viernes, 17 de septiembre de 2021

Ruta por los Molinos de la Mancha: Los Gigantes del Quijote



Molinos de Viento de la Mancha











Allá por 1605 Don Miguel de Cervantes publicó 'Don Quijote de la Mancha'. Esta obra máxima de la literatura castellana se mantiene presente en nuestras estanterías y mentes con pasajes grabados a fuego en el imaginario colectivo.

Los gigantes contra los que Don Quijote batalló no eran más que molinos de viento, hoy majestuosos testigos que nos recuerdan épocas medievales en las que el hombre castellano inspirado por los relatos de Oriente desarrolló nuevas técnicas para aprovechar el viento para moler el grano. 

Hoy vamos a recomendar una ruta por estos emblemáticos villanos de fantasía que aún pueblan Castilla-La Mancha.

Indice:

1. Este es el  Croquis de nuestra Ruta


2. Algo de Historia sobre los Molinos

El origen de los molinos de viento es un tema controvertido y que no ha sido claramente definido. Existen varias tesis en cuanto a los orígenes de estos molinos, y todas ellas cuentan con algún argumento de peso. En cualquier caso, lo que sí es claro es que las referencias históricas a los molinos de viento son muy posteriores a las existentes sobre los molinos hidráulicos, y su origen es aún más incierto que los de estos últimos (Reyes-Mesa, 2001).

Antecedentes greco-romanos

La cultura griega y su mitología consideraban las fuerzas de la naturaleza (fuego, agua, viento) como de uso y dominio exclusivo de los dioses, y que éstos no aceptaban de buen grado la intromisión en sus dominios. 

Esta concepción mitológica de la naturaleza no ayudaba al desarrollo de la técnica. El hecho que su economía estuviera basada en una agricultura de subsistencia, con poco intercambio comercial y con una estructura social donde la mano de obra esclava era abundante, no ayudaba al desarrollo de la tecnología, ya que no había condiciones imperativas para el desarrollo de maquinaria que favoreciese una mejora en los métodos de producción.

H. P. Vowles estudió los fundamentos para defender la tesis del conocimiento del molino de viento por parte de los griegos (Caro-Baroja, 1996). Argumenta la referencia en un texto de carácter técnico, atribuido a Herón de Alejandría (s. II dC), de una máquina neumática conocida como Aneuriom, que giraba impulsada por el viento y cuyo fin era proporcionar el aire para el funcionamiento de un órgano.

Dicho artefacto aparecía descrito en un libro sobre sistemas de medidas de Herón, del que tan sólo se conserva una copia en muy mal estado realizada por un geógrafo árabe en el s. XVI (Cádiz-Deleito y Ramos-Cabrero, 1984). El viento movería el rotor de eje horizontal, solidario con una rueda de paletas. Esta rueda de paletas accionaba una barra horizontal, conectada en extremo a un barrón vertical que accionaba un pistón, que a su vez enviaba el aire a las flautas del órgano.

Tampoco se conocen antecedentes de la utilización de los molinos de viento por parte de los romanos. 

El hecho de que el general Belisario en el año 537, durante el asedio de Roma, construyera dos molinos hidráulicos fluviales sobre barcazas para bombear agua, parece confirmar el desconocimiento o poco desarrollo de la tecnología eólica, ya que hubiese resultado mucho más sencillo y eficaz un sistema basado en molinos de viento (Cádiz-Deleito, 1992).

Las culturas arábigas y china

Algunos historiadores ven el precedente más inmediato en los denominados "molinos de oración" o "ruedas de oraciones" tibetanos, datados entre los s. VI y IX (White, 1973), aunque no se conoce con precisión la función que estas máquinas desempeñaban en los ritos religiosos. Parece ser que estas máquinas eólicas fueron de uso corriente en la zona del Tíbet y Mongolia, y algunos autores aseguran que su uso era anterior al s. II aC.

El primer molino de viento de aplicaciones utilitarias que se conoce con cierto detalle es el molino persa de eje vertical. Hasta el s. IX no es posible encontrar un documento histórico irrefutable en el que se mencionen los usos de estos molinos como algo habitual. 

Los molinos de viento son mencionados, con aplicación directa en la molinería, en el Libro de ingenios mecánicos de los hermanos Banu Musa sobre el año 850, así como por los geógrafos árabes Al-Tabari, fallecido en 923, y Al-Masudi, nacido en Bagdad en 912 y fallecido en El Cairo en 957.

Todos esos autores hacen mención a la difundida utilización de los molinos de viento en las llanuras del Sijistán, en Persia, región donde soplaban vientos muy fuertes, y con bastante periodicidad. Al-Masudi, en su obra 

Las praderas de oro indica que en esta región, que ocupa el oriente iraní y el occidente afgano, soplan vientos que sobrepasan frecuentemente los 100km/h, comentando que se la conoce como "el país de los 120 días de viento". 

Este lugar constituyó el germen de la utilización de la energía eólica y su posterior aplicación a la extracción de agua y a la molienda de cereales.

Según Al-Dimashqi el ingenio estaba formado por una estructura o torre de mampostería, provista de una pared frontal que actuaba como deflector al objeto de dirigir el viento sobre las paletas y regulando su intensidad con un sistema de compuertas realizadas en madera y que, operadas de forma manual, permitían una mayor o menor entrada de aire.

 El rotor disponía de seis u ocho paletas de madera o caña, solidarias a un eje central vertical que se acoplaba a las muelas, cuya separación se podía variar mediante el uso de cuñas.

Por otro lado, en el Extremo Oriente, los chinos utilizaban desde tiempo inmemorial unos molinos llamados panémonas, que se utilizaban fundamentalmente para el bombeo de agua y posterior riego. 

Las panémonas chinas eran, al igual que los molinos persas descritos, de eje vertical. Sus palas o velas estaban formadas por paneles de tela sujetos a largueros de madera o bambú, y la posición de las palas podía variarse para regular la acción del viento sobre el molino.

La difusión del molino de viento como máquina capaz de producir energía mecánica sigue dos canales aparentemente independientes a partir de los s. XI y XII. 

El primero de ellos se extiende a toda la zona de influencia del Mediterráneo, difundido por la civilización islámica, llegando hasta la mitad sur de la Península Ibérica, dando lugar a una tipología claramente distinguible de molino de viento mediterráneo. 

El segundo toma como centro de partida el triángulo formado por Bretaña, Inglaterra y los Países Bajos, donde pudieran haber sido llevados por los cruzados al volver de Palestina y siguiendo las rutas comerciales del sur de Rusia y el mar Báltico.

España a través del Califato de Córdoba, fue la vía de difusión del molino mediterráneo hacia Europa.

El posible origen occidental de los molinos de viento

Una tercera tesis aboga porque el origen de los molinos de viento, al menos los de eje horizontal, como son los europeos, es occidental. 

En cuanto a los molinos europeos, las primeras referencias de la existencia de molinos de viento de eje horizontal, son del s. XII, tanto en Francia (en Bretaña) como en Inglaterra. En los Países Bajos, las primeras referencias son del s. XIII.

No obstante, esta coincidencia puede responder al hecho que tanto las Cruzadas como el progreso tecnológico que tuvo lugar en Europa en esa época fueron consecuencia de un proceso renovador, que se manifestó en todo tipo de actividades, tanto científico-técnicas como económico-sociales. 

Parece claro que Europa tenía por esa época la capacidad técnica para haber desarrollado un molino de viento a partir de las mejoras realizadas en los molinos hidráulicos. Hay relatos que sostienen que el molino de viento de eje horizontal era ya conocido en Occidente antes de las Cruzadas. 

El testimonio del trovador normando Ambrosio, historiador de la tercera Cruzada (1190-92), dice acerca de lo ocurrido en el sitio de Acre: "los cruzados habían hecho construir el primer molino de viento que jamás se hiciese en Siria..." . 

Sin embargo, otros autores sostienen que los cruzados habían visto en Oriente esta tipología de molino de viento y los trajeron a Europa. Las referencias a los molinos de viento son constantes en las órdenes de caballería, templarios, hospitalarios, etc., que desde Antioquía se replegaron hacia Occidente a través de Chipre, Rodas, Creta y Malta 

Los Molinos de Viento de la Península Ibérica

En la Península Ibérica coexistieron molinos de tipo nórdico con otros de eje vertical al estilo persa y, por supuesto, el más extendido molino de torre mediterráneo .

