el 15 de junio de 1441 hubo una escaramuza "...en los
molinos de viento, camino de Tordesillas..." (Caro-Baroja,
1996). Pedro Azlor en 1478, y Jerónimo de Ayanz en 1606,
originaron patentes de invención de molinos de viento
(Ayala-Carcedo, 2001).
Existen dos fuentes iconográficas fundamentales para el
conocimiento de la localización de molinos de viento y el
análisis de su tipología en Europa, y particularmente en España,
durante la segunda mitad del s. XVI:
I- la colección de vistas de ciudades españolas de Anton Van der
Wyngaerde, pintor flamenco a quien Felipe II le encargó recorrer
la Península, lo que hizo entre 1562 y 1571,
y II- las numerosas vistas de ciudades realizadas durante un
viaje que hicieron Brawn y Hoefnagel a España en el período
1563-1567 y que publicaron en varios volúmenes en Colonia, en
1572, bajo el título de Civitates Orbis Terrarum
(Sánchez-Molledo, 1995b).
Así, han formado parte del paisaje vasco y gallego, Andalucía
atlántica y mediterránea, de las Islas, de Levante, Cataluña y
hasta de Aragón. En 1998 se elaboró un mapa actualizado de los
molinos de viento en España, si bien la mayoría de las nuevas
aportaciones resultan de referencias históricas.
Así, indican la presencia de un molino de viento en Madrid
basándose en el plano que de la ciudad realizara Pedro de
Texeira en 1656, en el que se aprecia un molino de cuatro aspas,
similar a los manchegos.
Los molinos de viento en La Mancha
Los molinos de viento manchegos, los más ampliamente conocidos y
estudiados, responden al tipo de molino mediterráneo C de
Krüger. Están formados, al igual que los de origen andaluz, por
una torre de mampostería de piedras y adobe.
Sobre la torre, rigurosamente cilíndrica, se sitúa una techumbre
cónica, en cuyo interior se aloja toda la maquinaria, ejes y
engranajes de transmisión. El rotor se compone de cuatro palas
fabricadas con un entramado de madera, recubierto de lienzo
(Sánchez-Molledo, 1995a).
Los molinos de La Mancha se introdujeron hacia mediados del s.
XV y se difundieron ampliamente en los s. XVI y XVII. Su
decadencia comenzó a finales del s. XIX, si bien estuvieron en
servicio hasta mediados del s. XX (Sánchez-Ruiz, 1995).
Aunque de neta influencia mediterránea, su desarrollo está
relacionado con los molinos europeos, según se desprende de su
semejanza con otros franceses (Fernández-Layos, 1988).
Los molinos manchegos se extendieron por toda Castilla-La
Mancha.
Existen ejemplares en Madridejos, Quintanar de la Orden,
Consuegra y Puebla de Almonacid, en la provincia de Toledo;
Alcázar de San Juan, Campo de Criptana y Argamasilla, en la
provincia de Ciudad Real; Belmonte y Mota del Cuervo, en la
provincia de Cuenca; y Villarrobledo, en la provincia de
Albacete .
Existe una tipología de molino de viento manchego, común a todas
las zonas, si bien en determinadas áreas aparecen detalles
técnicos o constructivos que los hacen parcialmente diferentes.
La torre, cilíndrica, puede alcanzar alturas de hasta 8m.
La caperuza troncocónica posee una altura media de 3m. La torre
está realizada en mampostería con las juntas de unión a base de
mortero de cal y arena, con el interior enlucido con yeso, y con
un diámetro total en torno a los 6m.
La torre de un molino manchego alberga tres estancias. La
primera, llamada silo o cuadra, es el recinto donde se produce
el ensacado de la harina, y allí se encuentran el canalón y el
alivio del molino, además de un pequeño pesebre para la bestia
del molinero. Se accede por una única puerta, orientada casi
siempre al sur .
La segunda es la camareta, donde se encuentran los marranos, dos
vigas de madera que sustentan el moledero de la última planta;
en esta estancia es común ver una pequeña alacena empotrada en
el muro, utilizada para guardar las herramientas y los distintos
aperos del molino. También existía una pequeña ventana, justo
encima de la puerta de la planta baja.
Los marranos sustentan el suelo de la tercera estancia, formado
por una especie de tabla de madera, a diferencia de las otras
dos. Esta tercera estancia, denominada moledero o habitación de
las piedras, es la más ancha, contando con casi 5m de
diámetro.
A 1m de altura sobre el suelo se abren un total de ocho
ventanillos empotrados en el muro; de aproximadamente 22cm de
alto y 24cm de ancho, y servían como fiel testigo de los
diferentes vientos que penetraban en el molino (ábrego, ábrego
hondo, cierzo, norte, solano, matacabras, villacañero y
toledano; Fernández-Layos, 1988).
En la zona de la Mancha se conservan bastantes ejemplares en
buen estado, algunos de los cuales han sido reconstruidos
recientemente. Son los más famosos los del Campo de Criptana y
Consuegra .
3. Como Funciona un Molino de Viento
En general, el molino de viento funciona cuando el viento mueve
las aspas, haciendo girar un eje central que está conectado a un
mecanismo adaptado para la tarea específica que realiza, sea una
piedra para moler, un pistón para bombear agua o cortar madera,
o una turbina para generar electricidad.
Mecanismos y molienda
El mecanismo de molienda de los molinos más corrientes, que
molían granos a gran escala, desde los romanos hasta época
recientes y con independencia de donde obtenían la energía,
generalmente constaba de una piedra circular fija, llamada
solera, que podía llegar a tener un diámetro superior a 8,50
metros y 80 a 120 cm de espesor, sobre la que se movía otra de
forma semejante (volandera).
En otros casos, la piedra móvil podía ser más pequeña, de forma
troncocónica que al girar seguía la forma de la solera; en este
caso se llama muela. Podía haber dos o más muelas sobre la
solera y se movían mejor que la volandera porque tenía menos
rozamiento, pero a cambio se perdía más harina.
Muela superior móvil o volandera.
Para mover la piedra móvil (volandera o muela), se utilizaba la
energía eólica (molino de viento)
El grano se vertía por un agujero central de la volandera y el
polvo molido salía por los bordes, donde se recogía. Una vez
molido el grano (de cualquier cereal) y reducido a harina, se
utilizaba el cernedor.
Era un cilindro inclinado con varias secciones de malla de
cedazo, cada una con un tamaño de paso distinto, que se hacía
girar mientras la harina pasaba por su interior, dejando pasar
cada sección harina de mejor calidad (la más fina, harina de
flor) a peor (más gruesa cada vez) y finalmente el salvado o
afrecho, que es la cascarilla del grano molida.
La calidad (grosor) de la harina se regulaba mediante un
tornillo sin fin que levantaba o bajaba el eje de la volandera
para aumentar o disminuir el rozamiento con la solera.
Según lo que se fuese a moler en la región donde se instalaba el
molino, se tallaban las piedras con un dibujo diferente. Así,
existe un tallado determinado y diferente para moler trigo y
cebada, o maíz, o centeno.
En España, el molino de viento suele ser una estructura de
piedra de forma cilíndrica o troncocónica, de base circular, en
la que se apoya una parte superior independiente, que sostiene
las aspas que transforman la energía del viento en energía
mecánica (movimiento) y que además sirve de cubierta.
Esta parte superior es un entramado de madera que puede girar
sobre el tambor de piedra para orientar las aspas según la
dirección del viento, mediante un largo madero (gobierno; a la
derecha de los molinos de la imagen) fijo a la cubierta y
exterior al edificio, que se puede amarrar a unos hitos anclados
al suelo.
En la parte superior del edificio, bajo la cubierta, hay unos
ventanucos (que también se ven en la imagen) que servían para
que el molinero supiera los cambios de dirección del viento y en
consecuencia pudiera cambiar, con el gobierno, la orientación de
las aspas como mejor convenía.
En otros países, a veces, la estructura era de madera, mucho más
ligera y se movía completa para orientar las aspas. Lógicamente
la solera permanecía quieta respecto al suelo.
Las aspas mueven un engranaje (linterna), que engrana con una
rueda horizontal (catalina), y trasmiten el movimiento del eje
de las aspas a un eje vertical, que mueve la volandera.
Sobre las aspas se disponían unas lonas para recibir el viento,
que se retiraban cuando no era necesario el movimiento, con lo
que se evitaba el uso de los mecanismos, que eran generalmente
de madera y por lo tanto muy propensos al desgaste.
4. Como Llegar a El Romeral
Según el Croquis que vemos a continuación, llegamos pasando por el
Cercano pueblo de Lillo, donde es imprescindible visitar su
famosa "Catedral de la Mancha"
Ubicada en el centro de Lillo se encuentra esta joya esculpida en
estilo gótico. Sobresale especialmente su torre campanario,
coronada por un precioso pináculo.
La sobria fachada, esculpida en piedra, alberga en su interior un
precioso retablo dorado, en el que pueden verse las figuras de la
Virgen María y del Sagrado Corazón.
Entre los frescos que adornan el altar mayor se encuentran las
representaciones de los cuatro evangelistas y las figuras de los
arcángeles, que custodian la figura de Dios creador, en la parte
alta del mural.
De la sacristía brota una luz dorada, que ilumina el resto de las
dependencias del templo. La nave central se divide en tres tramos
separados por regias columnatas.
Justo en frente del altar mayor se encuentra el precioso coro
plateresco, realizado por el maestro Covarrubias.
y a tan solo 10km se encuentra el inicio de nuestra ruta de los
Molinos Manchegos :
El Romeral.
5. El Romeral, Toledo

