El Pirineo es uno de los mayores orgullos de Aragón, y no es para menos. Todo
el que lo visita, repite. Increíbles montañas nevadas, ibones cristalinos,
cascadas, bosques y un sinfín de cosas más hacen del Pirineo aragonés un
destino único para disfrutar de la naturaleza.
Si lo que te gusta es estar en contacto con la naturaleza, ¡has venido al
lugar indicado! El Pirineo es el destino perfecto para desconectar de los
atascos, la contaminación y el ruido de las grandes ciudades. Aquí encontrarás
planes durante todo el año.
La Comarca de Alto Gállego esta
comarca está surcada por el río Gállego que se abre paso a través del precioso
valle de Tena. Tiene una importante y valiosa oferta natural, cultural y
gastronómica, por ello es uno de los valles más turísticos y conocidos del
Pirineo aragonés.
Además, es en esta comarca donde se concentran dos de los principales
motores económicos de la zona: las estaciones de esquí de Formigal y
Panticosa.
El Alto Gállego te espera, así que toma nota de estas recomendaciones porque ¡no te arrepentirás!
Indice:
- Como llegar a Sabiñanigo
- Croquis de nuestra ruta
- Que podemos hacer en nuestra ruta
- Sabiñanigo
- Comer en Sabiñanigo
- Biescas
- Comer en Biescas
- Ermita de Santa Elena en Biescas
- Coronar el Arco de Piedrafita
- Conocer la historia de Lanuza
- Ibones de Anayet
- Panticosa
- Comer en Panticosa
- Ibones en Panticosa
- Otras Rutas Cercanas
1. Como llegar a Sabiñanigo:
Nos encontramos en la provincia de Huesca, al norte de la Comunidad
Autónoma de Aragón (España), en un amplio y soleado valle entre sierras
pirenaicas y a orillas del río Gállego, importante afluente del Ebro.
Llegar a Sabiñánigo es fácil, pues su situación geográfica la convierte en
un importante nudo de comunicaciones del Pirineo Central.
Además de en vehículo privado, puedes llegar a nuestra localidad en
transporte público. Aquí te explicamos como hacerlo.
Desde Zaragoza (1h30)
Tomar la A-23 en dirección Huesca. Desde allí continuar por la autovía en dirección a Sabiñánigo y después tomar la N-260 hacia Biescas.
Desde Madrid (4h15)
Tomar la E-90/A-2 en dirección a Zaragoza y después la E-7 a Huesca. Desde allí continuar por la autovía en dirección a Sabiñánigo y después tomar la N-260 hacia Biescas.
En Autobús
Desde Zaragoza o Huesca
Línea Zaragoza-Jaca de la empresa AvanzaBus
Desde Pamplona
Línea Pamplona-Jaca de la empresa La Burundesa hasta Jaca, conexión con
varias líneas de autobús de la empresa AvanzaBus con parada en Sabiñánigo.
Desde Barcelona
Línea Barcelona-Huesca de la empresa AvanzaBus hasta Huesca, conexión con
la línea Zaragoza-Jaca de la empresa AvanzaBus.
En Tren
Desde Zaragoza o Huesca
La línea Zaragoza-Canfranc de Renfe conocida como el «Canfranero» hasta
Sabiñánigo
Desde Madrid
Línea Madrid-Huesca de Alta Velocidad Española (AVE) de Renfe hasta
Huesca, conexión con la línea Zaragoza-Canfranc de Renfe hasta Sabiñánigo.
2. Croquis de nuestra ruta:
3. Que podemos hacer en nuestra ruta:
Deportes de aventura
Sabiñánigo ofrece una gran oferta en deportes de aventura por estar en
la falda de los Pirineos y muy cerca de las principales pistas de
sky.
Muy famosa la marcha cicloturista conocida como
Quebrantahuesos que se celebra todos los años.
Esquí y trekking
Cuando se trata de esquiar en Huesca o disfrutar de otros deportes de
invierno como el ski ratrack, las estaciones de Formigal y Panticosa
en Valle de Tena son ideales.
Si en tu visita quieres realizar alguna actividad, en este enlace te lo pueden solucionan, click aquí
En primavera, aún se puede esquiar en las zonas más altas.
La época de verano, por otra parte, es perfecta para realizar increíbles rutas de senderismo.
En Valle de Tena, también puedes hacer rutas de trekking que acaben en
embalses. Y si decides visitarla en Otoño, lo más especial será el
espectáculo de colores.
Escaladas
El Monumento Natural de los Glaciares Pirenaicos es el sitio que mejor
encaja para los amantes del alpinismo, con sus picos de más de 3 mil
metros de altura.
Si además de escalar te llama la atención el barranquismo,
el Parque Natural de la Sierra de los Cañones de Guara es la opción perfecta.
Competencia de ciclismo
Marcha cicloturista Quebrantahuesos, Panticosa
Si eres un aficionado del ciclismo, seguro habrás escuchado de
la Marcha Cicloturista Quebrantahuesos, la carrera
ciclista más popular del país. Su fama se debe al espectacular entorno
de los Pirineos y al ambiente festivo que se percibe en el evento.
4. Sabiñanigo

Sabiñanigo, Huesca
El origen de Sabiñánigo es romano y parece estar vinculado con el
establecimiento de una mansión militar, fundada en torno el siglo II, a
orillas de la calzada que comunicaba Osca (la actual Huesca) con los
baños termales de Panticosa.
Fundación de la ciudad: se considera que Calvisio Sabino —propretor de
las Galias— fundó Sabiniano a la conclusión de una campaña de
pacificación en Hispania.
La primera mención histórica de Sabiñánigo documentada es de 1035 en
donde aparece como Savignaneco, y se refiere a su incorporación al Reino
de Aragón. Hacia 1137, en plena época medieval, ya se cita su condición
de villa de realengo, categoría que mantendría siglos después.
Desde esa época el enclave gozó de privilegios, no estando subyugado a
ningún señor rural hasta la época Moderna, cuando perdió esta condición
aventajada.
Pedro II, en 1206, donó su iglesia de San Acisclo a García de Gúdal,
obispo de Jaca-Huesca. Y finalizando la Edad Media (1492), Fernando el
Católico intervino para fijar los límites de sus términos y solucionar
los problemas que planteaba el estar vacante las caballerías de honor de
este lugar.
Durante el siglo xvi se siguió pagando el impuesto de las caballerías y
comenzó un cierto despegue económico. En 1594, se procedió a firmar una
concordia con los ganaderos del valle de Tena relativa al paso de los
ganados trashumantes por los términos de la villa de Sabiñánigo y por
los de sus aldeas dependientes. Sin embargo, a juzgar por los
documentos, el lugar parece que se arruinó en 1696.8
Pascual Madoz, en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de
España de 1845, describe a Sabiñánigo como un pequeño pueblo de 28
casas, aunque con casa consistorial y cárcel; también indica que
subsistía por su agricultura y ganadería, produciendo sus tierras «trigo
puro y de mistura, legumbres, patatas y pastos».
