Lhardy, 1839
Taberna Viva Madrid, 1856
Casa Labra, 1860
De las greguerías de Ramón Gómez de la Serna a los versos de Rubén Darío
pasando por las crónicas de Francisco Umbral.
De la fundación del PSOE a la pintura de Ignacio Zuloaga con la tradición
taurina madrileña.
Y todo ello, con la gastronomía tradicional como eje vertebrador de una parte
de la historia contemporánea de Madrid forjada en las tabernas
centenarias que aún conserva la ciudad.
Indice:
- Algo de Historia
- Croquis de nuestra Ruta
- Bodega de la Ardosa
- Casa Sierra
- Casa Labra
- Los Artesanos 1902
- Casa Ciriaco y la última cena de Zuloaga
- Sobrino de Botin y la Reconversión Francesa
- Posada de la Villa, El Origen
- Malacatín y el Canto del Mendigo
- Taberna Antonio Sánchez
- Casa del Abuelo, el Templo de la Gamba
- Casa Alberto, La Morada de Cervantes
- Taberna “Viva Madrid”
- Lhardy y los Salones Literarios
- Café Gijón
- Casa Maravillas
- Casa Pedro, La Tradición
- Otras Rutas cercanas
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1. Algo de Historia:
La historia de estos establecimientos arranca en el siglo XI.
Con la reconquista cristiana del territorio donde hoy se encuentra Madrid,
comenzaron a abrirse pequeñas tabernas que, en algunos casos, sustituían a las
primitivas alojerías árabes. ... En los bodegones y hosterías se podía comer y
beber
Las primeras tabernas, conocidas como tales, se establecen en el
distrito de Latina, concretamente en la calle de Las Tabernillas.
Con el trascurso del tiempo y, sobre todo, con la proclamación de Madrid como
capital del imperio y a fin de abastecer a las numerosas diligencias que por
allí pasaban, las tabernas proliferan por la zona, principalmente por las
calles de Tudescos y Toledo.
Tabernas de Madrid en el Siglo de Oro
Para el año 1.600 ya existían 400 de estos establecimientos en Madrid, y se
habían convertido en el epicentro de las relaciones sociales de la capital. No
son de extrañar, por tanto, los versos que en aquella época se hicieron muy
populares:
«Es Madrid ciudad bravía,
que entre antiguas y modernas,
tiene 300 tabernas
y una sola librería».
Lo cierto es que debió ser un espectáculo para cualquier visitante, dado que
las tabernas tenían sus puertas teñidas de rojo, como símbolo del vino que se
vendía en ellas.
Un aspecto muy curioso de esta historia es el nacimiento de las famosas
«tapas» que se sirven con la bebida, tal y como aún se hace hoy en el Anciano
Rey de los Vinos con sus célebres «galletitas».
Existen varias teorías, pero haremos referencia a una que, por curiosa, merece
la pena conocer. Se dice que en el siglo XII, reinando Alfonso X el Sabio,
éste estaba aquejado de alguna dolencia para la cual sus médicos le
recomendaron tomar sorbos de vino entre horas.
Y él lo hacía, pero procurando siempre tomar alguna pequeña cantidad de
comida. Como los resultados de este tratamiento fueron los esperados, el
propio Rey ordenó a todas la tabernas de Castilla servir algún refrigerio con
el vino a fin de «tapar» los efectos indeseados del licor de Baco.
A principios del siglo XX ya se cuentan en Madrid casi 2.000 tabernas, y la
diversa procedencia de sus propietarios -que vienen de todas las regiones de
España- convierte de paso a la ciudad en un centro gastronómico de referencia,
donde lo mismo se podía degustar una buena fabada asturiana, que un pote
gallego o una auténtica paella valenciana.
Pero nada es para siempre y, poco a poco, las tabernas van despareciendo en
favor de modernos bares y restaurantes. Sin embargo, no todo está perdido y
aún puede el lector trasladarse en el tiempo y saborear el ambiente de
aquellas tradicionales y añejas tabernas.