En agosto de 1490, un grupo de españoles se presentaron ante el rey Juan II de Portugal, indicándole que eran conocedores de cómo hacer ingenios y artilugios con los que se podía elevar aguas de pozos y lagunas, etc., sin bestias ni otra fuerza viva, y el rey, reconociendo que el "invento" que presentaban los españoles era útil, les concedió una verdadera patente, consistente en un privilegio para que durante al menos cuarenta años nadie pudiera hacerles la competencia en la construcción, acerca de cuyo desenvolvimiento se establecían una serie de cláusulas. 

Por tanto, los españoles en el s. XV ya estaban introduciendo en Portugal un tipo de molino de viento para elevar agua, probablemente como los del Campo de Cartagena.

En España, los molinos de viento mediterráneos más primitivos, de velas, aparecen inicialmente en los reinos musulmanes. Así, en los molinos andaluces, la torre es mayoritariamente cilíndrica, con muros de mampostería muy gruesos, casi siempre revocados y encalados. 

Estos muros, construidos generalmente con piedra y arcilla, pueden proporcionar a la torre una altura de hasta 8m. El rotor, a base de vela latina, suele tener seis u ocho velas dispuestas sobre tres o cuatro pares de árboles o palos. 

En el Campo de Cartagena se utilizaron unos molinos bastante parecidos a los andaluces, pero adaptados no sólo a la molienda de cereales, sino también para el bombeo de agua, entre otros usos. 

Estos últimos molinos presentaban dos conjuntos de engranajes, puesto que el movimiento del eje descendía a lo largo de la torre mediante un eje vertical para acabar moviendo, en un eje horizontal, una noria o rueda de cangilones. Solían emplear ocho velas latinas para los molinos empleados en la molienda y diez velas para los dedicados a bombeo de agua.

Los molinos de viento manchego y mallorquín pueden considerarse variantes del molino mediterráneo de vela, especialmente por la construcción de la torre, pero la forma y construcción de las aspas, que no velas, podría ser más bien de influencia europea, entrando dentro de la tipología C de Krüger. 

No obstante, en las Baleares sí existe algún ejemplar de molino de viento con velas, al más puro estilo mediterráneo de tipología A. El resto de molinos españoles se alejan de la tipología A.

La expansión de los molinos de viento en España

La época del Califato cordobés jugó un papel fundamental en la difusión y expansión del molino de torre a velas mediterráneo, extendiéndolo a la vecina Portugal. 

Las más antiguas referencias a molinos de viento relacionadas con países de la ribera mediterránea se encuentran en textos que se refieren a España. En tiempos de la España califal, en pleno s. X, ya eran conocidos los molinos de viento, si bien los hidráulicos estaban más difundidos .

Una curiosidad resulta el desconocimiento de Juanelo Turriano, ingeniero al servicio del rey de España en el s. XVI, acerca de los molinos de viento, y más aún cuando los mismos se conocen en España desde el s. X ó XI. 

En el año 1200, Pedro II de Aragón concedió a Pedro de Vilanova la exclusiva para la construcción de molinos de viento en cualquier parte de sus territorios, con la obligación de entregar al soberano la décima parte de sus ingresos (Lacarra, 1977). 

Hacia 1330, Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, conocía la existencia de algunos molinos de viento en Castilla-La Mancha según indica en un par de versos que repite en su obra El libro del Buen Amor. En ellos se refiere con el nombre de atahonas, que era el término utilizado para referirse a los molinos de tracción animal en su época. 

En la Crónica del halconero de Juan II, editada por Carriazo, se indica que el 15 de junio de 1441 hubo una escaramuza "...en los molinos de viento, camino de Tordesillas..." (Caro-Baroja, 1996). Pedro Azlor en 1478, y Jerónimo de Ayanz en 1606, originaron patentes de invención de molinos de viento (Ayala-Carcedo, 2001).

Existen dos fuentes iconográficas fundamentales para el conocimiento de la localización de molinos de viento y el análisis de su tipología en Europa, y particularmente en España, durante la segunda mitad del s. XVI: 

I- la colección de vistas de ciudades españolas de Anton Van der Wyngaerde, pintor flamenco a quien Felipe II le encargó recorrer la Península, lo que hizo entre 1562 y 1571, 

y II- las numerosas vistas de ciudades realizadas durante un viaje que hicieron Brawn y Hoefnagel a España en el período 1563-1567 y que publicaron en varios volúmenes en Colonia, en 1572, bajo el título de Civitates Orbis Terrarum (Sánchez-Molledo, 1995b). 

Así, han formado parte del paisaje vasco y gallego, Andalucía atlántica y mediterránea, de las Islas, de Levante, Cataluña y hasta de Aragón. En 1998 se elaboró un mapa actualizado de los molinos de viento en España, si bien la mayoría de las nuevas aportaciones resultan de referencias históricas. 

Así, indican la presencia de un molino de viento en Madrid basándose en el plano que de la ciudad realizara Pedro de Texeira en 1656, en el que se aprecia un molino de cuatro aspas, similar a los manchegos. 

Los molinos de viento en La Mancha

Los molinos de viento manchegos, los más ampliamente conocidos y estudiados, responden al tipo de molino mediterráneo C de Krüger. Están formados, al igual que los de origen andaluz, por una torre de mampostería de piedras y adobe. 

Sobre la torre, rigurosamente cilíndrica, se sitúa una techumbre cónica, en cuyo interior se aloja toda la maquinaria, ejes y engranajes de transmisión. El rotor se compone de cuatro palas fabricadas con un entramado de madera, recubierto de lienzo (Sánchez-Molledo, 1995a).

Los molinos de La Mancha se introdujeron hacia mediados del s. XV y se difundieron ampliamente en los s. XVI y XVII. Su decadencia comenzó a finales del s. XIX, si bien estuvieron en servicio hasta mediados del s. XX (Sánchez-Ruiz, 1995). 

Aunque de neta influencia mediterránea, su desarrollo está relacionado con los molinos europeos, según se desprende de su semejanza con otros franceses (Fernández-Layos, 1988).

Los molinos manchegos se extendieron por toda Castilla-La Mancha. 

Existen ejemplares en Madridejos, Quintanar de la Orden, Consuegra y Puebla de Almonacid, en la provincia de Toledo; Alcázar de San Juan, Campo de Criptana y Argamasilla, en la provincia de Ciudad Real; Belmonte y Mota del Cuervo, en la provincia de Cuenca; y Villarrobledo, en la provincia de Albacete .

Existe una tipología de molino de viento manchego, común a todas las zonas, si bien en determinadas áreas aparecen detalles técnicos o constructivos que los hacen parcialmente diferentes. La torre, cilíndrica, puede alcanzar alturas de hasta 8m. 

La caperuza troncocónica posee una altura media de 3m. La torre está realizada en mampostería con las juntas de unión a base de mortero de cal y arena, con el interior enlucido con yeso, y con un diámetro total en torno a los 6m. 

La torre de un molino manchego alberga tres estancias. La primera, llamada silo o cuadra, es el recinto donde se produce el ensacado de la harina, y allí se encuentran el canalón y el alivio del molino, además de un pequeño pesebre para la bestia del molinero. Se accede por una única puerta, orientada casi siempre al sur . 

La segunda es la camareta, donde se encuentran los marranos, dos vigas de madera que sustentan el moledero de la última planta; en esta estancia es común ver una pequeña alacena empotrada en el muro, utilizada para guardar las herramientas y los distintos aperos del molino. También existía una pequeña ventana, justo encima de la puerta de la planta baja. 

Los marranos sustentan el suelo de la tercera estancia, formado por una especie de tabla de madera, a diferencia de las otras dos. Esta tercera estancia, denominada moledero o habitación de las piedras, es la más ancha, contando con casi 5m de diámetro. 