A finales del siglo xix, comenzó la construcción de la vía férrea que
uniría Zaragoza con Francia por Canfranc. Con la llegada del ferrocarril
en 1893 se construyó una estación de tren cerca de Sabiñánigo pueblo;
alrededor de dicha estación empezó a crecer un nuevo núcleo de
actividad, abriéndose comercios y hospedajes en torno al camino que
pronto se denominaría paseo de la Estación.
El nuevo Sabiñánigo se convirtió en lugar de paso obligado hacia el
balneario de Panticosa, donde acudía gente con el fin de tomar las
beneficiosas aguas termales; tras unas cinco horas de tren entre
Zaragoza y Sabiñánigo, tomaban unos carruajes —autobuses a partir de
1909— que les conducían al citado balneario.
El Barrio de la Estación empezó a tener mayor protagonismo que el núcleo
urbano original, e iba consolidándose gracias, primero a los comercios,
y luego a la implantación de fábricas. Tanto fue así, que en 1916 el
propio Ayuntamiento se trasladó al Barrio de la Estación.
Hoy, es un Importante centro industrial y de servicios que constituye un
excelente punto de partida para recorrer algunas de las localidades más
bellas del Pirineo aragonés.
Puerta de entrada a los Pirineos, Sabiñánigo ha sabido conjugar a la
perfección su evolución como ciudad industrial con sus tradiciones.
Dos son los Museos que podrás visitar en Sabiñánigo. En el término del
Puente de Sabiñánigo, en el interior de una casa típica del
Pirineo, se ha instalado una interesante y valiosa exposición de
etnología bajo el nombre de
Museo Ángel Orensanz y Artes Populares de Serrablo.
La localidad de Senegüé, perteneciente al municipio de
Sabiñánigo, alberga el Centro de Interpretación de los Glaciares,
que dedica una especial atención a los focos existentes en el Pirineo
aragonés.
El Pirenarium
Pirenarium es un parque temático de los Pirineos, donde podremos
conocer su antigua cultura pirenaica.
Recreación a escala de los espacios naturales y las construcciones
más importantes de los Pirineos. Además este parque temático
pirenarium tiene centro comercial, restaurates y hotel.
En este museo podemos apreciar las edificaciones y espacios naturales
más emblemáticos del Pirineo Aragonés en miniatura. Todo, en una gran
maqueta de 100 metros de largo, 20 metros de profundidad y hasta 7
metros de altura.
Maqueta del Pirenarium, Sabiñanigo
Caminar por el Pirenarium, es una de las experiencias que tienes que
vivir en Sabiñánigo: alucinarás por lo realista de cada elemento en la
maqueta.
No es de extrañar, ya que se utilizó la moderna técnica de cartografía
digital para su creación.
Con un total de 119 maquetas, la que más destaca es la cordillera
pirenaica: la más grande de Europa.
Si en tu visita quieres realizar alguna actividad, en este enlace te lo pueden solucionan, click aquí
Asimismo, el Museo del Dibujo Julio Gavín «Castillo de Larrés», emplazado
en el castillo de este lugar, expone 350 obras. Además de muestras de
dibujo artístico, incluye un apartado dedicado al humor gráfico y al
cómic.
Castillo Medieval del S XV en el que se encuentra El Museo de Dibujo Julio Gavín de varias plantas y diferentes temáticas donde cabe destacar
obras de José Caballero, Zuloaga y hasta de Salvador Dali.
Castillo de Larrés, Sabiñanigo
Además el castillo ofrece una amplia gama de actividades como conciertos
de música clásica y diferentes exposiciones.
La casa del siglo xix (1810-1830) en El Puente de Sabiñánigo, conocida
como Casa Batanero, es la sede del
Museo Ángel Orensanz y Artes del Serrablo.
Inaugurado en 1979, la planta baja reproduce las distintas dependencias
de una casa pirenaica con todos sus enseres, y en el segundo piso se
combinan estancias dedicadas a las labores artesanales con estancias
propias de la vivienda.
En el antiguo granero se ha instalado un espacio lúdico dedicado a
«Pedrón», el famoso diablillo del Serrablo. Fue apadrinado por don Julio
Caro Baroja y por Julio Gavín.
En el
Parque de Sabiñánigo
se encuentra el ábside de la parroquia de
Santa María de Gavin que fue trasladado y reconstruido por la
asociación Amigos de Serrablo.
En él aparecen siete arquillos ciegos lombardos, sobre el que corre un
friso de baquetones típico del estilo larredense. Asimismo se
reconstruyó en el parque un ventanal románico procedente de la
iglesia de Castillo de Guarga decorado con una columnita provista de
capitel tipo jaqués.
En el viejo camino de El Puente a Yebra de Basa por el que pasaban los
romeros hasta la ermita de Santa Orosia, se halla el
Zoque de Santa Orosia, pequeña capilla-oratorio de planta
rectangular, su vano de arco de medio punto está cerrado con una verja
de hierro que guarda el altar de dedicado a la santa.
Iglesias del Serrablo
Conjunto de Iglesias Medievales construidas en los Siglos X y XI de
características similares.
Forman un total de 14 iglesias la mayoría construidas a lo largo de la
famosa Calzada Romana.
Todas ellas se encuentran en buen estado gracias a la gran labor de
restauración de “Amigos del Serrablo“.
Las iglesias del Serrablo se han declarado Monumento Histórico
Artístico y Bien de Interés Cultural.
En Lárrede se ubica el Centro de Interpretación, desde dónde organizan visitas guiadas en determinados días y
horas.
Iglesia de San Pedro de Lárrede, Sabiñánigo

Iglesia románica de San Pedro en Lárrede (siglo
XI).
Construida en torno a 1050 en estilo románico aragonés, forma parte del
grupo de iglesias denominado del Serrablo. La iglesia es
Monumento Nacional desde 1931.
Enclavada en uno de los núcleos que componen la localidad, en
Lárrede, nos encontramos esta belleza de casi mil años, incluida en
la Ruta de las iglesias de Serrablo.
De ella, algunos dicen que está construida en estilo mudéjar, y otros
apuntan que es el románico, por lo que resulta difícil asignarle uno
de los dos, pero de lo que no cabe la menor duda es que la iglesia de
San Pedro atrae la atención de estudiosos y visitantes, porque
presenta unas características específicas, las que comparte con todas
sus hermanas: una única nave rectangular acompañada de una imponente
torre.