¿Dónde?
2. Este es el Croquis de nuestra Ruta
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+ 3. Bodega de la Ardosa
La Ardosa., Madrid, 1892
Todo empezó cuando a finales del s. XIX Rafael Fernández decidió abrir en
Madrid una bodega para vender el vino que hacía en Toledo. Llegó a abrir
hasta treinta bodegas, pero actualmente quedan cuatro, siendo una de las
más famosas la de la calle Colón.
A comienzos del xxi se conservaban aún dos de ellas, cuyas fachadas son una
interesante muestra más del tópico casticismo en la decoración del comercio
de la capital de España, con ejemplos singulares de la azulejería nacional,
obra de maestros ceramistas como Enrique Guijo o Alfonso Romero Mesa entre
1917 y 1930.
La Ardosa., Madrid, 1892
Su nombre, «La Ardosa», hace referencia a un pago de viñedos de la provincia
de Toledo próximo a la localidad de Consuegra.
Se considera que la más antigua es la conservada en el número 13 de la
calle de Colón (entre la calle Fuencarral y la plaza de San Ildefonso),
inaugurada en 1892.
Calle de Colón, 13, 28004 Madrid
Abierto ⋅ Cierra a las 22:00
915 21 49 79
Durante los años 80 del s. XX se introdujo también la cerveza e instalaron
lo que hoy en día es el grifo de cerveza Guinness más antiguo de
España.
Y una de las tortillas de patata más reputadas de la capital.
Sobre los estantes y el mostrador de madera, Bodegas La Ardosa, fundada
en 1892, atesora una colección de botellas y grifos de cerveza
incalculable.
De ahí que entre sus galardones figure el diploma que los Maestros
Cerveceros Checos le entregaron como mejor expendedor de cervezas Pilsen
de España.
Como acompañamiento este local de la calle Colón ofrece embutidos,
conservas, cebollas rellenas, bacalao al ajoarriero o una selección de
croquetas desde la cecina al queso cabrales.
Otro local de bodegas «La Ardosa», asimismo convertido en cervecería, es
el de la calle de Santa Engracia, con una valiosa fachada de
azulejería.
Queda noticia de la existencia de otros locales que al ser totalmente
reformados han perdido toda su identidad y encanto: en Ponzano, 10, en el
número 32 de la calle de Abtao y en la calle Avecilla, en Vista Alegre
Abierto ⋅ Cierra a las 22:00
915 21 49 79
4. “Casa Sierra”
(Plaza de Chueca), fundada en 1906,
Es el santuario del vermut de grifo, que le sirven de Reus y es
exquisito. Don Ángel Sierra, al que tuve el gusto y el honor de conocer
y tratar, fallecido hace 21 años, se empeñó en conservar esta alhaja,
que está igual que cuando se inauguró, salvo que el suelo primitivo era
de madera y hace años que pusieron el actual.
En este bellísimo templo báquico se pueden degustar escabeches,
pepinillos, anchoas, boquerones en vinagre, etc, junto a uno de los
mejores vermut de grifo de todo Madrid.
La cerveza la tiran bien y tienen vinos de distintas
denominaciones de origen, pero los y las camareras suelen estar
agobiados por el mucho trabajo y no son muy simpáticos, ni agradables
con el cliente.
También tiene una curiosidad, que para ir al baño, hay que salir
de la taberna y a la vuelta de la esquina, hay otra puerta, donde están
los “urinarios” y un reservado, que antiguamente solo lo utilizaba el
dueño para sus tertulias con los amigos, donde me presentó al conocido
escritor Luis Carandell, que tanto y tan bien escribió sobre el Madrid
antiguo y sus tascas centenarias cargadas de historia.
