
Catedral de Santa Maria la Real, Pamplona
Plaza del Castillo, Pamplona
Pamplona, capital de la provincia de Navarra, es una ciudad del norte de
España.
Es conocida principalmente por la celebración de encierros de toros
(fiesta de San Fermín) que tiene lugar en julio.
Durante esta legendaria fiesta que dura varios días, los toros persiguen a
corredores atrevidos por las calles de la ciudad. Pamplona, que es una de
las principales paradas del Camino de Santiago (ruta de peregrinación de
la época medieval).
Indice:
- Como Llegar
- Algo de Historia
- Que ver en Pamplona
- Plaza Consistorial y Ayuntamiento
- Catedral de Pamplona
- Ruta de la Muralla
- La Ciudadela y el Parque de la Vuelta del Castillo
- Hacer el Recorrrido del Encierro
- Iglesias Medievales de San Saturnino y San Nicolás
- Museo de Navarra
- Plaza del Castillo y Hemingway
- Archivo Real de Navarra
- El Palacio de Navarra y El Monumento a los Fueros
- Edificios Singulares en el El Casco Viejo
- El Camino de Santiago a través de Pamplona
- Sanfermines
- Increibles Pinchos
- Comer en Pamplona
- Palacio Real de Olite
- Comer cerca de Olite
- Otras Rutas Cercanas
Avión a Pamplona
A tan sólo 6 kilómetros de la ciudad está el Aeropuerto de Pamplona,
concretamente en la localidad de Noáin.
Únicamente hay vuelos regulares a Madrid, pero a lo largo de al año operan vuelos estacionales a Barcelona, León, Málaga, Valencia, Palma de Mallorca, Gran Canaria o Frankfurt.
No hay trenes ni autobuses que lleven directamente desde el Aeropuerto de
Pamplona hasta el centro de la ciudad.
La única opción es viajar en taxi, el trayecto ronda los 15€.
Tren a Pamplona
El tren es la forma más utilizada para llegar a Pamplona en transporte
público, además es cómodo y barato.
Hasta la Estación de Pamplona-Iruña llegan trenes desde Madrid y las
principales capitales de provincia del norte de España.
Es el caso de Barcelona, Zaragoza, La Coruña, San Sebastián o León.
Desde Madrid se tarda a Pamplona en AVE poco más de 3 horas, el precio de
los billetes empieza en 17,85€.
Desde Barcelona son poco menos de 4 horas de viaje, los billetes empiezan
en 18,05€.
Puedes consultar todas las rutas disponibles y reservar tu billete en la
web de Renfe.
Autobús a Pamplona
Otra alternativa es viajar en autobús, la Estación de Autobuses de
Pamplona está ubicada junto a la Ciudadela.
La conexión con las grandes ciudades de España es mucho más variada,
llegando por ejemplo hasta Jaén, Soria, Oviedo, Alicante o Bilbao.
El viaje desde Madrid a Pamplona dura entre 5 y 7 horas, dependiendo del
punto de partida.
Los billetes empiezan en 22,27€.
Coche a Pamplona
Por último está la opción de viajar en transporte particular, la más
recomendada si además de Pamplona queremos recorrer otros lugares de
interés de Navarra.
La autopista de peaje AP-15 es la más importante y transitada de cuantas
pasan por Pamplona.
A través de ella se llega a San Sebastián y la zona sur de Navarra, donde
se puede conectar con Zaragoza o Logroño.
Además están las siguientes carreteras nacionales:
N-121, conecta directamente con Zaragoza.
N-111, con Logroño.
N-240, con Jaca y Huesca
N-240A, con Vitoria y San Sebastián.
N-121B, N-135 y N138, con las que se llega hasta Francia.
Rodeando Pamplona hay tres autopistas de circunvalación, estas son:
NA-30, también llamada Ronda Norte
NA-32 o Ronda Este
A-15 o Ronda Oeste
A través de ellas se puede enlazar con los barrios periféricos de la
ciudad y con el casco histórico.
2. Algo de Historia
El primitivo poblado vascón, de nombre Iruña, ya en la Edad del Hierro
estaba asentado,para su defensa, en una zona de terrazas sobre el río
Arga. Llegaría en el año 75 a.C. el general romano Pompeyo, quien se
dirigía a la guerra contra Sertorio.
El primitivo asentamiento militar dio lugar a la ciudad romana de
Pompaelo.
Por esta misma época, el insigne geógrafo griego Estrabón dejó citada,
en su obra Geographia, la más antigua referencia sobre la ciudad que se
conserva: “después, por encima de la Jacetania, en dirección al norte,
está la nación de los vascones, que tiene por ciudad principal a
Pompelon; como quien dice, la ciudad de Pompeyo”.
Visigodos
En el siglo V el poder romano es sustituido por el visigodo, pero
estos, al contrario de los romanos, no consiguieron lograr una buena
relación con los vascones. La ciudad fue sede episcopal de la iglesia
visigoda, y en ella residieron visigodos por las necrópolis de la
época que se han hallado.
En el siglo V, la pequeña Iruña estuvo bajo dominio de los visigodos,
que lograron incluso establecer un obispado. Ya en el 711, fueron los
musulmanes quienes invadieron la ciudad, asentándose en ella.
En el 778, Carlomagno arrasó las murallas de Pamplona, hecho que dio
lugar a la Batalla de Roncesvalles, que ha sido interpretada como germen
del pequeño
Reino de Pamplona.
Su primer rey fue Eneko Aritza.
La mala relación entre vascones y visigodos ha dado pie a una cierta
polémica sobre la presencia de estos en la ciudad.
Tras los episodios visigodos, musulmanes y carolingios, en la segunda
mitad del siglo IX la ciudad se afianza en el emergente núcleo
cristiano.
La dinastía Jimena, en el siglo X, vertebra este movimiento social
y político y da lugar al Reino de Pamplona, así llamado
originariamente perviviendo esta denominación los dos siglos siguientes,
hasta que en 1164 tomó el título de Reino de
Navarra.
Con este cambio nominal se pretendía subrayar la soberanía del
territorio, del conjunto de Navarra, y marcar distancias frente a
la poderosa corona de Castilla. La expulsión de los musulmanes y la
formación del reino de Pamplona atrajo a nuevos pobladores (siglo X).
Las Guerras de los Burgos
En el entorno de la ciudad originaria (Navarrería, donde se encontraban
los vascones) surgieron nuevos núcleos de población (San Nicolás, cuya
población era más heterogénea y San Cernin
mayoritariamente francos), todos ellos con administración y
privilegios propios, aunque bajo la autoridad del obispo.
Esta estructura provocó frecuentes desavenencias y enfrentamientos
desde 1213, que culminarían con la destrucción de la "Navarrería" y
la masacre de su población en septiembre del año 1276.
Este terreno quedó totalmente abandonado durante casi 50 años.
Posteriormente, al repoblarse volvieron a producirse enfrentamientos,
hasta que las disputas fueron zanjadas tras la proclamación
del Privilegio de la Unión por el rey Carlos III "el
Noble" en 1423, unificando la ciudad y destruyendo las
murallas que separaban a los burgos.
La Pamplona Medieval
Primero, los vestigios de los antiguos núcleos originarios -vascón y
romano- fueron formando la ciudad de la Navarrería.
Sus habitantes, que eran navarros, se dedicaban principalmente a labores
agrícolas. .
Al amparo del Camino de Santiago, numerosos ciudadanos francos fueron
llegando a Pamplona atraídos por las ventajas que los reyes navarros
ofrecían en el marco de una política repobladora. Fue así como nació
el burgo de San Cernin o San Saturnino. Estos nuevos habitantes eran
en su mayoría artesanos y comerciantes, y su lengua común era la
occitana.
Por último, navarros venidos de otras poblaciones y otros extranjeros
formaron un tercer núcleo poblacional, el de San Nicolás. Al igual que
en la Navarrería, su población se dedicaba tanto al campo como a
oficios gremiales.
Cada una de estas tres ciudades estaba completamente amurallada y
separada de sus vecinos por sus correspondientes fosos o barrancos. Sus
iglesias eran sus bastiones defensivos. En 1276, en la Guerra de la
Navarrería, las poblaciones de San Nicolás y San Cernin unieron fuerzas
contra la Navarrería, que quedó completamente arrasada.
No llegó la paz definitiva hasta el 8 de septiembre de 1423 cuando el