Resulta muy agradable ir a conocerla, porque se rodea de un paisaje
verde en el que reina la tranquilidad.
Es también recomendable visitar las iglesias de la Ruta del
Serrablo: San Juan de Espierre, Otal, Basarán, Susín, Orós Bajo,
Oliván, San Juan de Busa, Satué e Isún.
Contacto
Partida Larrede, 2, 22666 Sabiñánigo, Huesca
974484272
Dolmen de Ibirque
En el término de Sabiñánigo se localiza un monumento megalítico, el
Dolmen de Ibirque, que se yergue en la cumbre de un cerro.
Consta de una gran losa de cubierta, que oculta la mayor parte de la
cámara, y cuatro losas laterales.
5. Comer en Sabiñanigo:
Restaurante La Estiva
22609 Sabiñánigo España
+34 974 48 44 40
Restaurante Pradas
22600 Sabiñánigo España
+34 974 48 05 80
A Chaminera Asador
22600 Sabiñánigo España
+34 657 15 10 02
y algo mas económicos:
Mi Casa
Avenida Ejercito 32 Del,
22609 Sabiñánigo España
+34 974 48 04 00
Calle Serrablo No 21 Bajos,
22600 Sabiñánigo España
+34 974 48 25 79
6. Biescas
El nombre de Biescas parece provenir del vocablo preindoeuropeo bizka,
significando «altozano» o «colina», semejante a otros topónimos de
lugares cercanos como Bescós o Biscarrués.
Los testimonios más antiguos de presencia humana en Biescas son las
cistas eneolíticas
—monumentos megalíticos funerarios— de la explanada de Santa Engracia,
que pueden ser incluso anteriores al III Milenio a. C. Una de ellas, la
que puede verse en la actualidad, ha sido reconstruida.
Dolmen de Santa Elena
Es en la Edad Media cuando Biescas, dada su situación estratégica como
cruce de caminos, empezó a formarse como tal.
Aunque hay documentos de los siglos IX y X donde aparecen los nombres de
Biascas o Biascasa, se piensa que se refieren a Biescas de Campo,
llamado también Biascas de Obarra, y no a la villa del Alto
Gállego.
Parece que la primera vez que Biescas aparece documentada es en el
Cartulario de San Juan de la Peña, entre 1020 y 1030. En 1391 aparece
como Biescas Sobirón.
Biescas fue desde siempre villa de realengo y, en lo eclesiástico,
siempre hubo dos parroquias, San Salvador y San Pedro, aunque se tiene
noticia de dos templos más, San Torcuato y San Esteban. Igualmente se
sabe que la Ermita de Santa Elena fue "reconstruida" en 1253 por Jaime I
el Conquistador y dotada con privilegios por Fernando el Católico en
1484 y por Carlos I en 1525. La Ermita de la Virgen de la Collada es
también medieval, aunque sus restos arquitectónicos son posteriores.
En el siglo XVI, Felipe II ordenó fortificar el Estrecho de Santa Elena
para proteger sus reinos de posibles amenazas procedentes de más allá de
los Pirineos. Con este fin, en la vecina Jaca se edificó la Ciudadela,
así como otras defensas aún visibles en los valles del Aragón y del
Ara.
En ese contexto, los días 6 y 7 de febrero de 1592, ochocientos
bearneses invadieron y ocuparon Biescas y el Valle de Tena durante once
días, siendo luego derrotados en el Barranco des Luterians.
A mediados del siglo XIX, el historiador Pascual Madoz describe la villa
como «de terreno áspero en su totalidad... Cruza el término el camino
que desde Huesca conduce a Francia. Los demás son locales y todos se
hallan en mal estado».
Durante la Guerra Civil, Biescas se vio involucrada en la batalla de
Sabiñánigo —entre septiembre y noviembre de 1937—, en la que la 43.ª y
la 27.ª divisiones del Ejército de la República lanzaron una ofensiva
contra la I Brigada de la 51.ª División Nacional y voluntarios como los
Panteras del Valle de Tena y la Compañía de Esquiadores.
La villa de Biescas está situada a las puertas del espectacular valle de
Tena. El hermoso entorno que la rodea y su variada oferta de actividades
deportivas la han convertido en un animado centro de ocio y lugar de
veraneo.
Este bonito pueblo pirenaico está ubicado en un antiguo valle glaciar y
se extiende a ambos lados del río Gállego, surgiendo así dos barrios
diferenciados: El Salvador y San Pedro, presididos por sendas iglesias
del mismo nombre.
Como espacio museístico en la villa destaca el Museo de la Torraza,
situado en una casa nobiliaria del siglo XVI.
En sus alrededores podrás visitar la ermita de Santa Elena y dos
dólmenes del neolítico a los que se puede acceder andando a través de un
sencillo paseo. Si tienes ganas de aventura, no te pierdas el espacio de
multiaventura Polituara y la vía ferrata.
Un recorrido ideal para hacer con niños es la
Ruta de los Búnkers de Biescas.
El itinerario parte de las proximidades del fuerte de Santa Elena y
recorre las obras fortificadas construidas durante la posguerra para
defender la línea fronteriza.
A muy poca distancia de Biescas discurre la famosa
Ruta de las iglesias de Serrablo, que incluye joyas como San
Bartolomé de Gavín o San Pedro de Lárrede.
Además, cada mes de octubre, Biescas celebra su tradicional Feria de
Otoño. Un certamen de referencia en el mundo de la ganadería y en
productos agroalimentarios, como el queso, que cada año atrae a miles de
visitantes.
7. Comer en Biescas:
El Montañés
Calle Escudial, 1,
22630 Biescas España
+34 974 48 52 16
Calle Mayor 19,
22630 Biescas España
+34 974 48 54 14
Taberna Gouda
Calle Mayor 10,
22630 Biescas España
+34 974 48 54 29
y algo mas económicos:
La Borda del Bosnerau
Calle Preciados 1 Horarios de menu : 13:00 a 15:00 y 15:00 a 16:30
noches a partir de las 19:00,
22630 Biescas España
+34 618 42 40 76
Pizzeria la Tea
22630 Biescas España
+34 974 48 54 43
Tirolina Valle de Tena
Tirolina Valle de Tena, Biescas
Se trata de la tirolina más larga de los Pirineos a nivel nacional y de Europa. Esta tirolina además es doble y sobrevuela el Lago de Bubal a más de 120 Mts de altura.
Tiene un recorrido de 950 Mts y también se puede hacer de noche!!!! Esta es una de las mejores actividades, única en España. LA RECOMENDAMOS.
8. La Ermita de Santa Elena en Biescas
es una de esas excursiones que vas dejando para otro momento no se sabe
muy bien porqué y el día que por fin te animas te arrepientes de haber
tardado tanto en disfrutarla.
