Castillo de Molina de Aragón, Guadalajara
Este es el índice de la Segunda parte de nuestra ruta:
Indice:
- Croquis de la Segunda Parte de nuestra ruta
- Castillo de Zorita de Los Canes
- Recópolis, la última ciudad visigoda
- Comer en Zorita de los Canes
- Castillo de Anguix
- Castillo de Cifuentes
- Comer cerca del Castillo de Cifuentes
- Barranco de la Hoz
- Senderismo en el Barranco de la Hoz
- Castillo de Santiuste
- Molina de Aragón
- Comer en Molina de Aragón
- Castillo de Zafra
- Castillo de Embid
- Otras Rutas Cercanas
Si en tu visita quieres hacer un FreeTour, o necesitas comprar alguna entrada para algún Museo o para realizar alguna actividad, en este enlace te lo pueden solucionan, click aquí.
1. Croquis de la Segunda Parte de nuestra ruta:
Inciamos esta segunda parte de nuestro recorido en el
2. Castillo de Zorita de Los Canes
Castillo de Zorita de los Canes, Guadalajara
Castillo de Zorita de los Canes, Guadalajara
Cuando visites el castillo te darás cuenta de que se estructura en una zona militar y otra eclesiástica.
Además, sus muros contienen materiales de una antigua cercana ciudad visigoda.
La mítica Princesa de Éboli realizó obras en este castillo para mejorar su habitabilidad, pero sus dueños posteriores se desentendieron de la propiedad y dejaron que se arruinara.
Situado junto al río Tajo, al suroeste de la provincia de Guadalajara, el castillo de Zorita de los Canes es de las fortalezas más emblemáticas de la provincia.
Mapa del Castillo de Zorita de los Canes, Guadalajara
No se trata de una fortaleza señorial sino plenamente defensiva.
Su origen, como tantos otros, es árabe pero su periodo más importante a barca las últimas décadas del siglo XII y comienzos del XIII cuando estuvo bajo dominio de los caballeros de la Orden Militar de Calatrava.
Aquí se refugiaron sus supervivientes tras el desastre de Alarcos en 1195 y pudieron recuperarse para continuar el combate en la frontera de la Mancha.
Además de sus recios y erosionados muros hay algunas dependencias interiores. La más grande es la capilla que resulta ser una noble iglesia románica.
Información Visitas: Acceso libre
y en los alrededores de Zorita de los Canes, es imprescindible visitar el Parque Arquelógico de Recópolis
Esta urbe que elevaron se llamaba Recópolis. Su yacimiento cuenta con 33 hectáreas, 22 de ellas amuralladas, y está considerado como uno de los más trascendentales de la Edad Media. No en vano, no solo fue la primera ciudad de nueva planta construida en la España medieval por iniciativa estatal, sino posiblemente en todo occidente. Un hito palaciego extraordinario que merece la pena descubrir.

El descubrimiento de Recópolis no fue temprano. Estuvo perdida hasta 1893, cuando Juan Catalina García López, decidió seguir las pistas de las Relaciones Topográficas que encargó en su tiempo Felipe II.
Dicho relato estadístico pretendía contabilizar todos los asentamientos de los reinos que gobernaba. Así fue como García López, visitando las poblaciones de la Alcarria, encontró en un altozano junto al Tajo los restos de este enclave construido por el rey Leovigildo.

En la cumbre de su poder, con un reino que se extendía por casi toda la península hasta el sureste de Francia, Leovigildo levantó ex novo esta ciudad de nueva planta.
Ruinas de Recópolis, Guadalajara
Iba a ser su capital y centro de poder, un auténtico Versalles visigótico. Corría el año 578 y se mantuvo en pie hasta el siglo IX.
El nombre, Recópolis, parece indicar un homenaje a su hijo Recaredo. No obstante, parece extraño que escogiera tal nombre y no el de su primogénito, Hermenegildo, para tal honor. Algunos arqueólogos apuntan al término rexopolis, es decir, ciudad del rey.
En cualquier caso, se pretendía conmemorar la consolidación del poder real y el estado conocido como reino visigodo de Toledo. Pasaron los siglos y, tras la conquista musulmana, entró en un período de decadencia entre el 840 y el 850 momento de afianzamiento de Al-Ándalus.
En ese momento se produjo el abandono de esta y otras ciudades, que dieron paso a otras poblaciones como Guadalajara, Albacete, Madrid, Badajoz y Zorita de los Canes, su sucesora.
Ruinas de Recópolis, Guadalajara
Recópolis no fue arrasada, pero se transformó, ajustándose a las nuevas necesidades.
Las mansiones aristocráticas se dividieron en viviendas, se construyó una mezquita. Por desgracia, se produjo un pavoroso incendio que daría al traste con su futuro.
Intencionado o no, fomentó la construcción de Zorita de los Canes, gracias a las piedras y piezas escultóricas que los árabes se llevaron para ello.
Este reciclaje pétreo derivó en una impresionante alcazaba. Destaca su puerta de acceso, con dos columnas de mármol que la decoraban.
Posteriormente Zorita fue reconquistada por los cristianos y empezó su transformación medieval. La Iglesia románica de San Benito y el castillo, con posibles visitas concertadas asociadas al sitio arqueológico de Recópolis, son vestigios valiosos de la época. En el siglo XV ya quedaba apenas una ermita, con el resto del lugar despoblado.
Basílica de Recópolis
Su fundación supuso una revolución para todo el territorio que se encontraba a su alrededor. Las actuaciones incluyero la instalación de nuevas infraestructuras, la reorganización del espacio productivo agrícola, del ganadero y la reordenación del sistema viario.
Todo ello convirtió a la zona en un referente esencial para las rutas que unían el centro de la península con la costa levantina. Su ubicación no era baladí, ya que permitía el control del territorio y sus recursos. Dominaba tres valles y el río Tajo, por aquel entonces navegable.
Con una población que estaría entre 2.500 y 3.000 habitantes, una cifra más que optimista para la Alta Edad Media, esta urbe fue, junto a Toledo las dos grandes ciudades del reino visigodo en España.
Basílica de Recópolis
En ambas ciudades se acuñaban monedas y eran centros fiscales y económicos.
Cabe recordar que en este rincón de la Alcarria se encontró el llamado Tesoro de Recópolis, expuesto hoy en día en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, con un total de 90 tremises (monedas) de oro.