Casa Sierra, Madrid, 1906
También tiene una curiosidad, que para ir al baño, hay que salir de la
taberna y a la vuelta de la esquina, hay otra puerta, donde están los
“urinarios” y un reservado
Afortunadamente, ya pasaron los años duros y negros de la dictadura
franquista, que perseguía con saña a los “invertidos” y les aplicaba la
“Ley de Vagos y Maleantes” o la de “Peligrosidad Social”, que podían
llevarte a la cárcel y que estuvo en vigor hasta 1995, cuando ya la
democracia llevaba años instaurada en España, pero aún seguía habiendo
muchos devotos del franquismo inquisitorial, que hacía suyo el lema: “A
Dios rogando y con el mazo dando”.
C/ Gravina, 11 (Plaza de Chueca),
28004 Madrid
91 5310126
5. Casa Labra
La mítica Casa Labra de la calle Tetuán, junto a la Puerta del Sol,
es la responsable de que los Soldaditos de Pavía, aperitivo que
consiste en bacalao rebozado, se haya convertido en uno de los más
típicos de la ciudad.
Casa Labra, Madrid, 1860
Cuando los húsares al mando del general Pavía disolvieron las
Cortes el 3 de enero de 1874 poniendo fin a la Primera República,
el pueblo madrileño identificó el tono rojizo de las casacas de
los soldados con ese pincho de bacalao rebozado y envuelto en
pimiento que servían en la taberna.
Ahora no llevan este particular adorno, pero están muy muy ricos.
¿Aún no los has probado?
Casa Labra, Madrid, 1860
A dos pasos de la Puerta del Sol, casi siempre está llena de gente
charlando muy animadamente. Conseguir sitio dentro para sentarse es
misión imposible, pero a lo mejor te sonríe la suerte y consigues un
taburete en la terraza.
¿Su especialidad?
El pescado. “Soldaditos de Pavía”, croquetas de bacalao o tacos de
atún son sus platos más demandados. Eso sí, cualquiera de ellos regado
con vino de Valdepeñas.
Ojo, la bebida se pide en barra y la comida en un puesto del
mostrador. El único día que cierra es el 1 de enero.
Casa Labra y la Fundación del Psoe
El 2 de mayo de 1879, Casa Labra fijó una fecha en la historia
política contemporánea española cuando Pablo Iglesias creó en su
interior el PSOE.
Este local, fundado por un asturiano en la calle Tetuán, en las
inmediaciones de la Puerta de Sol, destaca con el bacalao como
producto estrella. Rebozado y con un trozo de pan y en sus
croquetas, ese es el plato estrella de una taberna que destaca por
sus callos y su rabo de toro.
Dónde: calle Tetuán, 12
Cuándo: L-D de 11:00h a 15:30h y de 18:00h a 23:00h
915310616
6. Los Artesanos 1902
Chocolateria 1902 son la familia más antigua de España desde
1902 con su quinta generación.
Nos encantan los negocios familiares y más si se trata de la
familia churrera más antigua de España.
Churros y porras están elaborados artesanalmente como lo hacía
Don Florencio (primera generación) en 1902. Recientemente
presentamos el primer churro fresco sin gluten
Este reconocimiento ha sido certificado por periodistas y son
numerosos los reportajes que les han hecho dando fe de
ello.
Los Artesanos, Madrtid, 1902
5 generaciones (y una sexta ya en camino) de una familia que
pone su receta secreta y todo su cariño al servicio de los
cientos de personas que cada día disfrutan de su chocolate con
churros.
Chocolates elaborados también artesanalmente con una fórmula
mejorada por J.Gabriel (quinta generación) con 3 cacaos
extraídos de Suramérica para que lo deguste su paladar. Todos
los chocolates son sin gluten y tambien opciones vegano, sin
azúcar y sin lactosa.
Artesanos 1902
calle de San Martín, 2
Cuándo: L-D de 7:00h a 24:00h
losartesanos1902@gmail.com
7. Casa Ciriaco y la última cena de Zuloaga

Casa Ciriaco, Madrid, 1887
De tienda de vino a finales del siglo XIX a restaurante en 1929.
Fue almacén de vinos o tienda desde 1887, cuando su dueño era Antonio
Fernández. En 1923 la licencia del local pasó a manos de Pablo Muñoz Sanz, que
junto con su hermano Ciriaco Muñoz, habían trabajado en el establecimiento
desde 1917.4
En 1929 Ciriaco abrió la sección del restaurante, dándole su nombre al local.