Se encuentra a medio camino entre Biescas y el embalse de Bubal (en la
carretera hacia Francia A-136). Unos 5km después de Biescas
encontraremos a nuestra derecha un puente de piedra que cruza el río
Gállego con una explanada que nos permite dejar el coche allí mismo
(enlace de Google Maps). Se trata de un área de tierra situada entre el
Valle de Tena y Tierra de Biescas.
Una vez que cruzamos el puente, avanzando unos metros, podemos elegir
entre bajar al cauce del río para visitar el Dolmen de Sta. Elena a
nuestra derecha o comenzar a ascender por nuestra izquierda a la peña
donde encontraremos el fuerte, bunkers y ermita de Sta. Elena. Nosotros
tomaremos este segundo camino.
Se trata de una carretera-pista de gravilla cerrada con una barrera (en
principio no hay peligro con los coches pues no pueden pasar) que
asciende suavemente haciendo zetas.
En apenas unos minutos llegaremos a la zona de los bunkers, un tramo de
la llamada Linea P o Linea Pirineos. Se trata de una linea defensiva
posterior a la Guerra Civil Española (aprox. 1944) cuyo objetivo era
fortificarse ante una hipotética invasión desde los Pirineos. Esta linea
estaba compuesta de emplazamientos para ametralladoras, cañones,
morteros, observatorios y depósitos de municiones y víveres.
Aunque el tramo que podemos visitar se encuentra en bastante buen estado
y se puede visitar sin mayor riesgo, es importante extremar la
precaución con los niños y respetar la construcción. Los pasadizos y
habitáculos excavados en la roca representan una oportunidad de juego y
aventura que les encantará a los más pequeños.
Continuamos nuestro ascenso hasta alcanzar el fuerte de Santa Elena,
construido en el siglo XVI, ampliado en el XVII, re-edificado en el XIX
y actualmente abandonado. Domina el desfiladero, obligado paso de
aquellos que cubrían la ruta Francia-España pasando por el Portalet.
Algunas de sus estancias se encuentran cerradas (parece que alguien las
ha convertido en almacén) aunque la parte más antigua, derruida y
conectada con la Linea P, puede visitarse con un poco de precaución. Los
pasadizos en esa parte son bastante profundos, una linterna puede venir
bien para la excursión.
Ya falta muy poco para llegar a la ermita, que emerge blanca e imponente
entre el bosque. Aunque salvo en los días de romería (13 de junio, San
Anton, y 18 de agosto, Santa Elena) permanece cerrada, en su exterior
encontraremos una fuente donde refrescarnos y un área de picnic con
mesas de madera ideales para merendar. Un poco más adelante hay una casa
de piedra que parece funcionar como albergue.
En este enlace del ayuntamiento de Biescas puedes conocer algo más sobre
la historia alrededor de la santa y características arquitectónicas de
la ermita.
También en el recorrido hacia la Ermita de Santa Elena, encontramos este
sifón conocido como Manantial la Gloriosa.
Cuenta la leyenda que la divinidad se vale de este manantial para
expresarse en determinados momentos. Un lugar muy famoso en Aragón y
visitado por turistas de toda España.
EL ENTORNO DE SANTA ELENA, PARADA OBLIGADA EN LA VISITA A LA TIERRA
DE BIESCAS
Si todavía no lo conoces, el conjunto de Santa Elena y su entorno es
parada obligada en tu visita a Biescas. Además de la iglesia, su entorno
guarda rincones con historias para hacer disfrutar a pequeños y mayores
de una jornada fantástica por la Tierra de Biescas.
La ermita con su cripta, así como la fuente que nace de la cueva anexa y
vuelve a filtrarse en la tierra para aparecer un poco más abajo en forma
de cascada, no son el único atractivo que se encuentra en este
legendario enclave pirenaico.
El entorno de Santa Elena esconde grandes atractivos.
FORTIFICACIONES Y BUNKERS COMPLETAN EL ATRACTIVO TURÍSTICO E
HISTÓRICO DEL ENTORNO DE SANTA ELENA
Muy cerca, a lo largo del camino que va desde Santa Elena a Hoz de Jaca,
encontramos varias fortificaciones y bunkers militares legado de las
batallas que aquí se vivieron en diferentes épocas, dada la situación
estratégica entre las sierras de Telera y Tendeñera, como puerta de
acceso al Valle de Tena y como segunda frontera con Francia.
Bunkers de la Linea P, Santa Elena, Biescas
Entre otras construcciones, encontraremos un largo pasadizo con un muro
aspillerado que finaliza en dos cañoneras de infantería que, aunque
construidas en origen con otra finalidad, hoy en día nos brindan unas
fantásticas vistas del Valle de Tena.
Y es allí, a la altura del pasadizo, donde nos recibe un panel
interpretativo que nos indicará el comienzo de la Línea P que recorre el
tramo Santa Elena- Hoz de Jaca (Núcleo de Resistencia 106).
Durante el recorrido, también encontraremos asentamientos para fusiles
ametralladoras, ametralladoras dobles, o ametralladoras antiaéreas,
observatorios y puestos de mando.

El entorno de Santa Elena esconde grandes atractivos.
EL SORPRENDENTE ENTORNO DEL CONJUNTO DE SANTA ELENA
Pero, además, el entorno de Santa Elena sorprenderá a los visitantes con
muchos más detalles relacionados con nuestra historia y la cultura del
lugar.
En la parte baja del conjunto encontraremos algunas de las
formaciones megalíticas más antiguas del Alto Gállego: dos
dólmenes prehistóricos que fueron reconstruidos hace unos años.
Alrededor de estos túmulos funerarios se encontraron restos de flechas,
joyas y otros utensilios hechos a mano que son prueba de que el Alto
Gállego ya existían pobladores desde el tercer milenio a.c.
Cerca de estos dólmenes, los
zoques de Santa Elena y Santa Engracia, parte esencial de la
tradición religiosa y la cultura de la zona.
Y también otros enclaves, como el Barranco de los Luteranos o el
Puente del Diablo de origen romano, escenarios tanto de batallas
como de leyendas.
Puente del Diablo, Biescas
VÍAS FERRATAS
Rodeados de paisajes y bosques de cuento que nos harán sentir la
naturaleza y el otoño en todo su esplendor, y ahora que ya no sufrimos
el agobiante sol de verano, es el momento perfecto para iniciarse en
la práctica de las vías ferratas.
Afortunadamente, en Santa Elena contamos con una vía de iniciación de
las más bonitas del Pirineo. Se trata de una actividad en la que
mayores y pequeños disfrutaran ascendiendo por la roca ayudados de una
instalación de hierro o acero, preparada para dicho fin.