Este pueblo tiene los molinos casi como parte de su núcleo, ya que
quedan al borde de las zonas edificadas.
En los cerros de El Romeral se ubican los cuatro molinos de
viento, dando así al pueblo el típico ambiente de las tierras
manchegas Cervantes. Actualmente no están en uso pero conservan su
aspecto exterior a la perfección.
En total son cuatro los molinos de El Romeral, pero uno
está especialmente bien conservado.
Los molinos Crítica y Los Gorrinos datan de mediados
del siglo XIX, han sido restaurados y ahora son salas de
exposiciones, mientras que Muela es privado.
6. Tembleque, Toledo
Molinos de Tembleque, Toledo
A menos de 7 kilómetros en línea prácticamente recta llegamos a
Tembleque. Esta localidad situada al borde de la A-4 es, además
de un punto perfecto para hacer un alto en los viajes hacia el
sur, una localidad ideal para contemplar otros
tres molinos de viento más.
De hecho, los molinos de Tembleque son los primeros en alzarse
si seguimos la A-4 desde Madrid. De los tres que están en pie
,dos son de propiedad pública y han sido restaurados
recientemente; el tercero está peor ya que su propiedad es
privada y no cuenta con los mismos cuidados.
Erigidos sobre el alto al este de la localidad se contempla toda
la villa, un pueblo relativamente pequeño en el que hay que
guardar unos minutos para pasear por su espectacular Plaza
Mayor, capaz de rivalizar con la plaza de Chinchón. es
imprescindible visitarla
Plaza Mayor de Tembleque
Diseñada para cumplir una doble función, la pura urbanística y centro de la vida de la población y la de plaza de toros, por lo que los corredores en sus dos alturas superiores son abiertas.
En uno de sus lados está el Ayuntamiento, construido en 1654; el acceso principal está cubierto por un voladizo coronado por un mirador a cuatro aguas.
Aunque no se celebran festejos taurinos desde 1988, la plaza
de Templeque es uno de los coso taurinos más hermosos de
España.
Edificación típicamente manchega, de planta cuadrada
con pórtico de columnas de granito y corredores en
su planta superior, con soportes y ornamentación realizados en
madera siguiendo las orientaciones de las construcciones de
uso popular del siglo XVII.
Las ornamentaciones realizadas en yeso representan cruces de
la Orden de San Juan de Jerusalén, como tributo a su tutela
medieval.
Plaza Mayor de Tembleque, Toledo

Diseñada para cumplir una doble función, la pura urbanística y centro de la vida de la población y la de plaza de toros, por lo que los corredores en sus dos alturas superiores son abiertas.
En uno de sus lados está el Ayuntamiento, construido en 1654; el acceso principal está cubierto por un voladizo coronado por un mirador a cuatro aguas.
La mayor parte de las columnas y pilares originales fueron
substituidos a finales del s XX por otros nuevos.