rey Carlos III el Noble promulgó el Privilegio de la Unión: los tres
núcleos se integraron “en una sola universidad, un concejo y una
comunidad indivisible”. En tierra de nadie y donde confluían las tres
ciudades, se alzó la Jurería, hoy Casa Consistorial.
La Capital Después de la Conquista Castellana
A las puertas del siglo XVI, el Reino de Navarra resultaba una pieza
apetecible para las vecinas coronas de Castilla, Aragón y Francia.
Comenzaba a gestarse además un conflicto interno que llevaría a una
guerra civil entre linajes navarros.
.
Carlos III el Noble había creado el título de Príncipe de Viana para su
nieto, el futuro Carlos IV, hijo de Blanca de Navarra y Juan II de
Aragón. Sin embargo, este último impidió que el Príncipe reinase tras la
muerte de su madre.
A raíz de este hecho, se crearon dos bandos: el de los agramonteses y el
de los beaumonteses. Juan II de Aragón contrajo segundas nupcias con
Juana Enríquez, de cuya unión nacería Fernando el Católico. Cuando, años
después, se aliara Fernando con la corona inglesa oponiéndose a la
francesa, los reyes navarros optarían, en cambio, por el bando francés.
En este contexto, Fernando el Católico envió a sus tropas en 1512, con
el Duque de Alba a la cabeza.
Los últimos reyes navarros, Juan de Albret y Catalina de Foix
abandonaron sus territorios para trasladar la Corte a sus dominios del
otro lado de los Pirineos, y desde allí tratar de recuperar el reino.
Tras varios intentos, la batalla decisiva tuvo lugar en junio de 1521 en
Noáin, cayendo los navarros derrotados.
Su situación estratégica respecto a Francia hizo que se pusiera un gran
empeño en fortificar la ciudad convenientemente, con las murallas
renacentistas y la ciudadela.
El Siglo XVIII
La distribución económica de los pamploneses a principios del siglo
XVIII era la tradicional de una ciudad de esa época, un cuarto de sus
habitantes se dedicaban a la agricultura y ganadería, un tercio eran
artesanos y otra buena parte de ellos pertenecían a la aristocracia y
al clero. Había una fábrica de paños, otra de papel y un molino de
pólvora entre otras industrias.
A partir de 1750 se produce una modernización de la ciudad,
se construye un nuevo ayuntamiento y servicios de agua potable y
saneamiento así como una nueva fachada para la catedral, esta vez de
estilo neoclásico.
Durante la Guerra de la Convención, en 1794, la ciudad
sufrió el cerco del ejército francés que no pudo entrar en la misma.
En 1808 las tropas de Napoleón la controlaron
desde febrero, e hicieron de Pamplona una de sus principales plazas
manteniéndola en su poder hasta 1813.
En 1814 se produjo el primer
"pronunciamiento" liberal encabezado por Francisco
Espoz y Mina. En 1823 también sufrió los bombardeos del
ejército invasor de los Cien Mil Hijos de San Luis.
El Siglo de las Luces supuso la edad de oro de la ciudad. Con la
Ilustración y la aparición de conceptos como el bienestar del ciudadano,
los habitantes conocieron una serie de mejoras urbanísticas
sustanciales: las calles se adoquinaron, se mejoró el sistema de
alcantarillado y llegó el alumbrado público con candiles. Aun con todo,
el proyecto más significativo fue el de la traída de aguas a la ciudad
mediante el acueducto de Noáin, diseñado por Ventura Rodríguez.
Con este motivo, Luis Paret y Alcázar, pintor de la Corte, diseñó sus
emblemáticas fuentes neoclásicas. Este siglo vio también la partida de
muchos navarros, algunos a la Corte de Madrid y otros hacia América: los
indianos. Destacados en sus posiciones, regresaron muchos de ellos a la
ciudad y construyeron magníficas casas principales de mayorazgo, así
como casas nobiliarias.
El Siglo XIX: La Ciudad Burguesa y su Ensanche
El siglo XIX se caracterizó por sus guerras: la de la Independencia
(1808-1814), la Realista (1822-1823) y las Carlistas (1833-1840,
1872-1876). En 1841 Navarra dejaba de ser un reino: la Ley Paccionada la
degradaba a provincia. Fue también la época del nacimiento de la
burguesía local y de una incipiente industrialización.
En 1860 el ferrocarril llegó a Pamplona. El siglo XIX fue muy destacado
en la vida cultural pamplonesa. La ciudad conoció los éxitos mundiales
del violinista Pablo Sarasate y del tenor roncalés Julián Gayarre.
Nacieron instituciones musicales indispensables, como el Orfeón
Pamplonés, La Pamplonesa o la Orquesta Santa Cecilia, la más antigua del
Estado.
En este siglo conoció la ciudad un gran aumento demográfico,
inexorablemente reñido con su carácter fortificado. El hacinamiento
había convertido a Pamplona en una ciudad insalubre. Para la inaplazable
construcción del Primer Ensanche de la ciudad fue necesario el derribo,
en 1888, de los dos baluartes interiores de la Ciudadela.
Este pequeño barrio de 6 manzanas apenas resolvió el problema de
vivienda, pero nos regaló sus notables edificios modernistas. No sería
hasta 1915 cuando se aprobó el derribo del Frente de la Tejería, que
posibilitó por fin la construcción del Segundo Ensanche y la expansión
de la ciudad hacia el sur. Los Jardines de la Taconera y el Parque de la
Media Luna se convirtieron en el lugar de esparcimiento predilecto de la
ciudad.
La Ciudad de Hoy
Pamplona y su cuenca han ido creciendo paulatinamente hasta convertirse
en la ciudad que vemos hoy, con una población de 203.000 habitantes
-350.000 en su área metropolitana-; una ciudad que mira al futuro junto
al importante cinturón industrial y de servicios que la rodea. En la
década de los 50 se fundó la Universidad de Navarra, y en la de los 80,
la Universidad Pública de Navarra.
Sus servicios médicos y hospitalarios son también de referencia: el
Complejo Hospitalario de Navarra perteneciente al Servicio Navarro de
Salud - Osasunbidea, así como a la Clínica Universidad de Navarra y el
Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA).
Pamplona cuenta con una competitiva industria que gira principalmente en
torno a la automoción, a la industria farmacéutica y a las energías
renovables.
¡Mucho más que Sanfermines y Pintxos!
Es decir Pamplona y pensar en los sanfermines y, desde hace unos años, en
sus pintxos, que la están convirtiendo en la “nueva San Sebastián”. Pero,
¿no hay nada más en la capital de Navarra?
Tras recorrerla y “patearla” a fondo durante unos días, podemos asegurarte que hay muchísimo que ver en Pamplona y que, seguramente, si estás solo de paso en una visita por la región, te quedarás con ganas de más.
Tras recorrerla y “patearla” a fondo durante unos días, podemos asegurarte que hay muchísimo que ver en Pamplona y que, seguramente, si estás solo de paso en una visita por la región, te quedarás con ganas de más.
Su muralla renacentista, el legado del Camino de Santiago, su catedral
gótica, los parques, sus edificios con historia, el recorrido del encierro
–aunque no la visites en fiestas–… ya había estado en San Fermín, pero
descubrió una ciudad totalmente diferente.
4. Plaza Consistorial y Ayuntamiento
Lo primero que hay que ver en Pamplona
Lo primero que hay que ver en Pamplona
Seguro que has visto más de una vez en la tele alguna imagen del chupinazo
en la plaza Consistorial de Pamplona. Cada año, el 6 de julio a las 12 en
punto, es desde aquí –desde el balcón central del segundo piso del
ayuntamiento para ser exactos– desde donde se prende la mecha del cohete al
grito de “¡Viva San Fermín!”.
Es el momento en que estalla la locura de los sanfermines. Unas 12.500 personas, cada una con su pañuelo rojo, celebran el inicio de las fiestas en una plaza… de 2.500 metros cuadrados.
Sí, ¡5 personas por metro cuadrado! Y aquí es también donde el 14 de
julio, a las 12 de la noche, se cierran oficialmente las fiestas con velas y
pañuelos rojos al aire, entonando el “Pobre de mí”.