Entre sus parroquianos, además del periodista Julio Camba, estuvieron el
Antonio Mingote, que diseñó el sello de casa, el pintor Ignacio Zuloaga, los
toreros Domingo Ortega y Juan Belmonte (visitaba el local en sus estancias
madrileñas), el pintor Sebastián Miranda.
Ese es el recorrido en sus orígenes de esta taberna situada a las
puertas de la catedral de La Almudena frecuentada por los literatos Ramón
María del Valle Inclán, José Bergamín o Julio Camba; los toreros Juan Belmonte
y Domingo Ortega, y los artistas Eduardo de Vicente y Gerardo Rueda.
Casa Ciriaco, Madrid, 1887
Así se recuerda, con un azulejo, la última cena del pintor Ignacio Zuloaga el
25 de octubre de 1945 en un restaurante en cuya carta destacan los callos, la
gallina en pepitoria o el cocido.
Está en la calle Mayor muy cerca de la Catedral de la Almudena, así que te
puedes imaginar que más de un turista te vas a encontrar.
Especializados en cocina castiza, los martes sirven cocido madrileño en dos
vuelcos. Primero la sopa y los fideos, después la verdura y las
carnes.
Por carnes quiero decir chorizo, tocino, morcillo, gallina… Sí, es muy
completito. Y si te queda hueco o no es martes, su «gallina en pepitoria» y
su «perdiz con judiones de La Granja» son también dos platazos.
Calle Mayor, 84, 28013 Madrid
Abierto ⋅ Cierra a las 23:00
915 59 50 66
8. Sobrino de Botin y la Reconversión Francesa

Sobrino de Botín, Madrid, 1725
Con su tilde bien castellanizada, Sobrino de Botín fue la creación en 1725
de Cándido Remis, sobrina del francés y restaurador Jean Botin, que aún
mantiene su tradición de cochinillos y corderos asados bajo el Arco de
Cuchilleros.
Por sus mesas pasaron las plumas de Ernest Hemingway, Benito Pérez Galdos o
Carlos Arniches y en sus paredes cuelga una pintura del Madrid del siglo XVI
del ruso Pedro Schild, que realizó los decorados de varias películas de Luis
Buñuel
Sobrino de Botín, Madrid, 1725
Para bien o para mal está al lado de la Plaza Mayor, lo que hace que siempre
haya muchos turistas.
Restaurante típico y rústico para cenar cochinillo pero algo más caro que la
media. Aunque claro, después podrás decir que has comido en el restaurante
más antiguo del mundo.
Abierto en 1725, fue uno de los puntos de encuentro de muchos
escritores debido a su ambiente bohemio: Ernest Hemingway, Graham Green,
Frederick Forsyth y por supuesto los mejores escritores españoles.
Al parecer Francisco de Goya estuvo trabajando en sus cocinas en 1765 (con
19 años), antes de destacar como pintor.
Sobrino de Botín, Madrid, 1725
Ernest Hemingway fue un asiduo visitante durante sus estancias en Madrid,
experiencia que traslada a uno de los personajes de The sun also rises
(Jake) que declara haber comido en «Botín».
Otros escritores en lengua inglesa que mencionan el lugar fueron por ejemplo
Graham Greene, en Monseñor Quijote, y Frederick Forsyth en El manifiesto
negro y en Cobra.
También el político Indalecio Prieto habla en su libro Mi vida de los
«deliciosos bartolillos de Botín».
Sobrino de Botín reproduce en su local –ocupa cuatro plantas del edificio–,
un estilo mobiliario del siglo XVI, con los techos bajos y una decoración
recargada de muebles y reliquias del pasado. Tiene acceso por una única
entrada cubierta de madera.
Trabajan casi 70 personas en sus instalaciones, con capacidad para
unos 200 comensales; por regla general se sirven entre 350 y 400 comidas y
cenas, habiendo registrando su récord en 735 por día.