Declarado de interés Histórico-Artístico en el año 1973.
Plaza Mayor de Tembleque, Toledo
Edificación típicamente manchega, de planta cuadrada con
pórtico de columnas de granito y corredores en su planta
superior, con soportes y ornamentación realizados en madera
siguiendo las orientaciones de las construcciones de uso
popular del siglo XVII.
Diseñada para cumplir una doble función, la pura urbanística y centro de la vida de la población y la de plaza de toros, por lo que los corredores en sus dos alturas superiores son abiertas.
Diseñada para cumplir una doble función, la pura urbanística y centro de la vida de la población y la de plaza de toros, por lo que los corredores en sus dos alturas superiores son abiertas.
Se cuenta que fue el rey Felipe IV quien inauguró el coso,
lidiando el mismo un toro que, por cierto, tuvo que ser muerto
a trabucazos.
7. para comer en Tembleque
Escuela de Hostelería Castilla-La Mancha
Calle de las Escuelas 8,
45780 Tembleque España
+34 925 14 54 39
Carretera Andalucia km 92.300 BAJO,
45780 Tembleque España
+34 925 14 53 78
8. Madridejos,Toledo
Esta pequeña localidad en la que convergen la A-4 y la CM-42
está muy próxima a Consuegra.
Molino del Tio Genaro, Madridejos, Toledo
Pese a que no cuenta con un elevado número de molinos
(originalmente había cuaro), hoy sólo sobrevive uno que destaca
tanto por su historia como por su estado de conservación.
El Molino del Tío Genaro que así se llama es una construcción
que data del siglo XVII, mucho más antiguo que los de Consuegra
con 200 años menos en su haber.
El del Tío Genaro es un molino privado pero que acepta visitas,
tanto es así que es un Bien de Interés Cultural, y en él
podremos ver cómo la maquinaria aún hoy sigue viva después de la
restauración de 1987 para el deleite de todos los amantes de la
historia y los aficionados a todas aquellas recetas a base de
harina.
Además, interesante que ver en Madridejos es el
Museo del Azafrán, Madridejos
Se encuentra ubicado en el antiguo convento de San Francisco y
fue inaugurado en 2008. Se trata, junto con los silos, de la
joya turística del municipio.
El museo hace un recorrido por el proceso de cultivo, desde la
preparación de la tierra, monda de la cebolla, plantación,
recogida y monda de la rosa, así como por el tueste, corte,
partición y venta del azafrán, recogiendo asimismo sus usos
gastronómicos y medicinales entre otros, todo ello ilustrado
con paneles informativos, fotografías y vídeos.
La parte etnográfica permite aprender sobre la matanza,
situarnos en una escuela de mediados de S. XX, recordar el
arte de la alfarería y los bordados y contemplar una alcoba
del S. XVIII.
Casi la totalidad de las piezas, muebles y objetos han sido
donados por la población y restaurados por la Asociación
Cultural El Carpio.
A finales de octubre se celebran las “Jornadas del Azafrán” en
el claustro del convento, con actividades y talleres en vivo.
Horario de apertura del Museo del Azafrán y Etnográfico:
DE LUNES A JUEVES:
Mañanas: de 10:00 a 14:00 horas. Tardes: con CITA PREVIA al número de teléfono 925 46 00 16 Ext. 5-0
VIERNES:
Mañanas: de 10:00 A 14:00 horas. Tardes: de 17:00 a 19:30 horas.
SÁBADO Y DOMINGO:
Mañanas: de 10:00 a 14:00 horas. Tardes: de 17:00 a 19:30 horas.
y Para comer en Madridejos:
La Salida Madridejos
ANTIGUA NACIONAL 4 KM.118,
45710 Madridejos España
+34 925 09 52 18
y a poca distancia, unos 5 Km, se encuentran los
9. Molinos de Viento de Consuegra
Molinos de viento de Consuegra.
Se encuentran alineados sobre el cerro Calderico.
Datan del siglo XIX, si bien hay alguno que puede ser más
antiguo, incluso del siglo XVI.
De los trece originales, se conservan doce, que
son: Bolero, donde se encuentra la oficina de
turismo y se conserva el moledero de trigo; Mambrino; Sancho,
que conserva la maquinaria del siglo XVI y se
usa en la Fiesta del Azafrán; Mochilas, recientemente restaurado
por la escuela taller del pueblo, Vista Alegre; Cardeño, donde
se aloja una casa ya deshabitada; Alcancía; Chispas; Caballero
del Verde Gabán, que cuenta con numerosas versiones de El
Quijote; Rucio, que cuenta con una exposición de vinos;
Espartero, que tiene una exposición de artesanía toledana; y
Clavileño, con fotografías y mobiliario de Andorra.
Partiendo desde Madrid y bajando por la A-42 en busca de nuestra
entrada en el mundo de los molinos de viento podremos hacer una
breve pausa en Toledo para maravillarnos con la ciudad del Tajo
antes de seguir por la CM-42 hasta llegar a Consuegra, a 137 km
desde el centro de la capital madrileña.
Empezamos por el plato fuerte puesto que en Consuegra se conservan
un total de 12 molinos, la localidad con un mayor número de ellos
de todos la ruta que vamos a ver hoy, agrupados todos sobre el
Cerro Calderico.
La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a
desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren
treinta o pocos más desaforados gigantes, con quien pienso hacer
batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos
comenzaremos a enriquecer, que esta es buena guerra, y es gran
servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la
tierra.
¡
De la docena hoy superviviente sólo falta uno, y todos fueron
construidos en el siglo XIX. Ahora la mayoría están en un buen
estado de revista destacando cinco con la maquinaria perfecta, uno
como oficina de turismo y un último, el del Caballero del Verde
Gabán, que ha sido remodelado en 2017 como gastromolino de
degustación de alimentos y cocina típicos.
Antes de irnos de consuegra tampoco podemos obviar que sobre el
mismo cerro sobre el que se alzan los molinos también encontramos
el Castillo de la Muela, una fortificación árabe del siglo X que
actualmente es uno de los que mejor se conservan de toda la
región.
y ademas:
Que ver en Consuegra
Ayuntamiento y Plaza
La plaza de España, es el antiguo Foro Romano donde se
reunía y se reúne la población. Es centro de muchos de los
actos sociales y culturales que se celebran en la ciudad,
en ella se encuentra el Ayuntamiento, de
estilo renacentista, fue construido en 1670, como
pósito, unido a este edificio por un arco, se encuentra la
torre del reloj.
También puede contemplarse el edificio de "Los Corredores",
del siglo XVII, con bella balconada de madera, típicamente
manchega, fue silo, alhóndiga y ayuntamiento. Actualmente
aloja el Museo arqueológico municipal, con piezas que
abarcan desde el neolítico hasta el siglo XIX.
Al este, se encuentra el edificio de la Fundación Díaz
Cordovés y señora (Elvira Martín-Palomino y de la Mora)
(1925), que albergó el Colegio de San Gumersindo, regentado
por los Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle), de
estilo historicista mudéjar toledano.
Castillo de la Muela, Consuegra
En el lugar donde se alza, hubo un asentamiento celtíbero,
probablemente carpetano.
Hay historiadores, que sostienen que fue el
emperador Trajano quien construyó la fortaleza,
aunque la primera documentación existente, sitúa el inicio
de su construcción durante el Califato de
Córdoba en el siglo X.
Fue en el año 1083 cuando el rey Alfonso VI, se hace
con el castillo como dote en su matrimonio con la reina
Zaida, aunque vuelve a perderlo, pasando de unas manos a
otras en los años siguientes. En el año 1097 luchando
contra los Almorávides muere en el castillo
D. Diego Rodríguez, hijo del Cid
Campeador (Batalla de Consuegra).
El castillo de la Muela es uno de los mejor conservados de
toda Castilla-La Mancha. Se ubica junto a los Molinos de
Consuegra, sobre una montaña (Cerro Calderico) con leves
acantilados que dan a la ciudad de Consuegra. Localidad de
la provincia de Toledo, en Castilla la Mancha (España), de
10.497 habitantes (INE, 2005), a 64 km de la capital
provincial, Toledo, comunicada por la autovía de los
Viñedos.
Consuegra es la Consabura romana que llegó a contar con
las edificaciones propias de una gran ciudad, Termas,
Murallas, Acueducto, Circo …
El castillo es mencionado en la Estoria de España de
Alfonso X el Sabio (s. XIII), donde se comenta que este
pertenecía, en tiempos de los visigodos, al conde don
Julián, al que define Alfonso X como «heredero en el
castiello de Consuegra.
Posee una doble línea de murallas, tres torreones, una
torre albarrana y un adarve exterior.
Es posible que la primera reconstrucción del castillo
fuera realizada por Almanzor, en el siglo X, época del
dominio musulmán de las comarcas cercanas. En 1097,
Al-Mu’tamid lo cedió a Alfonso VI, por pacto matrimonial,
ya que el rey se casaría con la princesa sevillana
Zaida.
El castillo se consiguió sin guerra pero poco duró la
ocupación cristiana porque, en agosto del mismo año,
Alfonso VI perdió la fortaleza tras ser derrotado por los
árabes en la batalla de Consuegra, en la que murió
peleando contra los almorávides Diego Rodríguez, el único
hijo varón del Cid Campeador.
El castillo fue recuperado finalmente por los cristianos
en el siglo XII, siendo reconstruido por los Caballeros
Hospitalarios en este mismo siglo, y también en el
siguiente siglo XIII. Alfonso VII entregó el castillo, la
localidad y su entorno a la Orden de San Juan de
Jerusalén, en 1183 que estableció en Consuegra la capital
de su priorato de La Mancha, y dio forma al actual
castillo. De ahí que su aspecto definitivo se asemeje al
de tantos castillos medievales europeos.
La estructura de este castillo es inusual. Está
constituido, básicamente, por un cuerpo central cuadrado
con una gran torre cilíndrica en cada uno de sus lados.
El recinto está rodeado por una barrera de la que sólo
quedan restos en la parte que da al patio de armas.
Al pasar el primer muro, hay un espacio vacío denominado
centinela, desde donde se accede al castillo propiamente
dicho, que está rodeado por la barrera defensiva.
La puerta de entrada se enmarca entre dos
estructuras cúbicas, y sobre ella se encuentra el escudo
del Prior de la Orden, Juan José de Austria, y el de los
Álvarez de Valencia. Entre las estancias interiores
destacan el aljibe, cubierto con bóveda de cañón, un
patio interior y los archivos de la Orden de San Juan,
destruidos por los franceses en 1814.
La torre albarrana, elemento defensivo de los
tiempos árabes, es de forma circular y se
encuentra en la parte meridional del castillo.
Un adarve comunicaba la torre con el resto del
conjunto. Es de altura considerable porque
dentro se compartimenta en cuatro pisos.
Los muros del castillo son de mampostería,
técnica constructiva que trabaja poco la piedra,
el material más empleado por su dureza y
abundancia. En su interior quedan restos de un
hormigón muy diferente al empleado actualmente.
Iglesia de San Juan Bautista
De estilo mudéjar construida en 1567.
Es de planta de cruz latina, posee un cimborrio
cuadrangular, accesos laterales porticados, y está
construida con piedra y ladrillo, en el interior conserva
dos portadas renacentistas.
Presiden el presbiterio cinco cuadros del artista José de
Beratón de finales del siglo XVII, representando el Bautismo
del Señor, San José, San Joaquín y los dos restantes a
querubines con los atributos de la pasión. De esta época
data la remodelación dirigida por el arquitecto real D. Juan
de Villanueva.
Comenzó a construirse hacia 1750, terminándose en 1803. De
estilo neo-barroco fue inaugurada el 15 de septiembre de
1803.
Es de planta de cruz latina; destaca su fachada de mármol
blanco, con mezcla de elementos barrocos y
neoclásicos.
Iglesia del Santísimo Cristo de la Vera Cruz.
En el interior se encuentra la imagen del Stmo. Cristo de la
Vera Cruz, patrón de Consuegra, y diversas Imágenes de
Semana Santa.
En las dependencias anejas a la ermita, se encuentra un
museo (Museo del Cristo), con la exposición permanente de
fondos, que los consaburenses han donado a su patrón. Consta
de tres salas.
Construida en 1723. Templo de una sola nave, en estilo
toledano mudéjar, con entrada porticada. En la zona inferior
del ábside, se encuentra una cripta de estilo mudéjar, y
restos de fábrica anterior al templo.
Iglesia parroquial de Santa María la Mayor,
Consuegra
En el interior se encuentra la imagen de María Santísima de
la Blanca, patrona de Consuegra, y los restos de los beatos
Diodoro Rafael, Eustaquio Luis, Felipe José y Carlos Jorge,
Hermanos de las Escuelas Cristianas.
En un principio fue la iglesia del Convento de San Antonio
de los Franciscanos, hasta la destrucción de la primera
iglesia de Santa María la Mayor por los franceses en
1812.
Posteriormente, y una vez abandonada por los franciscanos,
pasó a convertirse en la Parroquia de Santa María.
Casa de la Tercia
Siguiendo las calles adyacentes a la plaza, estrechas
callejuelas que revelan su trazado medieval, podemos
continuar viendo antiguas casonas junto con construcciones
de tradición popular y siguiendo la calle del hospital o
la calle Vera Cruz, se accede a otro de los núcleos de
interés, el antiguo Palacio Prioral y la Casa de la
Tercia.
Torrejón de la Tercia en la Actualidad,
Consuegra
Este palacio ocupaba prácticamente dos manzanas, contando
con: silos, bodegas, (ubicados en cuevas y en la parte
superior del edificio), contaduría y pagaduría, cárcel y
archivo, en la torre, patio de armas e iglesia.
Se construyó sobre las antiguas termas de la ciudad
romana, de hecho hoy en día se puede ver dos estatuas,
basas capiteles y columnas de esta época, posteriormente
al conjunto se le adosó una mezquita, de la cual aún se
conserva el ábside, que posteriormente se transformó en
iglesia, para una vez reconquistada la ciudad y junto al
castillo formar el núcleo más importante de poder, militar
y administrativo, de la ciudad.
La casa de la Tercia son los restos del antiguo
palacio de los Grandes Priores de la Orden de San
Juan.
Se conserva el torreón de entrada. Hoy lo ocupa un
establecimiento dedicado a la hostelería.
En su patio se pueden contemplar, varias basas y capiteles
romanos, así como dos esculturas de la misma época.
10. y Para Comer en Consuegra
C/ Reina Maria Cristina Habsburgo-Lorena, 2,
45700 Consuegra España
+34 601 30 88 78
Gastrobar El Pesca
Plaza de Espana 14,
45700 Consuegra España
+34 651 82 89 42
Calle Plus Ultra, 7,
45700 Consuegra España
+34 722 40 26 00
y algo mas económicos:
La Taberna del Tío Caraco
Poligono Industrial de Consuegra, Calle Tres Parcela 2-E,
45700 Consuegra España
+34 686 98 22 27
45700 Consuegra España
+34 925 48 13 15
11. Puerto Lápice, Ciudad Real