Por supuesto para hacer una vía ferrata necesitamos de un equipamiento
especial, sin el que no podemos adentrarnos en la aventura, y unos
conocimientos básicos sobre cómo ha de ser la progresión, para
realizar la actividad de forma segura.
Si no disponemos de los conocimientos y/o la equipación necesarios,
podemos contratar la actividad a través de una empresa especializada,
que además pondrá a un guía titulado a nuestra disposición.
El ascenso se tornara en una actividad inolvidable al contemplar
las fantásticas vistas tanto de la tierra de Biescas como hacia el
valle de Tena y se convertirá en el colofón perfecto para vuestra
visita al entorno de Santa Elena.
Justo hacia el desfiladero hay unas estrechas, húmedas y resbaladizas
escaleras que esconden uno de los mayores secretos de la excursión,
una curiosa cascada que cae sobre una cueva en la que podemos
entrar.
Aunque el espacio está muy encharcado y nos obligará a caminar
haciendo equilibrios sobre las piedras para no mojarnos, la magia del
lugar bien merece el riesgo. El agua se desliza por el musgo y la
hierba formando una cortina de perlas brillantes de agua con unos
juegos de luces maravillosos.
Rodeando la cascada por nuestra izquierda, junto al vallado de madera,
podemos llegar hasta la parte trasera donde está el acceso a la
pequeña cueva.
Se trata de un final de excursión majestuoso, que nos animará para
iniciar el agradable descenso para volver hasta el puente del que
partimos por el mismo camino de subida.
Datos de la excursión:
Duración del ascenso: 25′ aprox
Desnivel: 50m
Dificultad: Muy fácil
Edad aconsejada: cualquiera, pero a partir de unos 6 años se lo
pasaran bomba y les parecerá una gran aventura.
Consejos:
Lleva una linterna (o usa el móvil como tal) para poder introducirte en
los pasadizos de los bunkers más profundos sin miedo.
Mucho ojo en la zona de bunkers y ruinas con la caída de piedras,
algunos muros se encuentran en bastante mal estado.
Unas botas que resistan bien el agua nos ayudaran a correr menos riesgos
en la zona de la cascada, aunque no son necesarias por la dureza del
sendero.
Con niños mayores más acostumbrados a caminar puede hacerse esta misma
ruta desde Biescas siguiendo el sendero GR15 (Biescas-Ermita de Santa
Elena).
En este caso la ida nos llevará 1h45′ aprox.
9. Coronar el Arco de Piedrafita
Es un clásico del valle de Tena. Parte desde la localidad de Piedrafita
de Jaca, aunque si quieres ahorrarte una buena subida, te animo a que
dejes el coche en el párking de Lacuniacha (5€). Desde ahí sale un
sendero muy bien marcado y señalizado rumbo al ibón de Piedrafita.
Está a unos 3 kilómetros y es de muy fácil acceso. Lo mejor de esta
primera aproximación es el entorno: ¡qué maravilloso es este valle!

Visto el ibón y hechas las fotos pertinentes, toca llegar hasta el arco
de Piedrafita. Tras subir una pequeña cuesta, se llega a una pequeña
explanada desde donde se ve esta perfecta formación natural.
Tienes dos opciones: contemplarlo desde abajo y volver al párking o
hacer un pequeño esfuerzo y subir hasta él. Mi recomendación: ¡sube! No
te arrepentirás. Es un camino pedregoso y con bastante pendiente pero
solo hay que tener un poco de paciencia.
Desde lo alto del arco hay unas vistas espectaculares del valle de
Tena.
Te aconsejo subir temprano, no solo por el calor si no porque podrás
disfrutar de este lugar casi en soledad. Para volver tienes dos
opciones: hacer la ruta lineal y deshacer el camino andado o hacerla
circular y continuar las indicaciones hacia Piedrafita de Jaca.
10. Conocer la historia de Lanuza
Es un pueblo de postal. Se puede ver desde la carretera a orillas
del embalse de Lanuza, con sus casitas de piedra y pizarra,
tranquilo y perfecto para pasar unos días desconectado de todo. Pero
en esta localidad, que también pertenece al municipio de Sallent de
Gállego, no todo ha sido prosperidad.
La construcción del embalse en 1976 provocó su paulatino y forzado
despoblamiento hasta quedar completamente deshabitada en 1978.
Víctima del expolio y el abandono, en la década de los 90 los
antiguos moradores consiguieron recuperar las propiedades no
sumergidas por sus aguas e iniciaron un proceso de revitalización
que sigue activo.

Lanuza
Lanuza no solo es conocida por la belleza de su entorno. Cada año,
desde 1992, acoge Pirineos Sur, el festival internacional de las
culturas. Talleres, exposiciones, música y mercados se dan cita
durante la segunda quincena de julio en un entorno de completa paz y
naturaleza.
11. Los Ibones de Anayet
Es una de las rutas más famosas y bonitas del Valle de Tena. Existen
tren formas de llegar hasta allí: desde Canfranc, desde el Portalet
(la frontera con Francia) o desde el Corral de Mulas (parking de la
telesilla de Anayet). Esta excursión forma parte de la etapa 12 del
GR 11, el sendero de gran recorrido que cruza los Pirineos del oeste
al este, lo que garantiza una buena señalización de la ruta.

Pico Anayet
Desde los ibones hay una vista excelente del pico Anayet y del Midi
d’Ossau. Seguramente te encuentres con una buena caballada salvaje
pastando a sus anchas que mejorará aún más la experiencia.
12. Panticosa
Panticosa se emplaza en el Valle de Tena junto a la confluencia del
Caldarés y el Bolática, ríos que descienden de las más altas cumbres del
municipio.
Dentro del término también se encuentra la estación de esquí alpino «Panticosa-los Lagos» (actualmente del grupo Aramón), además de un
afamado balneario de aguas termales a 8 kilómetros de la población («Baños de Panticosa»).
Si en tu visita quieres realizar alguna actividad, en este enlace te lo pueden solucionan, click aquí
Cuenta también con otro núcleo de población de menor entidad, El Pueyo de Jaca, en el que hay un albergue al cual acuden grupos juveniles y escolares
para esquiar en la estación o participar en colonias de verano.
Algo de Historia
En tiempos de los romanos, muy aficionados a las termas, hasta el Manantial
de Tiberio venían los ricos habitantes del sur de Osca (hoy Huesca) y
Cesaraugusta (la actual Zaragoza) por caminos que seguían el cauce del río
Gállego.
Con la caída del Imperio Romano, en el siglo V después de Cristo, y la
llegada de los pueblos bárbaros, las termas cayeron en desuso y los
balnearios en decadencia. Así ocurrió con el de Panticosa, del que no hay
noticias en los documentos encontrados sobre esta zona del Valle del Tena
durante la Edad Media.