Es el momento en que estalla la locura de los sanfermines. Unas 12.500 personas, cada una con su pañuelo rojo, celebran el inicio de las fiestas en una plaza… de 2.500 metros cuadrados.

Si, como nosotros, no vas a en sanfermines, tendrás la misma reacción que
todo el mundo: te preguntarás cómo puede caber ahí tanta gente.
La plaza te parecerá mucho más pequeña. Pero, eso sí, no menos espectacular.
Sin la emoción de las fiestas tendrás más tiempo para fijarte en la fachada del ayuntamiento, con sus esculturas del siglo XVIII. Y podrás “saludar” a la Prudencia, a la Justicia, a la Fama y al mismísimo Hércules.
La plaza te parecerá mucho más pequeña. Pero, eso sí, no menos espectacular.
Sin la emoción de las fiestas tendrás más tiempo para fijarte en la fachada del ayuntamiento, con sus esculturas del siglo XVIII. Y podrás “saludar” a la Prudencia, a la Justicia, a la Fama y al mismísimo Hércules.
5. Catedral de Pamplona
Una Sorpresa gótica, tras una fachada Neoclásica
Una Sorpresa gótica, tras una fachada Neoclásica
Si la imagen del ayuntamiento de Pamplona es tan conocida gracias a su fachada, protagonista en los sanfermines, la catedral de Pamplona es una gran desconocida, tal vez justamente por su fachada.
Sus altas naves, su enorme claustro –uno de los claustros góticos más importantes de Europa–, sus capillas… ¡tendrás que dedicarle más tiempo del que pensabas!
Y, cuando te encuentres cara a cara con Carlos III el Noble y su esposa doña Leonor, en su mausoleo de alabastro del siglo XV, tendrás que pararte a tomar aire.
Exposición Occidens en el Museo diocesano
Visitamos la sala capitular, el refectorio, la cocina y otros espacios del complejo catedralicio, donde nos encontramos con restos arqueológicos y grandes obras de arte.
Eso sí, nada de un museo diocesano “viejuno”, nosotros no somos muy amantes de ellos. Es muy entretenido, se nota que es moderno.
Subida a la Torre de la Catedral: Pamplona desde el Cielo
En la página web oficial de la catedral de Navarra tienes información sobre
su visita. Ahí leímos, antes de llegar, que solo una vez al día, a las
11:15, es posible subir a la torre de la campana María –por el mismo precio,
5 €, junto con la catedral y el museo Diocesano– ¡y allá que fuimos!
La campana María, construida en 1540, es la campana en uso más grande de
España. Pesa unas 10 toneladas –¡solo el badajo son 300 kg!– y cuando, en
ocasiones especiales, se toca, su sonido se escucha hasta 12 km alrededor,
lo que se conoce como la cuenca de Pamplona.
Como curiosidad, la campana la Gorda, de la catedral de Toledo, con sus casi 18 toneladas, es más grande, pero está rota, así que no está en uso.
Como curiosidad, la campana la Gorda, de la catedral de Toledo, con sus casi 18 toneladas, es más grande, pero está rota, así que no está en uso.
La vista sobre Pamplona y las montañas que se tiene desde la torre merece
mucho la pena. Pero también los documentales y las pantallas interactivas
sobre el uso de las campanas –¡podrás escuchar todos los toques que se
daban, cada uno con su significado!– y sobre la construcción de la fachada
neoclásica.
Sin olvidar la visita a la vieja casa del campanero y, sobre todo, pasar sobre el techo de una de las naves góticas de la iglesia.
Sin olvidar la visita a la vieja casa del campanero y, sobre todo, pasar sobre el techo de una de las naves góticas de la iglesia.
6. Ruta de la Muralla
Desde el Rincón del Caballo a Los Jardines de la Taconera…
Al pasear por el casco histórico de Pamplona no te darás cuenta de que estás
rodeado por murallas. ¿Por qué? Porque la ciudad está encima de ellas… Es un
poco complicado de explicar, pero lo entenderás en cuanto pongas pie en el
camino de ronda y te asomes.
Jardines de la Taconera, Pamplona
Y no puedes irte de Pamplona sin hacerlo. Disfrutarás de vistas privilegiadas sobre la ciudad –fuera del casco histórico–, de sus alrededores y de la misma muralla, con sus baluartes, revellines o contraguardias. Todo el recorrido por la muralla está señalizado y hay carteles para conocer datos históricos y curiosos.

Y no puedes irte de Pamplona sin hacerlo. Disfrutarás de vistas privilegiadas sobre la ciudad –fuera del casco histórico–, de sus alrededores y de la misma muralla, con sus baluartes, revellines o contraguardias. Todo el recorrido por la muralla está señalizado y hay carteles para conocer datos históricos y curiosos.
El recorrido por las murallas hasta la ciudadela de Pamplona es de ¡más de 5
kilómetros!
Es uno de los complejos militares renacentistas más significativos y mejor conservados de Europa.
Es uno de los complejos militares renacentistas más significativos y mejor conservados de Europa.
Del Parque de la Media Luna al Rincón del Caballo Blanco
Nosotros empezamos la vuelta, aunque todavía no estuviéramos en el camino de
ronda, por el parque de la Media Luna, con sus vistas sobre la catedral.
Rincón del Caballo Blanco
De ahí nos fuimos hacia el fortín de San Bartolomé, donde está el Centro de interpretación de las fortificaciones, cerrado cuando pasamos.

De ahí nos fuimos hacia el fortín de San Bartolomé, donde está el Centro de interpretación de las fortificaciones, cerrado cuando pasamos.
Cruzando hacia el palacio arzobispal, subimos por el baluarte de Labrit,
pasamos por detrás de la catedral y llegamos hasta uno de los lugares más
pintorescos de Pamplona.
Hablamos del baluarte del Redín y el rincón del caballo blanco, con su mesón, su cruz del Mentidero –en realidad, una picota, un lugar de ajusticiamiento– y, detrás, el pasadizo que las carmelitas descalzas de San José utilizaban para no romper la clausura.
Hablamos del baluarte del Redín y el rincón del caballo blanco, con su mesón, su cruz del Mentidero –en realidad, una picota, un lugar de ajusticiamiento– y, detrás, el pasadizo que las carmelitas descalzas de San José utilizaban para no romper la clausura.
Del Portal de Francia al Jardín de La Taconera
Después, seguimos hacia el portal de Francia –el único de los seis que se
abrían en la muralla que queda en su emplazamiento original–, el antiguo
palacio de los reyes de Navarra y bajamos para volver a subir hacia el
camino de ronda, con sus altas y estrechas casas de colores.