Molinos de Viento de Puerto Lapice, Ciudad Real
Separado por 30 kilómetros en dirección sur nos encontramos con
Puerto Lápice, otro de los pueblos que se sitúan al borde de la
A-4 y cuyo nombre además de por haber pasado por delante puede que
te suene por ser uno de los más repetidos en la novela cervantina.
Sus molinos se encuentran casi escondidos en la primera parte de
la sierra partida por la autovía nacional y en total suman
tres construcciones situadas muy próximas y con las aspas
colocadas en diferentes direcciones para aprovechar las corrientes
de aire vengan de donde vengan.
Las ventas que hoy sacian el hambre y la sed de los viajeros son
famosas en Puerto Lápice, tanto como lo fueron en su día las que
proveyeron a Don Quijote de alimento y descanso en sus andanzas.
Puerto Lápice debe su existencia a las ventas, en el siglo XVI la
población no existía, sólo un grupo de casas asentadas en el lugar
de paso y que daban hospedaje al caminante. Ello lo recogía su
nombre, ya que se llamaba Ventas de Puerto Lápice, hasta que 1774
Carlos III le concede la independencia como villa.
Las ventas son una construcción típicamente manchega, levantadas
entorno a un patio central, con soportales, establos, mesón y
habitaciones para pernoctar. Ideadas para el alto de los viajeros
y sus caballerías, que encontraban también acomodo en los establos
y abrevaderos.
Se conservan tres de las cuatro ventas que al parecer existían: La
posada del Rincón, entorno a un patio con arco y rejas está
rodeado de viviendas; La posada de Dorotea Jiménez, citada por
Azorín en su ruta del Quijote; y La Venta del Quijote, restaurante
y posada que vuelca su actividad y su existencia en rememorar la
novela y a su protagonista.
Los Molinos de la Serranilla recuperados en la actualidad
contribuyen a la imagen de la que este municipio ha hecho su razón
de existir, la estampa manchega y su retrato en el Quijote.
12. Para comer en Puerto Lápice
Carretera Nacional IV, Km 134,
13650 Puerto Lápice España
+34 926 57 61 50
Plaza Constitucion No. 6,
13650 Puerto Lápice España
+34 615 42 32 25
Calle del Molino 2 (junto a la iglesia del pueblo),
13650 Puerto Lápice España
+34 926 57 61 10
Del conjunto de molinos original se mantienen siete, todos como es
característico, con sus nombres: El Ama, La Sobrina, Dulcinea,
Maritones, La Dueña Dolorida, La Duquesa y Teresa Panza. Los cuatro
últimos han sido restaurados y contribuyen a una imagen del pueblo
típicamente manchega.
13. Herencia, Ciudad Real
Punto clave en nuestra ruta de hoy es Herencia.
A sólo 12 kilómetros de Puerto Lápice tenemos una nueva
parada obligatoria con un total de siete molinos de viento de los
que cuatro han sido completamente restaurados.
Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se
parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos
parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen
andar la piedra del molino.
El primero de los molinos de viento construidos en Herencia se
levantó en 1790. Al ver la eficacia del sistema de molido y la
cantidad de grano que eran capaces de convertir en harina sus
máquinas pronto se construyeron los otros seis.
HORARIOS Y ACCESO
Tels. Ayuntamiento 926 571 002. Acceso N-420
14. Alcázar de San Juan, Ciudad Real
Apenas 13 kilómetros hacia el oeste sin desviarnos de la carretera
el siguiente pueblo en nuestra hoja de ruta es Alcázar de San
Juan. La localidad ciudadrealeña con una población superior a los
30.000 habitantes tiene sobre su Cerro de San Antón uno de los
tesoros históricos-arquitectónicos mejor guardados.
Los cuatro molinos que se conservan en la actualidad no son
reflejo de la superpoblación de 19 molinos de viento con los que
llegó a contar Alcázar de San Juan. Rocinante, Barataria,
Fierabrás y Barcelona son los nombres de los supervivientes de los
que los dos primeros ahora se han reconvertido en centros de
interpretación.