A 1m de altura sobre el suelo se abren un total de ocho ventanillos empotrados en el muro; de aproximadamente 22cm de alto y 24cm de ancho, y servían como fiel testigo de los diferentes vientos que penetraban en el molino (ábrego, ábrego hondo, cierzo, norte, solano, matacabras, villacañero y toledano; Fernández-Layos, 1988).

En la zona de la Mancha se conservan bastantes ejemplares en buen estado, algunos de los cuales han sido reconstruidos recientemente. Son los más famosos los del Campo de Criptana y Consuegra .

3. Como Funciona un Molino de Viento

En general, el molino de viento funciona cuando el viento mueve las aspas, haciendo girar un eje central que está conectado a un mecanismo adaptado para la tarea específica que realiza, sea una piedra para moler, un pistón para bombear agua o cortar madera, o una turbina para generar electricidad.


Mecanismos y molienda

El mecanismo de molienda de los molinos más corrientes, que molían granos a gran escala, desde los romanos hasta época recientes y con independencia de donde obtenían la energía, generalmente constaba de una piedra circular fija, llamada solera, que podía llegar a tener un diámetro superior a 8,50 metros y 80 a 120 cm de espesor, sobre la que se movía otra de forma semejante (volandera). 

En otros casos, la piedra móvil podía ser más pequeña, de forma troncocónica que al girar seguía la forma de la solera; en este caso se llama muela. Podía haber dos o más muelas sobre la solera y se movían mejor que la volandera porque tenía menos rozamiento, pero a cambio se perdía más harina.

Muela superior móvil o volandera.

Para mover la piedra móvil (volandera o muela), se utilizaba la energía eólica (molino de viento) 

El grano se vertía por un agujero central de la volandera y el polvo molido salía por los bordes, donde se recogía. Una vez molido el grano (de cualquier cereal) y reducido a harina, se utilizaba el cernedor. 

Era un cilindro inclinado con varias secciones de malla de cedazo, cada una con un tamaño de paso distinto, que se hacía girar mientras la harina pasaba por su interior, dejando pasar cada sección harina de mejor calidad (la más fina, harina de flor) a peor (más gruesa cada vez) y finalmente el salvado o afrecho, que es la cascarilla del grano molida.

La calidad (grosor) de la harina se regulaba mediante un tornillo sin fin que levantaba o bajaba el eje de la volandera para aumentar o disminuir el rozamiento con la solera.

Según lo que se fuese a moler en la región donde se instalaba el molino, se tallaban las piedras con un dibujo diferente. Así, existe un tallado determinado y diferente para moler trigo y cebada, o maíz, o centeno.

En España, el molino de viento suele ser una estructura de piedra de forma cilíndrica o troncocónica, de base circular, en la que se apoya una parte superior independiente, que sostiene las aspas que transforman la energía del viento en energía mecánica (movimiento) y que además sirve de cubierta. 

Esta parte superior es un entramado de madera que puede girar sobre el tambor de piedra para orientar las aspas según la dirección del viento, mediante un largo madero (gobierno; a la derecha de los molinos de la imagen) fijo a la cubierta y exterior al edificio, que se puede amarrar a unos hitos anclados al suelo.

En la parte superior del edificio, bajo la cubierta, hay unos ventanucos (que también se ven en la imagen) que servían para que el molinero supiera los cambios de dirección del viento y en consecuencia pudiera cambiar, con el gobierno, la orientación de las aspas como mejor convenía.

En otros países, a veces, la estructura era de madera, mucho más ligera y se movía completa para orientar las aspas. Lógicamente la solera permanecía quieta respecto al suelo.

Las aspas mueven un engranaje (linterna), que engrana con una rueda horizontal (catalina), y trasmiten el movimiento del eje de las aspas a un eje vertical, que mueve la volandera.

Sobre las aspas se disponían unas lonas para recibir el viento, que se retiraban cuando no era necesario el movimiento, con lo que se evitaba el uso de los mecanismos, que eran generalmente de madera y por lo tanto muy propensos al desgaste. 

 

4. Como Llegar a El Romeral

Según el Croquis que vemos a continuación, llegamos pasando por el Cercano pueblo de Lillo, donde es imprescindible visitar su famosa "Catedral de la Mancha"

Iglesia Parroquial de San Martín Obispo, Lillo, Toledo

Ubicada en el centro de Lillo se encuentra esta joya esculpida en estilo gótico. Sobresale especialmente su torre campanario, coronada por un precioso pináculo. 

La sobria fachada, esculpida en piedra, alberga en su interior un precioso retablo dorado, en el que pueden verse las figuras de la Virgen María y del Sagrado Corazón. 

Entre los frescos que adornan el altar mayor se encuentran las representaciones de los cuatro evangelistas y las figuras de los arcángeles, que custodian la figura de Dios creador, en la parte alta del mural. 

De la sacristía brota una luz dorada, que ilumina el resto de las dependencias del templo. La nave central se divide en tres tramos separados por regias columnatas. 

Justo en frente del altar mayor se encuentra el precioso coro plateresco, realizado por el maestro Covarrubias.


y a tan solo 10km se encuentra el inicio de nuestra ruta de los Molinos Manchegos :

El Romeral.


5. El Romeral, Toledo 


Este pueblo tiene los molinos casi como parte de su núcleo, ya que quedan al borde de las zonas edificadas.

En los cerros de El Romeral se ubican los cuatro molinos de viento, dando así al pueblo el típico ambiente de las tierras manchegas Cervantes. Actualmente no están en uso pero conservan su aspecto exterior a la perfección.

En total son cuatro los molinos de El Romeral, pero uno está especialmente bien conservado. 


Se trata del molino El Pechuga que se levanta al norte del pueblo y que protagoniza la Fiesta de los Molinos en la que toda la localidad honra a estos edificios enclavados dentro de la temática de 'Don Quijote de la Mancha' a través del arte y la gastronomía.

Los molinos Crítica y Los Gorrinos datan de mediados del siglo XIX, han sido restaurados y ahora son salas de exposiciones, mientras que Muela es privado.

6. Tembleque, Toledo 

Molinos de Tembleque, Toledo

A menos de 7 kilómetros en línea prácticamente recta llegamos a Tembleque. Esta localidad situada al borde de la A-4 es, además de un punto perfecto para hacer un alto en los viajes hacia el sur, una localidad ideal para contemplar otros tres molinos de viento más.

De hecho, los molinos de Tembleque son los primeros en alzarse si seguimos la A-4 desde Madrid. De los tres que están en pie ,dos son de propiedad pública y han sido restaurados recientemente; el tercero está peor ya que su propiedad es privada y no cuenta con los mismos cuidados.

Erigidos sobre el alto al este de la localidad se contempla toda la villa, un pueblo relativamente pequeño en el que hay que guardar unos minutos para pasear por su espectacular Plaza Mayor, capaz de rivalizar con la plaza de Chinchón. es imprescindible visitarla

Plaza Mayor de Tembleque

Edificación típicamente manchega, de planta cuadrada con pórtico de columnas de granito y corredores en su planta superior, con soportes y ornamentación realizados en madera siguiendo las orientaciones de las construcciones de uso popular del siglo XVII. 

Las ornamentaciones realizadas en yeso representan cruces de la Orden de San Juan de Jerusalén, como tributo a su tutela medieval.

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Plaza Mayor de Tembleque, Toledo

Diseñada para cumplir una doble función, la pura urbanística y centro de la vida de la población y la de plaza de toros, por lo que los corredores en sus dos alturas superiores son abiertas.

 En uno de sus lados está el Ayuntamiento, construido en 1654; el acceso principal está cubierto por un voladizo coronado por un mirador a cuatro aguas. 

La mayor parte de las columnas y pilares originales fueron substituidos a finales del s XX por otros nuevos.

Resultado de imagen de plaza mayor de temblequeAunque no se celebran festejos taurinos desde 1988, la plaza de Templeque es uno de los coso taurinos más hermosos de España. 

Declarado de interés Histórico-Artístico en el año 1973.

Plaza Mayor de Tembleque, Toledo

Edificación típicamente manchega, de planta cuadrada con pórtico de columnas de granito y corredores en su planta superior, con soportes y ornamentación realizados en madera siguiendo las orientaciones de las construcciones de uso popular del siglo XVII.