Portal de Francia, Pamplona
Tras el Portal Nuevo, nos esperaba una sorpresa más: el jardín de la
Taconera. ¿Quién esperaba encontrarse con un jardín de estilo francés
integrado entre las fortificaciones con la muralla y el baluarte de la
taconera como marco?
Y normal encontrarnos con estatuas –la más conocida es la de la “Mari Blanca”–, pero ¿y con pavos reales y ciervos?
Y normal encontrarnos con estatuas –la más conocida es la de la “Mari Blanca”–, pero ¿y con pavos reales y ciervos?

Los jardines de la Taconera, de 1830, son los más antiguos de Pamplona. Pero
no son, ni mucho menos, los únicos. ¡El 15% de la superficie de la ciudad es
zona verde!
Y los pamploneses son unos verdaderos enamorados de sus parques. Se lanzan a ellos en cuanto hay un poco de sol.
Y los pamploneses son unos verdaderos enamorados de sus parques. Se lanzan a ellos en cuanto hay un poco de sol.

Muralla de Pamplona, vista desde abajo
Para apreciar en toda su grandiosidad la muralla de Pamplona, tienes que
verla también desde abajo. Nosotros bajamos en ascensor desde el camino de
ronda –en realidad porque teníamos que hacerlo para ir al hotel– y la vista
desde abajo de sus casas, que parecen colgadas, es única.

También salimos del portal de Francia para dar una vuelta alrededor de la
muralla al nivel del río. Desde ahí aseguramos que la muralla se ve aún más
imponente.
7. La Ciudadela y el Parque de la Vuelta del Castillo
La Ciudadela de Pamplona
Tras el jardín de la Taconera, seguimos camino hacia la ciudadela: la guinda de la fortificación de Pamplona.
Fue uno de esos momentos en los que deseamos tener un dron.
La foto desde arriba es espectacular, mientras que desde abajo no llegas a hacerte una idea de su magnitud.
e lo que sí nos hicimos una idea fue de la belleza del parque que la rodea, la Vuelta del Castillo, en los antiguos glacis de la fortificación.
Nuestro parque favorito de la ciudad y uno de sus rincones más bonitos.
Tras el jardín de la Taconera, seguimos camino hacia la ciudadela: la guinda de la fortificación de Pamplona.

La foto desde arriba es espectacular, mientras que desde abajo no llegas a hacerte una idea de su magnitud.
e lo que sí nos hicimos una idea fue de la belleza del parque que la rodea, la Vuelta del Castillo, en los antiguos glacis de la fortificación.
Nuestro parque favorito de la ciudad y uno de sus rincones más bonitos.
La ciudadela es sede del Centro de Cultura Contemporánea – Hiriartea y,
además de en sus pabellones, hay esculturas contemporáneas también en sus
jardines.
Pasear por los fosos, admirar todos los detalles de esta antigua
construcción militar –revellines, contraguardias, puentes levadizos,
troneras, baluartes… – y pararse en uno de los bancos de la Vuelta del
Castillo a ver los pamploneses pasar caminando o en bici es otro de los
imprescindibles de la ciudad.
La ciudadela de Pamplona, diseñada en 1571 por orden de Felipe II, es la
ciudadela pentagonal en pie más antigua del mundo. Dos de sus cinco
baluartes se dirigían hacia el interior de la ciudad.
Como decía su ingeniero: “deberá servir para defenderse del peligro extrínseco, pero también intrínseco”.
Al fin y al cabo, la conquista del Reino de Navarra era muy reciente, y no faltaban los intentos de reconquista…
Como decía su ingeniero: “deberá servir para defenderse del peligro extrínseco, pero también intrínseco”.
Al fin y al cabo, la conquista del Reino de Navarra era muy reciente, y no faltaban los intentos de reconquista…
8. Hacer el Recorrrido del Encierro
¡A CORRER POR LA ESTAFETA!
¡A CORRER POR LA ESTAFETA!
Te gusten o no los toros, la pasión por los sanfermines en Pamplona es
contagiosa.
Nosotros, desde luego, no pudimos evitar pasear –que no correr– por el recorrido del encierro, sin toros, ¡claro!

Nosotros, desde luego, no pudimos evitar pasear –que no correr– por el recorrido del encierro, sin toros, ¡claro!

A nosotros nos vinieron genial para seguir los diferentes recorridos por la ciudad: por la muralla, por los parques, por el Camino de Santiago y, por supuesto, por la ruta del encierro.
Cada recorrido está indicado con un color y es muy fácil de seguir.
Subir la cuesta de Santo Domingo –¡sí que es empinada la cuestita!–; saludar
a San Fermín delante de su hornacina –nos resistimos a la tentación de
entonar el cántico y de gritar “¡Viva San Fermín! Gora San Fermin!”–; pasar
por la plaza consistorial; llegar a la calle Mercaderes y a su mítica curva;
a la más mítica aún calle Estafeta; al tramo de Telefónica y, finalmente, al
callejón –cerrado, eso sí– delante de la plaza de toros… es toda una
experiencia.

¡Si hasta hay carteles con cuentas atrás hasta el siguiente chupinazo! Y,
como no, una escultura dedicada al encierro.
9. Iglesias Medievales de San Saturnino y San Nicolás
Iglesia San Saturnino, Pamplona
Pero para iglesias, además de la catedral, las que no deberías perderte son las de San Saturnino –o San Cernin– y de San Nicolás.
En la Edad Media el actual casco histórico de Pamplona estaba dividido en
tres poblaciones distintas, cada una amurallada: el burgo de la Navarrería,
el de San Cernin o San Saturnino y el de San Nicolás.
Cada uno tenía su gran iglesia, que también funcionaba como bastión defensivo.
La catedral era la de la Navarrería y las otras dos… pues puedes imaginarlo.
Pero para iglesias, además de la catedral, las que no deberías perderte son las de San Saturnino –o San Cernin– y de San Nicolás.

Cada uno tenía su gran iglesia, que también funcionaba como bastión defensivo.
La catedral era la de la Navarrería y las otras dos… pues puedes imaginarlo.
Cerca de la iglesia de San Saturnino dimos con los restos de la
antigua muralla del burgo de Saturnino en la Belena Portalapea.
Los proyectiles de catapulta de la Guerra de la Navarrería –que, en 1276
enfrentó a los burgos de San Nicolás y San Cernin unidos contra la
Navarrería– recuerdan ese pasado “dividido” de Pamplona.