Pero los alcazareños guardan más joyas, como las cuevas que se
extienden bajo el propio Cerro de San Antón y las viejas minas
reconvertidas en la ubicación perfecta para la celebración de
festejos.
Molinos de Viento, Alcazar de San Juan, Ciudad Real
Tomando Alcázar de San Juan como punto intermedio si nos queremos
tomarnos la ruta con calma y disfrutar, la localidad tiene
múltiples reclamos para hacer noche.
En el entorno, en el cerro de San Antón, extraordinario mirador
para divisar la llanura manchega, sobresalen cuatro Molinos de
Viento, de los cuales se pueden visitar dos: uno contiene el
Centro de interpretación del Paisaje Manchego y otro con la
maquinaria del siglo XVI a punto para realizar moliendas
periódicamente.
Ya desde la lejanía, en el cerro de San Antón, se observan las
impresionante figuras de los gigantes.
Son los cuatro Molinos de Viento de Alcázar de San Juan:
Rocinante, Barataria, Fierabrás y Barcelona. Ingenios mecánicos
de gran precisión utilizados para moler el grano y obtener la
harina gracias al aprovechamiento de la energía de la naturaleza
(el viento).
Se realizan moliendas durante todo el año, se informa de
las fechas en la web del Ayuntamiento o en la Oficina de
Turismo, www.turismoalcazar.es.
Hoy se conservan 4 de los 19 molinos de viento y 2 de agua que
llegó a tener la ciudad. Se han musealizado dos molinos. Uno
como Centro de Interpretación del Paisaje Manchego y otro
alberga una reconstrucción de la maquinaria original del siglo
XVI.
Además en Alcazar es casi obligado visitar:
Complejo Lagunar de Alcázar de San Juan
El complejo comprende tres lagunas: La Veguilla, Camino de Villafranca y Las Yeguas. La Veguilla recibe aportes de las aguas depuradas de la
EDAR de Alcázar de San Juan, por lo que mantiene agua durante
todo el año.