Diseñada para cumplir una doble función, la pura urbanística y centro de la vida de la población y la de plaza de toros, por lo que los corredores en sus dos alturas superiores son abiertas.

Se cuenta que fue el rey Felipe IV quien inauguró el coso, lidiando el mismo un toro que, por cierto, tuvo que ser muerto a trabucazos.

   

7. para comer en Tembleque

Escuela de Hostelería Castilla-La Mancha
Calle de las Escuelas 8, 
45780 Tembleque España
+34 925 14 54 39

Restaurante María Belén
Carretera Andalucia km 92.300 BAJO, 
45780 Tembleque España
+34 925 14 53 78

y desde aquí siguiendo la A 4 nos encaminamos hacia 

8. Madridejos,Toledo


Esta pequeña localidad en la que convergen la A-4 y la CM-42 está muy próxima a Consuegra.

Molino del Tio Genaro, Madridejos, Toledo

Pese a que no cuenta con un elevado número de molinos (originalmente había cuaro), hoy sólo sobrevive uno que destaca tanto por su historia como por su estado de conservación. 

El Molino del Tío Genaro que así se llama es una construcción que data del siglo XVII, mucho más antiguo que los de Consuegra con 200 años menos en su haber.

El del Tío Genaro es un molino privado pero que acepta visitas, tanto es así que es un Bien de Interés Cultural, y en él podremos ver cómo la maquinaria aún hoy sigue viva después de la restauración de 1987 para el deleite de todos los amantes de la historia y los aficionados a todas aquellas recetas a base de harina.

Además, interesante que ver en Madridejos es el 

Museo del Azafrán, Madridejos

Museo del Azafrán, Madridejos

Se encuentra ubicado en el antiguo convento de San Francisco y fue inaugurado en 2008. Se trata, junto con los silos, de la joya turística del municipio. 

El museo hace un recorrido por el proceso de cultivo, desde la preparación de la tierra, monda de la cebolla, plantación, recogida y monda de la rosa, así como por el tueste, corte, partición y venta del azafrán, recogiendo asimismo sus usos gastronómicos y medicinales entre otros, todo ello ilustrado con paneles informativos, fotografías y vídeos. 

La parte etnográfica permite aprender sobre la matanza, situarnos en una escuela de mediados de S. XX, recordar el arte de la alfarería y los bordados y contemplar una alcoba del S. XVIII. 

Casi la totalidad de las piezas, muebles y objetos han sido donados por la población y restaurados por la Asociación Cultural El Carpio. 

A finales de octubre se celebran las “Jornadas del Azafrán” en el claustro del convento, con actividades y talleres en vivo.

Horario de apertura del Museo del Azafrán y Etnográfico:

DE LUNES A JUEVES:
Mañanas: de 10:00 a 14:00 horas. Tardes: con CITA PREVIA al número de teléfono 925 46 00 16 Ext. 5-0

VIERNES:
Mañanas: de 10:00 A 14:00 horas. Tardes: de 17:00 a 19:30 horas.

SÁBADO Y DOMINGO:
Mañanas: de 10:00 a 14:00 horas. Tardes: de 17:00 a 19:30 horas.


y Para comer en Madridejos:

La Salida Madridejos
ANTIGUA NACIONAL 4 KM.118, 
45710 Madridejos España
+34 925 09 52 18

y a poca distancia, unos 5 Km, se encuentran los

9. Molinos de Viento de Consuegra 

Molinos de viento de Consuegra.

Se encuentran alineados sobre el cerro Calderico. 

Datan del siglo XIX, si bien hay alguno que puede ser más antiguo, incluso del siglo XVI. 

De los trece originales, se conservan doce, que son: Bolero, donde se encuentra la oficina de turismo y se conserva el moledero de trigo; Mambrino; Sancho, que conserva la maquinaria del siglo XVI y se usa en la Fiesta del Azafrán; Mochilas, recientemente restaurado por la escuela taller del pueblo, Vista Alegre; Cardeño, donde se aloja una casa ya deshabitada; Alcancía; Chispas; Caballero del Verde Gabán, que cuenta con numerosas versiones de El Quijote; Rucio, que cuenta con una exposición de vinos; Espartero, que tiene una exposición de artesanía toledana; y Clavileño, con fotografías y mobiliario de Andorra.

Partiendo desde Madrid y bajando por la A-42 en busca de nuestra entrada en el mundo de los molinos de viento podremos hacer una breve pausa en Toledo para maravillarnos con la ciudad del Tajo antes de seguir por la CM-42 hasta llegar a Consuegra, a 137 km desde el centro de la capital madrileña.

Empezamos por el plato fuerte puesto que en Consuegra se conservan un total de 12 molinos, la localidad con un mayor número de ellos de todos la ruta que vamos a ver hoy, agrupados todos sobre el Cerro Calderico.

Cerro Calderico, Consuegra, Toledo

La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
¡
De la docena hoy superviviente sólo falta uno, y todos fueron construidos en el siglo XIX. Ahora la mayoría están en un buen estado de revista destacando cinco con la maquinaria perfecta, uno como oficina de turismo y un último, el del Caballero del Verde Gabán, que ha sido remodelado en 2017 como gastromolino de degustación de alimentos y cocina típicos.

Antes de irnos de consuegra tampoco podemos obviar que sobre el mismo cerro sobre el que se alzan los molinos también encontramos el Castillo de la Muela, una fortificación árabe del siglo X que actualmente es uno de los que mejor se conservan de toda la región.

y ademas:

Que ver en Consuegra

 

Ayuntamiento y Plaza

La plaza de España, es el antiguo Foro Romano donde se reunía y se reúne la población. Es centro de muchos de los actos sociales y culturales que se celebran en la ciudad, en ella se encuentra el Ayuntamiento, de estilo renacentista, fue construido en 1670, como pósito, unido a este edificio por un arco, se encuentra la torre del reloj. 

Plaza de San Juan de Consuegra

También puede contemplarse el edificio de "Los Corredores", del siglo XVII, con bella balconada de madera, típicamente manchega, fue silo, alhóndiga y ayuntamiento. Actualmente aloja el Museo arqueológico municipal, con piezas que abarcan desde el neolítico hasta el siglo XIX. 

Al este, se encuentra el edificio de la Fundación Díaz Cordovés y señora (Elvira Martín-Palomino y de la Mora) (1925), que albergó el Colegio de San Gumersindo, regentado por los Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle), de estilo historicista mudéjar toledano.

 


Castillo de la Muela

 Castillo de la Muela, Consuegra

En el lugar donde se alza, hubo un asentamiento celtíbero, probablemente carpetano. 

Hay historiadores, que sostienen que fue el emperador Trajano quien construyó la fortaleza, aunque la primera documentación existente, sitúa el inicio de su construcción durante el Califato de Córdoba en el siglo X.

Fue en el año 1083 cuando el rey Alfonso VI, se hace con el castillo como dote en su matrimonio con la reina Zaida, aunque vuelve a perderlo, pasando de unas manos a otras en los años siguientes. En el año 1097 luchando contra los Almorávides muere en el castillo D. Diego Rodríguez, hijo del Cid Campeador (Batalla de Consuegra). 

El castillo de la Muela es uno de los mejor conservados de toda Castilla-La Mancha. Se ubica junto a los Molinos de Consuegra, sobre una montaña (Cerro Calderico) con leves acantilados que dan a la ciudad de Consuegra. Localidad de la provincia de Toledo, en Castilla la Mancha (España), de 10.497 habitantes (INE, 2005), a 64 km de la capital provincial, Toledo, comunicada por la autovía de los Viñedos.

Consuegra es la Consabura romana que llegó a contar con las edificaciones propias de una gran ciudad, Termas, Murallas, Acueducto, Circo …

El castillo es mencionado en la Estoria de España de Alfonso X el Sabio (s. XIII), donde se comenta que este pertenecía, en tiempos de los visigodos, al conde don Julián, al que define Alfonso X como «heredero en el castiello de Consuegra.

Posee una doble línea de murallas, tres torreones, una torre albarrana y un adarve exterior.