La iglesia de San Saturnino la reconocerás por sus torres –miden 55 metros–,
que dibujan uno de los perfiles más característicos de Pamplona.
Delante de la iglesia está el “pocico” que habría utilizado el santo obispo para bautizar a los primeros habitantes de Pamplona.
Y dentro darás con la mezcla de un edificio gótico y de una gran capilla barroca, construida donde se levantaba el claustro.
Iglesia de San Nicolas, Pamplona
La iglesia de San Nicolás tiene una mezcla de diferentes estilos, con rasgos cistercienses, góticos, capillas y un gran órgano barroco.
Delante de la iglesia está el “pocico” que habría utilizado el santo obispo para bautizar a los primeros habitantes de Pamplona.
Y dentro darás con la mezcla de un edificio gótico y de una gran capilla barroca, construida donde se levantaba el claustro.
Iglesia de San Nicolas, Pamplona
La iglesia de San Nicolás tiene una mezcla de diferentes estilos, con rasgos cistercienses, góticos, capillas y un gran órgano barroco.
10. Museo de Navarra
De Goya a la Arqueta de Leyre o Los Capiteles Románicos de la Catedral
De Goya a la Arqueta de Leyre o Los Capiteles Románicos de la Catedral

Aunque no entres, merece la pena que te acerques para admirar la fachada renacentista del edificio que lo acoge, un antiguo hospital.
El museo no es muy grande y ha sido reformado hace poco así que, además de
tener grandes piezas, es muy ameno de recorrer.
Ahí encontramos joyas de la prehistoria, como el curiosísimo mapa de Abauntz, considerado el mapa más antiguo de Europa; piezas romanas como los mosaicos de antiguas domus de la actual Navarra.
La arqueta de Leyre, un preciosa arca de marfil tallada en Medina Azahara a
principios del siglo XI; los capiteles románicos de la antigua catedral y
sus increíbles relieves; el Retrato del marqués de San Adrián, obra maestra
de Goya, o una exposición de arte contemporáneo en la capilla renacentista
del antiguo hospital.
Ahí encontramos joyas de la prehistoria, como el curiosísimo mapa de Abauntz, considerado el mapa más antiguo de Europa; piezas romanas como los mosaicos de antiguas domus de la actual Navarra.

Para nosotros, un imprescindible. Además, solo cuesta 2 € y el sábado por la
tarde y los domingos es gratuito.
En su página oficial tienes horarios y precios en detalle.
En su página oficial tienes horarios y precios en detalle.

OTRO IMPRESCINDIBLE QUE VER :
11. Plaza del Castillo y Hemingway
11. Plaza del Castillo y Hemingway
Hay dos plazas que tienes que ver en Pamplona sí o sí: la plaza Consistorial
y la plaza del Castillo, llamada así por el castillo que la ocupaba en la
Edad Media. Las dos plazas tienen algo en común: hasta 1941 era desde la
plaza del Castillo desde donde se lanzaba el cohete el 6 de julio.

Esta plaza es, desde la Edad Media, el centro de la vida de Pamplona: lugar
de espectáculos, de encuentro y de acceso a las calles más características,
y hoy más fiesteras, de la ciudad. Cuando fuimos de pintxos, la cruzamos
unas cuantas veces.

Ya sabes, “a Pamplona hemos de ir con una bota y un calcetín”.
En la plaza del castillo, en 1888, se abrió el precioso
Café Iruña que, como curiosidad, fue el primer establecimiento con
luz eléctrica de Pamplona.
Merece la pena entrar para admirar su decoración original: las lámparas de época, grandes espejos, escudos policromados…
Pero también por la atmósfera tan relajada que se sigue respirando ahí, con
los pamploneses tomando café y leyendo su periódico. ¡Parecen ir con la
decoración!
Merece la pena entrar para admirar su decoración original: las lámparas de época, grandes espejos, escudos policromados…

El Café Iruña era también el favorito de visitantes ilustres como Ava
Gardner y Ernest Hemingway.
Este último es particularmente querido en la ciudad, a la que hizo popular a nivel mundial con su libro Fiesta –The Sun Also Rises, su título original–.
Aunque nosotros no seamos muy amantes de la literatura de Hemingway –JAAC leyó Fiesta justo antes de llegar a Pamplona y digamos que “no le emocionó”–, no podíamos evitar visitar el “rincón Hemingway” del café, con estatua y todo
Este último es particularmente querido en la ciudad, a la que hizo popular a nivel mundial con su libro Fiesta –The Sun Also Rises, su título original–.
Aunque nosotros no seamos muy amantes de la literatura de Hemingway –JAAC leyó Fiesta justo antes de llegar a Pamplona y digamos que “no le emocionó”–, no podíamos evitar visitar el “rincón Hemingway” del café, con estatua y todo
Hotel La Perla y La Antigua Habitación de Hemingway
Al lado del Café Iruña se encuentra otro lugar mítico para los amantes de
Hemingway: el hotel La Perla, hoy Gran Hotel La Perla.
Aquí es donde se hospedó en sus últimos viajes a Pamplona, siempre en la misma habitación con vistas a Estafeta.
Si eres un apasionado del autor norteamericano y pides visitar la habitación de Hemingway, puedes tener la suerte de que esté libre y conocerla.
Su decoración, a pesar de la reforma del resto del edificio para convertirlo en cinco estrellas, se ha mantenido como la original –bueno, se ha restaurado bastante, claro…–. ¡
Hasta está el teléfono original!
Y dos vitrinas con Fiesta en ¡80 idiomas! Da igual de donde vengas, podrás leértelo o, por lo menos, ojearlo
Aquí es donde se hospedó en sus últimos viajes a Pamplona, siempre en la misma habitación con vistas a Estafeta.
Si eres un apasionado del autor norteamericano y pides visitar la habitación de Hemingway, puedes tener la suerte de que esté libre y conocerla.
Su decoración, a pesar de la reforma del resto del edificio para convertirlo en cinco estrellas, se ha mantenido como la original –bueno, se ha restaurado bastante, claro…–. ¡
Hasta está el teléfono original!
Y dos vitrinas con Fiesta en ¡80 idiomas! Da igual de donde vengas, podrás leértelo o, por lo menos, ojearlo
Nosotros fuimos a visitarla y, de paso, nos enteramos de unos cuantos datos
históricos y curiosos. Como que el hotel, fundado en 1881, es el segundo en
activo más antiguo de España, tras el hotel Oriente de Barcelona. O que
durmieron en él muchos más personajes famosos: de Orson Welles a Charles
Chaplin, pasando por Pablo Sarasate o Imperio Argentina.
Tampoco dejes de bajar a la cripta protogótica, de lo poco que se conserva de la construcción original del siglo XII. Nosotros disfrutamos de ella en solitario y dimos, además, con una exposición sobre los primeros textos en euskera de Navarra. ¡Muy interesante!
Las murallas desde abajo; el portal de Francia y la calle del Carmen; la catedral; la plaza Consistorial; la iglesia de San Saturnino; la calle Mayor con el palacio de Ezpeleta; la iglesia de San Lorenzo con el busto de San Fermín; la Vuelta al Castillo… volvimos a recorrer la ciudad y algunos de sus rincones más bonitos, pero esta vez como dos peregrinos más.
El rey Europeo, que junto con la reina, convenció al ayuntamiento para
crear los Gigantes de Pamplona para los Sanfermines de 1860.
17. Increibles Pinchos
Los «Garroticos» del Beatriz no son pintxos, pero a partir de ahora voy a
terminar todas mis rutas de pintxos de Pamplona con una cajita (o bolsita)
de ellos.
Sí, algunos de ellos se llevaron alguna cosa más, pero las bandejas de
garroticos volaban pocos minutos…
Quiero volver a probar más pintxos de Pamplona y, sobre todo, quiero
volver a Pamplona para probar el Restaurante Baserriberri. Varias personas
me han hablado muy bien de sus pintxos, pero me han hablado mejor de su
menú. Cuando vaya, ¡intentaré probar ambos! ;)-
18. Y Para comer en Pamplona
y en los alrededores, es imprescindible acercarnos hasta el
19. Palacio Real de Olite
20. para Comer cerca de Olite
12. Archivo Real de Navarra
Antiguo Palacio de los Reyes de Navarra
Antiguo Palacio de los Reyes de Navarra
El paseo por la muralla nos llevó a conocer uno de los edificios más
emblemáticos de Pamplona: el antiguo palacio de los reyes de Navarra, hoy
archivo real y general de Navarra.
Del edificio original, mandado construir por el rey Sancho VI el Sabio a finales del siglo XII, queda muy poco, pero la reforma de Rafael Moneo le ha dado una nueva vida. No dejes de entrar al patio. Además, ahí darás con una maqueta de la Pamplona del 1900.
Del edificio original, mandado construir por el rey Sancho VI el Sabio a finales del siglo XII, queda muy poco, pero la reforma de Rafael Moneo le ha dado una nueva vida. No dejes de entrar al patio. Además, ahí darás con una maqueta de la Pamplona del 1900.