Asimismo, merece destacar el esfuerzo gótico en consolidar su dominio con otras nuevas ciudades estratégicas. Se trata de una actitud casi única en la época y la zona. Vitoria/Victoriacum y Olite/Oligitum fueron las otras. Pocos edificios notables se conservan de su paso por la historia peninsular. Algunos ejemplos serían Santa Lucía del Trampal en Extremadura o Santa Eulalia de la Bóveda en Lugo.
El hoy de Recópolis
El actual parque arqueológico ofrece un viaje a la parte más oscura y desconocida de la historia española. Hoy en día se trata de uno de los yacimientos más visitados de la comunidad de Castilla-La Mancha. Palacios, Iglesias, edificios de hasta 140 metros de longitud, viviendas, talleres, tiendas de artesanos con mostradores de cara al público, dos kilómetros de murallas y hasta un acueducto forman parte de este espectacular conjunto.
Hace unos años se generó un plan de investigación que permitirá continuar excavando. De esta manera se podrán sacar a la luz buena parte de los secretos. La única forma de sacar a relucir la importancia de esta urbe, que llegó a ser la capital de la provincia visigoda de Celtiberia.
La técnica de construcción de los edificios principales era la sillería en arenisca y la piedra de toba. El parque abre todo el año y resulta todo un espectáculo, pero requiere de ayudas al estar una comarca azotada por la despoblación. Incluye tanto la visita de la ciudad visigoda como de la ciudad andalusí de Zorita con su alcazaba.
Se puede visitar el centro de poder, el palacio, situado en la parte superior de la ciudad. Está formado por una serie de edificios dispuestos alrededor de una gran plaza. Visible desde toda la ciudad, se trataba del mayor conjunto en la Europa occidental de la época. De ahí la comparación con Versalles. Asimismo, existe un centro de Interpretación. De manera interactiva, explica la importancia del enclave y los avances de las distintas campañas de excavación.
4. y para comer en la zona:
Restaurante Abuela Maravillas
Plaza Diputacion 1,
19119 Zorita de los Canes España
+34 949 37 51 12
Restaurante Abuela Maravillas
Plaza Diputacion 1,
19119 Zorita de los Canes España
+34 949 37 51 12
5. Castillo de Anguix
El castillo de Anguix se alza sobre un cerro de cierta altura, cercano al río Tajo y al denominado Mar de Castilla, asentado en la roca, y recortada ésta formando un desfiladero de amplias dimensiones, custodiando desde su atalayada altura los caminos de la comarca que se extiende a poniente de las Entrepeñas, en plena Alcarria, algo alejado de la localidad de Anguix.
Castillo de Anguix, Guadalajara
Abderramán III cita en sus famosas crónicas la zona donde se sitúa la fortaleza de Anguix, haciendo referencia a la impresionante morfología de la zona, con desfiladeros de gran profundidad y peñas recortadas.
Junto a esto destaca también la referencia que hacen las fuentes al salto que realiza el Tajo a su paso por la zona.
Su reconquista acaeció entre los años 1085-1117. La historia de esta fortaleza es la de su territorio en torno, que fue siempre disputado entre diversos señores feudales y familias influyentes de la comarca alcarreña.
El término o heredad de Anguix pasó durante la Edad Media, por donación del Rey Alfonso VII, al caballero toledano Martín Ordóñez, quien llegó a poseer amplias propiedades en la parte baja de la Alcarria. Se adueñó de este terreno en 1136, y por entonces se levantó el primitivo castillo.
La viuda de este Martín Ordóñez entregó la fortaleza, en 1174, a la Orden Militar de Calatrava, que a la sazón ya comenzaba su asentamiento también en estas norteñas tierras, y cuya encomienda de Zorita extendía por el Tajo y sus afluentes una notable influencia.
Plano del Castillo de Anguix, Guadalajara
En el siglo XIV, encontramos otra vez a Anguix en la propiedad del rey castellano, incluido jurisdiccionalmente en el Concejo de Huete. Alfonso XI se lo regaló a su montero Alfón Martínez, y su hijo Lope López, al casar con una Carrillo, lo transmitió a esta familia de poderosos y revoltosos nobles, vecinos de Huete.
Así, a lo largo del siglo XV, lo veremos en la posesión de Juan Carrillo y de su hermano Luis. En 1464 toma esta fortaleza para sí el rey Enrique IV, posiblemente por compra.
Pero en 1474 se lo entrega a su camarero mayor, Lope Vazquez de Acuña, también de la familia de los Carrillo, y muy heredado por las riberas del Tajo.
Finalmente, este noble se lo vendió, en 1484, al primer conde de Tendilla, Don Iñigo Lopez de Mendoza. En la casa de estos magnates continuó ya en pacífica posesión durante muchas generaciones y largos siglos. Fue en 1847 que adquirió por compra el territorio entero, y la fortaleza incluida, Don Justo Hernández, vecino de Brihuega. Luego pasó a ser propiedad de una conocida familia mondejana.
Anguix es un torrejón, en el sentido de fundamentar su estructura en torno a la torre del homenaje o primitiva fortaleza. La planta actual es de tipo pentagonal, y ofrece murallas muy elevadas, de unos seis metros de altura, con restos de torreones cilíndricos en las esquinas, y otro hacia el medio de la cortina de poniente, que abomba y amplía con su desarrollo lo que fue primitivamente una estructura paralepípeda.
Tenía un recinto exterior con barbacana más baja que le circundaba por los costados de poniente y mediodía, los más facilmente accesibles a la hora de un ataque, mientras que por sus lados de levante y septentrión, lo abrupto y pendiente del apoyo impedía cualquier ofensiva a ese nivel.
En el interior, muy irregular hoy por los sucesivos derrumbes y la acción del tiempo, se encuentra aún la entrada a un aljibe que ocuparía el patio central. Este patio era muy pequeño, pues la fortaleza no llegaba a alcanzar los 25 metros de longitud en su eje más largo.
Sobre la esquina suroeste de la fortaleza se alza la fuerte torre del homenaje, que constituye lo más destacado de todo el conjunto arquitectónico. Esta torre se conserva hoy en una situación bastante aceptable, y confiere al edificio su prestancia antañona y fuertemente evocadora.
Su planta es cuadrada, de elevación superior que el resto de los muros del castillo, 18 metros, y posee en sus cuatro esquinas otros tantos cubos circulares. Se supone que tuvo cuatro pisos aunque en la actualidad sólo se conservan tres. El acceso a esta torre se realizaba por una puerta de estilo gótico, a continuación de la cual había una escalera. En la torre aún quedan algunos ventanales amplios, con asientos de piedra adosados al muro, desde los que puede gozarse de una vista panorámica excepcional sobre el curso del río Tajo. En el interior aparecen dos ventanas con arco rebajado.