Es posible que la primera reconstrucción del castillo fuera realizada por Almanzor, en el siglo X, época del dominio musulmán de las comarcas cercanas. En 1097, Al-Mu’tamid lo cedió a Alfonso VI, por pacto matrimonial, ya que el rey se casaría con la princesa sevillana Zaida. 

El castillo se consiguió sin guerra pero poco duró la ocupación cristiana porque, en agosto del mismo año, Alfonso VI perdió la fortaleza tras ser derrotado por los árabes en la batalla de Consuegra, en la que murió peleando contra los almorávides Diego Rodríguez, el único hijo varón del Cid Campeador.

El castillo fue recuperado finalmente por los cristianos en el siglo XII, siendo reconstruido por los Caballeros Hospitalarios en este mismo siglo, y también en el siguiente siglo XIII. Alfonso VII entregó el castillo, la localidad y su entorno a la Orden de San Juan de Jerusalén, en 1183 que estableció en Consuegra la capital de su priorato de La Mancha, y dio forma al actual castillo. De ahí que su aspecto definitivo se asemeje al de tantos castillos medievales europeos.

Plano del Castillo de la Muela, Consuegra

La estructura de este castillo es inusual. Está constituido, básicamente, por un cuerpo central cuadrado con una gran torre cilíndrica en cada uno de sus lados. El recinto está rodeado por una barrera de la que sólo quedan restos en la parte que da al patio de armas.

Al pasar el primer muro, hay un espacio vacío denominado centinela, desde donde se accede al castillo propiamente dicho, que está rodeado por la barrera defensiva.

 La puerta de entrada se enmarca entre dos estructuras cúbicas, y sobre ella se encuentra el escudo del Prior de la Orden, Juan José de Austria, y el de los Álvarez de Valencia. Entre las estancias interiores destacan el aljibe, cubierto con bóveda de cañón, un patio interior y los archivos de la Orden de San Juan, destruidos por los franceses en 1814.


La torre albarrana, elemento defensivo de los tiempos árabes, es de forma circular y se encuentra en la parte meridional del castillo. Un adarve comunicaba la torre con el resto del conjunto. Es de altura considerable porque dentro se compartimenta en cuatro pisos.

Los muros del castillo son de mampostería, técnica constructiva que trabaja poco la piedra, el material más empleado por su dureza y abundancia. En su interior quedan restos de un hormigón muy diferente al empleado actualmente.

 

Iglesia de San Juan Bautista

Iglesia de San Juan Bautista, Consuegra

De estilo mudéjar construida en 1567. 

Es de planta de cruz latina, posee un cimborrio cuadrangular, accesos laterales porticados, y está construida con piedra y ladrillo, en el interior conserva dos portadas renacentistas. 

Presiden el presbiterio cinco cuadros del artista José de Beratón de finales del siglo XVII, representando el Bautismo del Señor, San José, San Joaquín y los dos restantes a querubines con los atributos de la pasión. De esta época data la remodelación dirigida por el arquitecto real D. Juan de Villanueva.

Iglesia del Santísimo Cristo de la Vera Cruz

Comenzó a construirse hacia 1750, terminándose en 1803. De estilo neo-barroco fue inaugurada el 15 de septiembre de 1803. 

Es de planta de cruz latina; destaca su fachada de mármol blanco, con mezcla de elementos barrocos y neoclásicos. 

Iglesia del Santísimo Cristo de la Vera Cruz.

En el interior se encuentra la imagen del Stmo. Cristo de la Vera Cruz, patrón de Consuegra, y diversas Imágenes de Semana Santa.

En las dependencias anejas a la ermita, se encuentra un museo (Museo del Cristo), con la exposición permanente de fondos, que los consaburenses han donado a su patrón. Consta de tres salas. 

Iglesia parroquial de Santa María la Mayor

Construida en 1723. Templo de una sola nave, en estilo toledano mudéjar, con entrada porticada. En la zona inferior del ábside, se encuentra una cripta de estilo mudéjar, y restos de fábrica anterior al templo. 

Iglesia parroquial de Santa María la Mayor, Consuegra

En el interior se encuentra la imagen de María Santísima de la Blanca, patrona de Consuegra, y los restos de los beatos Diodoro Rafael, Eustaquio Luis, Felipe José y Carlos Jorge, Hermanos de las Escuelas Cristianas. 

En un principio fue la iglesia del Convento de San Antonio de los Franciscanos, hasta la destrucción de la primera iglesia de Santa María la Mayor por los franceses en 1812. 

Posteriormente, y una vez abandonada por los franciscanos, pasó a convertirse en la Parroquia de Santa María.

Casa de la Tercia

Siguiendo las calles adyacentes a la plaza, estrechas callejuelas que revelan su trazado medieval, podemos continuar viendo antiguas casonas junto con construcciones de tradición popular y siguiendo la calle del hospital o la calle Vera Cruz, se accede a otro de los núcleos de interés, el antiguo Palacio Prioral y la Casa de la Tercia. 

Torrejón de la Tercia en la Actualidad, Consuegra

Este palacio ocupaba prácticamente dos manzanas, contando con: silos, bodegas, (ubicados en cuevas y en la parte superior del edificio), contaduría y pagaduría, cárcel y archivo, en la torre, patio de armas e iglesia. 

Se construyó sobre las antiguas termas de la ciudad romana, de hecho hoy en día se puede ver dos estatuas, basas capiteles y columnas de esta época, posteriormente al conjunto se le adosó una mezquita, de la cual aún se conserva el ábside, que posteriormente se transformó en iglesia, para una vez reconquistada la ciudad y junto al castillo formar el núcleo más importante de poder, militar y administrativo, de la ciudad.

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La casa de la Tercia son los restos del antiguo palacio de los Grandes Priores de la Orden de San Juan.

Se conserva el torreón de entrada. Hoy lo ocupa un establecimiento dedicado a la hostelería. 

En su patio se pueden contemplar, varias basas y capiteles romanos, así como dos esculturas de la misma época.



 

10. y Para Comer en Consuegra

Restaurante El Retorno
C/ Reina Maria Cristina Habsburgo-Lorena, 2, 
45700 Consuegra España
+34 601 30 88 78

Gastrobar El Pesca
Plaza de Espana 14, 
45700 Consuegra España
+34 651 82 89 42

Taperia Gaudy
Calle Plus Ultra, 7, 
45700 Consuegra España
+34 722 40 26 00

y algo mas económicos:

La Taberna del Tío Caraco
Poligono Industrial de Consuegra, Calle Tres Parcela 2-E, 
45700 Consuegra España
+34 686 98 22 27

San Poul
Avenida Alcazar de San Juan 52, 
45700 Consuegra España
+34 925 48 13 15

11. Puerto Lápice, Ciudad Real

Molinos de Viento de Puerto Lapice, Ciudad Real

Separado por 30 kilómetros en dirección sur nos encontramos con Puerto Lápice, otro de los pueblos que se sitúan al borde de la A-4 y cuyo nombre además de por haber pasado por delante puede que te suene por ser uno de los más repetidos en la novela cervantina.

Sus molinos se encuentran casi escondidos en la primera parte de la sierra partida por la autovía nacional y en total suman tres construcciones situadas muy próximas y con las aspas colocadas en diferentes direcciones para aprovechar las corrientes de aire vengan de donde vengan.

Las ventas que hoy sacian el hambre y la sed de los viajeros son famosas en Puerto Lápice, tanto como lo fueron en su día las que proveyeron a Don Quijote de alimento y descanso en sus andanzas.

Puerto Lápice debe su existencia a las ventas, en el siglo XVI la población no existía, sólo un grupo de casas asentadas en el lugar de paso y que daban hospedaje al caminante. Ello lo recogía su nombre, ya que se llamaba Ventas de Puerto Lápice, hasta que 1774 Carlos III le concede la independencia como villa.

Las ventas son una construcción típicamente manchega, levantadas entorno a un patio central, con soportales, establos, mesón y habitaciones para pernoctar. Ideadas para el alto de los viajeros y sus caballerías, que encontraban también acomodo en los establos y abrevaderos.