Durante el Renacimiento, el interés por los baños termales resurgió en
toda Europa y, a finales del siglo XVII se decide construir la primera
Casa de los Baños por encargo del Quiñón de Panticosa, propietario de los
baños, que a su vez iba arrendando su explotación a diferentes empresarios
privados por periodos de tres años y a cambio de una renta que llegó a
alcanzar los 960 reales.
Durante una época, el uso del baleario de Panticosa fue gratuito para los
vecinos del pueblo
En el siglo XVIII el balneario tuvo una gran actividad y prestigio, sobre
todo cuando se descubrió un segundo manantial (el de Herpes) y se
construyó una segunda casa de baños.
Con las dificultades de principios del siglo XIX y la Guerra de
Independencia de 1808 contra los franceses se paralizan varias iniciativas
de arrendamiento a empresarios franceses hasta que, terminada la guerra,
el gobierno promulga las primeras medidas de reglamento y apoyo a los
balnearios.
Como la entonces Casa de Baños de Panticosa estaba muy deteriorada,
el rey Fernando VII obliga al Quiñón a ceder el privilegio de explotación
de las aguas medicionales a Nicolás Guallart, a cambio de un canon anual y
a un número de plazas gratuitas para los habitantes de la zona. Guallart
construye las ocho edificacioes que, aún hoy, constituyen el núcleo del
balneario.
A lo largo del siglo XIX el Balneario de Panticosa se convirtió en una
gran villa de prestigio capaz de albergar a más de 1.500 personas (oferta
mayor que la de balnearios de Santander o San Sebastián).
Los edificios construidos eran típicamente balnearios, con hoteles, villas
y servicios varios que les daban gran autonomía. De arquitectura de
montaña con influencias francesas, la estética y el estilo del balneario
en su conjunto eran de auténtico lujo, razón por la cual era visitado por
los personajes más ilustres de la época y por los representantes de la
alta burguesía aragonesa, catalana, vasca y madrileña.
Visitaron el Balneario de Panticosa personajes famosos de la época, como
Niceto Alcalá Zamora, Perico Chicote, Zarra, Irondo, Panizo o el mismísimo
Santiago Ramón y Cajal.
Panticosa se cita por primera vez en el siglo xiii y ya constaba de cuatro
barrios (llamados vicos): Santa María, San Salvador, Sus y Exena; los tres
primeros conforman el casco antiguo actual, desapareciendo con el tiempo
únicamente el último.
Entre 1900 y 1950 llegó a contar con casi 900 habitantes, aunque los
edificios del pueblo datan en su mayoría del siglo xix (época de máximo
esplendor del balneario). Junto con El Pueyo y Hoz, conformaba uno de los
tres históricos quiñones en los que se dividía administrativamente el
valle
Panticosa más allá del esquí
Panticosa es un pueblo muy pequeño, aunque popular gracias a que tiene una
estación de esquí y es objetivo de multitud de viajeros invernales en
busca de nieve. Pero tiene vida y actividades más allá de este deporte,
tanto en el pueblo como cerca.
De hecho, la misma estación es aprovechada para servir de trampolín en
verano (del 8 de julio al 27 de agosto) para poder acceder al Ibon de
Sabocos y al de Asnos (valles glaciares) y a un mirador espectacular de
todo el Valle de Tena.
Es bastante sencillo (unos siete kilómetros y con tan solo una pendiente
fuerte) y diferente, así que nos parecía una gran opción para decir adiós
a esta tierra que nos conquistó.
Este viaje supone montarse en la telecabina de la estación de esquí y
remontar más de 700 metros de desnivel en tan curioso transporte.
El trayecto a mí, me impresionó bastante y aunque las vistas eran
preciosas, creo que no estuve en la situación adecuada para disfrutarlo.
No obstante, es curioso y a la vez divertido, como subirse en una noria,
pero además con un entorno natural único.
Otra opción que podéis valorar para visitar este lugar es una
excursión desde la ciudad de Huesca y donde ver fundamentalmente el valle de Ripera. Si viajas por
libre, puedes seguir leyendo.
Cuando subimos pronto nos maravillamos con las vistas del Valle de Tena.
En este punto, se pueden tomar autobuses que te llevan a los puntos
cercanos a los ibones para no tener que hacer el trayecto andando.
Nosotros subimos andando y gozamos así también de las vistas desde
diferentes puntos de vista. Se recorrer el camino de los autobuses, por lo
que hay que tener cuidado con ellos. También se puede atajar por mitad del
campo, lo que nosotros hicimos sobre todo al bajar.
Ha sido declarado conjunto urbano de Interés Turístico Nacional. Tiene el
conjunto lacustre más amplio del Pirineo Aragonés con 50 ibones (lagos de
altura que almacenan agua en la cuenca de antiguos glaciares). A sus
habitantes se les denominan panticutos.
Fiestas
Fiestas patronales se dan en los días 15 y 16 de agosto, en honor de
la Asunción y San Roque.
Mercado medieval, que tiene lugar una vez al año y se prolonga durante
todo un fin de semana.
Pantival de Festicosa, festival del humor que también se celebra un
fin de semana al año. Los monólogos y las actuaciones entretienen a
todo el que se acerca a la localidad.
Cosas que hacer cerca de Panticosa
Huelga decir que Panticosa se encuentra en pleno corazón del
Pirineo, uno de los rincones más bonitos que he descubierto en mis
viajes por España. Por tanto, no debemos de ceñirnos solo a conocer
el pueblo y la zona de la estación de esquí, ya que hay otras cosas
que visitar.
Además, si te apetece un plan relajante, no olvides que puedes ir
al Balneario de Panticosa, allí donde la carretera se acaba y encontrarás la paz
obligadamente. Nosotros subimos para ver cómo era la zona y ya
notamos rápidamente esa sensación de aislamiento de la que hablo.
Recorriendo la estación de esquí en verano
Hay mucho encanto en recorrer una estación de esquí cuando no está
cumpliendo su función, incluso cuando no practicas apenas este deporte.
Quizás porque parece abandonada y te embruja.
Quizás porque te imaginas cómo es cuando tiene nieve -mi novio me lo
explicó detalladamente-. Quizás porque recientemente he visto varias
películas relacionadas con ellas y tienen algo de magnético (Sister y
Fuerza Mayor, por si os interesa); quizás porque en invierno rebosan vida
y en verano, tranquilidad. La cuestión es que ver los telesillas colgados
en mitad de la nada y las altísimas montañas de fondo es una imagen que
merece la pena ver.
Nosotros teníamos algo de prisa y apenas paramos, pero es el lugar
ideal para plantar el campamento, comer y quizás darse un baño después. El
lago es muy llamativo, con un color verde intenso que hace que no dejemos
de fotografiarlo.