Una escalera de caracol lleva a la terraza. En su centro, todavía hoy se ve un orificio redondo por el que se podía establecer comunicación con el recinto inferior, totalmente cerrado en su origen, y hoy accesible gracias a un boquete abierto en la parte baja de la torre. Se trataba de un aljibe, aunque también pudiera ser un calabozo. Existía también un pozo qe hoy se ha perdido.
De cualquier manera, y a pesar de no tener una excepcional importancia en el aspecto arquitectónico, el castillo de Anguix es una de las piezas más bellas del nutrido plantel de los castillos de Guadalajara.
El material que se utiliza para la construcción de esta maravilla arquitectónica es la piedra, usando la técnica del sillarejo, es decir la elaboración escasa o nula de la misma. La piedra se utiliza en la mayoría de estos edificios pues es un material de enorme dureza y de fácil adquisición debido a su abundancia en la naturaleza.
Debido a los avatares históricos nos ha llegado en evidente estado de ruina. Con las tropas austriacas y concretamente con la batalla de Villaviciosa, el edificio perdió algunas de sus partes. El piso superior de la torre Homenaje se destruyó por completo al igual que otras partes interiores y exteriores del edificio. A pesar de sus pérdidas todavía se puede observar su majestuosidad.
El castillo se encuentra dentro de una propiedad privada, vallada desde la misma carretera, y ni siquiera es posible transitar por la carretera de acceso a Anguix, que también está cortada por una gran valla, salteada con carteles que advierten de la existencia de detectores de presencia humana, por lo que no es posible acercarse a menos de unos 2 kilómetros del castillo. Aún así, es posible verlo desde lejos desde algunos puntos elevados de la carretera CM-2009.
En definitiva, lo dicho: Guadalajara es tierra de castillos por antonomasia.
6. Castillo de Cifuentes
El castillo fue empezado a construir en 1324, sobre una alcazaba musulmana, por el Infante don Juan Manuel, que pasó algunas temporadas en esta fortaleza perteneciendo durante siglos a sus herederos, hasta su adquisición por el ayuntamiento de Cifuentes, que ha llevado a cabo varias restauraciones. También permanecieron en ella Fernando de Antequera y Juan II de Castilla cuando el primero esperaba el fallo de Caspe. Luego fue señorío de los Silva, condes de Cifuentes, durante siglos.
En la Guerra de Sucesión, a comienzos del siglo XVIII, el castillo debía ser ya un viejo caserón, aunque aún podía cumplir cierto papel como recinto para la defensa, debió ser ocupado y saqueado varias veces.
Durante la Guerra de la Independencia fueron desmochados los restos de las almenas originales, siendo sustituidas por otras de barro y cantos. y sirvió como alojamiento a fuertes destacamentos franceses, expulsados en 1810 por el Empecinado, aunque tardaron poco en volver las compañías a las órdenes del General Rugo, saqueando la región y convirtiendo el castillo en depósito.
Al año siguiente el Empecinado recobró de nuevo el pueblo y la fortaleza. En la Guerra de la Independencia.
La situación del castillo y sus elementos de defensa tienen una disposición muy eficiente, si atendemos a las técnicas militares de su época. Está diseñado en función de las características del terreno sobre el que se asienta y cada elemento defensivo corresponde a una necesidad impuesta por el mismo.
Las estructuras defensivas que se dispusieron en el castillo, denotan numerosas inf1uencias de las construcciones islámicas e incluso de técnicas anteriores, asumidas por los musulmanes y luego utilizadas en la Península. Hay un primer conjunto defensivo que protege la mitad oriental, compuesto por el foso y la torre del homenaje, destinado a impedir el acceso desde la parte más accesible, una meseta de suave pendiente y cierta extensión no defendida por los muros del albacar.
Hoy es poco visible el foso del castillo aunque en las fotografías antiguas se puede reconocer perfectamente. Se extiende a lo largo del costado oriental del castillo y las huellas de su construcción pueden encontrarse en las marcas de talla visibles en los afloramientos de roca de la escarpa.
La cárcava finaliza a la altura del torreón circular macizo del noreste, donde la pendiente del cerro es mucho más acusada y hace innecesaria su existencia uniéndose a una vaguada natural que garantiza la inaccesibilidad por ese costado; por el sur rodearía la torre del homenaje, aunque hoy prácticamente no se aprecia debido a la regularización del terreno en ese sector.
Este conjunto defensivo se completa con la misma torre del homenaje. Estas torres pentagonales en proa, en el caso de defensas urbanas, son un complemento a la cerca y se sitúan en los lugares de más fácil acceso, en los vértices del recinto, con el fin de entorpecer el asalto a los muros, atacando por la espalda y los flancos al asaltante.
Esta torre del homenaje participa de varias características de las torres albarranas, si bien no está totalmente aislada del resto del conjunto, sí es en cierto modo independiente, incrementando su inaccesibilidad en el interior con una puerta de ingreso muy alta, que obligaría a alcanzarla con una escalera, posiblemente de madera, que podría retirarse o destruirse en caso de asedio y dejar la torre aislada del resto del recinto.
La torre del homenaje tiene un arco apuntado en su puerta, que da acceso a la estancia con bóveda de piedra y nervios que se cruzan en su centro. La escalera de caracol, al fondo, da acceso a la planta superior, con bóveda de ladrillo mudéjar. En la zona superior hay marcas de cantero.
En el interior de la torre del Homenaje se disponen dos habitaciones cuadrangulares, la inferior cubierta con bóveda de crucería cuyos nervios apoyan en unas columnas situadas en cada uno de los rincones de la estancia con cabezas humanas talladas. La superior está cubierta por una bóveda baída de ladrillo. La comunicación entre ellas se hace mediante una escalera de caracol de piedra instalada en el ángulo saliente, o proa, de la torre.
7. Y para comer en la zona:
Restaurante Casa de los Gallos
Calle Escalerillas 11,
19420 Cifuentes España
+34 949 81 06 62
Casa David
Calle Molino s/n,
19450 Trillo España
+34 635 49 93 51
Naturix
Carretera Brihuega Cifuentes Km 31 Carretera CM-2011,
Carretera Brihuega Cifuentes Km 31 Carretera CM-2011,
19490 Valderrebollo España
+34 639 02 68 52
8. El Barranco de la Hoz

Barranco de la Hoz, Guadalajara
Sin duda, el conjunto de ermita y miradores del Barranco de la Hoz es uno de los grandes imprescindibles para aquellos que buscan los mejores lugares que visitar en la naturaleza de nuestro país.