Calle de Cuchilleros, 17, 28005 Madrid
9. Posada de la Villa, El Origen
El único restaurante de esta lista con una estrella Michelin y con un precio
más asequible de lo que se pudiera pensar. Abrió sus puertas en 1642 siendo el
único molino de harina de Madrid y posteriormente se reconvirtió en
restaurante.
En plena Cava Baja de Madrid, una de las calles con más restaurantes y bares
por metro cuadrado del mundo, su especialidad es el asado de cordero. Utilizan
troncos de encina y cenizas de paja que dan un sabor característico a sus
platos.
En una esquina de la Cava Baja, en pleno barrio de La Latina, aparece la
fachada roja de la Posada de la Villa, el primer establecimiento de este
sector en Madrid fundado en 1642.

Posada de la Villa, Madrid, 1642
Desde 1980 los callos, el cocido madrileño o el rabo de toro conforman el menú
de este restaurante relanzado por Pedro Colomo con cuatro siglos de historia a
sus espaldas.
Calle de la Cava Baja, 9, 28005 Madrid
Cerrado ⋅ Abre a las 20:00
913 66 18 60
10. Malacatín y el Canto del Mendigo
"Tin tin tin, Malacatín, tin tin". Ese cuenta la leyenda que era el canto de
un mendigo en la inmediaciones de este local cercano al Rastro, en la calle de
la Ruda, para conseguir unos chatos que llevarse al gaznate y que acabó dando
nombre al establecimiento.
Fundado en 1895, este restaurante de decoración marcadamente taurina es uno de
los templos del cocido en el centro de la capital.
Ubicado cerca de la Plaza del Cascorro, una de las más castizas de Madrid y
punto de partida de El Rastro.
Malacatín, Madrid, 1895
Sigue teniendo todo el encanto de la taberna para tomar “chatos” de vino
que abrió en 1893.
Además tiene una leyenda: en sus 120 años de historia nadie ha podido terminar
su cocido.
Muchos dicen que es uno de los mejores cocidos madrileños, por lo cual es
imprescindible reservar.
También tienen un muy buen “bacalao con tomate” y “lomos de bonito con pisto
manchego” y una muy interesante opción de cocido sin gluten para que todo el
mundo intente acabar con la leyenda.
Calle de la Ruda, 5, 28005 Madrid
Cierra pronto ⋅ 17:30 ⋅ Abre el mié a las 11:00
Menú: malacatin.com
Reservas: malacatin.com
913 65 52 41
11. Taberna Antonio Sánchez, un local sin reforma

Según investigaciones recientes publicadas por Antonio Pàsies, la taberna
Antonio Sánchez se remonta al año 1787
En 1884 compró el local Antonio Sánchez, comerciante de vinos y natural de Valdepeñas, que le puso su nombre, y con el tiempo traspasó el local a su hijo, Antonio, cuya hermana, Lola, regentaría la tasca hasta el año 1979.
La Taberna de Antonio Sánchez o Taberna de los Tres Siglos es un
castizo establecimiento de la calle del Mesón de Paredes nº 13, en el
Lavapiés madrileño.
Debe su nombre a dos de sus antiguos dueños, el cosechero manchego que la
bautizó así, y a su hijo, el torero madrileño Antonio Sánchez, quien tomó la
alternativa en 1922 de la mano de Ignacio Sánchez Mejías.
Fue llevada a la literatura en la novela "Historia de una Taberna" (1945)
escrita por Antonio Díaz-Cañabate.
Ha sido lugar de reunión de los aficionados a la tauromaquia, entre cuyos
contertulios estuvieron el pintor español Ignacio Zuloaga, Pío Baroja,
Daniel Vázquez Díaz, Julio Camba, Gregorio Marañón y Cossio
Taberna Antonio Sánchez, Madrid, 1787
Se cerró temporalmente con la jubilación de Tasio, su encargado, hasta que
en 1982 la volvió a poner en marcha Juan Manuel Priego Durán, gracias en
parte a los esfuerzos de Luis Carandell y José Luis Pecker.