Venta en Puerto Lapice, Ciudad Real

Se conservan tres de las cuatro ventas que al parecer existían: La posada del Rincón, entorno a un patio con arco y rejas está rodeado de viviendas; La posada de Dorotea Jiménez, citada por Azorín en su ruta del Quijote; y La Venta del Quijote, restaurante y posada que vuelca su actividad y su existencia en rememorar la novela y a su protagonista.

Los Molinos de la Serranilla recuperados en la actualidad contribuyen a la imagen de la que este municipio ha hecho su razón de existir, la estampa manchega y su retrato en el Quijote.

12. Para comer en Puerto Lápice

Restaurante Aprisco
Carretera Nacional IV, Km 134, 
13650 Puerto Lápice España
+34 926 57 61 50

Meson Cervantes
Plaza Constitucion No. 6, 
13650 Puerto Lápice España
+34 615 42 32 25

Venta del Quijote
Calle del Molino 2 (junto a la iglesia del pueblo),
13650 Puerto Lápice España
+34 926 57 61 10

13. Herencia, Ciudad Real

Molinos de Herencia, Ciudad Real

Punto clave en nuestra ruta de hoy es Herencia.

 A sólo 12 kilómetros de Puerto Lápice tenemos una nueva parada obligatoria con un total de siete molinos de viento de los que cuatro han sido completamente restaurados.

Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

El primero de los molinos de viento construidos en Herencia se levantó en 1790. Al ver la eficacia del sistema de molido y la cantidad de grano que eran capaces de convertir en harina sus máquinas pronto se construyeron los otros seis.

Del conjunto de molinos original se mantienen siete, todos como es característico, con sus nombres: El Ama, La Sobrina, Dulcinea, Maritones, La Dueña Dolorida, La Duquesa y Teresa Panza. Los cuatro últimos han sido restaurados y contribuyen a una imagen del pueblo típicamente manchega.

HORARIOS Y ACCESO

Tels. Ayuntamiento 926 571 002. Acceso N-420

14. Alcázar de San Juan, Ciudad Real

Molinos de Viento, Alcazar de San Juan, Ciudad Real

Apenas 13 kilómetros hacia el oeste sin desviarnos de la carretera el siguiente pueblo en nuestra hoja de ruta es Alcázar de San Juan. La localidad ciudadrealeña con una población superior a los 30.000 habitantes tiene sobre su Cerro de San Antón uno de los tesoros históricos-arquitectónicos mejor guardados.

Los cuatro molinos que se conservan en la actualidad no son reflejo de la superpoblación de 19 molinos de viento con los que llegó a contar Alcázar de San Juan. Rocinante, Barataria, Fierabrás y Barcelona son los nombres de los supervivientes de los que los dos primeros ahora se han reconvertido en centros de interpretación.

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Pero los alcazareños guardan más joyas, como las cuevas que se extienden bajo el propio Cerro de San Antón y las viejas minas reconvertidas en la ubicación perfecta para la celebración de festejos.

Molinos de Viento, Alcazar de San Juan, Ciudad Real

Tomando Alcázar de San Juan como punto intermedio si nos queremos tomarnos la ruta con calma y disfrutar, la localidad tiene múltiples reclamos para hacer noche. 

En el entorno, en el cerro de San Antón, extraordinario mirador para divisar la llanura manchega, sobresalen cuatro Molinos de Viento, de los cuales se pueden visitar dos: uno contiene el Centro de interpretación del Paisaje Manchego y otro con la maquinaria del siglo XVI a punto para realizar moliendas periódicamente. 

Ya desde la lejanía, en el cerro de San Antón, se observan las impresionante figuras de los gigantes.

Son los cuatro Molinos de Viento de Alcázar de San Juan: Rocinante, Barataria, Fierabrás y Barcelona. Ingenios mecánicos de gran precisión utilizados para moler el grano y obtener la harina gracias al aprovechamiento de la energía de la naturaleza (el viento).

 Se realizan moliendas durante todo el año, se informa de las fechas en la web del Ayuntamiento o en la Oficina de Turismo, www.turismoalcazar.es.

Hoy se conservan 4 de los 19 molinos de viento y 2 de agua que llegó a tener la ciudad. Se han musealizado dos molinos. Uno como Centro de Interpretación del Paisaje Manchego y otro alberga una reconstrucción de la maquinaria original del siglo XVI.

Además en Alcazar es casi obligado visitar:

Complejo Lagunar de Alcázar de San Juan

El complejo comprende tres lagunas: La VeguillaCamino de Villafranca y Las Yeguas. La Veguilla recibe aportes de las aguas depuradas de la EDAR de Alcázar de San Juan, por lo que mantiene agua durante todo el año. 


Las otras dos tienen carácter semiestacional, dependiendo su nivel del volumen de las precipitaciones y de los aportes derivados desde La Veguilla a través de un canal, por lo que sus características ecológicas actuales difieren de las de la primera.


En los caminos que las recorren encontraremos puntos de observación de aves, alternando paisajes salinos y desérticos, que cambian a estepas para después convertirse en prados húmedos. Estos cambios hacen de este espacio protegido por la UNESCO su mayor atractivo.


Este complejo lagunar tiene gran importancia como zona de reproducción y/o invernada de un gran número de aves asociadas a humedales (anátidas, limícolas, flamencos). También son destacables las formaciones vegetales asociadas a los medios salinos (albardinales) y los tarayales.

Con toda seguridad avistaremos aves difíciles de encontrar en ninguna otra parte. La comunidad de aves acuáticas es sin duda la más importante a nivel faunístico.

 A lo largo del año pueden observarse cigüeñuelas, pagazas piconegras, zampullines, tarros blancos y canelos, porrones, malvasías cabeciblancas, patos colorados y cucharas, cercetas carretonas, fochas, garcillas cangrejeras, garzas imperiales, aguiluchos laguneros y flamencos.

En el entorno de las lagunas pueden observarse especies esteparias e incluso forestales como la ganga ortega, la ganga ibérica, el cernícalo primilla, los aguiluchos pálido y cenizo, la canastera,el sisón, así como milanos negros y reales, águilas pescadoras y diversos paseriformes, asociados a la vegetación palustre o a los medios esteparios circundantes.

ACCESOS

La visita debe concertarse en la Consejería de Medio Ambiente (926279531) o en la Oficina de Turismo de Alcázar de San Juan (926540707).

Desde el centro de interpretación se inicia un sendero interpretativo que llega a diversos observatorios situados en los márgenes de la laguna de La Veguilla. En las lagunas del Camino de Villafranca y Las Yeguas existen observatorios junto a sus márgenes. A ellos se accede por un camino transitable en vehículo.

Desde el municipio al complejo lagunar se llega por la CM-4133.

ÉPOCA PREFERENTE DE VISITA. QUÉ LLEVAR

La temporada de visitas es de marzo a junio y de octubre a diciembre. No hay que olvidar la cámara para fotografiar a las aves.

   

para saber más :

http://www.alcazardesanjuan.es/portal/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/0_1517_1.pdf


En Alcazar podemos aprovechar para visitar su

Colegiata de Santa María la Mayor

Se sabe que el solar que ocupa fue base para un templo íbero para el culto a la diosa Ana, posteriormente templo romano, templo cristiano con los visigodos, en el siglo VI en mezquita por los andalusíes y finalmente parroquia cristiana tras la Reconquista.

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La base sobre la que se asienta el templo y su distribución ha hecho pensar que sería templo visigodo. Después de la invasión musulmana es convertida en mezquita y no volvería a ser templo cristiano definitivamente hasta la conquista definitiva de Castilla después de la batalla de las Navas de Tolosa en 1212.

El templo fue declarado parroquia por el arzobispo de Toledo fray Rodrigo Jiménez de Rada en 1226.

Es entonces cuando la Orden de San Juan de Jerusalén asume en 1226 el culto del templo, que pasa a ser colegiata con un cabildo de canónigos llamado de San Pedro y San Pablo.

En origen el templo es de base románica. Posteriormente se remataría con un estilo renacentista y se completaría en 1742 con estilo barroco en el altar mayor y rococó el camarín de la Virgen del Rosario.1​ El templo final se quedaría con un cuerpo de tres naves, conservando del medievo la cabecera mudéjar y el ábside semicircular al estilo románico.​

Tiene planta alargada en la que destaca la nave central, de mayor altura que las laterales. Todo el edificio se cubre al exterior con teja árabe, a dos y tres aguas. El acceso se realiza a través de cuatro puertas, tres de ellas abiertas en las naves laterales y una en la cabecera.