Restaurante Casa Patro
Calle Mayor, 3,
14. Ibones en Panticosa
El siguiente tramo, que nos lleva al Ibon de Asnos, es el más
dificultoso.
En lugar de volver al camino de tierra por donde va el bus, decidimos
tomar un camino formado en la ladera que tenía una pendiente muy
pronunciada.
En este momento, volvimos a tener esa sensación de que fallan
las piernas y que la fatiga nos acelera el pulso, pero con un par de
paradas y un derroche de energía, conseguimos acabar aquella dura
rampa. Os animo a que lo hagáis tranquilos, disfrutando del camino y
abriendo bien los ojos. En otras páginas web, he leído que en
ocasiones hay marmotas que se dejan ver.
El Ibon de Asnos es mi opinión es algo menos llamativo, si bien para
sentarse en su orilla requiere de menos esfuerzo y por ello, puede
resultar más cómodo. En este punto, alcanzamos los 2.060 metros de
altitud. Hacía un día espectacular y podríamos habernos quedado allí
mucho más tiempo.
Pero como no llevábamos comida, simplemente nos sentamos un rato para
coger fuerzas y admirar el paisaje y después, tomamos rumbo de nuevo
para enfilar la bajada, que fue mucho más rápida, como en casi todas
las rutas.
13. Comer en Panticosa:
Mesón Lavedan
Calle Navero, 19,
22663 Tramacastilla de Tena España
+34 639 13 82 46
La Era de Berdon
18 Calle Beato, Tramacastilla de Tena España
18 Calle Beato, Tramacastilla de Tena España
+34 974 48 74 16
El Embalse
Calle Mayor 10 El Pueyo de Jaca,
22662 Panticosa España
+34 974 48 70 48
Calle Mayor, 3,
22663 Tramacastilla de Tena España
+34 974 48 71 52
Casa Blasco
C/ La Iglesia 1, Tramacastilla de Tena España
+34 974 48 70 84
y algo mas económicos:
A Taberna de Jandro
c/ Única se Encuentra Justo en la Entrada Del Pueblo, Sandiniés España
+34 676 95 49 88
Bar Cafetería Casa Ferrer
Carretera Francia, 5 Poblacion Escarrilla,
26660 Escarrilla España
+34 600 00 00 00
Os recomiendo dos pueblos preciosos para visitar:
Tramacastilla de Tena y Sallent de Gállego.

Tramacastilla de Tena tiene una luz especial y un mirador para
observar de otro modo el valle.
Por su parte, Sallent de Gállego fue el que más me encandiló:
Situado en un entorno único, cada rincón es un mirador, además de
tener unas calles cuidadas y una arquitectura muy chula.
Por último, otro de los puntos imprescindibles si estás por la zona es
el Parque nacional de Ordesa y Monte Perdido, una parcela de
naturaleza con cientos de paisajes espectaculares. Yo hice parte de
una ruta, muy popular, conocida como la Cola de Caballo, que te lleva
a una zona del parque realmente bonita.
Está rodeada de grandes montañas, discurre cerca de un río de
aguas cristalinas y cada cierto tiempo, hay lugares donde observar
cascadas altísimas o preciosas. ¡Muy recomendable!
Si en tu visita quieres realizar alguna actividad, en este enlace te lo pueden solucionan, click aquí
Parte de Torla, que también es interesante y está muy cerca de Broto,
un pueblo donde el mayor atractivo es una cascada que hay en las
afueras.
14. Ibones en Panticosa

Ruta a los Ibones Azules, de Bachimaña y de Tebarray desde el
Balneario de Panticosa
El Valle de Tena es uno de los más grandes del Pirineo.
Entre sus cotas de 600 y más de 3000 metros de altitud destacan la
ingente cantidad de rutas de montaña y el esquí (Alpino en las
estaciones de Formigal y Panticosa, y de Fondo en las pistas del
Balneario).
Ibón de Panticosa (1650 metros de altitud)
Aquí me centraré en la Ruta de los Ibones y las Pistas de Esquí de
Fondo, estando el origen de las dos en el Balneario de Panticosa
(también conocido como Baños de Panticosa), situado en este valle
perteneciente a la Comarca del Alto Gállego.
El acceso es sencillo.
Desde el pueblo de Panticosa, sale una carretera (A-2606) que sube en
unos 10 kilómetros hasta los Baños de Panticosa, punto de
partida de la ruta de los ibones y emplazamiento de las pistas de
esquí de fondo.
Ruta de los Ibones Azules
Duración: 7-8 horas (6 de octubre)
Zonas Visitadas: Pirineo Aragonés, Valle de Tena, Baños de Panticosa,
Ibones de Bachimaña, Ibones Azules, Collado de L’Infierno, Ibón de
Tebarray
Kilómetros Recorridos: 20 kilómetros (ida y vuelta)
Desnivel Total Acumulado: 1200 metros de subida y 1200 metros de
bajada
Puntos de Altitud Máxima y Mínima: 2720 m / 1650 m
Resumen de la Ruta
Los ibones (término aragonés para los pequeños lagos de montaña) del
Pirineo son acumulaciones de agua de origen glaciar y que, en el caso
de Aragón, muchas veces suponen el nacimiento de sus ríos.
La zona de los Baños de Panticosa es un área muy rica en ibones
(empezando ya mismamente por el Ibón de los Baños, situado a 1650
metros de altitud y que está situado junto al balneario y las pistas
de esquí de fondo), y cualquier ruta que pase por algunos de ellos
tendrá este ingrediente extra a las ya de por sí excepcionales vistas
de los picos del Valle de Tena.
Ibón Azul Bajo: Un Mar en Alta Montaña
Quizás una de las rutas más famosas sea la que sube hasta el Refugio
de Bachimaña, y que se puede completar continuando hasta los Ibones
Azules y, desde aquí, hasta el Collado de L’Infierno (donde está el
Ibón de Tebarray), que permite subir a los Picos de Los Infiernos o
continuar hasta el Refugio de Respomuso.
Optamos por hacer la ruta hasta los Ibones Azules y, una vez allí,
valorar si sería posible subir a Los Infiernos o no ya que había
amenaza de tormenta por la tarde.
Quedamos directamente a las 9 de la mañana en el Refugio de La Casa de
Piedra de los Baños de Panticosa.
La ruta es muy fácil de seguir. Hay mucha señalización: bien con
paneles o con marcas del GR-11, por lo que se puede hacer
perfectamente sin mapa y sin GPS, simplemente fijándonos bien en el
sendero y los desvíos.
Desde el refugio (a 1650 metros de altitud), el camino empieza en
ascenso continuo sobre roca por una ladera situada a su derecha.