Al parecer, sus torrijas fueron tan famosas que el rey Alfonso XIII y su
familia las solicitaban para desayunar a diario.
La taberna conserva la azulejería original y una típica decoración de
cabezas disecadas de toros estoqueados en 1902, entre otros variados motivos
y cuadros con escenas taurinas.
Mantiene la antigua instalación de luz de gas y una caja registradora de más
de 120 años. De su menú puede mencionarse la olla gitana.
Horario:
Cierra pronto ⋅ 17:00 ⋅ Vuelve a abrir a las 19:00
Menú: tabernaantoniosanchez.com
Reservas: tabernaantoniosanchez.com,
12. Casa del Abuelo, el Templo de la Gamba
Aunque su nombre indique lo contrario, esta taberna fundada en 1906 es la
benjamina de los espacios gastronómicos centenarios que aún conserva el
centro de la capital.

Espejo de la Casa del Abuelo, Madrid, 1906
A falta de pan, buenas son gambas. Esto fue lo que pensó el dueño del Abuelo
en 1939 cuando la harina escaseaba en medio del final de una guerra civil.
Se fue al mercado de la puerta de Toledo y compró varios kilos de
gambas.
A 35 pesetas el kilo, obtuvo muy buenas respuestas de sus clientes, así que
decidió seguir comprando gambas. Sin saberlo estaba dando lugar a otra
tradición de La Casa del Abuelo: la de que dos empleados una vez al mes
fueran al mercado a pasar horas escogiendo las mejores gambas de Huelva y de
Melilla.
Casa del Abuelo, Madrid, 1906
Normalmente elegían gamba roja, pero alguna vez compraban gamba
blanca.
En cualquier caso, todas eran generosas en su tamaño y realmente
jugosas.
Después las trasladaban ellos mismos hasta la calle Victoria en cajas por
kilos y ayudados de unos carros de mano. Una vez allí las apilaban en una
cámara congeladora llena de hielo picado también por ellos.
Como lo hacían todo, decidieron que como no encontraban un buen proveedor de
gambas peladas las pelarían ellos mismo. Tal vez esa sea también parte de su
éxito. A la plancha o al ajillo, las gambas del Abuelo siguen enganchando a
la gente como lo hacían hace ya más de 50 años.
Acompaña este plato con un vino dulce de la casa y la experiencia será
completa. No es el más barato de la zona, pero a solera y decoración castiza
le ganan pocos. Al frente sigue la misma familia que lo fundó, que va ya por
su cuarta generación.
La Casa del Abuelo: c/ Toledo 11 (Plaza Mayor)
Teléfono: +34 910 000 133
13. Casa Alberto, La Morada de Cervantes

Restaurante Casa Alberto, Madrid, 1827
Más de dos siglos después, en 1827, se estableció una taberna en la calle
Huertas que aún hoy conserva el vermut de grifo y su tradicional bacalao a
la madrileña con el Teatro Español y el Teatro de la Comedia observando
desde la cercanía de la Plaza de Santa Ana.
Esta taberna está en la planta baja de uno de los edificios donde vivió
Miguel de Cervantes en Madrid.
Tiene todos los elementos imprescindibles de una buena tasca madrileña:
grifería original, barra de mármol, frascas de vidrio, etc.
La zona del restaurante es muy pequeña y por eso suele ser difícil probar
sus “callos”.
Restaurante Casa Alberto, Madrid, 1827
Eso sí, un buen vermú de grifo con un cucurucho de torreznos acodado en la
barra vale la visita.
Te recomiendo que vayas fuera del fin de semana para que no tengas que
pelear por un huequito dentro de este local de casi 200 años de historia.
Uno de los restaurantes centenarios de Madrid imperdible.
Actualmente es una auténtica maravilla de Taberna-Restaurante, dado que la
han restaurado con un exquisito gusto, conservando todo lo antiguo que
tenía: zócalos, mostrador, máquina registradora, reloj, frascas para servir
el vino… Además, tiene una amplia carta de menús y de vinos y los precios
están a la altura del local.