Las otras dos tienen carácter semiestacional, dependiendo su
nivel del volumen de las precipitaciones y de los aportes
derivados desde La Veguilla a través de un canal, por lo que
sus características ecológicas actuales difieren de las de la
primera.
En los caminos que las recorren encontraremos puntos de
observación de aves, alternando paisajes salinos y desérticos,
que cambian a estepas para después convertirse en prados
húmedos. Estos cambios hacen de este espacio protegido por la
UNESCO su mayor atractivo.
Este complejo lagunar tiene gran importancia como zona de
reproducción y/o invernada de un gran número de aves asociadas
a humedales (anátidas, limícolas, flamencos). También son
destacables las formaciones vegetales asociadas a los medios
salinos (albardinales) y los tarayales.
Con toda seguridad avistaremos aves difíciles de encontrar en
ninguna otra parte. La comunidad de aves acuáticas es sin duda
la más importante a nivel faunístico.
A lo largo del año pueden observarse cigüeñuelas,
pagazas piconegras, zampullines, tarros blancos y canelos,
porrones, malvasías cabeciblancas, patos colorados y cucharas,
cercetas carretonas, fochas, garcillas cangrejeras, garzas
imperiales, aguiluchos laguneros y flamencos.
En el entorno de las lagunas pueden observarse especies
esteparias e incluso forestales como la ganga ortega, la ganga
ibérica, el cernícalo primilla, los aguiluchos pálido y
cenizo, la canastera,el sisón, así como milanos negros y
reales, águilas pescadoras y diversos paseriformes, asociados
a la vegetación palustre o a los medios esteparios
circundantes.
ACCESOS
La visita debe concertarse en la Consejería de Medio Ambiente
(926279531) o en la Oficina de Turismo de Alcázar de San Juan
(926540707).
Desde el centro de interpretación se inicia un sendero
interpretativo que llega a diversos observatorios situados en
los márgenes de la laguna de La Veguilla. En las lagunas del
Camino de Villafranca y Las Yeguas existen observatorios junto
a sus márgenes. A ellos se accede por un camino transitable en
vehículo.
Desde el municipio al complejo lagunar se llega por la
CM-4133.
ÉPOCA PREFERENTE DE VISITA. QUÉ LLEVAR
La temporada de visitas es de marzo a junio y de octubre a
diciembre. No hay que olvidar la cámara para fotografiar a las
aves.
para saber más :
http://www.alcazardesanjuan.es/portal/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/0_1517_1.pdf
En Alcazar podemos aprovechar para visitar su
Colegiata de Santa María la Mayor
Se sabe que el solar que ocupa fue base para un templo íbero
para el culto a la diosa Ana, posteriormente templo romano,
templo cristiano con los visigodos, en el siglo VI en mezquita
por los andalusíes y finalmente parroquia cristiana tras la
Reconquista.

La base sobre la que se asienta el templo y su distribución ha
hecho pensar que sería templo visigodo. Después de la invasión
musulmana es convertida en mezquita y no volvería a ser templo
cristiano definitivamente hasta la conquista definitiva de
Castilla después de la batalla de las Navas de Tolosa en 1212.
El templo fue declarado parroquia por el arzobispo de Toledo
fray Rodrigo Jiménez de Rada en 1226.
Es entonces cuando la Orden de San Juan de Jerusalén asume en
1226 el culto del templo, que pasa a ser colegiata con un
cabildo de canónigos llamado de San Pedro y San Pablo.
En origen el templo es de base románica. Posteriormente se
remataría con un estilo renacentista y se completaría en 1742
con estilo barroco en el altar mayor y rococó el camarín de la
Virgen del Rosario.1 El templo final se quedaría con un cuerpo de tres naves,
conservando del medievo la cabecera mudéjar y el ábside
semicircular al estilo románico.
Tiene planta alargada en la que destaca la nave central, de
mayor altura que las laterales. Todo el edificio se cubre al
exterior con teja árabe, a dos y tres aguas. El acceso se
realiza a través de cuatro puertas, tres de ellas abiertas en
las naves laterales y una en la cabecera.
En 1835, tras la desamortización de Mendizábal, deja de ser
colegiata.
15. Si llegados a
este punto
queremos comer disponemos de una amplia oferta :
Restaurante Casa Vicente
Avenida Constitucion s/n,
13600 Alcázar de San Juan, España
+34 926 54 10 13
El Puente
Avenida Quero 37,
13600 Alcázar de San Juan, España
+34 926 54 56 38
y algo mas económico
Las Cancelas
Calle San Francisco, 20,
13600 Alcázar de San Juan, España
+34 926 54 59 65
y nos acercamos al cercano pueblo de Campo de Criptana
16. Campo de Criptana, Ciudad Real