En 1835, tras la desamortización de Mendizábal, deja de ser colegiata.​

15. Si llegados a este punto queremos comer disponemos de una amplia oferta :

Restaurante Casa Vicente
Avenida Constitucion s/n,
 13600 Alcázar de San Juan, España
+34 926 54 10 13

El Puente
Avenida Quero 37, 
13600 Alcázar de San Juan, España
+34 926 54 56 38

y algo mas económico

Las Cancelas
Calle San Francisco, 20, 
13600 Alcázar de San Juan, España
+34 926 54 59 65

y nos acercamos al cercano pueblo de Campo de Criptana 

16. Campo de Criptana, Ciudad Real

Molinos en Campo de Criptana, Ciudad Real

Ni 10 kilómetros más allá volvemos a detener nuestro camino en Campo de Criptana. 

La ciudad vecina de Alcázar de San Juan es, posiblemente, la que disparó la imaginación de Miguel de Cervantes para redactar uno de los capítulos más célebres de 'Don Quijote de la Mancha'.

Molinos en Campo de Criptana, Ciudad Real

Hoy la localidad cuenta con 10 molinos de viento, pero en origen fueron muchos más. 

Cuando la idea de los molinos movidos por el aire castellano comenzó a extenderse como alternativa a los molinos de agua, Campo de Criptana levantó desde finales del siglo XVI y durante el XVII un total de 34 molinos.


De los originales ahora sólo se conservan tres (Burleta, Infanto y Sardinero), mientras que los otros siete restantes pertenecen ya al siglo XX y en los que se acoge desde la oficina de turismo hasta el Museo de Sara Montiel, el Museo del Vino, el Museo de la Labranza y el Museo de la Poesía.

donde además deberiamos visitar la 

Reserva Natural Laguna de Salicor

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Es un humedal estacional hipersalino debido en parte a la composición del subsuelo y a que las aguas de su cubeta no tienen otra salida que la evaporación, es decir tiene un carácter de humedal endorreico. 

Es la única laguna de Campo de Criptana, que destaca por su paisaje de singular belleza, principalmente cuando se seca, mostrando una costra de sal de varios centímetros de espesor.

La Laguna de Salicor destaca por numerosas formaciones vegetales de interés comunitario en las que actualmente predominan la asociación vegetal Suaedetum braun-blanquetii correspondientes al hábitat 1420 (Matorrales halófilos mediterráneos y termoatlánticos), y asociaciones vegetales típicas del hábitat prioritario 1510 (Estepas salinas mediterráneas -Limonietalia) que cuenta con varias especies endémicas de Limonium. 

Merece subrayar la presencia de Lepidium cardamines (el mastuerzo), especie en peligro de extinción, y de Microcnemum coralloides y Lamprothamnium papulosum, catalogadas como de Interés Especial.

Parte del valor de la laguna se debe a las concentraciones de grulla común (Grus grus) en época de migración y a las abundantes poblaciones de especies amenazadas de aves esteparias, como la ganga común (Pterocles alchata), el sisón (Tetrax tetrax), la avutarda (Otis tarda) y la canastera (Glareola pratincola).

  

y continuando con nuestra ruta nos dirigimos a 

17. Mota del Cuervo, Cuenca

Molinos en Mota del Cuervo, Cuenca

A algo menos de media hora en coche siguiendo la N-420 llegamos a Mota del Cuervo, ya en provincia de Cuenca. 

Sobre las llanuras castellanas, al extremo oriental de la población, se levantan los siete molinos de la localidad.

Pese a su número sólo uno es original, el conocido como El Zurdo, un nombre otorgado al giro de sus aspas, pues giran en sentido contrario al resto. 

Los demás se sitúan al otro lado de la carretera N-420 y fueron reconstruidos en sus emplazamientos originales durante la segunda mitad del siglo XX.

El denominado El Gigante es un ejemplo práctico para conocer cómo se llevaba a cabo la molienda desde que se busca la dirección del viento y se visten las aspas con tela hasta el movimiento de la maquinaria para triturar el grano.

18. Comer en Mota del Cuervo

Chicote Cocktail Restaurant
C/Isabel I De Castilla, 4, 
16630 Mota del Cuervo España
+34 636 04 06 53

Restaurante 'el Chuletero
16630 Camino real alto, 45, 
16630 Mota del Cuervo España
+34 967 18 21 00

El Fogón de Enrique
Camino Rabosero, s/n (Frente Pisicina Municipal), 
16630 Mota del Cuervo España
+34 670 37 25 92

y llegamos al Punto final de nuestra amplia ruta

19. Belmonte, Cuenca

Molinos en Belmonte, Cuenca

A otros 17 kilómetros llegamos a Belmonte, extremo oriental de nuestra ruta de los molinos. 

Aunque esta localidad sea bien conocida por la existencia de un majestuoso castillo de estilo gótico-mudéjar que ya vimos en nuestra ruta por los castillos de La Mancha, no nos podemos olvidar de sus tres molinos de viento.

Bien parece —respondió don Quijote— que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.

De estos tres molinos sólo es posible la visita de uno de ellos en los que además de su maquinaria se puede ver una colección de tejas privada, además de unas vistas de pura postal y unos atardeceres castellanos sencillamente mágicos.

y además  

¿Qué ver en Belmonte? 

Si en tu visita quieres realizar alguna actividad, en este enlace te lo pueden solucionan, click aquí

Belmonte se constituye como un destino excepcional para escapar de la rutina y retroceder quinientos años en el tiempo. 

Yendo al grano… ¿Cuáles son esos imprescindibles que tienen que formar parte de una visita a Belmonte? 

Adelante, que vamos a dar un paseo juntos por la localidad:

Visita el castillo gótico-mudéjar de Belmonte


El gran protagonista de toda escapada belmontina que se precie es su característico castillo de estilo gótico-mudéjar sostenido por los siglos en el cerro de San Cristóbal. Si no accedes a él para subirte a sus murallas y conocer su interior completamente musealizado no deberías atreverte tachar Belmonte de tu lista. 

Una planta completa está dedicada a la época medieval y, más concretamente, a la de su nacimiento bajo la batuta de Juan Pacheco, del que se conserva su dormitorio con un artesonado en el techo capaz de trasladarte a las mil y una noches. 

Más arriba son los dominios decimonónicos que nos llevan a otra de sus moradoras ilustres, la Emperatriz Eugenia de Montijo. 

Conviene aclarar que muchos de los muebles y obras de arte expuestos, sobre todo los de la zona “Pacheco” no formaron parte nunca del castillo y fueron traídos tras la reapertura al público tras una larga restauración en 2010.

HORARIOS Y PRECIOS DE ENTRADA AL CASTILLO DE BELMONTE

Los horarios varían en función de las fechas de visita:

Del 10 de enero al 28 de febrero: De martes a viernes por las mañanas de 11:00 a 14:00 y tardes cerrado. Sábado y domingo de 10:00 a 14:00 tardes de 15:30 a 18:30. (Lunes cerrado).

Del 1 de marzo al 28 de abril: Todos los días de 10:00 a 14:00 y tardes de 16:00 a 19:00. (Lunes cerrado).

Del 29 de abril al 14 de septiembre: Todos los días de 10:00 a 14:00 y de 16:30 a 20:30. (Lunes cerrado salvo en agosto que también abre).

Del 15 de septiembre al 31 de diciembre: Todos los días de 10:00 a 14:00 y de 15:30 a 18:30. (Lunes cerrado así como en el día de Navidad y de Año nuevo)

El precio de la entrada general es de 9€ (+1€ en puentes) y 5€ para niños de 5 a 12 años (+1€ en puentes, niños menores de 5 años no pagan). Más información actualizada en castillodebelmonte.com.

Asómbrate con el interior de la Colegiata de San Bartolomé

Belmonte no tiene catedral propiamente dicha pero nadie duda de que su Colegiata del siglo XV lo tiene todo para serlo. Don Juan Pacheco la mandó erigir sobre los restos de un templo visigodo junto al Palacio del Infante y con unas vistas privilegiadas al castillo.