Tampoco dejes de bajar a la cripta protogótica, de lo poco que se conserva de la construcción original del siglo XII. Nosotros disfrutamos de ella en solitario y dimos, además, con una exposición sobre los primeros textos en euskera de Navarra. ¡Muy interesante!
13. El Palacio de Navarra y El Monumento a los Fueros
Al otro lado del casco histórico está otro de los edificios más emblemáticos
de Pamplona: el neoclásico palacio de Navarra, sede del Gobierno Foral. Por
lo visto, sus salones interiores, especialmente el del Trono, son
magníficos.
.Pero se pueden visitar solo en ocasiones especiales, por ejemplo alrededor del día de Navarra, el 3 de diciembre.
.Pero se pueden visitar solo en ocasiones especiales, por ejemplo alrededor del día de Navarra, el 3 de diciembre.

Todos los días a las 12 del mediodía el reloj del palacio interpreta el
himno de Navarra, escuchándose en casi todo el casco histórico. En Navidad y
en sanfermines interpreta villancicos y estampas navarras.
Delante del palacio está el monumento a los Fueros, de principios del siglo
XX. La mujer que lo corona, con las cadenas en su mano derecha y la Ley
Foral en la izquierda, simboliza a Navarra.
Son muchos más los edificios llamativos que nos encontramos paseando por
“lo viejo”, como llaman los pamploneses al casco histórico.
Palacio de Ezpeleta
Tres de nuestros favoritos son el Palacio de Ezpeleta, con su fachada barroca; el edificio modernista del número 72 de la calle San Nicolás y el Palacio de Comptos, el único edificio civil de estilo gótico de la ciudad, con su patio del siglo XIII.
Palacio de Ezpeleta
Tres de nuestros favoritos son el Palacio de Ezpeleta, con su fachada barroca; el edificio modernista del número 72 de la calle San Nicolás y el Palacio de Comptos, el único edificio civil de estilo gótico de la ciudad, con su patio del siglo XIII.
Buscando edificios con historia, dimos con un rincón muy curioso: un huerto
urbano. Sí, ¡en pleno casco viejo! Y con construcciones muy peculiares.
15. El Camino de Santiago a través de Pamplona
El último día de nuestro viaje por Pamplona decidimos dedicarlo a recorrer
el Camino de Santiago por la ciudad.
Nos fuimos hasta uno de los puentes medievales de Pamplona, el Puente de la Magdalena.
Desde allí, siguiendo las flechas amarillas y las constantes señales en forma de placas en el suelo –¡qué bien indicado está el Camino en la ciudad!– , recorrimos sus 4 km.
Nos fuimos hasta uno de los puentes medievales de Pamplona, el Puente de la Magdalena.
Desde allí, siguiendo las flechas amarillas y las constantes señales en forma de placas en el suelo –¡qué bien indicado está el Camino en la ciudad!– , recorrimos sus 4 km.
Pamplona es la primera ciudad del Camino francés desde Roncesvalles. Antes
solo te encontrarás con pueblos y pedanías.
Las murallas desde abajo; el portal de Francia y la calle del Carmen; la catedral; la plaza Consistorial; la iglesia de San Saturnino; la calle Mayor con el palacio de Ezpeleta; la iglesia de San Lorenzo con el busto de San Fermín; la Vuelta al Castillo… volvimos a recorrer la ciudad y algunos de sus rincones más bonitos, pero esta vez como dos peregrinos más.
Tras pasar por la la Vuelta al Castillo, nos alejamos del casco
histórico y cruzamos una Pamplona más moderna hasta llegar al Campus
de la Universidad de Navarra, que despide a los peregrinos de la
ciudad.
16. Sanfermines
Los Sanfermines son sus fiestas que celebra desde hace siglos entre el 6
y 14 de julio en honor a San Fermín, copatrono de Navarra y patrón de la
diócesis pamplonesa. Antiguamente las fiestas eran celebradas el 10 de
octubre, pero en 1591 se trasladaron a las actuales fechas.

Según la tradición, Fermín, hijo del senador Firmus que gobernó Pamplona
en el siglo III, se convirtió al cristianismo y fue bautizado por San
Saturnino en el lugar que hoy se llama popularmente "Pocico de San
Cernin".
Patrono de las cofradías de boteros, vinateros y panaderos, San Fermín da
nombre y es la excusa para que durante 204 horas Pamplona se transforme en
una permanente fiesta en la que todos los asistentes acostumbran a vestir
de blanco y rojo, recogida literariamente por Ernest Hemingway, en la
novela titulada Fiesta.
Una de las actividades más famosas de los Sanfermines es el encierro, que
tiene siglos de antigüedad y con el primer bando municipal que
reglamentaba la carrera en 1867. Consiste en una carrera de unos 800
metros delante de los toros y que culmina en la plaza de toros.
Los encierros tienen lugar a diario entre el 7 y el 14 de julio y
comienzan a las ocho de la mañana, con una duración que ronda los tres
minutos, si no se rezagan las reses. Estos encierros conllevan un riesgo
de graves heridas e incluso de muerte.
El último corredor fallecido fue en los sanfermines de 2009, siendo el
decimoquinto registrado desde 1922. Estos astados, de gran porte como
corresponden en la Feria del Toro, son lidiados por la tarde en la plaza.