Molinos en Campo de Criptana, Ciudad Real
Ni 10 kilómetros más allá volvemos a detener nuestro camino en
Campo de Criptana.
La ciudad vecina de Alcázar de San Juan es, posiblemente, la que
disparó la imaginación de Miguel de Cervantes para redactar uno de
los capítulos más célebres de 'Don Quijote de la Mancha'.
Hoy la localidad cuenta con 10 molinos de viento, pero en origen
fueron muchos más.
Cuando la idea de los molinos movidos por el aire castellano
comenzó a extenderse como alternativa a los molinos de agua, Campo
de Criptana levantó desde finales del siglo XVI y durante el XVII
un total de 34 molinos.
donde además deberiamos visitar la
Reserva Natural Laguna de Salicor
Es un humedal estacional hipersalino debido en parte a la
composición del subsuelo y a que las aguas de su cubeta no
tienen otra salida que la evaporación, es decir tiene un
carácter de humedal endorreico.
Es la única laguna de Campo de Criptana, que destaca por su paisaje de singular belleza, principalmente cuando se seca, mostrando una costra de sal de varios centímetros de espesor.
La Laguna de Salicor destaca por numerosas formaciones vegetales
de interés comunitario en las que actualmente predominan la
asociación vegetal Suaedetum braun-blanquetii correspondientes
al hábitat 1420 (Matorrales halófilos mediterráneos y
termoatlánticos), y asociaciones vegetales típicas del hábitat
prioritario 1510 (Estepas salinas mediterráneas -Limonietalia)
que cuenta con varias especies endémicas de Limonium.
Merece subrayar la presencia de Lepidium cardamines (el
mastuerzo), especie en peligro de extinción, y de Microcnemum
coralloides y Lamprothamnium papulosum, catalogadas como de
Interés Especial.
Parte del valor de la laguna se debe a las concentraciones de
grulla común (Grus grus) en época de migración y a las
abundantes poblaciones de especies amenazadas de aves
esteparias, como la ganga común (Pterocles alchata), el sisón
(Tetrax tetrax), la avutarda (Otis tarda) y la canastera
(Glareola pratincola).
17. Mota del Cuervo, Cuenca
A algo menos de media hora en coche siguiendo la N-420 llegamos a
Mota del Cuervo, ya en provincia de Cuenca.
Sobre las llanuras castellanas, al extremo oriental de la
población, se levantan los siete molinos de la localidad.
Pese a su número sólo uno es original, el conocido como
El Zurdo, un nombre otorgado al giro de sus aspas, pues
giran en sentido contrario al resto.
Los demás se sitúan al otro lado de la carretera N-420 y fueron
reconstruidos en sus emplazamientos originales durante la segunda
mitad del siglo XX.
El denominado El Gigante es un ejemplo práctico para
conocer cómo se llevaba a cabo la molienda desde que se busca la
dirección del viento y se visten las aspas con tela hasta el
movimiento de la maquinaria para triturar el grano.
18. Comer en Mota del Cuervo
C/Isabel I De Castilla, 4,
16630 Mota del Cuervo España
+34 636 04 06 53
Restaurante 'el Chuletero
16630 Camino real alto, 45,
16630 Mota del Cuervo España
+34 967 18 21 00
Camino Rabosero, s/n (Frente Pisicina Municipal),
16630 Mota del Cuervo España
+34 670 37 25 92
y llegamos al Punto final de nuestra amplia ruta
Molinos en Belmonte, Cuenca
Del 10 de enero al 28 de febrero: De martes a viernes por las mañanas de 11:00 a 14:00 y tardes cerrado. Sábado y domingo de 10:00 a 14:00 tardes de 15:30 a 18:30. (Lunes cerrado).
Palacio del Infante Don Juan Manuel, Belmonte
A través de grandes fachadas con ventanales protegidos por
rejas uno puede presenciar la huella de los mejores años de
Belmonte.
Acompañado por “personajes” anónimos de época (un armero, una
boticaria, etc.) es posible comprender cómo era la vida
cotidiana de un burgués de la época.
Se puede visitar su interior, entender cómo funciona un molino
de viento y, para más inri, representa el punto ideal de
Belmonte para ver atardecer sobre el pueblo y la llanura
manchega.
Restaurante La Muralla
Calle OSA DE LA VEGA, 1 LOCAL,
19. Belmonte, Cuenca
A otros 17 kilómetros llegamos a Belmonte, extremo oriental de
nuestra ruta de los molinos.
Aunque esta localidad sea bien conocida por la existencia de un
majestuoso castillo de estilo gótico-mudéjar que ya vimos en
nuestra ruta por los castillos de La Mancha, no nos podemos
olvidar de sus tres molinos de viento.
Bien parece —respondió don Quijote— que no estás cursado en esto
de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo quítate de
ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con
ellos en fiera y desigual batalla.
De estos tres molinos sólo es posible la visita de uno de ellos en
los que además de su maquinaria se puede ver una colección de
tejas privada, además de unas vistas de pura postal y unos
atardeceres castellanos sencillamente mágicos.
y además
¿Qué ver en Belmonte?
Si en tu visita quieres realizar alguna actividad, en este enlace te lo pueden solucionan, click aquí
Belmonte se constituye como un destino excepcional para escapar
de la rutina y retroceder quinientos años en el tiempo.
Yendo al grano… ¿Cuáles son esos imprescindibles que tienen que
formar parte de una visita a Belmonte?
Adelante, que vamos a dar un paseo juntos por la localidad:
Visita el castillo gótico-mudéjar de Belmonte

El gran protagonista de toda escapada belmontina que se precie
es su característico castillo de estilo gótico-mudéjar sostenido
por los siglos en el cerro de San Cristóbal. Si no accedes a él
para subirte a sus murallas y conocer su interior completamente
musealizado no deberías atreverte tachar Belmonte de tu
lista.
Una planta completa está dedicada a la época medieval y, más
concretamente, a la de su nacimiento bajo la batuta de Juan
Pacheco, del que se conserva su dormitorio con un artesonado en
el techo capaz de trasladarte a las mil y una noches.
Más arriba son los dominios decimonónicos que nos llevan a otra
de sus moradoras ilustres, la Emperatriz Eugenia de
Montijo.
Conviene aclarar que muchos de los muebles y obras de arte
expuestos, sobre todo los de la zona “Pacheco” no formaron parte
nunca del castillo y fueron traídos tras la reapertura al
público tras una larga restauración en 2010.
HORARIOS Y PRECIOS DE ENTRADA AL CASTILLO DE BELMONTE
Los horarios varían en función de las fechas de visita:
Del 10 de enero al 28 de febrero: De martes a viernes por las mañanas de 11:00 a 14:00 y tardes cerrado. Sábado y domingo de 10:00 a 14:00 tardes de 15:30 a 18:30. (Lunes cerrado).
Del 1 de marzo al 28 de abril: Todos los días de 10:00 a 14:00 y
tardes de 16:00 a 19:00. (Lunes cerrado).
Del 29 de abril al 14 de septiembre: Todos los días de 10:00 a
14:00 y de 16:30 a 20:30. (Lunes cerrado salvo en agosto que
también abre).
Del 15 de septiembre al 31 de diciembre: Todos los días de 10:00
a 14:00 y de 15:30 a 18:30. (Lunes cerrado así como en el día de
Navidad y de Año nuevo)
El precio de la entrada general es de 9€ (+1€ en puentes) y 5€
para niños de 5 a 12 años (+1€ en puentes, niños menores de 5
años no pagan). Más información actualizada en
castillodebelmonte.com.
Asómbrate con el interior de la Colegiata de San
Bartolomé
Belmonte no tiene catedral propiamente dicha pero nadie duda de
que su Colegiata del siglo XV lo tiene todo para serlo. Don Juan
Pacheco la mandó erigir sobre los restos de un templo visigodo
junto al Palacio del Infante y con unas vistas privilegiadas al
castillo.
La religiosidad convertida en arte sacro permite descubrir
numerosas obras entre las que se encuentra incluso la firma de
Salzillo. También cuenta con los sepulcros en alabastro de los
padres y abuelos de Pacheco, iniciadores de una poderosa y larga
saga familiar y, por supuesto, la joya de la corona, un fabuloso
coro historiado en madera de Hanequín de Bruselas y Egas
Cueman.
La forma de narrar episodios religiosos a través de la madera de
los asientos del coro es soberbia. En el templo además se
conserva la pila en la que fue bautizado Fray Luis de León. No
cabe duda que son muchas y buenas las razones por las que entrar
a la Colegiata de San Bartolomé se ha convertido en uno de los
esenciales de Belmonte.