Claro, que hay que tener en cuenta, que estamos en un restaurante histórico,
que tiene casi dos siglos y está en la misma casa en la que vivió Cervantes.
También se puede tapear en la barra y tomar vinos por copas de diferentes
zonas vinícolas prestigiadas.
Casa Alberto ha mantenido durante generaciones la tradición de la buena
mesa y su estética de regreso al pasado. Es considerado lugar de encuentro
de toreros y taurinos, escritores, dramaturgos… ¡Vamos! Es un pedazo de la
verdadera historia de Madrid.
Nos quedamos con su revuelto de bacalao, pero también muy interesante
probar los callos, rabo de toro, caracoles, albóndigas de ternera, oreja
guisada, manitas de cordero, tomates secos en aceite de oliva, pimiento
del piquillo relleno de rabo de toro… Con nuestra recomendación, hambre no
pasarás ¡créenos!
Restaurante Casa Alberto, Madrid, 1827
Dónde: Calle de Huertas, 18
Horario: Antón Martín (L1)
Más información: 914299356
14. Taberna “Viva Madrid”
(Manuel Fernández y González, 7), taberna fundada en 1856, que yo visité
mucho en los últimos años 70 y en la década de los 80, cuando era una
tasca castiza de ambiente de gentes del flamenco y le abastecía con sus
vinos la célebre bodega valdepeñera “El Mayoralote”.
Posteriormente, en los últimos años de “La movida madrileña”, la
convirtieron en un bar de copas para gente joven, pero tampoco duró
mucho..
Tras un tiempo cerrada a vuelto abrir nuevamente como restaurante y
han tenido el acierto y el buen gusto de conservar su fachada de
cerámica pintada a mano en 1920, que es de las más bonitas de la Villa
y Corte.
Taberna “Viva Madrid”
Además, conserva los zócalos de cerámica originales del interior del
local, entre otras reliquias de cuando se creó.
Tiene una cocina casera tradicional y el precio medio del menú
está entre 20 y 42 euros.
También puede tapear bien en la barra y tomar vinos por copas de
distintas denominaciones de origen. Bien merece una visita, auque solo
sea por verla, ya que nos retrotrae a un siglo atrás, cuando aún existía
la bohemia verdadera.
Calle de Manuel Fernández y González, nº 7, 28014 Madrid
Horario:
Cerrado ⋅ Abre el mié a las 12:00
916 05 97 74
15. Lhardy y los Salones Literarios
Con sus inicios como pastelería, Casa Lhardy, en plena Carrera de San
Jerónimo y a medio camino entre la Puerta del Sol y el Congreso de los
Diputados, se mantiene desde 1839 como una referencia literaria y
gastronómica de Madrid.
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Uno de los más legendarios y grandes de la gastronomía madrileña. En sus
espejos se han reflejado grandes acontecimientos históricos, políticos y
sociales de España, desde 1839 que abrió sus puertas.

Fue el primer restaurante en España con mesas separadas y menú impreso.
Tomar el aperitivo en la tienda: un caldito del samovar, con un fino y
hojaldritos, barquetas rellenas, croquetas o sándwiches magníficos, es un
ejercicio que los madrileños deberían hacer al menos una vez en la vida,
si su bolsillo se lo permite, claro.
Pero, sin duda su mejor propuesta es uno de los mejores cocidos de
Madrid.
Salones del Restaurante Lhardy, Madrid, 1839
Dónde: Carrera de San Jerónimo, 8
Cuándo: M-D de 10:00h a 15:00h
Escritores como Benito Pérez Galdos, Azorín, Rubén Darío o Ramón Gómez de
la Serna degustaron en sus salones, con especial atención al japonés, su
cocido madrileño, su consomé o sus riñones al jerez.