Para los pamploneses, especialmente los más pequeños, la Comparsa de
gigantes es muy apreciada y uno de los símbolos más emblemáticos de la
fiesta.
Realizados por Tadeo Amorena, los gigantes tienen 159 años de historia, y
su porte altivo no tiene parangón.
Son cuatro parejas de reyes de los continentes de Europa, Asia, África y
América (estos curiosamente con vestimenta india y tez negra), no
existiendo pareja que represente a Oceanía.
y no podemos marcharnos de Pamplona sin haber degustado sus
17. Increibles Pinchos
Pintxos de Pamplona:
(c/ Curia 3)
Me recomendaron probar alguno de los fritos del Temple pero, si pasas más
de 5 minutos en el interior, te darás cuenta de que casi todas las
comandas que salen son Moskovitas.
El Moskovita no es otra cosa que un frito de huevo, jamón serrano y
queso.
Sencillo pero espectacular.
· «ERIZO CON TXAPELA DE ALGAS MARINAS» del Bar Gaucho
(c/ Espoz y Mina 7)
En cada una de mis visitas a Pamplona he acabado en el Gaucho y he acabado
probando, entre otros, el «Foie», el «Huevo trufado a baja temperatura»,
el «Brick de magret de pato con bechamel» y el «Erizo con txapela de algas
marinas».
Este último es su pintxo estrella pero solo lo recomiendo para los MUY
amantes del mar.
«GARROTICOS» del Beatriz
(c/ Estafeta, 22)
El garrotico es una especie de mini napolitana, pero la masa no es la de
una napolitana en sí.
El garrotico puede estar relleno de manzana, de cabello de ángel, de
crema, de chocolate blanco y/o de su top venta: garroticos de chocolate
negro.
Los garroticos de Beatriz son tan famosos en Pamplona que se forman unas
colas impresionantes y los hornos no dan a basto.
En esta cola, todo el mundo esperaba para comprar garroticos.
«ANCHOAS CON TXANGURRO, MENUDA LATA!!!» de La Cocina de Alex Múgica
(c/ Estafeta, 24)
La Cocina de Alex Múgica es uno de los bares más modernos de la capital
navarra.
No solo por su decoración, sino por la elaboración de sus pintxos.
Destacan sobre el resto los premiados «Zurrukutuna» y «Markalao» y la
archifamosa «Lata» .
(c/ Estafeta, 50)
El olor a ibérico cuando entras al Bodegón Sarría te dará una pista de qué
género se trata aquí.
Entre sus especialidades, el «Capricho escombro» (un bollete tostado al
momento y relleno de virutas ibéricas 5J de jamón, chorizo y lomo).
· «TOSTA DE ATÚN ROJO» del Bar Fitero
Iba al Bar Fitero con la intención de pedirme una croqueta de calamares en
sus tinta, pero el camarero me recomendó que probase una «Tosta de atún
rojo» y, como me la vendió tan bien, la tuve que probar.
Debo confesar que no me gustó tanto como su nombre…
· «TORTILLA CON JAMÓN Y ALI OLI» del Iruñazarra
La barra de pintxos del Iruñazarra es espectacular.
Tanto que no tenía este bar en mi listas de bares de pintxos de Pamplona
que visitar, pero acabé entrando solo por la barra.
Probé sus tostas y croquetas ganadoras, pero me enamoró este pintxo de
tortilla con jamón con ali oli. Con este pintxo cené.
· «CALAMARES BRAVOS» de la Calle
Los Calamares bravos de la Meji son uno de los pintxos de San Sebastián
que más frecuento.
Me sorprendió cuando me enteré que había más Cervecerías
La Mejillonera repartidas por ahí. No dudamos en entrar y comparar los
Calamares Bravos…
· «TOSTADICA DE PULPO A LA GALLEGA» de La Mandarra de la Ramos
(c/ San Nicolás 9)
No solo está buena la «Tostadica de pulpo a la gallega», sino que nos
encantó también la «Tostadica de gulas» y su «Torrija de pan brioche» (a
la plancha y caramelizada).
Ah, y tiene una de las tortillas de patatas más gordas que he visto
nunca…
· Baserriberri
(c/ San Nicolás 32)
· «CHAMPIÑÓN RELLENO DE FOIE CUBIERTO DE ALI OLI» del Bar Kiosko
(Plaza del Castillo 14)
El pintxo de «Champiñón relleno de foie cubierto de fina salsa de ali-oli»
del Kiosko estaba muy bueno, pero no sé si todo lo que tuvimos que esperar
por él mereció la pena.
· «FOIE CON CREMA DE MANGO» del Café Iruña
(Plaza del Castillo 44)
Más que la calidad de los pintxos, el Café Iruña es famoso por su local en
sí: es un café navarro del siglo XIX que mantiene todo su encanto
(lámparas de época, columnas de hierro forjado y grandes espejos).
Aquí pasaba muchas horas escribiendo Hemingway, aunque no creo que probase
el pintxo de «Foie con crema de mango».
18. Y Para comer en Pamplona
Restaurante Alma
Calle Beloso Bajo 11 | En el Hotel Alma Pamplona Muga de Beloso,
31006 Pamplona, España
+34 948 29 33 80
Rodero
Calle Emilio Arrieta 3,
31002 Pamplona, España
+34 948 22 80 35
La Fogoneta Culibar
c/ Francisco Bergamin 31,
31003 Pamplona, España
+34 948 23 94 89
Bar Gaucho
Calle Espoz y Mina 7 | Plaza del Castillo,
31002 Pamplona, España
+34 948 22 50 73
y algo mas economicos
Bar Monasterio
C/ Espoz Y Mina, 11 | bajo, 31002 Pamplona, España
+34 948 77 47 58
Bar Casa Jesus Mari
Calle San Agustin 21,
31001 Pamplona, España
+34 948 22 93 96
19. Palacio Real de Olite
El Palacio Real es la obra cumbre del rey Carlos III “el Noble” (1387-1425)
y el emblema más representativo del viejo Reino de Navarra.