Barranco de la Hoz, Guadalajara
A sólo 10 kilómetros de Molina de Aragón, siguiendo el curso del río Gallo, surge sin que apenas nos demos cuenta uno de esos parajes naturales que te dejan con la boca abierta.
El Barranco de la Hoz es un gran cañón de piedra arenisca rojiza que saca a la luz los sedimentos del que mucho tiempo atrás tuvo un gran río (mucho más grande de todos cuantos pueda haber actualmente en la Península Ibérica) deslizándose por sus paredes y modelando extraordinarias formaciones.
9. Senderismo en el Barranco de la Hoz
Bien desde Molina por la GU-958 o también desde Corduente, se llega a la ermita de la Virgen de la Hoz, una iglesia del siglo XIII encajada entre grandes farallones en la que se cuenta que un pastor tuvo una aparición mariana.
Desde allí surge un camino de escaleras que lleva a diversos miradores situados en lo más alto de las rocas y donde se puede disfrutar de unas increíbles vistas (para fotos del cañón la tarde es buena hora por la luz, aunque merece subir en cualquier momento del día).

Barranco de la Hoz, Guadalajara
10. Castillo de Santiuste
Santiuste perteneció desde la época de repoblación al Común de Molina y era un poblado que con el tiempo quedó reducido a caserío, pero en 1410 lo adquirió por compra, en señorío, D. Juan Ruíz de Molina, o de los Quemadales, apodado el Caballero Viejo, quien en 1434 consiguió un privilegio del Rey Juan II, por el que obtenía la facultad de edificar una Casafuerte con quatro torres enderreror, así de piedra como de tapia tan altas como quisiéramos, con almenas a pretil, e saeteras e barreras para, de ese modo, colaborar en la defensa contra Aragón. Este castillo pasó luego al mayorazgo familiar, del que más tarde se constituyó el marquesado de Embid.
El edificio se encuentra construido sobre una falla, y como consecuencia del terremoto de Lisboa (siglo XVII) las torres y fachadas se agrietaron, lo que propició el desplome de la torre noroeste a finales del siglo XX. En el siglo XIX, con las Guerras Carlistas, las almenas de los torreones fueron demolidas y sustituidas por cuatro tejados a dos aguas. Afortunadamente su propietario lo está restaurando desde hace bastantes años.
Este castillo es en realidad una casa fuerte con poco valor estratégico, ya que está dominado por un monte que tiene en dirección norte, aunque permite visualizar la vega al estar edificado sobre una pequeña meseta que sobresale de la ladera donde se asienta.
Plano del Castillo de Santiuste, Guadalajara
La construcción constaba de un recinto externo con cubos en los ángulos y otros dos que flanqueaban la entrada y que han desaparecido en su mayor parte.
La entrada al castillo propiamente dicho era directa, ya que esta puerta está enfilada a la de la desaparecida puerta externa.
El recinto interno es un cuadrado de 25 metros en cuyas esquinas hay cuatro torreones cuadrados que se adornaban de almenas.
La fachada principal se orienta a levante y su entrada es un arco de medio punto de gran dovelaje. Encima de ésta se sitúa el escudo de Juan Ruíz de Molina, cuyas armas eran dos ruedas de molino en campo azul. A cada lado del escudo un santo ya borroso. A la altura del piso principal hay una línea de ventanas ojivales. Alguna tiene aún los restos del tímpano calado.
Las cuatro torres de los ángulos se distribuían internamente en cuatro pisos más un sótano. La torre suroriental domina discretamente a las demás a modo de Torre del homenaje. En una de las torres reconstruidas puede verse una curiosa ventana en cuya parte de abajo se descubre una pequeña tronera de palo de orbe. Este elemento se encuentra en el resto del edificio, para disparar armas de fuego.
Las estancias interiores se desarrollaban alrededor de dos patios que se dividían entre ellos por un muro medianero que aumentaba la capacidad de defensa al no poder tomar el edificio entero de una sola vez en caso de asalto.
Los patios han sido reconstruidos parcialmente y disponen de arcos de medio punto a modo de claustro, con una fuente central, a donde van a dar parte de las estancias de la primera planta, ya que la segunda planta ha desaparecido, exceptuando la parte de la entrada, en donde se ha reconstruido como vivienda todo el cuerpo de levante. También han sido repuestas las almenas de los torreones del mismo lado.
Este edificio es un bello ejemplo de casa fuerte señorial castellana del siglo XV, mezcla de ostentación con arquitectura de propaganda y elementos defensivos reales y fingidos. Su valor defensivo es más bien bajo.
Todo el edificio es de buena sillería, con muchas llagas de mortero de cal y arena, a excepción de su muralla externa, que es de mampostería y ha desaparecido en gran parte. Ha sido consolidado, restaurado y reconstruidas algunas estancias, patios y torres de levante. La parte que da a poniente tiene uno de los torreones derrumbado y el otro muy inclinado y corre peligro de colapso.
Actualmente es de propiedad privada y se usa como vivienda, para comidas y cenas medievales para grupos y empresas.
una vez que estamos en Molina de Aragón deberiamos hacer parada y fonda para disfrutarde esta fantastica Villa
11. Molina de Aragón
En el extremo oriental de Guadalajara, en un lugar perpetrado a base de batallas y de largos inviernos, surge uno de los pueblos más hermosos y medievales de Castilla. Molina de Aragón atesora viejas historias de moros y cristianos, de señores, señoríos y princesas. Una alineación de calles estrechas que atrapan las noches más frías miran hacia arriba buscando el abrigo de su inmenso castillo-fortaleza.

Molina de Aragón, Guadalajara
Situada al nordeste de la provincia, es una ciudad con una gran riqueza monumental. Su camino por la Edad Media domina la vista general que derrama sobre la colina la muralla que rodea el burgo y se funde con el castillo.
Otra visita muy recomendable es el Monasterio de San Francisco, fundado a finales del siglo XIII y en la actualidad el edificio es ocupado por una Residencia de la Tercera Edad, atendida por las Hermanas de la Caridad, más otra pequeña parte que aloja el Museo Comarcal de Molina de Aragón.
En el paseo por sus calles no podemos olvidar el Barrio Judío, de gran belleza medieval, y el Barrio de la Morería al otro lado del río.
Sobre éste cubre el paso el Puente Románico, símbolo de la villa, realizado en arenisca roja y formado por tres arcos; junto a las pilas, los tajamares que se distinguen a uno y otro lado.