 La religiosidad convertida en arte sacro permite descubrir numerosas obras entre las que se encuentra incluso la firma de Salzillo. También cuenta con los sepulcros en alabastro de los padres y abuelos de Pacheco, iniciadores de una poderosa y larga saga familiar y, por supuesto, la joya de la corona, un fabuloso coro historiado en madera de Hanequín de Bruselas y Egas Cueman. 

La forma de narrar episodios religiosos a través de la madera de los asientos del coro es soberbia. En el templo además se conserva la pila en la que fue bautizado Fray Luis de León. No cabe duda que son muchas y buenas las razones por las que entrar a la Colegiata de San Bartolomé se ha convertido en uno de los esenciales de Belmonte.

Colegiata de San Bartolomé, Belmonte

La Colegiata de Bartolomé abre sus puertas a diario salvo domingos por la mañana y lunes (excepto cuando estos son festivos) de 11:00 a 14:00 y de 16:30 a 19:30 de abril a octubre, mientras que de noviembre a marzo lo hace de 11:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:30.

Palacio del Infante Don Juan Manuel, Belmonte

El viejo Alcázar del siglo XIV mandado erigir por el infante Don Juan Manuel fue el lugar de nacimiento de Juan Pacheco. 

Todavía se pueden visitar interesantes restos arqueológicos entre los que destacan los restos de un convento de monjas dominicas que se levantó in situ en el siglo XV. 

Ahora el alcázar es un hotel de cuatro estrellas (Palacio del Infante Don Juan Manuel Hotel Spa) con un claustro magnífico y alma de Parador, aunque no lo sea. 

Y con vistas al castillo, por lo que más no se puede pedir.

Recorre la muralla medieval y conoce sus puertas más emblemáticas

Poco después de la Reconquista comenzó a construirse una muralla para proteger la ciudad, algo que continuó en tiempos del Infante Don Juan Manuel rematándose con la construcción del castillo de los Pacheco ya bien metidos en el siglo XV. 

El cinturón defensivo que bordeaba la ciudad contaba con cinco puertas que se abrían y se cerraban cada día, tres de las cuales continúan utilizándose como acceso a la villa y que son:

La Puerta del Almudí

Junto al viejo pósito (era un depósito de grano con el que contaba la villa en la que se hacían préstamos en condiciones favorables a los vecinos más pobres). Allí estuvo situada la picota o rollo, de ahí que otro de los nombres por los que fue conocida es “la puerta del rollo”. Guarda un Cristo relativamente reciente (mediados del s. XX).

La Puerta de la estrella: 

Hace referencia a la existencia de una antigua judería fuera de la muralla a la que eran obligados a vivir a los judíos. Sobre la misma se encuentra una estatua de “la Virgen de la Estrella”.

 La Puerta de Chinchilla: 

La más monumental de todas con dos torreones almenados. Por ella entrarían los Reyes Católicos en 1488 cuando se dirigían al castillo.

En realidad hay otra puerta más situada al norte de la villa como es la de San Juan, aunque se conserva apenas un fragmento de la misma (un pequeño torreón y una jamba). Al oeste se encontraba la “Puerta Nueva” pero que el nombre no lleve a engaño, porque de la misma no queda absolutamente nada.

Callejea por el casco viejo de Belmonte y déjate llevar

Belmonte guarda muchos secretos intramuros. Para ello te recomiendo que te dejes llevar (o te lleven) por las callejuelas del casco histórico y disfrutes de una armonía urbana que cada vez se hace más complicado encontrar hoy día.

 A través de grandes fachadas con ventanales protegidos por rejas uno puede presenciar la huella de los mejores años de Belmonte.

 O, por ejemplo, buscar la casa natal de uno de los hijos más ilustres de la villa, Fray Luis de León, relativamente cerca de la Colegiata. 

También las ruinas del Hospital de San Andrés que mandara construir para los pobres a principios del siglo XV Juan Fernández Pacheco, el abuelo de Don Juan Pacheco, aunque su estado de conservación actual resulta del todo preocupante. 

O la hermosa plaza que antes era uno de los patios del convento de los jesuítas (edificio destinado a diferentes propósitos), sin olvidarnos del convento de los Trinitarios en la calle Lucas Parra. 

Aunque te aseguro que lo mejor es perderte y disfrutar de su laberinto de casas blancas.

Tanto en Belmonte como en otros lugares cercanos a la localidad se organizan visitas guiadas de distintas temáticas (incluso a medida). 

Por ejemplo, los sábados sale de la puerta del castillo un grupo para una visita de aproximadamente 3 horas (castillo, colegiata y casco viejo) por un precio de 15€. 

Para más información y reservas con antelación entra en la web www.turismobelmonte.es/visitas-guiadas/ o envia un e-mail a info@turismobelmonte.es (Teléfono 644931650).

Llama a las puertas del siglo XV en la Casa Bellomonte (y conviértete en un personaje de época)

En el número 20 de la calle Lucas Parra hay una casa convertida en una auténtica máquina del tiempo. 

Decía en el título que Belmonte era un viaje a La Mancha del siglo XV. Pues en la Casa Bellomonte se puede cumplir de manera literal. 

Si en tu visita quieres realizar alguna actividad, en este enlace te lo pueden solucionan, click aquí

Con todo detalle se ha recreado una casa real de esta época a través de muebles y objetos que se utilizaban en los tiempos en los que Juan Pacheco mandó construir su gran castillo. 

Acompañado por “personajes” anónimos de época (un armero, una boticaria, etc.) es posible comprender cómo era la vida cotidiana de un burgués de la época. 

La cocina (con cueva), el telar, la armería (con réplicas de armas del s. XV) o las habitaciones de la segunda planta son parte de la visita, aunque lo mejor está en la pasión que le ponen los “dueños de la casa” para mostrarte cómo es (y no era) su vida al final de la Edad Media, que es donde te llevan sin que te des apenas cuenta. 

Es una actividad que lleva a cabo una asociación cultural que pretende difundir su conocimiento a través de un sistema puramente experiencial y tangible.

Funciona sábados, domingos y festivos de 11:00 a 14:00 horas y de 17:30 a 19:30 h. Información y reservas en el e-mail casabellomonte@gmail.com y a través del teléfono 659 32 16 96.

Asiste a un combate medieval

Belmonte se ha convertido en la capital española de la lucha medieval. Desde hace años ha sido sede del Torneo Nacional de Combate Medieval así como del Campeonato Mundial. 

Para la ocasión la villa es una representación histórica en sí misma y se pueden ver justas a caballo o peleas de espadachines. 

El realismo con el que se llevan a cabo las muchas disciplinas relacionadas con el combate medieval se ha convertido en uno de los grandes atractivos de la localidad conquense, que multiplica su población durante los fines de semana en que se celebran los campeonatos.

Además cada año no faltan las Jornadas de Recreación Histórica en el que todo Belmonte se pone patas arriba para volver al siglo XV.

Contempla un precioso atardecer en un molino de viento

Apenas a 500 metros de subida desde el Palacio del Infante Don Juan Manuel destaca una colina en la que ha habido molinos de viento desde hace siglos.

Hay restos de unos cuantos pero al extremo destaca el Molino “El Puntal” que conserva su maquinaria y en diversas jornadas permite ser testigos de la molienda. 

Se puede visitar su interior, entender cómo funciona un molino de viento y, para más inri, representa el punto ideal de Belmonte para ver atardecer sobre el pueblo y la llanura manchega.

    

Para reponer fuerzas y zambullirnos en la cultura quijotesca nada mejor que 

20. Comer en Belmonte

La Alacena de Belmonte
Calle de San Juan del Castillo 35, 
16640 Belmonte España
+34 617 58 45 68

Restaurante La Muralla
Calle OSA DE LA VEGA, 1 LOCAL, 
16640 Belmonte España
+34 967 17 10 45

Palacio Del Infante Don Juan Manuel Hotel Spa
C/ Dos Maestres 1 - 3, 
16640 Belmonte España
+34 967 17 07 84

21. Otras Rutas Cercanas:




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