Carlos III y su esposa doña Leonor van a ser los artífices de la
construcción del Palacio Real “que tenía tantas habitaciones como días el
año”. El derroche económico, creatividad y capricho va a convertirlo en un
palacio de ensueño, uno de los palacios más esplendidos de Europa en su
época.
El Palacio es un complejo conjunto irregular de torres, estancias, galerías,
jardines y patios que le confieren un aspecto anárquico y una singular
silueta que sobresale sobre el caserío de la ciudad. A pesar de esa aparente
anarquía el aspecto exterior es majestuoso.
Destacamos en las obras a Martín Périz de Estella, maestro mayor de
mazonería y director de la obra de cantería, y al moro tudelano Lope el
“Barbicano” encargado de las obras de carpintería.
Acompañaron al monarca y conocieron los castillos franceses de la familia de
Carlos III y los castellanos de la familia de la reina Leonor.
Mención especial merece Jehan Lome de Tournay, tallador de imágenes, que
sería el escultor más destacado en las obras del palacio y en todo el reino
de Navarra.
Numerosos artistas y de muy diversa procedencia se encargaron de decorar
elegantemente el Palacio: así, moros y franceses realizaron hermosas
yeserías, moros tudelanos se encargaron de cocer ladrillos barnizados y
azulejos, pintores catalanes decoraron las estancias, además de otros
artesanos entre los que se encontraban vidrieros, tapiceros, bordadores,
argenteros, relojeros y armeros.
Comienzan las obras a impulsos de doña Leonor en 1399, que mandó construir
junto a la iglesia de Santa María la capilla de San Jorge y la “Cambra et
morada” de la reina.
Iglesia de Santa María la Real, Olite
A partir de 1400 Carlos III continuará las obras y seguirá de cerca el
proceso constructivo.
Primero se levanta el núcleo central donde se alojaba la gran cámara del rey
y a partir de él se fueron añadiendo las principales construcciones: las
cámaras del Rey y de la Reina, la galería de yeserías mudéjares, el Mirador
del Rey de elegante tracería gótica, la torre del Homenaje, la torre del
Aljibe, la torre Ochavada o de las Tres Coronas, la torre de los Cuatro
Vientos y la torre de la “Joyeuse Garde”, atalaya, o del vigía.
Especial cuidado se pone en la adecuación de cuidados jardines, como
el Jardín de la Reina adosado a las cámaras reales, los patios inferiores de
los Toronjales y la Pajarera, y amplios jardines exteriores con vides,
frutales y exóticas flores.
Destaca el complejo hidráulico que dotaba de agua a los jardines.
El agua venía por conducciones desde el Cidacos y era remontada a la
Torre del Aljibe por medio de un mecanismo con cangilones para ser
distribuida por tuberías de plomo a las fuentes y jardines.
Jardines colgantes, toronjales (naranjos), gayolas (jaulas) de pájaros y
ardillas, el estanque de la “taillada” con cisnes, aves de rapiña (azores y
halcones) y jaurías de perros para las cacerías, y un verdadero zoológico:
leones, un lobo cerval, un camello, varios gamos, un avestruz …
incrementándose en tiempos del Príncipe de Viana con jabalíes, lobos, una
jirafa, un papagayo y varios búfalos, completaban la imagen colorista y
llena de vida y agitación de la Corte del rey Noble dándole un toque
exótico.
Durante el reinado de Carlos III Olite gozó de paz, prosperidad y
fastuosidad palaciega. Se celebraron varias veces Cortes del Reino. Aquí
muere la reina doña Leonor en 1415 y diez años más tarde su esposo Carlos
III.
Grandes fiestas con muchos comensales y suculentos manjares, amenizadas por
músicos y juglares, tenían lugar en las estancias del Palacio.
El Archivo General de Navarra – sección de Comptos Reales conserva los
libros de cuentas de las obras del Palacio que nos hablan de los artistas y
artesanos, materiales empleados, motivos decorativos, precios y salarios.
Además de Carlos III y doña Leonor otros personajes ligados a la vida en
palacio fueron su hija Doña Blanca y su nieto Carlos Príncipe de Viana. El
Príncipe pasó su infancia y aquí se celebró con suntuosidad su boda con la
joven flamenca Agnes de Clèves.
Una bella estampa nos proporciona el viajero alemán Muncer que se detiene
aquí al tiempo de contraer matrimonio el Príncipe de Viana con Agnes de
Clèves (1439).
“Caminando pues por dicho reyno, llegue a una buena ciudad llamada Olite en
la cual estaba el principe que por entonces era Rey de Nabarra, puesto que
el reyno entero le obedecia mas que a su mismo padre el cual andaba siempre
enemistado con su pueblo.
Llebome un heraldo ante dicho principe o Rey el cual era muy joben; tratome
amistosamente; hizo lo que yo le pedi y mando que me condujesen al aposento
de su mujer, que era de nacimiento de la casa de Clebes.
El heraldo me hizo ber el palacio; seguro estoy que no hay rey que tenga
palacio ni castillo mas hermoso, de tantas habitaciones doradas. Vilo yo
entonces bien; no se podria decir ni aun se podria siquiera imaginar cuan
magnifico y suntuoso es dicho palacio”.
El Palacio fue residencia ocasional de don Francisco Febo y su madre doña
Magdalena, así como la de don Juan de Labrit y doña Catalina, los últimos
reyes de Navarra. En 1512 se entregó al Duque de Alba.
EDAD MODERNA:
Tras la conquista de Navarra en 1512 el palacio se convertirá en residencia
de los virreyes al cuidado de un conserje o alcaide, según lo acordado en
las cortes que Fernando el Católico convocó en Burgos en 1515. Durante la
Edad Moderna fue mansión ocasional de los virreyes y escala esporádica de
los monarcas españoles en sus visitas a Navarra.
Por merced real se había autorizado (1556) a los marqueses de Cortes para
ocuparlo por una renta anual de 50.000 maravedís y los oportunos gastos de
reparación; su alcaldío fue concedido luego por juro de heredad a los
Ezpeleta de Beire, que lo ostentaron hasta el siglo XIX.
Con el declive de la importancia política de Olite su uso va a ser menor y
le va a llevar a una fase de deterioro continuo debido al abandono y lo
costoso de su mantenimiento. Muchas de las notas de ésta época se refieren a
los gastos de las reparaciones y arreglos sucesivos.
En 1542 para en Olite el propio Emperador Carlos, en momento delicado para
las fronteras, amenazadas por Francia. Posteriormente hará estancia en
Palacio Felipe II (1592) y otros monarcas visitarán la ciudad en sus
desplazamientos por el norte: Felipe IV en 1646 y Felipe V en 1719. Alfonso
XII y Alfonso XIII conocieron el Palacio en ruinas.
En 1718 el virrey de Navarra hizo la propuesta de enajenar los palacios de
Olite y Tafalla con sus tierras anejas. Su objetivo era recaudar fondos
debido a la gran penuria de la hacienda después de la Guerra de Sucesión.
Ofrecía como aliciente los privilegios de los palacios de cabo de armería,
exención de cuarteles, asiento en cortes y demás beneficios de que gozaban
estos solares. La venta no prosperó.
En 1739 con motivo de la visita de la reina viuda doña Ana de Neoburg se
realizan diversas reparaciones. A los pocos meses llega a Navarra la infanta
francesa Luisa Isabel de Borbón, hija de Luis XV, que, en virtud de uno de
los pactos entre ambas monarquías, iba a casar con el infante don Felipe y
ser futura Duquesa de Parma.
Durante la Guerra de la Convención el Palacio es utilizado como almacén por
el ejército y contribuye a su deterioro. Un incendio, provocado durante la
preparación del rancho de los soldados instalados en la Torre de la Prisión
(Torre de las Tres Coronas), destruye buena parte de los ricos artesonados y
techumbres. Es el preámbulo de próximas desgracias.
EDAD CONTEMPORÁNEA:
Es en la Guerra de la Independencia cuando recibe el golpe de gracia que le
llevará a su casi completa destrucción.
En febrero de 1813 el general Francisco Espoz y Mina ordena prenderle
fuego y destruirlo con pretexto de que los franceses no se hicieran
fuertes en él. El parte que dirigió al general Mendizábal en 16 de febrero
de 1813 dice:
“Así ha fenecido el sitio y la plaza de Tafalla, y tal ha sido el
resultado de su guarnición, después de tres años de pacífica posesión, a
la que jamás pude oponerme por falta de artillería. Concluida esta
operación he mandado demoler el fuerte y destruir todas las obras de
fortificación, así un convento inmediato que fue de recoletas y un palacio
contiguo por considerarlo el enemigo.
Lo que igualmente he execuitado con otro Convento y palacio de Olite, a fin de tener expedita la carretera desde Pamplona a Tudela, y obviar que el enemigo pueda cobijarse”.
Lo que igualmente he execuitado con otro Convento y palacio de Olite, a fin de tener expedita la carretera desde Pamplona a Tudela, y obviar que el enemigo pueda cobijarse”.
Por espacio de más de un siglo el palacio estuvo expuesto al abandono y
buen número de sillares pasaron a formar parte de edificios y obras
particulares. El conde de Ezpeleta siguió en posesión del Palacio Real y
su administrador Señor Lacalle, con un taller de carpintería, un granero,
dos bodegas y un corral de ganado lanar en su interior.
El pintor Jenaro Pérez Villaamil plasma en sus grabados el Palacio en
ruinas y anota la saca diaria de ocho carretas de piedra por él
presenciada.
El palacio fue adquirido en 1913 por la Diputación Foral de Navarra. En
1923 convocó un concurso entre arquitectos resultando ganador el proyecto
de los hermanos José y Javier Yárnoz Larrosa y en 1937 comenzó su
reconstrucción de la mano José Yarnoz.
Fue declarado Monumento Nacional (conjuntamente con la iglesia de Santa
María) el 17 de enero de 1925.
http://guiartenavarra.com/PALACIO/
20. para Comer cerca de Olite
Restaurante Túbal Tafalla
Plaza Francisco de Navarra, 6,
31300 Tafalla, España
+34 948 70 08 52
Restaurante Merindad de Olite
Rua de la Juderia, 11,
31390 Olite, España
+34 948 74 07 35
Parador de Olite. Restaurante Teobaldos
Plaza Teobaldos 2, .
31390 Olite, España
+34 948 74 00 00
y algo mas económico
Meson El Sol en Olite
Plaza Carlos III El Noble S/N,
31390 Olite, España
+34 948 74 03 25
21. Otras Rutas Cercanas:
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