Sus templos cristianos de distintos momentos del arte nos llevan desde la serena belleza del románico de Santa Clara, en la plaza que lleva su nombre, a Santa María la Mayor de San Gil, totalmente reconstruida después de un incendio ya en el siglo XX; pasando por el renacimiento reflejado en San Pedro, con su preciosa espadaña mudéjar o el neoclásico del Convento de San Francisco.
Como testigo de su esplendor los palacios más significativos claman en sus blasones e inscripciones los nombres de sus insignes habitantes: Casa del Obispado Díaz de la Guerra, Palacio de los Arias, Palacio de los Montesoro… y entre todos ellos destaca el Palacio de los Molina, La Subalterna, que presenta un gran arco de medio punto abovedado en la portada con los escudos de los Molina.
En el mes de julio tiene lugar una de sus fiestas más representativas: Nuestra Señora del Carmen. Los caballeros de la Cofradía Militar del Carmen, vestidos con un vistoso uniforme blanco y rojo, escoltan la imagen de la Virgen del Carmen por las calles de Molina. En el palacio del Ayuntamiento velarán el Estandarte, relevándose cada media hora, hasta las doce de la noche.
Veremos algunas particularidades históricas de Molina de Aragón, su relación con el Cid Campeador, el porqué su nombre cuando es castellana, las visitas imprescindibles de la localidad o de los alrededores así como algunos consejos prácticos con buenos sitios donde comer, la posibilidad de dormir en un viejo molino o los puntos clave desde los que tomar las mejores fotografías panorámicas de la capital del Señorío de Molina.
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Molina de Aragón, parada y fonda del Camino del Cid
Por Santa María iréis a pasar,
id a Molina, que queda más adelante,
la gobierna Abengalbón, que es mi amigo de paz,
con otros cien caballeros bien os escoltará.
CANTAR DE MÍO CID.
Esta sucesión de versos nos confirman que en tiempos de la Molina islámica, regida por un tal Abengalbon, ese personaje por todos conocido como es Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, tuvo en ella una plaza segura para encontrar custodia y protección a su esposa y a sus hijas camino a Valencia (La villa soriana de Medinaceli formó parte previamente y de manera similar de una de estas etapas).
Documentación de la época nos habla de la existencia de Ibn Galbun entre los siglos XI y XII como regidor de un posible reino de taifas independiente (“El Rey Moro de Molina” se escribiría en algunas crónicas de la época) y como uno de los aliados del Cid Campeador, quien ya sabemos que se entendía bien tanto con cristianos como con musulmanes, sobre todo en lo que confería a la recepción de tributos.
Eso explica que Molina forme parte de pleno derecho de lo que se conoce como Camino del Cid, un itinerario turístico-cultural que atraviesa España de noroeste a sudeste siguiendo las huellas literarias e históricas de Rodrigo Díaz de Vivar.
Molina de Aragón, protagonista de una historia fascinante
Sobre un antiguo castro celtíbero los árabes levantaron un castillo. Y en lo más alto una atalaya desde la que vigilar una vieja frontera que iba y venía como lo hacen en la orilla las olas del mar. Ya entonces Molina, que después vería añadido el apodo “de los Caballeros” pensaba de manera independiente, quizás por una ubicación siempre lejana con otros grandes núcleos urbanos.
Sería tomada por el rey aragonés Alfonso I el Batallador quien la reconquistara para los cristianos en 1128, aunque muy pronto su hermano Ramiro II cedería a Castilla este territorio.
Y, aunque los almorávides volvieron a establecerse en Molina unos años más, la ciudad sería recuperada de manera definitiva.
Entonces Manrique Pérez de Lara sería proclamado primer Señor de Molina. Fue él quien le dio fueros a Molina y convirtió al suyo en uno de los linajes más poderosos de Castilla en los siglos sucesivos.
Ciertas desavenencias entre el tercer Señor de Molina, Gonzalo Pérez de Lara y el Rey Fernando III El Santo llevaron a que el monarca castellano rodeara con su ejército al castillo de Zafra (a 25 km) donde se refugiaba éste con su familia.
Tras intervenir la madre del Rey, Berenguela de Castilla, se puso solución al cerco mediante la concordia de Zafra, que obligaría al propio Gonzalo Pérez de Lara a desheredar a su primogénito para que fuera su hija Mafalda González de Lara la que se quedara con el Señorío. Y a su vez ésta aceptaba a casarse con el infante Alfonso de Molina, como así ocurrió finalmente, de modo que las manos castellanas volvieron a acariciar este territorio.
¿Por qué se llama Molina de Aragón si se encuentra en Guadalajara?

Esto enfureció tanto a los ciudadanos molineses que entregaron su soberanía al Rey de Aragón, Pedro IV, ya que preferían ser aragoneses a ser títeres de quien consideraban un mercenario que nada tenía que ver con ellos.
Tres años después se aceptó por el rey aragonés esta entrega del Ducado de Molina y el municipio pasó a llamarse Molina de Aragón, apellido que mantiene hoy día, aunque en 1375 volvería definitivamente a manos castellanas y sería conocida en capítulos posteriores de la historia de España como la “Muy Noble y Muy Leal Ciudad Capital comarcal del Señorío de Molina y Alto Tajo” (proclamación que recibiría en las Cortes de Cádiz de 1812 por su resistencia y testarudez ante la invasión napoleónica).
¿Qué ver en Molina de Aragón?
Un gran viaje a la sombra de un gran castillo
Toda esta historia se refleja en lo que hoy se conserva en Molina de Aragón. Un castillo sin parangón, restos románicos, palacetes renacentistas y barrocos y la idiosincrasia del viejo barrio judío así como de una morería con casas abombadas a las que les sostienen sus gruesos entramados de madera.
Y la confirmación de que se trata de uno de los emplazamientos más fotogénicos que existen en todo el país. Razones más que de sobra que justificaran que no quisiéramos perdérnoslo por nada del mundo y nos escapásemos a conocer tanto la capital del Señorío de Molina así como otras maravillas de la comarca tales como el castillo de Zafra o el Barranco de la Hoz.
Pero, ¿cuáles son esos imprescindibles que tienen que formar parte de una escapada a Molina de Aragón? Adelante, que vamos a dar un paseo juntos por la localidad:
El castillo-alcázar de Molina de Aragón

Castillo-alcázar de Molina de Aragón, Guadalajara
Entonces este ejemplar colosal de castillo románico fue agrandado sus hechuras de las que ocho siglos más tarde uno puede admirar algo más que el esqueleto. De las ocho torres que había quedan seis (cuatro en excelente estado) en el recinto interior, aunque este viene protegido por otro cinturón de murallas que se comen por completo la ladera en la que se ubica esta fortificación asombrosa.