16. Café Gijón
Café Gijón, en el Paseo de Recoletos, Madrid, 1888
Café Gijón, La Vanguardia Artística
Como su propio nombre hace sospechar, este local del Paseo de
Recoletos fue fundado en 1888 por un gijonés y ha formado parte
fundamental de la vanguardia literaria y artística del siglo XX en
la capital.
En sus mesas se estableció "La tertulia de los poetas", presidida
por Gerardo Diego, y recogió la presencia de artistas
internacionales como Orson Welles, Ava Gardner o Truman Capote o del
mundo de la cultura nacional con Ángel González, Camilo José Cela o
Enrique Jardiel Poncela.
La noche que llegué al Café Gijón, de Francisco Umbral, recoge
buena parte de la vida de los años 60 y 70 de este local
Aunque para hablar de un lugar donde se respiraba cultura, el café
de los artistas por antonomasia es el Café Gijón.
Café Gijón, Madrid, 1888
De hecho, hasta tiene su propio premio anual de novela fundado por
Fernando Fernán Gómez.
Desde 1888 ha sido escenario de acaloradas tertulias que se
alargaban hasta bien entrada la noche.
En el precio de las consumiciones debe estar incluido visitar un
trocito de la historia de la literatura mundial, pero siempre se
puede tomar un café.
Sobre sus hombros carga 181 años de historia y las reformas aún no
han llegado a este local de la calle Mesón de Paredes, en el corazón
del barrio de Lavapiés, que forma parte indispensable de las páginas
de Historia de una taberna, de Antonio Díaz-Cañabate, y en cuyas
tertulias se congregaron Pío Baroja o Gregorio Marañón.
De fuerte tradición taurina tras ser fundado por el picador Colita y
estar en manos de Cara Ancha o Antonio Sánchez, la oreja adobada, los
callos y la tortilla de patata forman parte ya de una tradición
centenaria.
Paseo de Recoletos, 21, 28004 Madrid
Horario:
Abierto ⋅ Cierra a las 2:00
915 21 54 25
17. Casa Maravillas
Casa Maravillas, Madrid, 1900
Su cocina presume de cocido —elaborado de forma tradicional y
servido en tres vuelcos, como se ha hecho toda la vida—, de callos,
de tortilla isabelina, de caracoles.
Casa Maravillas, Madrid, 1900
Cuenta, además, con una amplia bodega para todos los gustos, en la que
destacan los caldos madrileños.
El local cuenta con salones privados, así como menús variados para
grupos.
Casa Maravillas acoge a sus invitados en un ambiente familiar y
castizo; guisos elaborados a fuego lento y de sobremesas largas.
Casa Maravillas
Dónde: Calle Jorge Juan, 54
Cuándo: L-X y S de 12:00h a 17:00h y de 19:00h a 24:00h | J-V de
12:00h a 17:00h y de 19:00h a 1:00h
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y un poco mas alejado de nuestra ruta y del centro , encontramos la
mas antigua de Madrid:
Abierta en 1702 como fonda para los que venían unos días a Madrid
a vender sus productos de otras partes de España.
Las paredes están llenas de reseñas de comidas al más puro
estilo 1.0 hablando de sus guisos y asados. Está bastante alejado
del centro, y por eso seguramente no hay turistas.

Dicen que su “perdiz escabechada” es imperdible y sus “manitas
de cerdo” un clásico que hay que pedir sí o sí.
Por cierto, tienen una bodega de vinos con botellas al alcance
de muy pocos restaurantes de España.
Mesa de Casa Pedro. Madrid, 1702
Alejado del mundanal ruido del centro de Madrid, Casa Pedro, en el
distrito de Fuencarral-El Pardo, abrió sus puertas en la calle
Nuestra Señora de Valverde en 1702 como casa de postas.
Allí se hospedaban viajeros que salían de la capital hacia el norte
de España para degustar las manitas de cerdo, las perdices
escabechadas y todo tipo de casquería.
Casa Pedro
Nuestra Señora de Valverde, 119,
28034 Madrid España
+34 917 34 02 01
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19. Otras Rutas Cercanas
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