Colegiata de San Bartolomé, Belmonte
La Colegiata de Bartolomé abre sus puertas a diario salvo
domingos por la mañana y lunes (excepto cuando estos son
festivos) de 11:00 a 14:00 y de 16:30 a 19:30 de abril a
octubre, mientras que de noviembre a marzo lo hace de 11:00 a
14:00 y de 16:00 a 18:30.
El viejo Alcázar del siglo XIV mandado erigir por el infante Don Juan Manuel fue el
lugar de nacimiento de Juan Pacheco.
Todavía se pueden visitar interesantes restos arqueológicos
entre los que destacan los restos de un convento de monjas
dominicas que se levantó in situ en el siglo XV.
Ahora el alcázar es un hotel de cuatro estrellas (Palacio del
Infante Don Juan Manuel Hotel Spa) con un claustro magnífico y
alma de Parador, aunque no lo sea.
Y con vistas al castillo, por lo que más no se puede pedir.
Recorre la muralla medieval y conoce sus puertas más
emblemáticas
Poco después de la Reconquista comenzó a construirse una muralla
para proteger la ciudad, algo que continuó en tiempos del
Infante Don Juan Manuel rematándose con la construcción del
castillo de los Pacheco ya bien metidos en el siglo XV.
El cinturón defensivo que bordeaba la ciudad contaba con cinco
puertas que se abrían y se cerraban cada día, tres de las cuales
continúan utilizándose como acceso a la villa y que son:
La Puerta del Almudí
Junto al viejo pósito (era un depósito de grano con el que
contaba la villa en la que se hacían préstamos en condiciones
favorables a los vecinos más pobres). Allí estuvo situada la
picota o rollo, de ahí que otro de los nombres por los que fue
conocida es “la puerta del rollo”. Guarda un Cristo
relativamente reciente (mediados del s. XX).

La Puerta de la estrella:
Hace referencia a la existencia de una antigua judería fuera de
la muralla a la que eran obligados a vivir a los judíos. Sobre
la misma se encuentra una estatua de “la Virgen de la Estrella”.
La Puerta de Chinchilla:
La más monumental de todas con dos torreones almenados. Por ella
entrarían los Reyes Católicos en 1488 cuando se dirigían al
castillo.
En realidad hay otra puerta más situada al norte de la villa
como es la de San Juan, aunque se conserva apenas un fragmento
de la misma (un pequeño torreón y una jamba). Al oeste se
encontraba la “Puerta Nueva” pero que el nombre no lleve a
engaño, porque de la misma no queda absolutamente nada.
Callejea por el casco viejo de Belmonte y déjate llevar
Belmonte guarda muchos secretos intramuros. Para ello te
recomiendo que te dejes llevar (o te lleven) por las callejuelas
del casco histórico y disfrutes de una armonía urbana que cada
vez se hace más complicado encontrar hoy día.

O, por ejemplo, buscar la casa natal de uno de los hijos
más ilustres de la villa, Fray Luis de León, relativamente cerca
de la Colegiata.
También las ruinas del Hospital de San Andrés que mandara
construir para los pobres a principios del siglo XV Juan
Fernández Pacheco, el abuelo de Don Juan Pacheco, aunque su
estado de conservación actual resulta del todo
preocupante.
O la hermosa plaza que antes era uno de los patios del convento
de los jesuítas (edificio destinado a diferentes propósitos),
sin olvidarnos del convento de los Trinitarios en la calle Lucas
Parra.
Aunque te aseguro que lo mejor es perderte y disfrutar de su
laberinto de casas blancas.
Tanto en Belmonte como en otros lugares cercanos a la localidad
se organizan visitas guiadas de distintas temáticas (incluso a
medida).

Por ejemplo, los sábados sale de la puerta del castillo un grupo
para una visita de aproximadamente 3 horas (castillo, colegiata
y casco viejo) por un precio de 15€.
Para más información y reservas con antelación entra en la web
www.turismobelmonte.es/visitas-guiadas/ o envia un e-mail a
info@turismobelmonte.es (Teléfono 644931650).
Llama a las puertas del siglo XV en la Casa Bellomonte (y
conviértete en un personaje de época)
En el número 20 de la calle Lucas Parra hay una casa convertida
en una auténtica máquina del tiempo.
Decía en el título que Belmonte era un viaje a La Mancha del
siglo XV. Pues en la Casa Bellomonte se puede cumplir de manera
literal.
Si en tu visita quieres realizar alguna actividad, en este enlace te lo pueden solucionan, click aquí
Con todo detalle se ha recreado una casa real de esta época a
través de muebles y objetos que se utilizaban en los tiempos en
los que Juan Pacheco mandó construir su gran castillo.

La cocina (con cueva), el telar, la armería (con réplicas de
armas del s. XV) o las habitaciones de la segunda planta son
parte de la visita, aunque lo mejor está en la pasión que le
ponen los “dueños de la casa” para mostrarte cómo es (y no era)
su vida al final de la Edad Media, que es donde te llevan sin
que te des apenas cuenta.
Es una actividad que lleva a cabo una asociación cultural que
pretende difundir su conocimiento a través de un sistema
puramente experiencial y tangible.
Funciona sábados, domingos y festivos de 11:00 a 14:00 horas y
de 17:30 a 19:30 h. Información y reservas en el e-mail
casabellomonte@gmail.com y a través del teléfono 659 32 16 96.
Asiste a un combate medieval

Belmonte se ha convertido en la capital española de la lucha
medieval. Desde hace años ha sido sede del Torneo Nacional de
Combate Medieval así como del Campeonato Mundial.
Para la ocasión la villa es una representación histórica en sí
misma y se pueden ver justas a caballo o peleas de
espadachines.
El realismo con el que se llevan a cabo las muchas disciplinas
relacionadas con el combate medieval se ha convertido en uno de
los grandes atractivos de la localidad conquense, que multiplica
su población durante los fines de semana en que se celebran los
campeonatos.
Además cada año no faltan las Jornadas de Recreación Histórica
en el que todo Belmonte se pone patas arriba para volver al
siglo XV.
Contempla un precioso atardecer en un molino de viento
Apenas a 500 metros de subida desde el Palacio del Infante Don
Juan Manuel destaca una colina en la que ha habido molinos de
viento desde hace siglos.
Hay restos de unos cuantos pero al extremo destaca el Molino
“El Puntal” que conserva su maquinaria y en diversas jornadas
permite ser testigos de la molienda.
Para reponer fuerzas y zambullirnos en la cultura quijotesca nada
mejor que
20. Comer en Belmonte
La Alacena de Belmonte
Calle de San Juan del Castillo 35,
16640 Belmonte España
+34 617 58 45 68
Calle OSA DE LA VEGA, 1 LOCAL,
16640 Belmonte España
+34 967 17 10 45
Ruta por los Castillos Calatravos, Ciudad Real

Paraiso de La Mancha: Ruta por las Lagunas de Ruidera

Escapada a las Tablas de Daimiel, Ciudad Real

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