El acceso a la fortaleza se hace por la puerta del reloj, a la que se llega subiendo desde la Plaza de San Pedro por la calle Enseñanza.
En lo más alto la conocida Torre de Aragón pasó de atalaya islámica a ser uno de los mejores baluartes construidos en la península, con nada menos que 30 metros de altura y la capacidad de vigilar, así como defender, a todo un Señorío desde su terraza almenada.
Castillo de Molina de Aragón
El castillo de Molina de Aragón es más que una construcción defensiva. De hecho, fue la cabeza visible del Señorío de Molina, que en su momento se consideraba como prácticamente una nación independiente. Por lo tanto, su visita es una lección de historia viva.

Castillo-alcázar de Molina de Aragón, Guadalajara
Este castillo data del siglo XII, y en él hay que distinguir la fortaleza con muralla y la Torre de Aragón, edificada sobre un antiguo castillo árabe. Al castillo se accede por una puerta de la muralla con arco apuntado y diferentes defensas para protegerla.
El Castillo de Molina de Aragón es resultado de diferentes y sucesivas construcciones:desde su origen como castro celtíbero y alcazaba musulmana hasta las reformas finales de los Condes de Lara.
A finales del siglo XIII se puede dar por terminada la obra del castillo y de la muralla exterior con sus cuatro puertas
Plano del Castillo-alcázar de Molina de Aragón, Guadalajara
Sus torres tienen 3 plantas y destacan por sus grandes ventanas con arcos apuntados. También merece la pena visitar el patio de armas, donde se encontraban las distintas estancias que formaban la residencia del señor de Molina.
Desde la fortaleza, puedes llegar hasta la Torre de Aragón, una construcción de tres plantas reconstruida en el siglo XIX y desde cuya terraza superior se puede ver casi toda la comarca.
Información Visitas:
Horario:
Durante los meses de agosto y septiembre hay una visita guiada al castillo a las 11h siempre que haya un grupo mínimo de 10 personas, la visita libre comienza es de 11:15h a 13:30h.
Por las tardes la visita libre es de 16:30h a 18:30h.
Precio Entrada:
Entrada guiada: 5€ e incluye la entrada al museo para adultos, 4€ para niños y jubilados.
Visita libre: Adultos 3€, Niños y jubilados 2,50 €
La visita al castillo se puede hacer guiada (5€) o por cuenta propia (3€). A las 11:30 y a las 16:00 parten grupos de la Oficina de Turismo (Calle las Tiendas, 62. Teléfono: 949 832098) para subir al castillo, aunque conviene consultar los días en que se puede realizar además de los fines de semana.
La Torre de Aragón, convertida en centro de interpretación, se visita de manera separada (2,5€) tras subir una cuesta muy empinada. Aunque las vistas justifican todo el esfuerzo.
La iglesia de Santa Clara

Muros con sillería de piedra arenisca rojiza y un interior una nave de un único tramo, así como una y cabecera dividida en presbiterio recto y ábside semicircular.
Comunicada con el convento de Santa Clara (de ahí su nombre, aunque en la Edad Media se llamó Santa María de Pero Gómez) tiene su acceso principal en una destacada portada abierta en el lateral de la iglesia tras subir por unas escalinatas.
Monasterio de San Francisco – Museo de Molina de Aragón
Un monasterio fundado a finales del siglo XIII por Blanca Alfonso de Molina a extramuros de la ciudad señorial. Conocido por la sublevación de algunos frailes ante la reforma franciscana planteada por el Cardenal Cisneros, quienes fueron sacados de allí en una “auténtica batalla campal” bajo las órdenes del Emperador Carlos V.

La iglesia, de estilo gótico, aunque fue renovada con posterioridad, tiene una veleta con un arcángel portando una bandera, al que se le conoce como el Giraldo de Molina y que es un auténtico símbolo para todos los molineses (una versión diferente al famoso giraldillo de Sevilla).
Parte del monasterio franciscano se utiliza hoy día para albergar el museo comarcal de Molina de Aragón que entremezcla distintos elementos como fósiles (también de dinosaurios), insectos, animales disecados, restos arqueológicos y una exhibición de la evolución humana.
Es un museo curioso, cuanto menos, que si se tiene un rato resulta bastante entretenido y ayuda a conocer el entorno natural, geológico e histórico del Señorío de Molina.

Durante los meses de verano el museo abre entre las 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00 horas.
Mientras que si se visita durante el horario de invierno se puede acceder al mismo 10.30 a 14.00 y de 17.00 a 20.00 horas.
Cierra sus puertas los domingos por la tarde, los lunes durante todo el día y los martes por la mañana.
El precio de entrada es bastante módico, 2 euros.
Otras iglesias destacadas en Molina de Aragón
Además de Santa Clara y San Francisco no son pocas las iglesias que elevan sus campanarios y espadañas sobre los tejados molineses.
La más destacada e importante es
la Iglesia de Santa María la Mayor de San Gil (o directamente San Gil),
de origen románico, aunque completamente renovada tras sufrir un aparatoso incendio en 1915 que le causó daños irreparables.
Al lado del consistorio municipal de Molina de Aragón, en la Plaza Mayor, se encuentra la iglesia de Santa María del Conde, la cual fundada por el propio Manrique González de Lara, primer Señor de Molina, aunque desgraciadamente no se conserva nada de aquella época.
También San Pedro en la plaza del mismo nombre, capitalizada por su espadaña mudéjar, uno de los elementos originales que mantiene de sus primeros tiempos. San Felipe Neri (barroca con fachada neoclásica) o San Martín son otros lugares de culto a tener en cuenta.
El puente viejo
Un puente de estilo románico se ocupa de saltar el río Gallo, afluente del Tajo.
Construido en piedra arenisca rojiza y formado por tres ojos se encarga desde hace siglos de comunicar la ciudad vieja con el Monasterio de San Francisco. Si nos colocamos a uno metros de él en el Paseo los Adarves podemos realizar auténticas fotos de postal de Molina de Aragón.
Desde la ciudad hay que cruzarlo y girar a mano derecha para ir al Barranco de la Hoz, aunque si se sigue de frente hay dos buenos miradores (en lo alto de la ermita de Santa Lucía así como un kilómetro más adelante).
Tierra de palacios
Durante el largo periodo de gloria que vivió Molina de Aragón, la localidad acogió a numerosas familias nobiliarias que se hicieron construir allí mismo buenos palacios y residencias dignas de su estatus.