Al cabo de un rato empezamos a oír el ruido del agua. En este primer
tramo de subida la ruta pasa junto a varias cascadas que bajan desde
lo alto de las montañas (¡el agua está muy presente en este valle!).
En sí el camino no tiene más dificultad que el desnivel. Es cierto que
hay pequeños tramos donde se estrecha y nos obliga a pasar bastante
cerca de alguna que otra caída, pero han colocado cables de metal para
que quien tenga algo de vértigo pueda agarrarse y así sentir más
seguridad.
Rozando ya los 2000 metros de altitud, nos encontramos con la llamada
Cuesta del Fraile. Una bonita pared con varias cascadas que nos separa
de la primera parada: El Refugio de Bachimaña.
Último esfuerzo antes de llegar al refugio
Hasta aquí habíamos subido por la sombra, pero ya nada nos iba a
proteger del sol en lo que quedaba del día (bueno, salvo las nubes que
empezaron a hacer acto de presencia unas horas después).
Salvado este desnivel llegamos al Refugio de Bachimaña, inaugurado en
2012 y situado a 2200 metros de altitud.
Es estupendo, con habitaciones nuevas, baños limpios y unas vistas
estupendas del Ibón Bajo de Bachimaña.
¡Primer ibón de la ruta! (bueno, sin contar el del Balneario)
Natalia y los demás dejaron aquí parte de su equipaje ya que iban a
hacer noche en el refugio. Yo iba de “ruta de día”, así que a la
vuelta me esperaban casi 600 metros de desnivel extra de bajada.
Tras un pequeño descanso, pusimos rumbo a los Ibones Azules. Dejamos
atrás el Ibón Bajo de Bachimaña y empezamos a bordear el Ibón Alto de
Bachimaña por su lado sur
¡Qué preciosidad de Ibón! Me ha encantado, sobre todo por las islitas
que tiene en el medio. Además, el agua reflejaba el cielo azulado que
aún nos acompañaba.
¡Dan ganas de quedarse a vivir en una de las islas!
Solo por haber llegado hasta aquí la ruta ya habría merecido la pena,
pero aún nos quedaban unos cuantos tesoros pirenaicos por descubrir.
Después de los Ibones de Bachimaña, llegamos a una llanura atravesada
por unos cuantos riachuelos (al estilo de lo que ocurre en el Valle de
Aguas Tuertas pero mucho más pequeños).
Una pequeña subida conduce al primer ibón azul, pero antes de llegar
conviene detenerse un rato y echar la vista atrás ya que las vistas de
esa pequeña llanura y el Ibón Alto de Bachimaña son espectaculares.
Sin darnos cuenta llegamos a los pies del Ibón Azul Bajo (a 2360
metros de altitud).
Una vez más me sorprendió la poca gente que nos encontramos en todo el
recorrido. Es cierto que había amenaza de tormentas a partir de la
tarde, pero hasta entonces el día estaba fabuloso. A ratos hacía
quizás algo de calor, pero pronto venía una brisa de aire fresco para
contrarrestar.
¡Condiciones óptimas para caminar!
Me ha encantado este primer Ibón Azul. Es bastante grande y está
enclavado a los pies de las Puntetas de Bachimaña.
No sé muy bien el motivo, pero me transmitía mucha paz y tranquilidad.
Quizás porque el color del agua azul intenso me recordaba al color del
Atlántico al que tan acostumbrados estamos en Galicia…
El Ibón Azul Alto está justo a continuación (a poco más de 2400
metros de desnivel) y, a diferencia del anterior con su forma de
elipse casi perfecta, tiene un trazado mucho más loco y aleatorio.
La verdad es que se mire desde donde se mire es una fiesta para los
ojos.
Cuando llegamos eran ya las 13.30 y las nubes de la supuestas
tormentas vespertinas empezaban a aparecer acompañadas de unas buenas
ráfagas de viento bastante frescas.
Encontramos un pequeño muro de piedra junto al ibón y nos sentamos
almorzar protegidos por el viento, y a decidir qué hacer.
Barajamos varias posibilidades. La de subir a Los Infiernos fue la
primera en caer, porque con las nubes y un panorama que podía empeorar
no parecía la opción más inteligente. Podíamos volver al refugio, pero
teniendo en cuenta que estábamos ya tan cerca, nos daba pena no
intentar subir al menos hasta el Collado de L’Infierno.
El colorido del Pirineo en estado puro
Así que eso fue lo que hicimos. Recogimos todo el despliegue de comida
asegurándonos de que no quedasen restos, y pusimos rumbo al collado
para así llegar al último ibón del día.
Todo este tramo desde Bachimaña sigue el GR-11 en su etapa entre este
refugio y Respomuso y, desde el Ibón Azul Alto son otros 300 metros de
desnivel por un caos de piedras rotas y sueltas hasta el collado.
Subida al Collado de L’Infierno
Aún así, el camino se distingue bien. Hay un momento en el que parece
que se bifurca y conviene quedarse por el de la izquierda ya que
parece más sencillo.
A medida que subíamos las nubes se volvían cada vez más oscuras y la
sensación térmica era cada vez más fresca.
Llegamos a lo alto en unos 40 minutos con paso continuo, y nos pusimos
así junto al Ibón de Tebarray, a 2720 metros de altitud.
Al fondo se podía intuir entre las nubes algunos de los picos de la
zona de Candanchú y Astún.
Ibón de Tebarray
Hacia atrás había menos nubes pero poco a poco el cielo azul que nos
había acompañado durante toda la jornada iba desapareciendo. A pesar
del cambio de luz, gracias a la altitud que habíamos ganado se
distinguían perfectamente el Ibón de Bachimaña, el Pico de Vignemale
y, por primera vez, el Ibón Bajo de Gramatuero.
La verdad es que hacía una buena rasca ahí arriba. Tras cinco minutos
pusimos rumbo de bajada con piloto automático hasta el Refugio de
Bachimaña.
Para cuando llegamos al Ibón Alto, las nubes empezaban a hacer
bastante sombra (nubes poco amistosas además), así que me despedí
rápidamente de mis compañeros de ruta y continué el descenso para
llegar al coche antes de que me alcanzase la tormenta.
El trazado que sigue al río Caldarés (el mismo por el que subimos)
estaba ya totalmente cubierto y con una luz muy grisácea, y eso que no
eran ni las 6 de la tarde.
Tic-tac… se acerca la lluvia
Me alegré bastante cuando pude distinguir ya los edificios del
complejo del balneario. No me apetecía nada que me cogiese el
chaparrón y llegar empapado al coche.
Puse quinta y llegué al aparcamiento antes de que empezase a llover,
algo cansado por este último descenso sin parada pero muy contento de
haber disfrutado de tan excepcional día de montaña con una compañía
inmejorable
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