De ahí que Molina sea uno de los municipios castellanos con más palacetes por habitante. Y no hay más que darse un paseo por el casco histórico.
De pronto aparecen el Palacio de los Molina, el de los Montesoro (color azul), Arias, Garcés de Marcilla, Marqués de Villel y compañía.
Palacio de los Molina, Molina de Aragón
Pero uno de los que más me gustó ver, quizás por tener que ver con esos viajes de ultramar, fue el palacio del Virrey de Manila, Don Fernando de Valdés y Tamón, quien gobernó las Filipinas durante una década (1729-1739), siendo el más longevo en su cargo de quienes lo llevaron a cabo durante los siglos en que el archipiélago asiático estuvo bajo dominio español.
Callejeando por Molina de Aragón
Molina de Aragón se descubre andando, perdiéndose por su callejero poseído por las estrecheces de muchas casas antiguas con entramados de madera.
Por esa judería vieja que se abraza con las antiguas murallas.
Casas Típicas Molinesas
Y, sobre todo, por la morería en la que se conserva un buen número de casas típicas molinesas que no han sucumbido al derrumbe.
Callejando por Molina es como se llega a los Judíos, Calle Abajo, Quemadales y muchas otras vías en las que tus pasos te persiguen.
De día, pero también de noche, sin importar el frío bajo cero de sus muchos jornadas de invierno, Molina de Aragón se convierte en todo un placer viendo sus tenues luces y el pasar incesante de gatos de una ventana a otra, o por esas escaleras vacías que no llevan a ninguna parte.
Molina de Aragón, Guadalajara
SI Vas A MOLINA DE ARAGÓN TOMA NOTA DE ESTOS CONSEJOS:
+ Infórmate en la Oficina de Turismo (Calle las Tiendas, 62. Teléfono: 949 832098) sobre visitas guiadas, horarios y excursiones por el Señorío de Molina. Tienen mucha información de castillos y rutas.
Desde allí se hace la visita guiada al castillo de Molina de Aragón.
+ No dejes de probar la morcilla molinesa, el morteruelo, los torreznos y las buenas carnes que se sirven en los asadores y restaurantes de la localidad. Mucho ojo al cordero asado en horno de leña y a la caldereta de cabrito…
Las mejores fotos panorámicas de Molina de Aragón se toman desde la ermita del cerro de Santa Lucía, al que se sube al poco de dejar atrás el Monasterio de San Francisco.
Pero continuando por la carretera CM-210 poco más de un kilómetro existe un mirador que ofrece una perspectiva excelente de todo el pueblo.
La tarde es momento excelente para acercarse. Y si no queremos irnos muy lejos, es cierto que desde Los Adarves mirando el puente se pueden tomar preciosas fotografías de Molina.
12. y para comer en Molina de Aragón:
Restaurante El Castillo
Calle San Felipe, 1 BAJO,
19300 Molina de Aragón España
+34 949-83-05-19
Marisquería Rafa
Calle Rondalla Santa Cecilia, 5,
19300 Molina de Aragón España
+34 949 83 21 71
El Rincon Del Gin Tonic
Paseo de los Adarves,14,
19300 Molina de Aragón España
+34 949 83 25 28
El Catacaldos
Calle Martínez Izquierdo, 1 entrada por Plaza de San Pedro,
19300 Molina de Aragón España
+34 949 83 08 30
No te pierdas algunas maravillas que ver en la comarca muy próximas a Molina de Aragón.
Sobre todo éstas:
13. El
Castillo de Zafra
escenario de Juego de Tronos
Apenas a 25 kilómetros al este de Molina de Aragón se encuentra el castillo de Zafra, todo un escenario de Juego de Tronos y que representa a la Torre de la Alegría en la que suceden aspectos muy importantes de la sexta temporada de la serie.
Pero más allá de un mero rodaje, el castillo de Zafra se ha descubierto al mundo como uno de los castillos establecidos sobre la roca más fascinantes de todo el mundo.

Los muros del castillo de Zafra ofrecen una perspectiva espectacular desde la roca sobre la que se alzan. Parcialmente restaurado, dispone de una muralla almenada, el patio de armas y la torre del homenaje.

En su interior, se encuentra una escalera de caracol para subir a la terraza superior.
Solamente podrás verlo desde el exterior, pero si eres amante de Juego de Tronos seguro que lo reconoces, ya que apareció en esta popular serie.
Solitario, en plena Sierra de Caldereros, y al que se llega a través de una pista de tierra (el camino más corto desde Molina de Aragón es utilizando el desvío de Hombrados en la N-211, aunque el castillo pertenece al término de Campillo de Dueñas) supone una de las mejores experiencias que se pueden tener en el Señorío de Molina y Alto Tajo.
Y mucho más…
Pero el Señorío de Molina esconde muchos más rincones para dedicarle más tiempo.
y para acabar esta ruta nos dirigimos hacia el
14. Castillo de Embid
El castillo de Embid se alza sobre un cerro, ubicación fronteriza de este castillo entre Aragón y Castilla que lo hizo escenario de numerosos enfrentamientos. ya que durante varios siglos tuvo una misión fronteriza, desde el año 1331. Fue erigido por Diego Ordóñez, criado de Alfonso XI.
Durante la época de Pedro I fue parcialmente destruido, y tras su reconstrucción en el siglo XV, a partir de 1426, volvieron a tomarlo al asalto los aragoneses. En el s. XVIII los ejércitos de los austrias lo quemaron, en la Guerra de Sucesión.
Descripción visual que Layna desarrolló en su estudio sobre los castillos de Guadalajara, publicó en 1933.
«Es pentagonal su planta, bastante regular, con 22 metros de máxima dimensión, conservando en cuatro de sus esquinas sendos cubos coronados por las corres- pondientes almenas los tres que miran al norte y desprovisto de ellas el orientado al sudoeste; del quinto, solo quedan los cimientos.
Aunque esta parte del torreón se alzó ya en pleno siglo XV, las almenas no son voladizas, por cuyo motivo hay bajo ellas una línea de modillones sobre la que sin duda apoyarían en caso de sitio salientes buhardillas o balcones de madera a fin de suplir aquel defecto, y arroscándose al cerro, todavía se ve el camino para ascender al castillo de Embid contoneándolo hacía la izquierda hasta llegar a mediodía donde se abría entre dos cubos de puerta de ingreso: estos cubos (el de la izquierda muy arrumbado) con la parte baja de la torre del homenaje.
Plano del Castillo de Embid
Es lo que subsiste del primitivo castillo, correspondiendo el resto a la reconstrucción hecha en la primera mitad del siglo XV; están provistos en cada uno de los pisos de tres saeteras alguna de las cuales corresponde al tiempo en que la artillería naciente y la ballesta de garrucha se disputaba la hege- monía en la lucha a distancia, por lo cual, a la perforación circular para el cañón con la rasgada mirilla vertical situada encima, se añade otra transversal para el uso de la ballesta, sólo queda un arranque del arco de entrada.
Como la mayor parte de los castillos, el de Embid está totalmente arruinado en su interior; el minúsculo patio debió estar rodeado de habitaciones ordenadas en dos pisos a juzgar por las altas ventanas que lucen los clásicos bancos laterales de sillería y los cubos flanqueantes, están abiertos de arriba abajo por el interior; el del centro sustenta la almenada plataforma con bóveda en forma de cuarto de esfera, mientras en los laterales es de medio cañón, con el dovelaje de una sola pieza. Si tuvo o no tuvo este castillo recinto exterior con la correspondiente barbacana, nada puede afirmarse pues ni vestigios de ella quedan.
El castillo fue testigo de un considerable número de acontecimientos bélicos y cambios de posesión, a los que sin duda se deben las diferencias apreciables en sus fábricas, sometidas a reparaciones y reedificaciones.
Una de estas estructuras remanentes, son los tres canes conservados en el cuerpo superior del lado norte. Sabemos que, al menos, hasta los años sesenta del pasado siglo, el paramento norte de la torre se conservaba más completo, con un trozo de lienzo que conformaba un hueco como de ventana hacia el interior, pero que al exterior solo se correspondía con un pequeño ventanuco situado justo debajo de los mencionados canes.
De hecho, así puede verse en dos fotografías pertenecientes al Patronato nacional de Turismo, realizadas por Roberto Arranz en 1957 según consta en la ficha sobre las que están las fotografías lo que no quiere decir que no puedan ser algo anteriores.
En esas fechas, existía un can más y, además, el perdido posteriormente y el inmediatamente contiguo conservaban dos modillones (en bloques enterizos) sobre ellos, lo que se corresponde perfectamente con la formación de un matacán corrido, dispuestos los canes posiblemente para la formación de una buharda de madera.
Puede resultar extraño que estos elementos salientes, destinados a la defensa vertical, se encuentren en la cara norte, cuando es en la oeste en la que parece que estaba el acceso a la torre. Además, la norte da precisamente al patio.
Esto puede tener varias explicaciones, una de ellas que la formación del matacán se prolongase por una o dos caras más, teniendo en cuenta que los lienzos de los lados oeste y sur han desaparecido en su parte superior. Desde luego, lo que si podemos descartar es que se prolongara por las cuatro caras, pues en los restos del lienzo este no aparecen ningún can sobresaliente.
Otra aspecto que nos parece contradictorio es también el de que justo encima de la línea de modillones haya una tronera, lo que, desde el punto de vista defensivo no parece tener demasiado sentido, salvo que su función fuera la de utilizarla cuando no estuviera instalado el cadalso de madera sobre los canes, siempre que aceptemos que la función de és- tos era soportar uno de material lignario. También podría darse la circunstancia de que la tronera fuera colocada en un momento posterior.
Es posible que el origen del castillo de Embid estuviera precisamente en una torre fuerte o en una torre vigía, lo que daría explicación bastante plausible a las diferencias entre las fábricas de la misma y, en especial, de las de los dos cuerpos inferiores con el resto. El deseo de controlar el espacio exterior y ampliar la línea del horizonte, parece ser la justificación de un ímpetu ascendente que llevó a sus poseedores a alzarla más y más.
Recordemos cómo Juan Ruiz de Molina dejaba en el testamento (1453) a sus cuatro hijos la obligación de costear su elevación. Tal vez ese aumento de la altura sea el que de justificación a ese desdoblamiento del muro que parece verse en el cuerpo superior, como si se hubiera desdoblado o regruesado el peto para soportar una planta más. También, podría dar explicación a la forma- ción del matacán, de canes con modillones, situado justo encima de la hoy desaparecida ventana que parece estuvo cegada (al menos parcialmente).
Parece bastante evidente que en el castillo de Embid las edificaciones interiores debieron pertenecer al primer grupo el más común constituidas por estructuras de madera y, tal vez, paños del mismo material, de ahí que nada de ellas se conserve. No obstante, se nos plantean algunas dudas que por el momento tienen difícil explicación.
En primer lugar, no encontramos suficientes testigos de mechinales en los lienzos (de hecho son llamativamente escasos) que nos posibiliten trazar el desarrollo de las habitaciones y dependencias a ellos adosadas, a pesar de la evidencia de un par de ventanas de cierta envergadura con bancos a los lados.
Por otra parte, las ventanas a la altura del segundo cuerpo, parecen hablarnos de espacios de cierta importancia, posiblemente de considerables dimensiones (dentro de lo reducido de los espacios interiores de un castillo), por lo que los mechinales o las huellas de las vigas de madera deberían tener una cierta proporción dificil de pasar desapercibida.
En los paramentos de la torre del homenaje, situados en el cuerpo inferior, el más primitivo, existen toda una serie de pequeños mechinales dispuestos en su- cesión horizontal a lo largo de tres de sus caras. La mayoría de los huecos con- tienen restos de madera de pequeñas vigas. Podía pensarse que se trata del entramado exterior para la construcción de la torre, es decir del andamiaje, pero nos resulta extraño que se conserven justo a esa altura y no más arriba.
Igualmente extraño, o aún más, es pensar en construcciones adosadas a la torre del homenaje, pues se trata de una disposición que en nada concuerda con su carácter de reducto defensivo, obligatoriamente libre de cualquier elemento que pueda facilitar su acceso por los atacantes. Cabe la posibilidad de que, efectivamente, se trate de los testigos de una construcción ligera, adosada a la torre, aunque levantada en época tardía, a pesar de que nos choca la formación de las cajas.
Otra explicación sería la que habría de tener en cuenta que el origen del castillo puede estar precisamente en su torre y que ésta fuera, por lo tanto, una torre defensiva a la que con el tiempo se le incorporaron las murallas, convirtiéndola en torre del homenaje del castillo.

Casa de Rillo de Gallo , inspirada en Gaudí
Hoy día, y tras la restauración, puede verse prácticamente en su totalidad: sus muros jalonados de cubos cilíndricos y la gran torre del homenaje, rematado todo éllo con almenas bien conservadas.
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Otros lugares interesantes son, Castilnuevo, o en Rillo de Gallo su casa inspirada en Gaudí.
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